La Sirenita Esclavizada
La Sirenita Esclavizada
Por: 45w5634
Capítulo 1
Para celebrar el cumpleaños de mi novio, me tomé una pastillita para encender la chispa que había entre nosotros.

Sin embargo, él no regresó a tiempo.

El efecto no se hizo esperar y comenzó antes de lo previsto, no pude aguantarme más, entonces me quité la ropa y salté al estanque para aliviar un poco la calentura que sentía.

Los peces en el agua, comenzaron a rodearme como si estuvieran locos. Sentí al instante el calor recorriéndome el cuerpo, y por un momento, casi me derretí ahí mismo.

Cuando estaba a punto de perder el control, de repente apareció un hombre desconocido, quien dijo con un tono algo inquietante:

—Vaya, sí que sabes divertirte muy bien, ¿te hace falta un hombre que te complazca?

...

Me llamo Alana Mendoza y soy una estudiante universitaria de un pueblo pequeño y lejano. Acabo de cumplir 19 años. Tuve un novio que me quería con locura: Javier Godoy, un muchacho de familia, guapísimo y adinerado.

Su familia llevaba mucho tiempo dedicada a la piscicultura.

Javier no era solo atractivo y adinerado, sino también era increíblemente noble y solidario. Cada año participaba en proyectos sociales, ayudando a muchachas pobres. Curiosamente, yo fui una de esas jóvenes a quienes él apoyó. El día que me aceptaron en la universidad, no pude contener más la emoción y le confesé mis sentimientos.

Javier aceptó, y mientras me abrazaba, dijo emocionado:

—Por fin creciste.

Estaba super agradecida con él. Me esforzaba al máximo por complacerlo, de todas las formas posibles, especialmente en nuestro dormitorio.

Sin embargo, nada sucedió como en las telenovelas. Él siempre se mantuvo respetuoso, casi distante. Con su característico tono dulce y angelical, solía recordarme:

—Lo hermoso hay que guardarlo para los momentos más especiales.

Aunque me sentí herida en el orgullo, su actitud me llenó de una alegría profunda que no comprendía del todo. Su respeto me hizo sentir única y diferente.

Habíamos compartido todo lo que las parejas suelen compartir, pero nunca traspasamos ciertos límites que ya entenderás a que me refiero. Yo era una muchacha común y corriente, y con el tiempo, la curiosidad comenzó a revoletear en mi interior. Me preguntaba una y otra vez: "¿Cómo se sentirá?"

Lamentablemente, Javier siempre me detenía, recordándome que aún no era el momento.

Pero en mi interior siempre pensaba, “Esto va a suceder, tarde o temprano. ¿Por qué seguir dándole tantas vueltas?"

Fue entonces cuando decidí planear la sorpresa perfecta para su cumpleaños.
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