Anubis besó el dije de la cadena que Nefer le había regalado, en su mano, mientras el sonido atormentador a su alrededor anunciaba el inicio de la guerra. A su lado, muchos de sus iguales portaban sus armas y armaduras en su forma original. Atrás miles de dioses menores clamaban por una victoria que no se sabía si iba a ser de ellos.
Horus se encontraba al lado de Ra y de Nastet, un metro por delante, resguardados por su legión limitada de bennu. Confiables para su protección, terribles en batalla. Su espalda estaba igual de rígida que la de él. No le deseo mal, hacerlo antes de la batalla era mal augurio, incluso después de todo lo que había pasado entre ellos, ya lo solucionaría más adelante, o eso esperaba.
La imagen frente a ellos no era nada esperanzadora. Las tropas enemigas encabezadas, por Seth montado sobre un Serpha junto a Bastet que había tomado su traje de batalla he
Anubis jadeada mientras cortada el cuerpo de un enemigo. Su pelaje estaba cubierto por zona de sangre negra y mugrienta mezclada con la suya. A lo lejos Ra alzaba sus brazos y bolas de fuego caían arremetiendo contra la tropa enemiga.A esa altura de la batalla no se sabía el resultado, estaban igualados. Tanto un bando como el otro tenían sus bajas.-Maldito chacal, échame una mano- Horus cayó a su espalda de rodillas-¿Qué demonios quieres pajar…- no pudo terminar pues tuvieron que saltar esquivando la cola del Serpa donde Seth estaba montado.-No pudiste dejárselo a Ra, tuviste que ir tú mismo a enfrentarse a él- Anubis reclamó entre dientes mientras aterrizaba al lado del dios mayor.-¿Tengo que recordarte lo que hizo este tipo?-El dios de los muertos chasqueó la lengua. Seth había matado al padre de Horus. Y ahora quer&i
Aprovechó que Bastet estaba inmersa en los hechos frente a ellas y con un movimiento rápido de su mano cortó el brazo que la aprisionaba.La diosa soltó un grito y esta la empujó apartándose hiriéndose el costado del cuello aún más en el intento. No le importó. Sentía la sangre brotar y desplazarse por la ropa, pero eso no lo detuvo. Corrió hacia donde estaba Anubis con una sólida determinación.El dios de los muertos no podía hacer nada, sentía su cuerpo atado dolorosamente. Nunca se imaginó que su mismo padre lo asesinaría. Invocó alguno de sus súbditos del mundo de los muertos como apoyo, pero estos solo se difuminaban ante el poder divino del dios mayor. El brillo de su espada estaba delante de él y a pesar de sacudirse para evitar su fin fue en vano. Solo quedaba esperar lo peor.Algo que nunca ocurri
-NEFEEEEERRRRR- su grito desgarrador estremeció a todos seguidos de un grave sollozo.Anubis pensó que se volvería loco. El dolor en su pecho arremetía quitándole el aliento mientras el cuerpo inerte en sus brazos se volvía cada vez más frío. Las lágrimas corrían por sus mejillas y ningún consuelo podría detenerlas. Había perdido a la persona que más amaba otra vez. Y esta vez no podría recuperarla.-Nefer- enterró su rostro en el pecho herido no importándole mancharse de su sangre -¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué lo hicisteeee? Yo no valgo tu vida-Repetía una y otra vez intentando creer que aquello solo era una pesadilla de la que podría despertar dentro de poco. Pero no. Aquello era la cruda realidad.Ra pasó por el lado de un impactado Horus que apenas movía un músculo y su ro
Nefer se removió inquieta, hasta que una mano grande se posó sobre su cabeza alborotando su cabello con cariño.-Tranquila, estás muy alterada desde esta mañana- la voz de Mijel resonó en su pecho donde su cabeza estaba recostada.Allí en pleno parque, en su rincón de paz y tranquilidad donde podían enfocarse en sus propios asuntos, estaban acostados como cada tarde después de clases. Estar allí era relajante y eso era lo que Nefer necesitaba por el momento, aunque ese día no estaba funcionando mucho. Desde que había visto a aquel hombre se había alarmado notablemente y la sensación aún era vigente. No podía apartarlo de sus pensamientos.Había entrado en pánico cuando aquel extraño que se hacía llamar Anubis intentó tomarla de la mano y salió corriendo dejándolo con la palabra en la boca. &
