KELLEN
Un fuerte dolor estalla en mi cabeza, abro los ojos y no reconozco mi entorno, miro a mi alrededor e intento incorporarme, mi ropa está arrugada, mi traje Armani hecho un desastre, sin embargo, hay algo que me llama la atención, al descender la mirada, aun con el fuerte dolor de cabeza y el aliento a alcohol, diviso algo rojo en las sábanas.
Las remuevo al instante dándome cuenta de que se trata de sangre, y no cualquiera, es… maldición, no puede estar pasando esto, miro a mi alrededor, no hay indicio de que una mujer vaya a salir del baño desnuda, me pongo de pie y reviso la habitación, encontrando sobre la encimera una carta de presentación del hotel, es el más cercano a la empresa, lo he visto un par de veces de paso cuando voy a mi casa.
Hago memoria, salí temprano de la oficina porque tenía una cita con mi abogado, el caso que estoy llevando acerca de la empresa, sobre las acciones que tomaré en contra de mi contador, hace una semana descubrí un déficit en una de las bolsas de valores, y todo indica a que fue él, tengo las pruebas suficientes, así como sé que una de las secretarias de recursos humanos, lo ayudó.
Luego de eso se marchó, pedí un trago para beber rápido en el club en el que quedamos y luego de eso todo es confuso, solo tengo claro que comencé a sentirme mareado, mal, luego nada, todo es como una hoja en blanco. Está claro que alguien me drogó para esto, debió de ser una mujer que solo busca mi dinero, mi fama, mi fortuna.
Estoy a nada de irme, cuando notó que en una de las esquinas de la cama, hay un dije, es una especie de gota de diamante pequeño. Lo tomo y lo alzo en uno de mis bolsillos.
—Joder —bramo.
Me visto y rápido busco al gerente del hotel, quien al verme parece confundido.
—Buenos días, señor…
—Quiero las grabaciones de la noche —demando—. Rápido.
El hombre se me queda viendo como si me hubiese salido dos cabezas, procesa cada una de mis palabras hasta que niega con la cabeza.
—Lo siento, señor… —espera a que le diga mi nombre.
—Farrel —respondo de mala gana—. Kellen Farrel.
El tipo que no debe ser mayor que yo, se me queda viendo con el ceño fruncido. Cierra la laptop en la que estaba tecleando algo y chasquea la lengua.
—Lo siento —habla en un tono lleno con más seguridad que antes—. Señor Farrel, pero como le decía, no puedo hacer eso, son políticas del hotel, además…
—¡¿Qué clase de hotel es este?! Estoy exigiendo que se me muestre las grabaciones de la noche, habitación 201, ¿acaso no sabe quién soy?
—En mi opinión, un huésped más, como le decía, no puedo, y aunque pudiera hacerlo, me temo que no serviría de nada, la seguridad nos ha estado fallando, por lo que las cámaras de ese piso no sirven, los técnicos llegarán en la semana.
Rodea el campo de recepción y se me queda viendo de pies a cabeza.
—No puedo ayudarlo.
—Usted vio con quién llegué, de no ser así, debió haber una recepcionista que se diera cuenta, exijo saberlo —doy un golpe sobre la encimera.
El hombre no titubea, no cabe duda que no sabe con quién está tratando, tengo que resolver esto, antes de que sea demasiado tarde, seguro la persona que me trajo, planeó vender incluso las imágenes o el video si es que grabó, de todo lo que pasó por la noche. Maldición, eso puede llevar a la quiebra a mi familia y a mi empresa.
—Lo siento, señor, pero aquí trabajan tres empleadas en recepción, en el turno de la noche debió haber estado una de ellas, pero no hay registro de su llegada, así que me es imposible sabelo, y si no tiene una orden judicial, no puedo darle la información de mis empleadas —finaliza.
Tenso el cuerpo, no tiene caso alguno que siga hablando con una persona como esta, pido un taxi y mientras me dirijo a mi oficina, le llamo a Rhys. Le explico lo que ha pasado en menos de cinco minutos, los mismos que llevo tarde para llegar a la oficina.
—No puedo creer que hayas caído en un juego tan viejo —replica al otro lado de la línea.
—Necesito que me consigas una orden para poder investigar a fondo la seguridad del hotel, así como a sus empleados, pero trata de no llamar la atención, mientras esa mujer, sea quien sea no aparezca, no quiero más escándalos que se relacionen con la empresa —explico bajando del auto luego de pagar.
—No te preocupes, llegaré al fondo de todo esto.
—No quiero un hijo, estoy seguro de que la mujer que hizo esto, es lo que busca.
—Entendido.
Colgamos y no me siento más seguro, llevo la misma ropa del día anterior, no he probado alimento y tengo una jaqueca endemoniada, mientras subo al elevador, le mando un mensaje a Ava, mi asistente, para que me tenga listo un café cargado, no me preocupa la ropa, tengo un clóset especial dentro de mi oficina, en donde suelo tener uno o dos trajes más, por cualquier cosa, y esta es una de esas ocasiones.
