Soy una mentirosa, falsa, hipócrita y traicionera.
¿Por qué le dije que sí? ¿Por qué le di mi número a ese hombre?
—No me volverá a llamar, solo fue algo de una sola noche, ¿verdad? —me cuestiono a mí misma frente al espejo.
Me lavo el rostro una vez más intentando borrar las sensaciones que Asher Donovan dejó en mi piel, pero es imposible. A medida que pasan las horas y el alcohol deja mi sistema los recuerdos regresan como bofetadas directas a mis mejillas.
Los besos, las caricias, él tomándome con firmeza por las caderas e introduciéndose en mi interior… ha sido lo más placentero que he experimentado en años, divino, tentador y… el peor pecado que podría haber cometido.
—Soy una basura —me digo a mí misma—. ¿Con qué cara podría reclamarle algo a Brayden? No puedo hacerlo, no puedo decirle nada porque evidentemente él no me ha engañado, en cambio yo…
Suspiro, salgo del baño y me siento en la cama de mi habitación vacía.
De pronto mi celular repica provocándome un susto, sobre todo cuando leo el nombre de mi esposo en el identificador. Me debato entre contestar o no, al final le respondo justo antes de que se corte la llamada.
—¿Hola, amor? —mi voz tiembla al otro lado de la línea.
—¿Qué demonios pasa contigo, Quinn? Te advertí que no me llamaras en horarios de trabajo —su tono es cortante, lleno de irritación.
—Lo siento amor, es que necesitaba hablar contigo —balbuceo, sintiendo cómo la culpa comienza a apoderarse de mí.
—¿Y era tan grave como para hacerme diez llamadas? ¿Te moriste? ¿Se incendió la casa? —su voz sube de tono, y siento el peso de sus palabras golpeándome.
—No… —mi voz se quiebra, sintiéndome pequeña e insignificante.
—Entonces no lo vuelvas a hacer, ¿entendiste? No quiero que me molestes mientras estoy en mis negocios, pudiste arruinarme una gran inversión solamente por tu obsesión enfermiza de estar controlándome a cada segundo, ¿es que acaso no confías en mí? —sus palabras son como cuchillos afilados, cortando cualquier atisbo de tranquilidad que haya quedado en mí.
Siento que me ahogo en un mar de culpa y desesperación. El que no debería confiar en mí es él, pero sé que no puedo decirlo.
—Claro que confío en ti, mi amor —mi voz es apenas un susurro, llena de resignación.
—Bien, ¿qué querías decirme que era tan importante? —su tono ha vuelto a la calma, como si nada hubiera pasado.
—Ah… yo solo… ¿quería saber cuándo volverás? —mi voz suena débil, casi inaudible.
—Pronto, se me atrasaron las cosas aquí, como ya te dije anteayer. ¿Quieres dejar de molestar por cualquier cosa? Adiós Quinn, no me llames si no te llamo yo —y con eso, cuelga, dejándome sola con mis pensamientos y mi corazón roto.
Brayden cuelga la llamada de golpe dejándome sin palabras. Me echo a llorar en ese mismo momento. No le dije lo que pasó, y creo que es mejor así. Lo de anoche solo fue un desliz, algo que no volverá a ocurrir. Él no se va a enterar y todo estará bien.
Intento continuar con mi vida como si nada. Como dice aquel dicho, si no me acuerdo, no pasó y yo voy a asegurarme de borrarlo de mi memoria aunque sea difícil.
Como durante el día casi no tengo nada que hacer ya que a Brayden no le gusta que trabaje fuera de casa, hago diversos cursos para mantenerme ocupada. Estudio pintura digital, marketing y diseño gráfico, son cosas que me entretienen y me gusta hacer. El día se me va sin que me dé cuenta. Ocupando mi mente en eso, dejo de pensar en lo que ocurrió anoche con el desconocido.
Mis amigas me mandan mensajes para saber si estoy bien, ellas tampoco se acuerdan de nada y lo agradezco, en especial Jennifer, porque si sabe que me devolví al bar, armará todo un escándalo por ello.
