La noche pintaba magnifica, mis padres estaban como peces en el agua, Annia se divertía de lo lindo y yo estaba tomándome unos tragos. Platiqué con algunas personas importantes en el gremio y bailé dos piezas con un chico que no conozco pero que estaba bastante atractivo.
Era alto y fornido, con unos ojos verdes preciosos y una elegancia sin igual, vestía un traje de tres piezas que en pocas ocasiones me ha llamado la atención en un hombre, en definitiva el chico está buenísimo. No sé su nombre pero lo que sí sé, es que no hay un chico aquí que llame la atención más que él.
—¡Gracias de nuevo Srta.! Para mí ha sido un verdadero placer que me haya concedido el honor de esta pieza - ¿Por qué aunque seas una mujer rebelde, siempre babeas por un hombre con modales refinados?
—¡El honor fue mío! ¡Gracias! – me hizo una inclinación con la cabeza y se fue dejándome en la mesa que compartía con mis padres.
—¡Ups! Alguien está deslumbrada amor ¿Lo viste? – rodé los ojos y sonreí.
—¡Annette! Esa expresión es fea. Eso no lo hace una señorita refinada – mi padre levantó las cejas y mi mamá lo golpeó en el brazo con el abanico.
—¿Qué pasa mi amor? ¡Yo no hice nada! – Alexandrova lo miró seria y mi padre apretó los labios.
—¡Hazle caso a tu madre, cariño! – madre sonrió y luego padre me hizo un guiño.
Así son, papá es un excelente alcahuete y mi madre lo reta todo el tiempo, mi padre rompe las reglas y mi madre coloca otras. Y vivimos felices por siempre ¡Sí! Ya sé que no es un cuento de hadas pero es nuestra vida y la amo. Amo a mis padres y amo también lo que hacen y como lo hacen.
Mientras mi hermana platica animadamente con el chico que muy amablemente la dirigió y acompañó desde que llegamos, yo busco insistentemente al moreno de ojos verdes que me robó un suspiro.
Dejo la mesa excusándome para ir al tocador y en el trayecto veo al moreno con una chica pelirroja enfrascado en una discusión acaloradísima, miro hacia otro lado y me dirijo hasta el área de los aseos. Ingreso y veo una chica, la cual se sorprende cuando entro ya que está aspirando un polvo blanco que no me interesa que sea. Entro al cubículo, me deshago de lo que tengo en la vejiga y me dispongo a salir cuando escucho un sonido seco que no identifico pero, creo que es un disparo, seguido de gritos desesperados y cosas que impactan contra el piso.
En lo primero que pienso es en mi familia y salgo corriendo de aquel encierro dándome de bruces con la chica que se drogaba. Su cara estaba ensangrentada y sus manos también, tenía una cara de miedo que espantaba y no es que yo sea muy valiente que digamos, pero no me quedo a ver qué sucede ya que tengo que buscar a mi padre. Todo era un caos de cuerpos corriendo de un lado a otro, escucho otro disparo y dos más; me estoy escurriendo entre los cuerpos cuando siento una mano fuerte que me sujeta el brazo y pensando que es mi padre, giro para encontrarme con un par de ojos de un verde mar que me alientan a seguirlo, lo hago y me adentro junto a él a un lugar hermoso que parece un laberinto de arbustos ¡Bellísimo!
—¿Eres Annette Valkimore, cierto? – me preguntó.
—¡Si, lo soy! ¿Y tú eres? – pregunté con una ceja levantada.
—Alguien sin importancia, a quien le fascinó conocerte – y esos ojos de gato me hechizaron por completo.
Se acercó a mis labios y quedé petrificada, nunca había consentido que me tocaran pero ese roce de sus labios me encendió por completo llevándome a lugares tan bellos e inimaginables para mí que no podía creerlo ¿Cómo en medio del caos puede existir esta sensación de alivio y sosiego?
Sus manos se deslizaron por mi cintura y continuaron su camino hacia la espalda, fue una caricia tan sutil que se me hizo un nudo en el estómago y todas las sensaciones se acumularon en el bajo vientre para luego desencadenar un torbellino en mi entrepierna. Mi cuerpo temblaba mientras el beso se hacía más exigente y torturador, mi corazón estaba desbocado y me dolía el pecho a causa de la furia con que golpeaba en el.
Su lengua rozó mis labios como pidiendo permiso para adentrarse y los separé para darle cabida, no sabía que hacer porque nunca había besado a nadie más; sin embargo este desconocido me superaba ya que definitivamente acababa de caer rendida en sus brazos. Se escucharon más disparos y nos separamos rápidamente.
—¡Oh, Dios mi familia se encuentra allí dentro! – expresé con miedo y el negó con la cabeza.
—¡Annette! Tu familia está a salvo – sonreí con miedo, no sabía qué hacer.
—¿Dónde se encuentran? – mi voz se quebró.
