CAPÍTULO 4: LA FOTOGRAFÍA

CAPÍTULO 4: LA FOTOGRAFÍA

Tres semanas después…

Si esto es una fantasía, no quiero que se termine. Nunca me había sentido tan viva desde que me casé con Brayden. Y es que estas tres semanas que llevo viéndome con Asher me he sentido en el paraíso. Un paraíso tentador, 3xcitante y peligroso que pone mi adrenalina al tope y desdibuja la línea de lo que siempre he establecido como una moral recta y buena.

Nunca en mis veinticinco años de vida pensé que iba a terminar haciendo algo así. Para mí, la fidelidad siempre ha sido el pilar fundamental en una relación, pero bien dice el dicho, “nunca digas de esta agua no he de beber”. Sé que soy la peor persona, sé que estoy jugando con fuego y sé que mis acciones podrían traer graves consecuencias y lastimar a alguien que ha estado ahí para mí, pero… no puedo parar, no quiero parar.

El bichito de la culpa ha estado enterrado en un lado de mi cabeza, muy, muy al fondo donde no puedo escucharlo. Y es que, ¿cómo decirle que no a un hombre como Asher?

Él sabe hacerme llegar a la gloria, me hace sentir amada, deseada, me hace sentir que soy importante e indispensable en su vida.

Aun así, sé que no estoy haciendo las cosas bien, pero cada vez que quiero confesarle que soy una mujer casada él termina por hacerme olvidar hasta mi apellido.

Brayden por otro lado, ni siquiera se ha dignado en aparecerse en casa. Me ha llamado poco diciéndome que esta vez sí que se le han complicado las cosas y que tal vez esté un mes más fuera de casa. A penas y nos hemos visto por videollamada algunas veces, de resto, no sé nada de él.

¿Su ausencia justifica que me haya convertido en una inmoral que lo engaña? Por supuesto que no. A pesar de todo Brayden no se merece esto. Sin embargo, decirle que tengo otro por teléfono tampoco creo que sea la mejor opción.

Al principio pensaba que lo mío con Asher era algo meramente físico, no obstante, verlo todos los días, salir con él a comer algo, ir al hotel o a un bar, conocerlo cada vez más, hace que mi corazón de un vuelco y suspire de la sola idea de pensar en él.

¿Me estoy enamorando de este hombre? Es una pregunta que no sé responderme aún.

Justamente ahora iré a verlo, y me siento como una adolescente que tiene su primer amor. Me arreglo para él, quiero verme bien porque esta noche es importante. Me ha invitado a pasar el rato en su casa. ¿Significará esto algo más entre los dos? No lo sé, pero definitivamente quiero averiguarlo.

Salgo de la mansión como llevo haciendo estos días, Nuria no me pregunta a dónde voy aunque me imagino que algo sospechará. Tomo un taxi y le doy la dirección que él me ha enviado. Estoy tan nerviosa que no quepo de la emoción dentro de mí.

Después de varios minutos el taxi estaciona frente a su casa, me bajo en un preámbulo abrumador en el que dejo todo atrás, no pienso en mi marido, ni en lo inmoral que estoy haciendo, solo quiero vivir esta fantasía hasta que se termine.

Toco su puerta y de inmediato Asher me abre con una gran sonrisa.

—Bienvenida, preciosa —saluda con amabilidad. Me toma de la mano y me atrae hacia su cuerpo cerrando la puerta en el proceso. Me da un suave beso en los labios que me deja atontada.

—Así que esta es tu casa —digo con un suspiro.

—Disculpa el desorden, pero recién me estoy mudando y pues, no he tenido demasiado tiempo para desempacar.

Observo el lugar, se nota que no lo ha personalizado demasiado. La mayoría de sus cosas están apiladas en cajas de cartón que tiene al final del pasillo, pero lo demás se ve bastante bien.

—¿Mudando? ¿Y dónde vivías antes? —pregunto con curiosidad.

—En Irlanda —comenta. Eso era algo que no sabía.

Asher me hace pasar a la sala, donde una mesa baja está elegantemente decorada con una botella de vino tinto, uvas y una selección de quesos, de fondo, una suave melodía suena en el altavoz. Es evidente que ha preparado todo con cuidado y premeditación, lo que aumenta mi emoción ante la velada que nos espera.

—Espero que te guste —comenta mientras me invita a tomar asiento.

Me encanta, es perfecto —respondo con una sonrisa genuina.

Nos sentamos juntos en el cómodo sillón, y Asher muestra destreza al destapar el vino y servirnos a ambos una copa.

—Pareces saber mucho sobre servir vinos —comento, admirando su habilidad.

Trabajé en un bar por varios años, eso te vuelve experto en servir vinos —responde.

Durante un momento, nuestras miradas se encuentran en un silencio cómplice. Aunque no hay incomodidad entre nosotros, la tensión s3xual y romántica es palpable en el aire.

—Entonces, vives solo —susurro, sin apartar la mirada.

—Completamente —confirma, intensificando aún más la conexión que se está formando entre nosotros.

La atmósfera se carga de una energía especial, como si el mundo exterior se desvaneciera y solo existiéramos él y yo en ese momento. Asher se acerca un poco más, y puedo sentir su mirada intensa sobre la mía.

El sonido de la música se desvanece en el fondo mientras nos sumergimos en una conversación que parece fluir sin esfuerzo. Hablamos de todo, desde nuestros trabajos hasta nuestros sueños y pasiones más profundos.

—Entonces, ¿no te dedicas a nada en particular? —me pregunta.

—Bueno, estudié administración, pero al final nunca llegué a ejercer.