Nefer se quedó pensativa antes de soltar el cuerpo de Anubis y retroceder sacudiendo sus manos. Este no mostró resistencia para dejarla ir aunque en su rostro se mostró insatisfacción.-No, no, no esto está mal- parecía muy confundida- Debo estar soñando o tú me embelesaste con ese beso, esto no es normal-Anubis solo enarcó una ceja mientras cruzaba los brazos sobre su pecho y se recostaba contra la pared-¿Qué está mal? ¿Qué tú me recuerdes? Para nada está mal. Más bien, es lo correcto, así debe ser--Yo no te conozco, nunca te había visto, es imposible que te recuerde y menos tengo que recordar algo--Tu cuerpo lo hace muy bien- el dios estiró una mano y agarrando una de sus muñecas la volvió a atraer hacia él. Rodeó su cintura pegándolo a su cuerpo asegurándose que no escapara, a pesar de que la humana se removió los primeros segundos hasta rendirse.-Me estoy volviendo loca- se pasó la mano por la cara apartando los revueltos rizos- En serio no entiendo porque
Nefer abrió lentamente sus ojos para encontrarse con los oscuros orbes de Anubis que la miraban con alivio y lágrima en las comisuras. Sin poder evitarlo levantó su mano que le pareció que pesaba una tonelada y la llevó a donde una lágrima amenazaba con escapar y la secó. Pero su miembro pesaba y contra su voluntad perdió la fuerza y su mano cayó, aunque esta fue agarrada por la del dios que la llevó a sus labios y la besó tiernamente.-¿Chacal bobo… por qué lloras?- su voz salió pastosa y casi inentendible.Anubis no pudo evitarlo al escucharla. Toda la tensión que había contendió pudo con él y la abrazó volviendo a sollozar sobre su hombro, esta vez de alegría.Nefer por su parte solo enfocó a Ra que tenía una sonrisa en los labios y a Horus más atrás que se alejaban del grupo. A lo lejos pudo divisar a Nastet que se acercaba con Hamil en brazos aun inconsciente y a Tiara caminando estable a su lado.Habían derrotado al supuesto villano, la guerra se había
Anubis, Dios de los muertos* estaba molesto. Muyyy molesto.Solo le habían prohibido dos cosas antes de descender a la Tierra. Primero, no enamorarse de ningún humano y la segunda, incumplir la importante tarea de fecundar una mujer humana virgen. Solo dos simples prohibiciones.Pero como le dices eso a alguien que ha roto la primera prohibición tan fácilmente que le resultó hasta indignante. La joven durmiendo tranquilamente a su lado era constancia de ello.Ahí estaba el primer error. Y lo peor del caso es que la no le era indiferente. No era una mujer despampanante ni hermosa a morir pero tenía un encanto único que lo tenía anonadado. Por donde iba la cosa la segunda estaba por mal camino. Era un dios comprometido con sus tareas pero siempre cometía el error de ser algo sentimental y eso le había demostrado que nunca se terminaba bien.Un dios enamorado. ¿Dó
Habían transcurrido tres días desde su descenso del Imperio y a Anubis no se le había cruzado ninguna mujer virgen que reuniera la suficiente fuerza espiritual para ser digna de su semilla. ¿Qué demonios había pasado en los últimos 500 años? Pues al parecer mucho.La vez anterior que había estado en el mundo humano tenía para elegir hasta por gusto. Y ahora ni con pinza las sacaba. Tenía que apurarse, el tiempo le apremiaba y el Orbe Celestial necesitaba la energía naciente para sostenerse.Pateó el suelo arruinando la punta de uno de sus zapatos. Deseaba volver a su templo y pasar una semana entera entregado a los placeres del disfrute y la tranquilidad, olvidando todas sus responsabilidades. Si al menos Ra le diera un descanso, no estaría tan frustrado.Estudió otra vez a la multitud. Era casi medianoche y la calle estaba concurrida. Sentado a un lado del c