AVALos recuerdos de todo lo ocurrido hacen que me duela la cabeza, una a una las imágenes vienen a mi memoria como versiones fotográficas viejas, Adrián, cuando lo recuerdo, abro los ojos, siento un par de manos recorrer mi cuerpo, besos regados en mis piernas hasta que recupero mi fuerza. —Eres tan hermosa, Ava. —Adrián —susurro con voz apenas audible. No me puedo mover, poco a poco reconozco el sitio, se trata de una habitación de hotel de paso, lo sé porque llegué a quedarme en una de estas con Sky en el pasado cuando salíamos a alguna de sus parrandas. —Veo que ya has despertado, eso es bueno —se incorpora. Es ahí cuando me doy cuenta de que estoy amarrada a la cama, el miedo se dispara en mi columna vertebral, tengo la ropa puesta, pero mi bata de dormir no es algo con lo que me sienta demasiado segura, en especial porque solo cuento con las bragas debajo de la tela de seda. —¿Qué haces? —inquiero con cautela. —Recuperar lo que es mío, y esa eres tú, Ava —afirma con segur
KELLENAlgunas cosas en la vida nunca cambian, y estoy observando justo ahora como pasan partes importantes de mis años delante de mí, Ava sigue dentro del hospital en revisión de los mejores doctores, mientras yo camino de un lado a otro en la estancia de espera. Pensar en la posibilidad de que casi la pierdo, hace que me sienta demasiado culpable, demasiado todo. —Ella estará bien —me asegura su madre. La miro mal, todo esto ha sido su culpa, si no hubiera traído a sus vidas a ese imbécil, nada de esto estaría pasando, casi la pierdo, y casi pierdo a mi hijo, sinceramente, creo que en estos momentos le tengo demasiado rencor a esta mujer. —Sé que me odias, Kellen Farrel —rompe el nuevo silencio que se forma entre nosotros—. Pero yo no tengo la culpa, solo intentaba hacer feliz a mi hija, y en su momento la vi con decisión de dejarte. Sus palabras son una nueva apuñalada, porque sé que no miente, sé que dice la verdad y eso es lo que más me arde en las venas. —Amo a Ava, y pensé
AVAA lo largo de mi camino con Kellen, he aprendido muchas cosas, pero sin duda, una de ellas es el ser padres, no tengo queja alguna, respalda, apoya y ama a Carlton, ahora que las cosas han vuelto a la normalidad. Pasan tiempo juntos, de calidad, padre e hijo, hay veces en los que veo un destello de tristeza en sus ojos cuando lo mira, y sé lo que es. Se sigue sintiendo culpable por no haber podido estar para él en estos años, su ausencia, sé que hubiera deseado estar ahí en su nacimiento, escuchar su primera palabra, su primera comida, enseñarlo a caminar, todo, pero no es así, y eso lo sabe, el tiempo no se puede regresar. —¿Te sientes bien? Una voz femenina que conozco bien me hace girar, la madre de Kellen ha estado aquí para mí en todo momento, al igual que mi madre, solo que ella ahora no está aquí debido a que tuvo que regresar a Londres, para poner en orden algunos asuntos de la empresa, pero regresa mañana por la tarde y eso me deja más tranquila. Desde que toda la pes
RHYSEl Vodka viaja por mi garganta y quema una mierda, pero en estos momentos es lo que necesito. Odio las reuniones, desde que Kellen se convirtió en todo un hombre de familia, las cosas han ido aburridas sin todos sus dramas. Algo que me pone en un estado de aburrimiento total. Me aflojo la corbata, esta noche, se supone que festejamos un caso sonado por todo el mundo del espectáculo, ayudamos a uno de los empresarios más poderosos de Inglaterra, a ganar su batalla legal contra su esposa, una mujer más joven, que le abría las piernas a su manager, ya que ella era una modelo. Y digo era, porque después de esto, me encargué de que nadie la contratara. Su carrera se ha ido por la borda por puta. —¡Vamos, uno más! —grita uno de mis compañeros del Bufete de abogados, Legión. Apoyando a otro a terminar de beber su trago de tequila. Levanto la mirada y noto que una de las meseras no deja de verme con ojos risueños, mirada coqueta, aire lleno de inocencia, eso es lo que menos necesito e
