Nefer abrió los ojos y dios mío. Qué eres esa sensación. Se sentía increíble. Saciada hasta la última célula de su cuerpo al punto que el dolor que sentía en cada músculo de su cuerpo era opacado.
Se sentó lentamente en la cama y jadeó posando su mano sobre su costilla. Estaba mareada y se llevó la mano a su corto cabello oscuro que apenas le pasaba los hombros y lo corrió hacia atrás, estaba pegajoso y húmedo. En ese momento su piel apenas se restregaba en las sábanas y la hacía temblar. No era normal en ella despertar así.Su cabeza estaba hecha un lío a primera hora de la mañana. Drogas. No las tomaba, de por si las odiaba, pero no podía haber hecho mucho cuando había visto a su cliente ponerla en su vaso supuestamente a escondidas. La situación había estado complicada toda la semana y por lo tanto no tuvo más alternativa. Necesitaba el dinero por sus servicios así que aunque no tomó mucho, la droga igual había entrado en su cuerpo.AhoraNo sabía dónde rayos estaba. Ésta no era la habitación donde había estado con su cliente la noche anterior o al menos no la que recordaba. El tipo se había vuelto violento a mitad de la sección y para muestro de ello eran las marcas en su cuerpo. SI hubiera sanido que le gustaban las prácticas sadomaso de seguro no lo hubiera elegido. No era buena lidiando con el dolor. Ya bastabte que tenía que vender su cuerpo para sobrevivir.Entonces…su columna se congeló y se restregó más fuerte su cabeza y su maraña enredada.Pies a la tierra. Primer error en el negocio. Quedarte dormida después del servicio. Pero no solo se había quedado dormida, no recordaba mucho pero si era conciente que había dejado al hombre y había salido del aquel motel de mala muerte. Y después…después.Maldijo y corrió hasta el pantalón tirado sobre el suelo y buscó en los bolsillos encontrando unos billetes. Respiró con alivio y contó uno por uno. Estaba completo el dinero. Ahora la otra parte era saber dónde estaba y quién era la persona detrás de la puerta, dándose una ducha. Al menos tuvo la decencia de no robarle el dinero de la comida de ese día. Sin eso no tendría fuerzas para trabajar en la noche y ese era un lujo que no se podía dar.Su vida realmente daba asco. La prostitución no era un trabajo que uno elegía por vocación. En la mayoría de las veces era el resultado de la desesperación.Se levantó con cautela. No negaría que tenía algo de miedo pero a la vez estaba ansiosa y curiosa. Normalmente se iba primero, enfrentar a las personas después de una noche de sexo no formaba parte de su estilo.Acercándose lentamente a la puerta puso su mano sobre la manigueta y se quedó quieta. Una persona inteligente y precavida como normalmente era ella saldría de allí pitando, pero bueno, el tipo extraño no le había robado el dinero ni hecho daño, hasta podía jurara que olía a él porque había una ligera fragancia suave sobre su piel. Entonces…quizás podría echar un vistazo. No haría daño ¿verdad? Tanteó sobre la puerta encontrándola abierta. Sus manos temblaron de la anticipación. Había una presencia fuerte allá adentro. Potente, dominante que le puso los pelos de punto.Quizás…si era una buena idea salir corriendo…estaba a tiempo…-¿Vas a pasar o te quedarás ahí como idiota?-Sahara no hizo caso del insulto. La habían llamado de tantas formas en sus cortos años de vida, que ya no tenía el mismo efecto. Aunque la masculina voz sonaba muy familiar a la que rondaba en su cabeza. Entró al baño lleno de vapor. La temperatura estaba para hornear un cerdo pero no era desagradable. Pero si se quedó impresionada con la imagen dentro.Cayó hacia atrás y su espalda magullada del primer servicio que había dado chocó contra la madera. Refunfuñó ante el doloroso contacto con el material, pero su atención volvió rápidamente hacia adelante.El hombre desnudo y bajo la ducha era enorme. Le sacaba tantos centímetros como quería y…y…¿Ese tipo era real?El hombre se giró hacia ella, corriéndose hacia atrás la melena húmeda hasta los hombros de tantos mechones negros y dorados que no sabía al final cuál era su color real. Su pecho musculoso, tenía varias libras de fibra bien trabajada y dura. Y eso que estaba allá abajo, no podía haber entrado en ella. Era imposible dado su tamaño ¿o sí?Sahara tragó en seco mientras aquel hombre simplemente sonreía de lado. Sus hermosos rasgos faciales mostraban una expresión relajada y a la vez sexy, peligrosa, prepotente e intimidante a la vez ¿En qué demonios se había metido?Horas antes.Anibis lanzó al chico recién encontrado a la cama de tamaño imperial en cuanto entró al cuarto de hotel de media clase. Pesaba poco y su cuerpo era sumamente delgado y ¿suave? Iba a interrogarlo por todos los métodos que fueran posibles ya que era una anomalía. Encontrar a un hombre así como que necesitaba respuestas rápido. Ra estaría muy interesado en ese tema.No lo quería reconocer pero a pesar de todo, los grandes ojos del chico lo tenían cautivado y desprendía un olor a canela que lo tenía dolorosamente caliente y duro. No tenía prejuicios de con quien se acostaba, era un dios, el género de la persona con quien tenía sexo era irrelevante totalmente. Incluso estaba pensando que después de varios días de abstinencia, quizás sería más beneficioso satisfacer sus deseos primero y después enfocarse en saber por qué un chico poseía esa aura con la mente más fresca.Sí haría eso. Podía tener en su mente la imagen de quien quisiera, después de to