Las puertas del ascensor se abren y enseguida veo a Ava sonriente, hablando con el chico del correo, enfurezco, camino hacia ellos con pies de plomo, en cuanto siente mi presencia su vista se nubla, baja la mirada como suele hacer, pero noto que hay un ligero temblor en su cuerpo.
—Buenos días, señor Farrel… —me saluda.
—A mi oficina, ahora.
No quiero ser un tirano con ella, de todas las mujeres que habían pasado por este puesto en el pasado, es la única que nunca ha intentado bajarse las bragas delante de mí. Pero hay algo en ella que me irrita y aún no averigua qué es.
—Te he mandado un mensaje —espeto en cuanto ella cierra la puerta a sus espaldas.
Rápido observa su teléfono móvil y abre los ojos con sorpresa.
—Lo siento, señor, estaba…
—Coqueteando con el cartero —severo.
—No, yo…
—Trae el café, y me parece que no tengo que recordarte que las relaciones personales entre mis empleados no me importa, pero en horas de trabajo, yo soy el único hombre que debe importarte, ¿entendido? —exclamo.
Sus mejillas se tiñen de un color rojo escandaloso. Pero toda esa reacción se esfuma, cuando sus ojos se posan en el collar que he puesto sobre mi escritorio, palidece, su barbilla tiembla, actúa muy extraño, rápido se da cuenta de que la observo y aparta la mirada de mí.
—Puedes irte.
Ava asiente sin tratar de hacer más contacto visual conmigo del necesario, y estando a solas observo el dije que dejo aquella mujer.
—¿Quién eres? —pregunto en tono bajo.
De algo estoy seguro, cuando encuentre a esa mujer, la voy a destruir, no importa quién sea, ella va a pagar por lo que hizo.
—Te voy a encontrar, seas quien seas.
AVATonta. Eso es lo que no he dejado de repetirme desde que esta mañana salí del hotel, no debí, maldición, ¿cómo se me ha ocurrido entregarme a un hombre que es un cretino y que además resulta mi jefe? Me dejé llevar por el cúmulo de emociones que me estaban nublando el buen juicio, y el resultado ahora es esto. Kellen Farrel, no se quedará con las manos cruzadas hasta descubrir con quién se ha acostado, eso es seguro. Y ahora temo que sepa tarde que temprano que soy yo, no puedo perder este empleo, no quiero, el sonido de la cuchara contra el suelo rompe el ensueño en el que me encuentro. —¿Te encuentras bien? Me pregunta Raúl, uno de mis compañeros, él trabaja en área de administración. —Sí, gracias. —Pareces nerviosa —se dirige hacia la puerta—. Cuídate, ¿quieres? Asiento y me guiña un ojo, creo que me estoy volviendo loca, no hay manera de que se entere, o al menos eso es lo que trato de pensar mientras camino con el café de mi jefe, el gerente del club no dirá nada, es u
KELLENJamás había escuchado hablar de ese modo a mi asistente, en un tono meloso que me irritó en cuanto salí de mi despacho para tomar un poco de aire puro, cuando la divisé a través de los enormes cristales, pensé que estaba tratando con alguno de nuestros socios, tratando de hace su trabajo, pero en especial hoy, está siendo una mujer distraída. No entiendo qué es lo que sentí, pero me dio rabia el escuchar cómo le decía a alguien más que lo quería, y ahora estamos en mi despacho, ella trata de evitar hacer contacto visual conmigo, no recuerdo haberla visto retenerme la mirada por más de treinta segundos, y eso solo cuando tenía que decirle algo respecto al trabajo. —Esta es una empresa seria, señorita Kinsley —rompo el silencio incómodo que nos envuelve—. No un lugar para llamar a su novio. Ella levanta la mirada, en cuanto nuestros ojos se conectan, soy consciente del rubor rojo carmín que empañan sus mejillas, remoja sus labios y cambia su expresión a una confundida. —¿Novi
KELLENEs una locura, lo sé desde el momento en el que Rhys me lo repite, una y otra vez, estoy consciente de las consecuencias que todo este plan me toma de último momento, tampoco me hace mucha gracia llevar a mi asistente personal a un evento como este, es una gala importante, Ava Kinsley no es la clase de mujer que culturizar hombre cuerdo llevaría a una cena de gala, una en donde no solo servirá para las presentaciones frente a algunos socios, sino, que es también la oportunidad perfecta para hacerme de una buena impresión. No confío en las demás mujeres, para ser honesto, en ninguna de ellas, la mayoría que se ha tomado el atrevimiento de acercarse a mí, solo ha sido para obtener un beneficio propio, uno que sin duda no les termino dando, ya abrí esa brecha una vez y casi me destruye, bueno, no se lo daré una segunda, a ninguna mujer, ya no existe una que me vea la cara de tonto. En el pasado fui amable, abrí mi vida y me apuñalaron por la espalda, eso no volverá a ocurrir. —