—Están bien, quiero que me prometas algo…
—¿Qué cosa? – ya lloraba de manera incontrolable y mi cuerpo temblaba por algo que ni siquiera conocía.
—Debes correr, correr lejos…
—¿Por qué? ¡Dime por favor!
—¡Porque vienen por ti y yo soy el señuelo…
Y mi mundo cayó al piso, empecé a temblar, mis manos sudaban parecía que había entrado a un sauna, el calor que sentí me sofocaba y ya solo escuchaba murmullos y una voz que decía corre, corre. No supe si era mi conciencia, alguna voz interior o el dueño de los ojos más bellos y traicioneros del mundo.
Entonces corrí, corrí tan fuerte como podía, tan rápido como mis piernas me respondían y salí a la calle, el aire frío me dio en la cara estremeciendo mi cuerpo una vez más y el frío bajo mis pies hacia que doliera como si de espinas clavadas se tratara. Mis pulmones ardían por la falta de aire y mi cabeza daba vueltas por el cansancio, al doblar la esquina una camioneta se detuvo y salieron dos hombres inmensos, me detuve en seco y corrí hacia otro lado, al contrario pero fue inútil. Una mano fuerte me tomo del brazo lastimándome la piel.
—¡Noooo! ¡Noo por favor yo no fui! No hice nada por favor no me lleven ¡Papáaaaaa! ¡Ayúdenme por favooor! – luché, lo rasguñé, mordí y abofeteé pero fue inútil.
Fui lanzada dentro de la camioneta con tanta fuerza que al caer mi cabeza golpeó el piso y el dolor me recorrió como un corrientazo por la espina dorsal.
—¡Aaaaaayyyy! Por favor no me golpee, por favor – lloré, supliqué pero no sirvió de nada.
Uno de los hombres metió la mano en mi entrepierna y me arrancó la panty, me toco el sexo y le di un puntapié en la cara. El sujeto se carcajeó, pero me miró a la cara serio y me dio una cachetada que todo me dio vueltas y perdí el sentido.
Al recobrar el sentido: no grité, no me resistí, estaba paralizada del miedo y tengo una opresión en el pecho, sé que este hombre va a lastimarme porque lo noto en su cara, su expresión y esos ojos que me gritan peligro.Me toca de nuevo, esta vez grito del dolor, mi garganta arde y mi cuerpo se resiente, entra el sujeto enorme y otro más, rasga mi vestido y reacciono golpeando y pataleando hasta que recibo una bofetada con la cual me voltea la cara y de inmediato siento el sabor metálico de la sangre.Su bragueta suena y se exactamente que viene, así que cierro los ojos y soporto el dolor de la agresión de esos hombres y la humillación de la violación. Separa mis piernas y penetra rompiéndome por completo, grito, chillo y trato de resistirme pero es imposible porque no puedo con él. Me duele la piel, las piernas y el vien
Desperté atontada y con una sensación de mareo y necesidad en el estómago a causa de una medicación sedante muy fuerte, en un lugar impoluto donde todo es blanco, pulcro y con un olor a desinfectante asqueroso que me produce nauseas: “Un hospital". Un murmullo de voces y un llanto lastimero llenan mis oídos y reconozco la voz de mi hermana Annia, mis ojos se llenan de lágrimas y mi pecho arde de miedo y aflicción por partes iguales, no tengo dolor físico, a este nivel ya nada me duele, solo el alma y mi corazón roto en mil pedazos, pisoteado por unos hombres gigantes que me maltrataron y mataron mi inocencia, mi dignidad y toda mi vida hasta que muera; no sin antes acabar de manera indolente con las vidas de cada uno de ellos. ¡Eso lo juro! Solo después; solo después moriré en paz.No quiero abrir los ojos, me rehúso a enfrentar&nb
Dos años después…—Jefa el club está abarrotado, no hay espacio físico suficiente – me informa Johnson mi mano derecha.—Entonces hay que hacer espacio cariño – salí de detrás de la comodidad de mi escritorio para enfrentarme a un metro noventa y cinco de puro músculo, cabellos rubios y ojos azules. Que por cierto huele a gloria.Contoneo mis caderas insinuante y Johnson sonríe de lado, sabe que deseo; su piel dorada enciende mis sentidos y ya necesito liberar tensiones. En los últimos días hemos tenido ataques por parte de las autoridades a causa de denuncias. Pero no son denuncias normales, sé de quién se trata es solo que nunca me encuentra y siempre regresa.Coloco la mano en su torso y lo empujo para que caiga sentado en un sill&