—Curioso, y entonces, ¿a qué te dedicas para vivir? —Bebo un poco del vino antes de contestarle. Esta es una de esas veces en las que me siento culpable por mentirle, porque obviamente no puedo decirle que no trabajo porque Brayden no me deja.

—Hago diseños gráficos como freelance. No sé, es algo que me gusta hacer. Pero, cuéntame más sobre ti, ¿cómo es vivir en Irlanda?  

Con cada momento que pasa, me siento más atraída hacia él, hacia su forma de ser, su inteligencia y su encanto natural. La tensión entre nosotros es innegable, y sé que estamos en un territorio peligroso. Me quedo escuchándolo atentamente, sus aventuras, todo lo que ha visto y conoce. Es un hombre de mundo, no como yo que si acaso he salido de Pensilvania.

En este momento, las preocupaciones y las responsabilidades parecen lejanas. Solo estoy aquí, con Asher, sintiendo una conexión que nunca había experimentado con nadie. Ni siquiera con mi esposo.

La noche avanza y la botella de vino se vacía lentamente, pero ninguno de los dos parece querer que este momento termine. Nos miramos el uno al otro, y sin decir una palabra, ambos sabemos lo que está por venir.

Asher se acerca un poco más, sus labios rozan los míos en un beso suave pero lleno de pasión. Me dejo llevar por el momento, por la emoción del deseo y la atracción que siento hacia él.

Mientras las horas pasan nos perdemos en un mundo de sensaciones y emociones, dejando atrás todas las inhibiciones y los miedos. En ese momento, solo existimos él y yo, unidos por el deseo y la pasión de una noche inolvidable.

Una vez más me lleva al cielo con sus besos y sus caricias. Su experiencia al ser bastante mayor que yo se puede notar, porque sabe muy bien donde tocarme para hacerme gritar como una condenada al placer y la lujuria pecadora que me provoca. Acabamos agotados, sudados y 3xcitados sobre la alfombra en el suelo. Ahí bajo la luz de la chimenea y cubiertos con una delgada tela, me siento tan bien.

Delimito su pecho con mis dedos suavemente, en silencio, solo sopesando en que debería ser honesta si quiero que esto continúe, pero ¿me perdonaría la mentira? La sola idea de que él se aleje de mí provoca un intenso dolor en mi pecho. No quiero perderlo.

—¿En qué piensas Quinn? —murmura cerca de mi oído.

—En que debería ayudarte a desempacar. Esas cajas afean la vista.

Él suelta una suave risa que suena como una deliciosa melodía.

—Estoy seguro de que esta casa necesita un toque femenino.

Mi corazón se agita de tan solo pensar que él está insinuando que me mude a vivir con él. No lo creo, es demasiado pronto. «Contrólate Quinn», pienso.

—Si deseas puedo ayudarte, sería divertido.

Asher toma mi mentón entre sus dedos para levantar mi rostro, me da un beso en la frente y sonríe.

—No, no te preocupes por eso. Yo ordenaré todo después.

Nos quedamos así, hasta que, sin darnos cuenta, nos quedamos profundamente dormidos.

*

Me desperezo de un maravilloso sueño sobre una suave cama con telas blancas. Abro los ojos lentamente y cuando miro hacia la ventana me doy cuenta de que es de día. En ese instante me levanto de golpe y caigo en cuenta de que dormí fuera de casa.

—Maldición —susurro. Miro a todos lados, pero Asher no está en la habitación.

Siempre me cercioro de no quedarme durmiendo fuera, pero esta vez fue diferente. Corro para cambiarme y busco mi celular, por suerte no tengo ninguna llamada perdida de Brayden, pero sí varios mensajes de mi ama de llaves preguntando si me encuentro bien.

Me apresuro a llamarla y avisarle que todo está en orden. Ella no ha llamado a Brayden todavía, lo que me resulta un alivio. Esta mentira se me está complicando, se hará una bola cada vez más grande hasta que no la pueda detener.

Salgo de la habitación buscando a Asher. Bajo las escaleras pensando que estará en la sala o la cocina, pero no se encuentra ahí. Noto que las cajas de mudanza ya no están. En ese momento escucho un ruido fuerte provenir de la cochera. Salgo corriendo y abro la puerta de improvisto encontrando a Asher subido a una escalera y con la caja a punto de caérsele.

—¡Asher! ¿Estás bien?

—Sí, pero esta cosa… —dice con esfuerzo. A pesar de que es muy fuerte y musculoso, el peso de la caja acaba ganándole. Me echo hacia atrás en lo que todo el contenido que estaba dentro se sale y esparce por el suelo.

—¡No! —exclama con frustración.

—¡Dios mío! ¿Por qué estás guardando todo esto aquí?

—Solo, quería despejar la sala.

—Te ayudaré.

Juntos comenzamos a recoger las cosas y volver a guardarlas en la caja. Hay trofeos de primer lugar en beisbol, ropa, zapatos y algunos recuadros de fotos. Recojo todo lo que está mi alcance. Un cuadro en particular llama mi atención por el marco plateado. Se encuentra boca abajo así que lo levanto y le doy vuelta. En ese instante, todo mi mundo se detiene. Siento un revoltijo en el estómago y las ganas de vomitar se atoran en mi garganta. Me pongo tan pálida que estoy segura de que me voy a desmayar.

No sé cuánto tiempo me quedo en shock viendo aquella fotografía, pero seguramente debe ser mucho, o al menos así lo siento yo.

Esto no puede ser, esto tiene que ser una mala broma, una muy, muy terrible mala broma.

La foto es de Asher, posiblemente más joven, el problema es quien se encuentra a su lado. No necesito que nadie me lo confirme para saberlo con certeza. La persona que sale a su lado es Brayden Chase… mi esposo.

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