AVA La cabeza me da vueltas, sabía desde un principio que esto iba a salir mal, incluso estaba esperando el momento en el que todas mis esperanzas de fueran por la borda, cuando mi jefe me ordenó que lo acompañara a la cena de gala que yo misma había agendado la semana pasada, pensé que se había vuelto loco, o que me encontraba en una dimensión paralela, diferente, sin embargo, su mirada denotaba molestia y odio ante mi incredulidad. Luego pasó por mí en su lujoso auto, seguía incrédula al respecto, y justo cuando me dedicaba a mandarle un mensaje de texto para mentir al decirle que estaba enferma, Sky me avisó que estaba a las afueras del edificio en el que vivíamos, no tenía opción, ella fue quien me ayudó a estar presentable, y más, a quitarme los nervios de encima. —Es solo una cena, tranquila —me dijo. —Una en donde me van a comer viva, lo sabes bien, personas como nosotras no encajamos en ese mundo —dije en medio de una vacilante mueca de desaprobación. —Sí, pero es el
KELLEN Ha pasado una semana desde que no he encontrado nada acerca de la mujer que me drogó y que seguro en estos momentos, está planeando cómo sacarme dinero, pero no lo va a lograr, no la voy a dejar, ya una mujer jugó conmigo en el pasado, no voy a dejar que más se unan a sus filas. Rhys está haciendo todo lo que está en sus manos, incluso he contratado a tres detectives privados para que comiencen desde hoy, a investigar más a fondo. Les he dado luz verde para que sobornen a quien tengan que sobornar, nadie en ese barrio, se negaría a ofertas como las que les doy yo. Sigo mirando el dije que tengo desde aquel día, tratando de comprender lo que pasó, haciendo memoria, sin embargo, solo imágenes inconexas vienen de mis recuerdos, todo es tan borroso. —Te voy a encontrar, juro que lo voy a hacer —susurro entre dientes. Llaman a mi puerta y enseguida entra la nueva asistente personal que me ha conseguido recursos humanos, hace poco más de dos semanas que la señorita Ava Kinsley
AVA Han pasado dos semanas desde que Kellen Farrel me despidió por el primer error que he cometido en la empresa, uno que, si me hubiese dado la oportunidad de solucionar, solo me hubiera tomado quince minutos, no lo hizo, me cerró las puertas, sé que, por una parte, me ha afectado tanto, que por el momento es Sky quien se ha hecho cargo de los gastos, mientras intento buscar un empleo nuevo que me permita sobrevivir. El problema es que al hacerlo, al asistir a las entrevistas de trabajo, cuando me preguntan en dónde he empleado, respondo que era la asistente personal del señor Farrel, enseguida palidecen y parece que el simple nombre de mi ex jefe les causa conflicto, porque anuncian casi enseguida que me llamarán de regreso, nunca lo hacen. Hay algunas veces en las que pienso que Kellen se ha encargado personalmente en echarme la vida a perder, no he sabido nada de él, aunque en secreto consulto las finanzas, una manía que opté al trabajar tanto tiempo para él. Por otra parte,
AVA No puedo creer lo que acabo de hacer, es una completa locura, en cuanto las palabras “esposos” sale de la boca de Rhys Mori, caigo en cuenta de que esto se siente como haberle vendido el alma al diablo, sin que pueda hacer nada al respecto, ahora entiendo por qué los rumores empresariales dicen que Kellen Farrel es un depredador para conseguir lo que quiere, siempre gana los contratos más jugosos contra las demás empresas, y ahora, fue conmigo contra la yugular. Observo con frustración, las hojas que contienen mi firma, las leí y el abogado me las explicó, prácticamente tengo que fingir un año, ser su esposa, pero a puerta cerrada, volveremos a ser los mismos, con el mismo puesto de jefe y empleada, solo que ahora hay un contrato más pesado sobre mis hombros. Siento que yo sola me he estado metiendo en estos problemas, en especial porque no solo soy la mujer con la que se ha metido a la que ha estado buscando, sino, que ahora incluso soy su esposa de contrato, ¿cómo es que me
KELLEN HORAS ANTES Termino de anudar mi corbata, odio esta clase de reuniones tan inesperadas, pero más odio que la gente no sea capaz de hacer su trabajo, claramente le pedí a la nueva asistente que recursos humanos me ha contratado, que no quería recibir llamadas de nadie, sin embargo, por la mañana mi abuela se comunicó conmigo por medio de la línea de la empresa, solo para informarme que esta noche iría con mi madre y hermano menor, a mi casa, para tratar el mismo tema del que ella ha estado insistiendo, casarme. Bueno, ese es un tema que ya no me preocupa, confiar en Ava es un juego de doble cara, es como lanzar una moneda al aire, no hay opción, ella es la única mujer en la que confío para esta tarea. Es leal a su trabajo, ella no puede fallarme, además, nunca se le ha mostrada interesada en mí, cosa que al principio, debo admitir que me descolocó un poco, pero al final me hizo sentir cómodo, y es por eso que desde el principio, la contraté. Y ahora estaba aquí, viendo mi