AVALa alarma suena estridente en mi cabeza, es tan insistente que termino por abrir los ojos pensando que se me ha hecho tarde para llegar al trabajo. Con los ojos entrecerrados, observo la hora que marca, son las cinco de la mañana y mi entrada es a las ocho, espera… no, no se trata de mi alarma, sino, de mi móvil, el cual dejé por alguna parte de mi habitación. —Maldición. El teléfono sigue sonando y me está volviendo loco. ¿Quién diablos me está llamando a las 5 am? Si no es urgente.. debo matarlo!Enciendo las luces y lo encuentro sobre la mesilla de noche, como puedo, lo alzo y al ver el nombre que parpadea en mi pantalla y el número de llamadas que he recibido, el estómago se me encoge, la boca se me seca y las piernas me flaquean. Se trata de mi jefe; Kellen Farrel, el hombre más despiadado que he conocido en la vida. —Buenos días… —¿Por qué no contestas? —me interrumpe.No me atrevía a ofenderlo, así que tuve que soportar todas mis emociones, pero ¿qué clase de jefe perv
KELLENUn fuerte dolor estalla en mi cabeza, abro los ojos y no reconozco mi entorno, miro a mi alrededor e intento incorporarme, mi ropa está arrugada, mi traje Armani hecho un desastre, sin embargo, hay algo que me llama la atención, al descender la mirada, aun con el fuerte dolor de cabeza y el aliento a alcohol, diviso algo rojo en las sábanas. Las remuevo al instante dándome cuenta de que se trata de sangre, y no cualquiera, es… maldición, no puede estar pasando esto, miro a mi alrededor, no hay indicio de que una mujer vaya a salir del baño desnuda, me pongo de pie y reviso la habitación, encontrando sobre la encimera una carta de presentación del hotel, es el más cercano a la empresa, lo he visto un par de veces de paso cuando voy a mi casa. Hago memoria, salí temprano de la oficina porque tenía una cita con mi abogado, el caso que estoy llevando acerca de la empresa, sobre las acciones que tomaré en contra de mi contador, hace una semana descubrí un déficit en una de las bol
AVATonta. Eso es lo que no he dejado de repetirme desde que esta mañana salí del hotel, no debí, maldición, ¿cómo se me ha ocurrido entregarme a un hombre que es un cretino y que además resulta mi jefe? Me dejé llevar por el cúmulo de emociones que me estaban nublando el buen juicio, y el resultado ahora es esto. Kellen Farrel, no se quedará con las manos cruzadas hasta descubrir con quién se ha acostado, eso es seguro. Y ahora temo que sepa tarde que temprano que soy yo, no puedo perder este empleo, no quiero, el sonido de la cuchara contra el suelo rompe el ensueño en el que me encuentro. —¿Te encuentras bien? Me pregunta Raúl, uno de mis compañeros, él trabaja en área de administración. —Sí, gracias. —Pareces nerviosa —se dirige hacia la puerta—. Cuídate, ¿quieres? Asiento y me guiña un ojo, creo que me estoy volviendo loca, no hay manera de que se entere, o al menos eso es lo que trato de pensar mientras camino con el café de mi jefe, el gerente del club no dirá nada, es u
KELLENJamás había escuchado hablar de ese modo a mi asistente, en un tono meloso que me irritó en cuanto salí de mi despacho para tomar un poco de aire puro, cuando la divisé a través de los enormes cristales, pensé que estaba tratando con alguno de nuestros socios, tratando de hace su trabajo, pero en especial hoy, está siendo una mujer distraída. No entiendo qué es lo que sentí, pero me dio rabia el escuchar cómo le decía a alguien más que lo quería, y ahora estamos en mi despacho, ella trata de evitar hacer contacto visual conmigo, no recuerdo haberla visto retenerme la mirada por más de treinta segundos, y eso solo cuando tenía que decirle algo respecto al trabajo. —Esta es una empresa seria, señorita Kinsley —rompo el silencio incómodo que nos envuelve—. No un lugar para llamar a su novio. Ella levanta la mirada, en cuanto nuestros ojos se conectan, soy consciente del rubor rojo carmín que empañan sus mejillas, remoja sus labios y cambia su expresión a una confundida. —¿Novi