SKYHan pasado tres meses desde que Rhys Mori me quitó la virginidad, no he vuelto a saber de él desde ese día, tampoco es que me importe mucho, solo fue un polvo, la virginidad nunca fue tan importante para mí, solo era un molesto himen que esa noche estaba decidida a que lo rompieran, el chico con el que estaba; Alan, era mi candidato perfecto, lo había estado trabajando toda la noche, hasta que llegó Rhys, claro. Si Ava se enterara de que me ha follado el mejor amigo de su esposo, le da un infarto, no solo por lo que significa, sino, porque resulta ser el hermano de Ava, aunque ambos actúen como que no, joder, solo de pensar en la cara que pondría, hace que la piel se me erice. No lo planeé, y para ser honesta, sabía que habría algo de dolor, pero no demasiado. Y es que si algo debo decir de Rhys, es que es demasiado grande para un coño virgen como el que tenía, pese a que al principio trató de ser amable, caballeroso al ser mi primera vez, no pudo detener más sus instintos y sin
AVALa alarma suena estridente en mi cabeza, es tan insistente que termino por abrir los ojos pensando que se me ha hecho tarde para llegar al trabajo. Con los ojos entrecerrados, observo la hora que marca, son las cinco de la mañana y mi entrada es a las ocho, espera… no, no se trata de mi alarma, sino, de mi móvil, el cual dejé por alguna parte de mi habitación. —Maldición. El teléfono sigue sonando y me está volviendo loco. ¿Quién diablos me está llamando a las 5 am? Si no es urgente.. debo matarlo!Enciendo las luces y lo encuentro sobre la mesilla de noche, como puedo, lo alzo y al ver el nombre que parpadea en mi pantalla y el número de llamadas que he recibido, el estómago se me encoge, la boca se me seca y las piernas me flaquean. Se trata de mi jefe; Kellen Farrel, el hombre más despiadado que he conocido en la vida. —Buenos días… —¿Por qué no contestas? —me interrumpe.No me atrevía a ofenderlo, así que tuve que soportar todas mis emociones, pero ¿qué clase de jefe perv
KELLENUn fuerte dolor estalla en mi cabeza, abro los ojos y no reconozco mi entorno, miro a mi alrededor e intento incorporarme, mi ropa está arrugada, mi traje Armani hecho un desastre, sin embargo, hay algo que me llama la atención, al descender la mirada, aun con el fuerte dolor de cabeza y el aliento a alcohol, diviso algo rojo en las sábanas. Las remuevo al instante dándome cuenta de que se trata de sangre, y no cualquiera, es… maldición, no puede estar pasando esto, miro a mi alrededor, no hay indicio de que una mujer vaya a salir del baño desnuda, me pongo de pie y reviso la habitación, encontrando sobre la encimera una carta de presentación del hotel, es el más cercano a la empresa, lo he visto un par de veces de paso cuando voy a mi casa. Hago memoria, salí temprano de la oficina porque tenía una cita con mi abogado, el caso que estoy llevando acerca de la empresa, sobre las acciones que tomaré en contra de mi contador, hace una semana descubrí un déficit en una de las bol
AVATonta. Eso es lo que no he dejado de repetirme desde que esta mañana salí del hotel, no debí, maldición, ¿cómo se me ha ocurrido entregarme a un hombre que es un cretino y que además resulta mi jefe? Me dejé llevar por el cúmulo de emociones que me estaban nublando el buen juicio, y el resultado ahora es esto. Kellen Farrel, no se quedará con las manos cruzadas hasta descubrir con quién se ha acostado, eso es seguro. Y ahora temo que sepa tarde que temprano que soy yo, no puedo perder este empleo, no quiero, el sonido de la cuchara contra el suelo rompe el ensueño en el que me encuentro. —¿Te encuentras bien? Me pregunta Raúl, uno de mis compañeros, él trabaja en área de administración. —Sí, gracias. —Pareces nerviosa —se dirige hacia la puerta—. Cuídate, ¿quieres? Asiento y me guiña un ojo, creo que me estoy volviendo loca, no hay manera de que se entere, o al menos eso es lo que trato de pensar mientras camino con el café de mi jefe, el gerente del club no dirá nada, es u