Al caer la noche, me hago un lavado facial para irme a dormir, estoy agotada por todo lo que pasó, no obstante, poco antes de acostarme recibo una llamada de un número desconocido.
—¿Hola?
—Hola, preciosa. —Reconozco esa voz apenas me habla.
Abro los ojos hasta el límite, arrojo el teléfono a la cama con pánico. No puede ser, no puede ser. ¿Por qué me está llamando?
—¿Hola? ¿Quién eres? —pregunto haciéndome la desentendida.
—¿No te acuerdas de mí? ¿Tan inolvidable fui para ti?
—Ah… no, lo siento, no sé quién eres.
—Tal vez si vienes al bar donde nos conocimos ayer te lo pueda hacer recordar.
—Lo siento, creo que te estás confundiendo de persona —respondo, intentando mantener la calma.
—No, no me equivoco. Sé que eres tú, Quinn; a menos que me haya dado otro número, pero reconocería esa voz en cualquier parte. Ven al bar, te prometo que será divertido —insiste, su voz suena seductora y persuasiva.
Una parte de mí quiere colgar de inmediato y olvidar esta locura, pero otra parte, más osada y tentada por lo prohibido, considera la idea. Hace mucho que no me siento así, deseada y viva.
—Lo siento, no puedo. Estaba a punto de dormir —digo con firmeza, tratando de convencerme a mí misma más que a él.
—Vamos, un trago no hará daño. Solo un trago para recordar los buenos momentos de anoche —insiste, y puedo imaginar la sonrisa pícara en su rostro.
Siento una lucha interna, una parte de mí quiere ser fiel a mi esposo, pero otra parte, más egoísta, quiere dejarse llevar por la tentación. Muerdo mi labio sopesando la idea, ni siquiera debería estar considerando esto.
Si voy a ir, es solo para ser honesta y decirle la verdad, que soy una mujer casada y que esto es un completo error.
—Está bien, pero solo un trago —acabo cediendo, sabiendo que estoy tomando una decisión que podría cambiarlo todo.
—Muy bien, te espero, Quinn —dice con una voz que me deja atontada.
Cuelgo la llamada con el corazón a punto de reventar en mi pecho. ¿Por qué acepté verlo? La primera vez fue un error, pero ahora… ¿no acabo de hablar con mi esposo? No, debería decirle que no… aunque… un trago no hace daño, ¿verdad?
«Brayden te está engañando. ¿No ves cómo te contesta? Se vuelve un energúmeno como si responderte fuera un pecado. ¿Qué tiene de malo si le pagas con la misma moneda?», piensa mi conciencia.
—Yo no seré igual que él, no. Solo iré a decirle que soy casada y que me deje en paz.
«Eso pudiste haberlo hecho por teléfono. Admítelo, quieres verlo».
En mi interior sé cuáles son mis verdaderas intenciones, pero mentirme a mí misma es más fácil que afrontar la realidad de la mujer en la que me estoy convirtiendo.
Me cambio de ropa, esta vez con algo mucho más recatado y salgo sin que Nuria se percate. Tomo un taxi para evitar hacer ruido con el auto. Este me deja en el bar después de media hora de viaje.
Siento que la euforia y adrenalina que recorre mis venas es tan 3xcitante que incluso antes de verlo ya estoy mojada. Mis nervios están a flor de piel y sé que estoy cometiendo un gravísimo error, pero no puedo evitarlo. Lo que pasó anoche me gustó demasiado.
Lo veo en el mismo lugar, pero esta vez se encuentra solo. Camino hacia él con una seguridad que no tengo, porque las piernas me tiemblan y mi alma quiere abandonarme para dejarme sola con lo que estoy haciendo. Siento un nudo en el estómago y aunque hay una parte de mí que siente culpa, es demasiado pequeña ahora mismo como para escucharla.
