AVA
Tonta.
Eso es lo que no he dejado de repetirme desde que esta mañana salí del hotel, no debí, maldición, ¿cómo se me ha ocurrido entregarme a un hombre que es un cretino y que además resulta mi jefe? Me dejé llevar por el cúmulo de emociones que me estaban nublando el buen juicio, y el resultado ahora es esto.
Kellen Farrel, no se quedará con las manos cruzadas hasta descubrir con quién se ha acostado, eso es seguro. Y ahora temo que sepa tarde que temprano que soy yo, no puedo perder este empleo, no quiero, el sonido de la cuchara contra el suelo rompe el ensueño en el que me encuentro.
—¿Te encuentras bien?
Me pregunta Raúl, uno de mis compañeros, él trabaja en área de administración.
—Sí, gracias.
—Pareces nerviosa —se dirige hacia la puerta—. Cuídate, ¿quieres?
Asiento y me guiña un ojo, creo que me estoy volviendo loca, no hay manera de que se entere, o al menos eso es lo que trato de pensar mientras camino con el café de mi jefe, el gerente del club no dirá nada, es un conocido y aunque no nos llevamos bien, es leal, llamo a la puerta y enseguida observo que él estudia con recelo mi collar, ¿cómo pude haber sido tan tonta? Se me olvidó.
Ese collar es un regalo de mi madre, antes de que muriera, me lo dio mi padre argumentando que no quería tener nada que le recordara a mi madre, decisión que siempre le quise atribuir a su estado depresivo por su muerte. Un error.
—Con su permiso, señor Farrel —dejo la taza de café sobre el escritorio y le dejo también un sobre con los documentos que me pidió—. Se… le ofrece algo más.
Él solo aparta la mirada un par de segundos, antes de que dejar de lado mi collar e inclinarse hacia adelante.
—Sí, quiero que me digas en dónde estuvo anoche, señorita Kinsley —inquiere con seguridad arrolladora.
Tiemblo, el corazón se me acelera y creo que el aire se comprime en mis pulmones. No puedo respirar, de hecho, creo que he olvidado cómo hacerlo.
—¿Puedo saber por qué? —mi voz tiende de un hilo.
—Por supuesto, he recibido una llamada hace veinte minutos y me han dicho que usted estaba en el mismo club que yo —sus ojos me miran con manía y desconfianza—. Anoche.
«No, por favor, que no sepa»
Las piernas me tiemblan, si no hago algo pronto, el corazón se me va a salir del pecho.
—Hable, señorita Kinsley —sisea mi jefe.
—Estuve en el club Diore, anoche, con una amiga.
Se pone de pie al instante en el que esas simples palabras brotan de mi garganta, retrocedo cuando tira de mi brazo y merma el espacio entre los dos.
—¿Me viste? —tensa la mandíbula—. ¿Viste algo? ¿Estaba hablando con alguien?
Respiro hondo, no lo sabe.
—No —niego con la cabeza—. No lo vi, señor Farrel, lo siento mucho.
No le hago preguntas, no le gustan a menos de que esté de buen humor, y algo me dice que no lo está en estos momentos, sus ojos parecen estar fundidos con las llamas del infierno, me suelta y la ausencia de su tacto me sienta como patada en el estómago.
Vuelve a su asiento y parece que quiere decir algo, sin embargo, la puerta se abre sin llamar, y aparece dentro de mi campo de visión, un hombre rubio, de ojos verdes, lo conozco, es el abogado de la empresa; Rhys Mori. Y por supuesto, el mejor y me atrevería a decir que único amigo, de mi jefe. Un tipo igual de cruel que él.
—¿Puedo ayudarlo en algo más? —recobro la fuerza de mi voz, pese a que por dentro me estoy muriendo de miedo.
—No, ya puedes retirarte.
Asiento y salgo contrariada, confundida, y sintiéndome la peor persona del mundo, a la hora del almuerzo, me encuentro con Sky, quien trabaja en el área de recepción del primer piso, y aunque ella dice que Kellen Farrel solo es mi jefe, en el fondo sabe que también es el de ella.
—¿Mierda, te enteraste de la nueva? —me pregunta con un brillo lleno de malicia en los ojos.
—No.
Le doy un mordisco a mi emparedado, hace quince minutos que comenzó la hora del almuerzo y estamos en el área de cafetería para los empleados, aún no me quito de encima el miedo, la culpa, pero sobre todo, los nervios de que él me demande o haga algo en mi contra.
—Se ha corrido el rumor de que Farrel, se ha acostado con una mujer —susurra solo para nosotras dos.
Las palabras de mi amiga hacen que me atragante con el bocado, que el corazón se me esté saliendo del pecho y que el miedo me invada por completo, haciendo que todo me dé vueltas.
—¿Quién dijo eso?...
—Solo es algo que se escuchó por ahí, pero no creo, ese es un hombre más frío que cualquiera, no se le ha visto con nadie, y tampoco creo que sea gay —Sky frunce el ceño.