La chica abrió los ojos como platos emocionada y cuando Anubis se incorporó, se giró poniéndose como pudo sobre sus rodillas y bajó el pecho a la cama. La posición de sumisión de la humana ofreciéndose puso más caliente al dios y se acarició desde la base hasta la punta soltando un gemido y ubicándose detrás de ella. La abstinencia había hecho estragos.De cierta forma, que aquella mujer hubiera tenido sexo tenía su lado positivo. A la mierda con los juegos previos, directo a la diversión. Se empapó la gruesa punta con el semen que se escurría del rosado agujero y lo usó de lubricante para empezar a introducirse.Ella gritó e intentó alejarse al sentir la invasión mucho más grande de la que estaba habituada. Sus músculos internos se dilataban dándole paso al grueso pene que no parecía tener fin. U
¿En qué demonios se había metido?Pues en algo bien serio porque clientes como el que tenía delante no aparecería todos los días. Se pasó la mano por la cabeza intentando buscar algo de alivio. Se estaba estresando y eso no era bueno nada bueno dada su condición.-Entra a la ducha mientras aún hay agua caliente. Estás llena de mí por todas partes- la voz de aquel hombre resonó mientras le extendía la mano.Las mejillas de ella se sonrojaron. Tr
Agarrando la sábana, Nefer hacia su mejor esfuerzo de ocultar su desnudez, una vez hubo llegado a la cama imperial. Su cabeza ahora mismo era un lío enorme. No recordaba haber tenido una noche tan agitada en su vida. Había encontrado a un cliente que la droga lo había hecho pasarse de la raya, la habían drogado, supuestamente había estado con lo que fuera que estuviera delante de ella. Y ahora se enteraba que tenía al mismísimo Dios de los Muertos con solo una toalla en su cintura, dentro del mismo cuarto. Un simple humano ya habría colapsado, aunque no era como si ella hubiera parado de temblar. Nefer recostó, agotada, la cabeza en el amplio pecho. Demasiado para que su joven cuerpo soportara. El hombre o dios que lo sostenía la tenía como en una montaña rusa. La asustaba pero a la vez era capaz de despertar lo más oculto de su cuerpo. Incomodidad, placer, libertad, emoción, había tantas cosas dentro de su mente que no le daban tiempo a procesarlo.Sintió algo extra y pesado en su muñeca y se extrañó. No acostumbraba a usar prendas.Alzó su brazo ante su rostro y sus ojos se abrieron como plato al ver la pulsera ancha dorada con incrustaciones de piedras, alBuena chica
Anubis vio como la humana casi se le sale el corazón por la boca del susto. Seguro no se imaginaba que podía encontrarla y menos dentro de su propia casa si a aquello se le podía llamar casa.-Al parecer a mi pequeña sabueso hay que enseñarle modales- su voz grave y sensual retumbaba en las delgadas y desgastadas paredes del apartamento.Nefer ni siquiera pronunciaba una palabra. Estaba totalmente muda mientras se sostenía al borde de la meseta para no caer de la impresión.-¿Qu
Los largos y delgados dedos de Nefer aparecieron abiertos en el ángulo de visión de Anubis. El dios sabía lo que quería. Después de explicarle la situación y las consecuencias que traía consigo, muy reciamente el humano había aceptado y ahora esperaba su primer pago, de sus servicios, por adelantado.Anubis sacó del bolsillo los mismos billetes que había encontrado arriba de la cama cuando salió del baño y se encontró solo. Se había molestado como nunca antes, después de todo, era un dios ¿quién desobedece a un dios y se iba así como lo había hecho ella? Si en el Imperio se enteraban sería el hazmerreír de muchos. Sobre todo de cierto dios con el cual no tranzaba.Le había pasado por la mente infinidad de formas de castigarla, incluso, algunas demasiado placenteras. Pero ahora le costaba todo su control mantenerse ser
Ya había anochecido del todo y Nefer se restregó los brazos buscando ganar algo de calor. Cuando habían salido de su casa aún estaba anocheciendo por lo que la temperatura estaba alto, y no solo por el sol. Ese maldito dios mantenía el ambiente caliente con solo su presencia.Al menos ahora ya podía dar por terminaba su tarea. Nunca se imaginó que recibiría dinero tan fácil y un monto considerable tan rápido. Eso era bueno más no podía ahora derrocharlo. Tenía muchas cosas en mente que necesitaba, comenzando por una cama, y quizás, si al terminar era suficiente un techo nuevo donde estar. Su casa la había protegido por bastante tiempo más no era del todo