—¡Quinn! —saluda con una gran sonrisa, a la vez, se pone de pie y roza su mano por mi cadera atrayéndome a su cuerpo. No me da un beso en los labios, pero su boca roza ligeramente la comisura de la mía, desarmándome por completo.
—Asher… —jadeo.
—Por favor, siéntate —invita.
—Gracias por invitarme, acepté venir porque no quería ser descortés, pero, la verdad es que…
—Descuida, entiendo que estés avergonzada, nos pasamos de copas anoche y las cosas se pusieron intensas.
—Sí, lo sé, precisamente de eso quería hablarte, es que, no debió suceder.
—Hagamos algo, tomemos solo un trago. Conversemos, bailemos y si al acabar la noche sigues pensando que no debió pasar, tomaremos caminos diferentes y no nos volveremos a ver —propone con una seguridad que me desconcierta y atrae al mismo tiempo.
Su propuesta me hace detenerme a pensar. ¿Estoy realmente considerando esto? Sé que está mal, pero la idea de liberarme por una noche de mis responsabilidades y preocupaciones es tentadora. Además, él es encantador y me hace sentir viva de una manera que hace mucho no experimentaba.
Acepto, y durante el resto de la noche cumplimos nuestra promesa. Bebemos solo un trago, pero cada momento juntos se vuelve más intenso y cautivador. Río como no lo hacía desde hace años, bailamos como si fuéramos los únicos en la pista y nuestras conversaciones son tan profundas como ligeras, creando un vínculo entre nosotros que me resulta difícil de ignorar.
Es extraño, estoy sobria pero me siento embriagada por su compañía. Me hace olvidar mis problemas, incluso por un instante me hace olvidar a Brayden, mi esposo. Me casé con él pensando que era amor, pero ahora me doy cuenta de que tal vez me equivoqué.
Nunca pensé en serle infiel, pero estar aquí, con él, no se siente mal. Al contrario, se siente como si estuviera despertando de un largo letargo, como si finalmente estuviera siendo honesta conmigo misma y lo que realmente quiero.
Sin darme cuenta, el tiempo ha volado y el bar está a punto de cerrar. Miro el reloj y me doy cuenta de que ya son las cuatro de la mañana. ¡He pasado toda la madrugada con él!
Nos despedimos del bar entre risas cómplices, como si fuéramos dos enamorados que comparten un secreto. Aunque no puedo decir que esto es amor, no obstante la atracción entre nosotros es innegable en este punto.
En la calle, él hace señas a un taxi que se detiene a nuestro lado. Abre la puerta y, con una expresión seria pero tranquila, me hace una pregunta que cambia el rumbo de la noche y posiblemente de mi vida.
—¿Y bien? ¿Qué será? ¿Caminos separados o juntos?
Su mirada es intensa, y puedo sentir el peso de su pregunta en el aire. La decisión que tome aquí cambiará por completo mi vida. ¿Podría ser tan malo desearlo? Tomo su mano y le sonrío, decidida.
—Juntos.