No hago ninguna clase de comentario, es lo mejor en estos casos, para cuando regreso a mi lugar de trabajo, me doy cuenta de que mi jefe está solo en la oficina, hablando por teléfono, el licenciado Rhys ya debió haberse ido del edificio hace un par de horas.
Estoy a nada de comenzar a terminar de hacer mi trabajo, cuando mi móvil vibra insistente, al ver la pantalla me doy cuenta de que se trata de mi hermanastro; Beau Kinsley, hijo del segundo matrimonio de mi padre.
—Beau…
—Hermanita, necesito que me prestes algo de dinero para pagar la colegiatura de la universidad, mis padres no me quieren apoyar, dicen que es buena idea que te lo pida a ti —se apresura a decir sin darme tiempo de formular una excusa.
Él tiene 19 años y estudia arquitectura, o al menos eso es lo que quiere hacer para su futuro, es un chico de mente brillante, pero de mente llena de avaricia.
—Yo no puedo ahora, Beau…
—Por favor, eres el único apoyo que tengo —finge ser bueno, ya lo conozco bien—. Hermana, tú no me des la espalda.
—Beau —suelto un largo suspiro—. Escucha, en estos momentos no puedo hacer un gasto de ese tipo…
—¡Lo sabía, eres igual de egoísta que nuestros padres, no puedo creer que haya creído que me ayudarías! —exclama al otro lado de la línea.
Me quedo callada un par de segundos.
—Escucha, te quiero…
Mis palabras se quedan suspendidas cuando al darme la media vuelta, me encuentro con Kellen, mi jefe, quien me asesina con la mirada, como si hubiera cometido el peor error de todo el universo.
—Escucha, tengo que colgar…
Arguyo, pero mi hermanastro me ha colgado desde antes, y ahora mi jefe merma el espacio entre los dos.
—Este es un lugar de trabajo, señorita Kinsley, no para hacer llamadas románticas.
Abro la boca para replicar, sin embargo, él ya está caminando hacia su despacho.
—A mi oficina, ahora, señorita Kinsley.
Solo espero que no me despida.
KELLENJamás había escuchado hablar de ese modo a mi asistente, en un tono meloso que me irritó en cuanto salí de mi despacho para tomar un poco de aire puro, cuando la divisé a través de los enormes cristales, pensé que estaba tratando con alguno de nuestros socios, tratando de hace su trabajo, pero en especial hoy, está siendo una mujer distraída. No entiendo qué es lo que sentí, pero me dio rabia el escuchar cómo le decía a alguien más que lo quería, y ahora estamos en mi despacho, ella trata de evitar hacer contacto visual conmigo, no recuerdo haberla visto retenerme la mirada por más de treinta segundos, y eso solo cuando tenía que decirle algo respecto al trabajo. —Esta es una empresa seria, señorita Kinsley —rompo el silencio incómodo que nos envuelve—. No un lugar para llamar a su novio. Ella levanta la mirada, en cuanto nuestros ojos se conectan, soy consciente del rubor rojo carmín que empañan sus mejillas, remoja sus labios y cambia su expresión a una confundida. —¿Novi
KELLENEs una locura, lo sé desde el momento en el que Rhys me lo repite, una y otra vez, estoy consciente de las consecuencias que todo este plan me toma de último momento, tampoco me hace mucha gracia llevar a mi asistente personal a un evento como este, es una gala importante, Ava Kinsley no es la clase de mujer que culturizar hombre cuerdo llevaría a una cena de gala, una en donde no solo servirá para las presentaciones frente a algunos socios, sino, que es también la oportunidad perfecta para hacerme de una buena impresión. No confío en las demás mujeres, para ser honesto, en ninguna de ellas, la mayoría que se ha tomado el atrevimiento de acercarse a mí, solo ha sido para obtener un beneficio propio, uno que sin duda no les termino dando, ya abrí esa brecha una vez y casi me destruye, bueno, no se lo daré una segunda, a ninguna mujer, ya no existe una que me vea la cara de tonto. En el pasado fui amable, abrí mi vida y me apuñalaron por la espalda, eso no volverá a ocurrir. —
AVA La cabeza me da vueltas, sabía desde un principio que esto iba a salir mal, incluso estaba esperando el momento en el que todas mis esperanzas de fueran por la borda, cuando mi jefe me ordenó que lo acompañara a la cena de gala que yo misma había agendado la semana pasada, pensé que se había vuelto loco, o que me encontraba en una dimensión paralela, diferente, sin embargo, su mirada denotaba molestia y odio ante mi incredulidad. Luego pasó por mí en su lujoso auto, seguía incrédula al respecto, y justo cuando me dedicaba a mandarle un mensaje de texto para mentir al decirle que estaba enferma, Sky me avisó que estaba a las afueras del edificio en el que vivíamos, no tenía opción, ella fue quien me ayudó a estar presentable, y más, a quitarme los nervios de encima. —Es solo una cena, tranquila —me dijo. —Una en donde me van a comer viva, lo sabes bien, personas como nosotras no encajamos en ese mundo —dije en medio de una vacilante mueca de desaprobación. —Sí, pero es el