KELLENEs una locura, lo sé desde el momento en el que Rhys me lo repite, una y otra vez, estoy consciente de las consecuencias que todo este plan me toma de último momento, tampoco me hace mucha gracia llevar a mi asistente personal a un evento como este, es una gala importante, Ava Kinsley no es la clase de mujer que culturizar hombre cuerdo llevaría a una cena de gala, una en donde no solo servirá para las presentaciones frente a algunos socios, sino, que es también la oportunidad perfecta para hacerme de una buena impresión. No confío en las demás mujeres, para ser honesto, en ninguna de ellas, la mayoría que se ha tomado el atrevimiento de acercarse a mí, solo ha sido para obtener un beneficio propio, uno que sin duda no les termino dando, ya abrí esa brecha una vez y casi me destruye, bueno, no se lo daré una segunda, a ninguna mujer, ya no existe una que me vea la cara de tonto. En el pasado fui amable, abrí mi vida y me apuñalaron por la espalda, eso no volverá a ocurrir. —
AVA La cabeza me da vueltas, sabía desde un principio que esto iba a salir mal, incluso estaba esperando el momento en el que todas mis esperanzas de fueran por la borda, cuando mi jefe me ordenó que lo acompañara a la cena de gala que yo misma había agendado la semana pasada, pensé que se había vuelto loco, o que me encontraba en una dimensión paralela, diferente, sin embargo, su mirada denotaba molestia y odio ante mi incredulidad. Luego pasó por mí en su lujoso auto, seguía incrédula al respecto, y justo cuando me dedicaba a mandarle un mensaje de texto para mentir al decirle que estaba enferma, Sky me avisó que estaba a las afueras del edificio en el que vivíamos, no tenía opción, ella fue quien me ayudó a estar presentable, y más, a quitarme los nervios de encima. —Es solo una cena, tranquila —me dijo. —Una en donde me van a comer viva, lo sabes bien, personas como nosotras no encajamos en ese mundo —dije en medio de una vacilante mueca de desaprobación. —Sí, pero es el
KELLEN Ha pasado una semana desde que no he encontrado nada acerca de la mujer que me drogó y que seguro en estos momentos, está planeando cómo sacarme dinero, pero no lo va a lograr, no la voy a dejar, ya una mujer jugó conmigo en el pasado, no voy a dejar que más se unan a sus filas. Rhys está haciendo todo lo que está en sus manos, incluso he contratado a tres detectives privados para que comiencen desde hoy, a investigar más a fondo. Les he dado luz verde para que sobornen a quien tengan que sobornar, nadie en ese barrio, se negaría a ofertas como las que les doy yo. Sigo mirando el dije que tengo desde aquel día, tratando de comprender lo que pasó, haciendo memoria, sin embargo, solo imágenes inconexas vienen de mis recuerdos, todo es tan borroso. —Te voy a encontrar, juro que lo voy a hacer —susurro entre dientes. Llaman a mi puerta y enseguida entra la nueva asistente personal que me ha conseguido recursos humanos, hace poco más de dos semanas que la señorita Ava Kinsley
AVA Han pasado dos semanas desde que Kellen Farrel me despidió por el primer error que he cometido en la empresa, uno que, si me hubiese dado la oportunidad de solucionar, solo me hubiera tomado quince minutos, no lo hizo, me cerró las puertas, sé que, por una parte, me ha afectado tanto, que por el momento es Sky quien se ha hecho cargo de los gastos, mientras intento buscar un empleo nuevo que me permita sobrevivir. El problema es que al hacerlo, al asistir a las entrevistas de trabajo, cuando me preguntan en dónde he empleado, respondo que era la asistente personal del señor Farrel, enseguida palidecen y parece que el simple nombre de mi ex jefe les causa conflicto, porque anuncian casi enseguida que me llamarán de regreso, nunca lo hacen. Hay algunas veces en las que pienso que Kellen se ha encargado personalmente en echarme la vida a perder, no he sabido nada de él, aunque en secreto consulto las finanzas, una manía que opté al trabajar tanto tiempo para él. Por otra parte,