CAPÍTULO 4: LA FOTOGRAFÍATres semanas después…Si esto es una fantasía, no quiero que se termine. Nunca me había sentido tan viva desde que me casé con Brayden. Y es que estas tres semanas que llevo viéndome con Asher me he sentido en el paraíso. Un paraíso tentador, 3xcitante y peligroso que pone mi adrenalina al tope y desdibuja la línea de lo que siempre he establecido como una moral recta y buena.Nunca en mis veinticinco años de vida pensé que iba a terminar haciendo algo así. Para mí, la fidelidad siempre ha sido el pilar fundamental en una relación, pero bien dice el dicho, “nunca digas de esta agua no he de beber”. Sé que soy la peor persona, sé que estoy jugando con fuego y sé que mis acciones podrían traer graves consecuencias y lastimar a alguien que ha estado ahí para mí, pero… no puedo parar, no quiero parar.El bichito de la culpa ha estado enterrado en un lado de mi cabeza, muy, muy al fondo donde no puedo escucharlo. Y es que, ¿cómo decirle que no a un hombre como Ash
CAPÍTULO 5: SE ACABÓ EL CUENTO DE HADAS —¿Quinn? ¿Estás bien? —La voz de Asher llega lejana, como un eco de algo que mi cerebro deliberadamente bloquea. Los latidos de mi corazón retumban tan fuerte en mis oídos que por un momento es todo lo que puedo escuchar. Esto no puede ser verdad, esto tiene que ser una pesadilla. Trato de mantener la compostura, aunque todo lo que puedo pensar es que él me tendió una trampa. Asher todo el tiempo ha sabido quién soy yo, o peor, mi marido lo mandó a tenderme una trampa y ahora mismo debe estar burlándose de mí, sabiendo que soy una traidora mentirosa. Claro, todo empezó con el envío de esa prostitut4 a mi casa. Él sabía que saldría de casa y entonces… —¿Quinn? —Asher me sacude suavemente del hombro, haciendo que vuelva a la realidad. Tengo que tranquilizarme, tengo que pensar esto con cabeza fría, de otro modo podría hundirme más de lo que ya estoy. —¿Ah? Lo siento yo… es que recordé que tengo una cita urgente, tengo que irme. Dejo la foto
CAPÍTULO 6: ¿ERES PEOR QUE YO?No sé ni cómo fui capaz de regresar a mi casa sin explotar frente a Asher. Procesar toda la información que me dio de golpe me ha dejado en estado de shock. Entro arrastrando los pies a la casa, me dejo caer sobre el sofá y miro hacia el horizonte. El tiempo pasa con indiferencia para mí, pero supongo que transcurren muchas horas, porque luego de un buen rato veo el amanecer asomarse por la ventana.En el momento en que sale el sol es como si algo se despertara dentro de mí. Rompo en llanto, cubro mi rostro con las manos y me hago un ovillo sin poder comprender cómo es que todo esto pasó. ¿Es un castigo de Dios? ¿Esto es lo que me merezco? Ni siquiera sé si tengo derecho a sentirme destrozada. Tal vez yo lo engañé durante tres semanas, pero Brayden lleva tres maldit0s años viéndome la cara de estúpida. ¿Es mi pecado peor que el suyo?Un sentimiento de rabia, frustración y vergüenza se apodera de mí. Me levanto del sofá y limpio mis lágrimas, ahora mismo
CAPÍTULO 7: LA VENGANZA—¡Quinn! Te estuve llamando todo el día, preciosa, ¿qué pasó? Te fuiste en la madrugada de la casa.Me recibe con un semblante preocupado cuando abre la puerta. Me encantaría decirle ahora mismo que le he mentido, pero sé que si lo hago, por obvias razones no me ayudará con el plan.—Lo siento, Asher, tuve que salir con urgencia.Entro a su casa agachando la cabeza y con expresión consternada, tengo que fingir una mentira para que sea creíble.—¿Qué sucedió? Pareces alterada.—Un amigo muy cercano tuvo un accidente —invento—, tuve que ir a ayudarlo porque no tiene a nadie más. Estuve todo el día con él en el hospital.—¡Oh! Lo lamento mucho, espero que se encuentre mejor.—Sí, lo estará —digo dejando caer el bolso que traigo colgando en mi hombro—, ahora solo necesito un abrazo tuyo.—No necesitas pedírmelo, preciosa —dice con una sonrisa. Enseguida me atrae hacia su cuerpo rodeándome con sus brazos en un abrazo fuerte y cálido. Cierro mis ojos dejándome llevar