KELLEN Ha pasado una semana desde que no he encontrado nada acerca de la mujer que me drogó y que seguro en estos momentos, está planeando cómo sacarme dinero, pero no lo va a lograr, no la voy a dejar, ya una mujer jugó conmigo en el pasado, no voy a dejar que más se unan a sus filas. Rhys está haciendo todo lo que está en sus manos, incluso he contratado a tres detectives privados para que comiencen desde hoy, a investigar más a fondo. Les he dado luz verde para que sobornen a quien tengan que sobornar, nadie en ese barrio, se negaría a ofertas como las que les doy yo. Sigo mirando el dije que tengo desde aquel día, tratando de comprender lo que pasó, haciendo memoria, sin embargo, solo imágenes inconexas vienen de mis recuerdos, todo es tan borroso. —Te voy a encontrar, juro que lo voy a hacer —susurro entre dientes. Llaman a mi puerta y enseguida entra la nueva asistente personal que me ha conseguido recursos humanos, hace poco más de dos semanas que la señorita Ava Kinsley
AVA Han pasado dos semanas desde que Kellen Farrel me despidió por el primer error que he cometido en la empresa, uno que, si me hubiese dado la oportunidad de solucionar, solo me hubiera tomado quince minutos, no lo hizo, me cerró las puertas, sé que, por una parte, me ha afectado tanto, que por el momento es Sky quien se ha hecho cargo de los gastos, mientras intento buscar un empleo nuevo que me permita sobrevivir. El problema es que al hacerlo, al asistir a las entrevistas de trabajo, cuando me preguntan en dónde he empleado, respondo que era la asistente personal del señor Farrel, enseguida palidecen y parece que el simple nombre de mi ex jefe les causa conflicto, porque anuncian casi enseguida que me llamarán de regreso, nunca lo hacen. Hay algunas veces en las que pienso que Kellen se ha encargado personalmente en echarme la vida a perder, no he sabido nada de él, aunque en secreto consulto las finanzas, una manía que opté al trabajar tanto tiempo para él. Por otra parte,
AVA No puedo creer lo que acabo de hacer, es una completa locura, en cuanto las palabras “esposos” sale de la boca de Rhys Mori, caigo en cuenta de que esto se siente como haberle vendido el alma al diablo, sin que pueda hacer nada al respecto, ahora entiendo por qué los rumores empresariales dicen que Kellen Farrel es un depredador para conseguir lo que quiere, siempre gana los contratos más jugosos contra las demás empresas, y ahora, fue conmigo contra la yugular. Observo con frustración, las hojas que contienen mi firma, las leí y el abogado me las explicó, prácticamente tengo que fingir un año, ser su esposa, pero a puerta cerrada, volveremos a ser los mismos, con el mismo puesto de jefe y empleada, solo que ahora hay un contrato más pesado sobre mis hombros. Siento que yo sola me he estado metiendo en estos problemas, en especial porque no solo soy la mujer con la que se ha metido a la que ha estado buscando, sino, que ahora incluso soy su esposa de contrato, ¿cómo es que me
KELLEN HORAS ANTES Termino de anudar mi corbata, odio esta clase de reuniones tan inesperadas, pero más odio que la gente no sea capaz de hacer su trabajo, claramente le pedí a la nueva asistente que recursos humanos me ha contratado, que no quería recibir llamadas de nadie, sin embargo, por la mañana mi abuela se comunicó conmigo por medio de la línea de la empresa, solo para informarme que esta noche iría con mi madre y hermano menor, a mi casa, para tratar el mismo tema del que ella ha estado insistiendo, casarme. Bueno, ese es un tema que ya no me preocupa, confiar en Ava es un juego de doble cara, es como lanzar una moneda al aire, no hay opción, ella es la única mujer en la que confío para esta tarea. Es leal a su trabajo, ella no puede fallarme, además, nunca se le ha mostrada interesada en mí, cosa que al principio, debo admitir que me descolocó un poco, pero al final me hizo sentir cómodo, y es por eso que desde el principio, la contraté. Y ahora estaba aquí, viendo mi
AVA PASADO Me deshago de mi móvil en cuanto piso el aeropuerto, antes de hacer esto he verificado la información que necesito y que estaba en manos de la nueva asistente personal de Kellen, él va en camino a la oficina, mientras yo aterrizo en el pueblo de Stowe, en el estado de Vermont, Estados Unidos, Sky vivía aquí, ella se ha quedado congelada en cuanto le he contado de camino todo, aún puedo escuchar su voz alterada al otro lado de la línea. —¡Debes estar bromeando! —Yo… lo sé, he cometido un error, pero lo estoy solucionando… —¿Solucionar? ¿Te has escuchado? ¡Se trata de Kellen Farrel, el hijo de perra más millonario de todo Estados Unidos! Tiemblo ante la mención de lo que ya sé, pero no me puedo detener, no ahora, lo único que quiero es poner toda la distancia posible entre los dos, es lo mejor, si le hubiese contado lo de mi embarazo, seguro que piensa que ahora sí todo fue planeado, no soy una cazafortunas y he roto la confianza que me ha dado, todo por dejarme lle