Cinco años después... Disfruto del chasquido de mi látigo mientras aporrea la espalda de una de las criaturas más sexis y varoniles que he tenido bajo mi yugo. Alexander es un moreno de ojos color esmeralda y piel clara como porcelana, cuya fantasía es: estar bajo la sumisión de mi juego sexual. Me acerco a su oído y lamo el pabellón causándole un estremecimiento que me excita hasta el punto de mojar mis bragas. Su piel tersa y blanca despierta en mi los deseos más oscuros, deslizo mis manos alrededor de su cintura moldeando su duro torso clavando mis uñas en él, continúo bajando por el abdomen hasta ingresar en su bóxer y apoderarme del objeto delicioso que me hace perder la razón. Sigo con mi juego deslizando una vez más los dedos hasta acariciar su escroto que se endurece al instante, hago un movimiento circular con los dedos índice y medio logrando que de su boca salga un gemido gutural tan deliciosamente melódico para mis oídos que mis pezones se irguen y mis senos se hinc
— ¡No creo que sea una buena idea Jefa! - protesta Johnson con desaprobación ante mi plan. — ¿Si sabes que no te pago por creer cosas, verdad? - me observa con ojos entrecerrados. — Me pagas por protegerte y mi responsabilidad es sacarte de la cabezas ideas descabelladas... - me observó con enojo — ¡Jefa! - eso último lo dijo con los dientes apretados. — ¡No te pases John! aquí la jefa soy yo - su pierna derecha temblaba a medida que golpeaba el piso con el pie, está furioso — Pradím se encuentra cada vez más cerca, no ha actuado como debe ser porque no sabe si yo soy a quien busca. Pero en el momento que lo descubra... ¿qué harás para protegerme? - sus preciosos ojos me escrutaban para descubrir mis pensamientos. — Solo estoy esperando tu orden para eliminarlo - abrí mucho los ojos, no lo pondría en ese dilema. — No eres un asesino - lo amo por eso, pero Carlos Pradím es mi problema tal y como lo son: Nickolay e Igor Semionov, Darko y Serbio Stvetta, los últimos dos se encuentran
Uno de los mejores restaurantes de la ciudad y por una m*****a confusión, la reservación se extravió. No me agrada esto para nada pero, al ordenarle a John que nos marcháramos "el encargado" me rogó que no lo hiciera ya que lo amonestarían. Me informó que estaban preparando mi mesa en el salón VIP y que el almuerzo correría por cuenta de la casa. A Dios gracias los socios no han llegado, hago una llamada a Helen para que les informe que hemos cambiado no de local, sino de mesa. La chica responde con un “sí señora” y cuelgo. — ¿Será que tenemos un espacio para hacer alguna travesura? – observo a John con una sonrisa insinuante y sonríe ladeado sacudiendo la cabeza. Me acerco contoneándome y levanta las cejas, sabe que haré lo que me plazca. El reservado es íntimo, eso me excita porque el vidrio polarizado nos guarda de las miradas ajenas. Veo como tiembla ante mi cercanía, paso la palma de mi mano por encima de la bragueta y cierra los ojos aspirando profundamente. Separa los labios s
Carlos Pradím. — ¡Los fantasmas no existen André! – espeto frustrado porque al parecer Anette Valkimore si lo es —. Sigan buscando, en algún lugar debe estar escondida – resoplo enojado. — ¿Entonces descartamos a Andrea Siderova? – suspiro. Niego. — La descripción que me dio el encargado del Restaurante coincide con la de la chica que busco, no la descarten hasta que les dé la orden – André toma una bocanada de aire y me mira con cansancio. — ¡Correcto jefe! – se retira para continuar con la investigación. Desde el día en que la rescaté de los desgraciados que la tenían cautiva en aquella casucha, he tratado de hallar su escondite para disculparme, no he podido sacármela de la cabeza, es una tortura querer estar cerca y ni siquiera saber dónde se encuentra. He estado detrás de los autores de su desgracia, los quiero tras las rejas, pero a ella... necesito verla de nuevo, acercarme, arroparla entre mis brazos nuevamente. Protegerla. Tal como no lo hice la primera vez; el miedo dis
— ¿Saldrás en algún momento del auto Anette? – la voz suave y el roce sutil de la mano de John me sacan del ensimismamiento —. Llevas más de diez minutos pensando si sales o no – subo la vista hacia sus hermosos ojos, sonríe casi imperceptible, yo solo asiento. — Dame... un minuto por favor – aprieta los dientes, preocupado —, solo un momento – respiro profundo, él ingresa de nuevo al auto. — También podemos dar una vuelta para que te calmes, si lo deseas – tomo una bocanada de aire y estiro la falda del vestido que llevo puesto. — No me calmaré de ese modo y lo sabes bien – me observa intensamente, sabe que la pelea de esta tarde me ha afectado, pero no por él ya que eso se arregla con sexo. El tema en cuestión arrasa con mis fuerzas que en este momento se encuentran en un hoyo negro ¡maldito seas Pradím de m****a! Giro hacia su rostro, recuesta el brazo derecho sobre el espaldar del asiento de su fabuloso Stingray negro, ama este auto, yo se lo regalé en su cumpleaños y desde ent