CAPÍTULO 8: ME IRÉ CON GUSTO AL INFIERNO—Estoy completamente loca. ¿Sabes qué? Yo mejor lo llamo y le digo que no.Wanda detiene mi mano en el celular antes de que apriete el botón de llamada al número de Asher.—No, no lo hagas. No puedes renunciar ahora. ¡Vamos Quinn! Ese infeliz no merece que le tengas piedad.Hace dos días que acepté ser novia de Asher, hace dos días le dije que lo acompañaría a visitar a su hermano… mi esposo. ¿En qué demonios estaba pensando? —¿Con qué cara voy yo a reclamarle algo? Si también lo engañé.—¡No! Es el destino, ¿es que no lo ves? Esto tenía que pasar para que te dieras cuenta de la clase de calaña mentirosa que es Brayden. Todavía me cuesta creer que de verdad tenga otra familia en Oregon.—Lo sé, pero… —suspiro con pesadez, me dejo caer en la cama mientras observo la maleta pequeña que preparé para el viaje. Asher está a punto de pasar por mí, y yo solo estoy muriendo de los nervios—… ¿y si estoy cometiendo otro error? Asher no se merece esto.—
CAPÍTULO 9: CARA A CARADespierto luego de una noche intensa con Asher. Mi mente divaga por breves instantes hasta que recuerdo lo que estoy haciendo y dónde me encuentro. Tanteo la cama buscándolo, pero descubro que no se encuentra a mi lado. En cambio, hay un precioso vestido rojo colgado en la pared, demasiado sensual como para una visita casual; a decir verdad. Me levanto de la cama envuelta en las sábanas y rozo la tela con mis dedos. Una pequeña nota sobresale del gancho de ropa que lo sostiene. La tomo con un preámbulo demasiado dramático hasta que leo el interior.“He comprado esto para ti, sé que te verás preciosa en él. Vendré por ti poco antes de las doce para ir a visitar a mi hermano, tuve que salir a hacer algo antes”. Suspiro y me siento en el borde de la cama, sosteniendo la nota en mis manos. La dulzura de las palabras de Asher me conmueve profundamente. A pesar de todas las complicaciones y confusiones de los últimos días, su gesto me hace sentir especial y querida
CAPÍTULO 10: ENFRENTANDO AL TRAIDORLa presión de su mano sobre mi cuello me impide respirar. Nunca había visto tanta furia y odio en los ojos de Brayden como ahora. Lucho por separarlo de mí, de alguna forma se da cuenta de que me está haciendo daño porque me suelta con un empujón que por poco me hace tropezar con la ducha. —¿Qué hago aquí? ¿Esa es tu pregunta? —¿A qué estás jugando Quinn? Te apareces con mi hermano, ¿cómo…?—¿Cómo qué? ¿Cómo lo conocí? ¿O cómo supe que has tenido una doble vida todo este tiempo? Eres tan cínico que ni siquiera intentarás explicarte con alguna excusa barata —respondo apretando los dientes. El valor se apodera de mi fuero interno, si todo va a explotar ahora, que así sea.—¿Excusarme? ¿Y para qué? Es evidente que ya lo sabes todo. Lo único que quiero saber es cómo conseguiste que mi hermano te trajera hasta aquí.—Eso no importa. Ahora sé que eres la peor basura con la que pude haberme encontrado. ¿Cómo pudiste hacerme esto Brayden? ¿Por qué me enga
CAPÍTULO 11: MI MUNDO SE DESMORONA3 Semanas después…—Quinn, ¿vas a salir de esa cueva al fin?Llevo tres semanas oculta en la casa de mi mejor amiga Wanda. Después de mi breve encuentro en Nueva York con Dafne decidí volver a Pensilvania, recuperar el resto de mis cosas e irme lejos antes de que la familia Chase o Donovan, o como sea que se llamen, me alcancen.Solo pude pensar en Wanda para quedarme en algún lugar, pues no tengo a nadie ya que mis padres murieron y no tengo más familia, hermanos o tíos. Es la primera vez en mucho tiempo que me siento realmente sola.—No —contesto con la sábana cubriendo mi cabeza. De pronto siento un tirón que me deja descubierta. El frío me recorre el cuerpo erizando toda mi piel.—Ya, es hora de salir de ahí y enfrentar el mundo —me dice con determinación.—Pero no quiero enfrentar el mundo —protesto.Wanda se sienta a mi lado en la cama y suspira.—Lo sé, pero no puedes esconderte para siempre. Lo hecho, hecho está. Le conté todo lo que sucedi