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Parte II.- Sobre la familia Hawke.

Aldric es el hijo de una familia de nobles. La familia Hawke tenía un poder económico y social envidiable para la mayoría de las familias de este mundo.

Eran gobernantes de Ironhelm, un pueblo famoso por su forja de armas y armaduras.

Su padre, Gideon, era un hombre de complexión grande y fuerte. Medía casi dos metros de estatura. Tenía el cabello largo y rubio cenizo con una gran barba a juego. Sin duda, era un hombre imponente y bastante atractivo a su manera.

Por un momento, maldije mi mala suerte de no haber heredado su gran complexión, pero mi opinión cambió al conocer a su madre.

Ella era tan hermosa que me resultaba incómodo mantener la mirada de aquellos brillantes ojos azules... Después entendí que esto se debía a su raza; ella era una elfa y su nombre era Aranís Galadorn. Su tamaño era pequeño en comparación con el de Gideon; parecia que apenas superaba el metro sesenta y cinco. Su piel era tan blanca que casi brillaba y su cabello era lacio, largo y dorado. Era de complexión delgada, pero su figura era tan exquisita que podía despertar los bajos instintos de cualquier hombre que la viera.

A pesar de que Gideon no se podría considerar un hombre feo, al lado de Aranis sin duda lo era. Entonces, ¿cómo terminaron juntos? Bueno, en resumen, Gideon era un desgraciado con mucha suerte.

Una vez que este tuvo la edad suficiente, sus padres le impusieron una prueba para demostrar que sería un buen gobernador de Ironhelm: debía realizar una venta de armas o armaduras lo suficientemente grande que demostrará qué tenia el talento necesario para dirigir una ciudad mercante tan importante.

Gideon no estaba muy interesado en gobernar, así que ignoró aquella tarea durante varios años. Pero, eso no le impedia utilizar la riqueza familiar con la excusa de salir en la busqueda de clientes potenciales. Y claro, como era de esperarse, ese dinero terminaba en los bolsillos un tabernero o de alguna prostituta.

Gideon era un tonto, pero no tanto para hacer esto en su pueblo. Asi que cada fin de semana hacia un viaje de unas dos horas a la gran ciudad vecina llamada Eldoria para asi poder despilfarrar el dinero de su familia en todo que el queria sin que sus padres se enteraran. Asi, el aparentaba ser un buen hijo sin que sus padres supieran que en realidad, era un vicioso. Y esto, le funciono por varios meses, incluso pasaron un par de años sin que sus padres siquiera sospecharan. Pero no logro su hazaña gracias a ser un genio como él creía, fue simple y sencillamente gracias al completo desinterés de sus padres.

Pero un día, en una de sus muchas borracheras, todo su "esfuerzo" rindió frutos.

Una noche se pasó de copas y, al salir de la taberna por la mañana, fue atropellado por un carruaje.

Y sí, adivinaron: el carruaje era de la familia Galadorn. Preocupados, debido a que estaban atravesando problemas económicos, no querían tener problemas por lastimar al hijo de unos nobles. Así que llevaron al pobre Gideon hasta su casa. Una vez allí, los padres de Gideon aprovecharon la oportunidad y cerraron un trato con la familia Galadorn para vender sus armas y armaduras en Mystar; la ciudad élfica de donde provenían los Galadorn, que, gracias a este arreglo, se convirtió en la ciudad hermana de Ironhelm. Y no solo eso; también pactaron un matrimonio arreglado entre sus hijos.

¿Ahora ven por qué era un desgraciado con suerte?

Vivió meses en borracheras interminables y, un día, por su descuido, fue atropellado por los monarcas de lo que hoy es una de las mayores ciudades élficas de forja. Le dieron el control de Ironhelm y, por si fuera poco, lo casaron con una hermosa princesa elfa. Todo en menos de una semana.

Pero no todo era tan bueno como lo imaginan. Gideon, sin duda, fue el más beneficiado, pero lamentablemente Aranis no corrió con la misma suerte.

Ella, fue obligada a abandonar su hogar para casarse con un hombre que no conocía y estaba estrictamente obligada a obedecerlo en todo lo que él pidiera. Y, debido a su educación y a su noble personalidad, obedeció y cumplió todo lo que le dijeron.

Y no se confundan, ella no obedecia por gusto propio o por un problema de actitud. Aranis, sentia que era responsable de mantener la unión de sus pueblos a costa de su propia felicidad, y visto desde mi perspectiva ella era una prisionera en una jaula de oro.

Vivia en una enorme casa con sirvientes, podia comer todo lo que ella deseara, podía comprar cualquier cosa que se le ocurriera, pero ella no era feliz. Y esto era evidente en su mirada.

Creo que podría contar con los dedos las veces que la ví sonreír en 18 años de recuerdos.

Y de estas, puedo decir que el día que tuvo la sonrisa más sincera y enorme que jamás había visto, fue el día en que su hijo nació.

Este evento fue considerado para muchos un completo milagro, ya que, para los elfos era casi imposible reproducirse entre ellos y era aun más dificil que lo hicieran con otras especies.

El día que Aldric nació, Aranis lo sostuvo en sus brazos y miro a aquel niño con un amor que casi se podía tocar. Se aferró a él y juro hacer todo para protegerlo y amarlo, aunque le costará la vida.

Y en cuanto a Gideon... En realidad, él no estaba muy interesado en el nacimiento de su hijo. A él solo le alegro el hecho de que fuera un varón.

A grandes rasgos, este es el contexto que rodea la concepción y el nacimiento de Aldric. La historia de cómo sus padres juntaron sus vidas no fue para nada convencional, y estuvo rodeada de situaciones moralmente cuestionables. Pero déjenme decirles que esto no fue nada en comparación de lo que vi después.

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