Lo prometido es deuda mis Pervertiditas... Aquí les dejo otro capítulo para que lo disfruten. No es uno largo, pero son dos en un día para compensar que cada vez somos más. Ya saben, comenten, compartan y voten por la historia. Háblenme de lo que quieren! ¡Un abrazo inmenso!
Hoy por fin vuelvo al trabajo, no es que me queje de la atención recibida en casa, pero no es muy agradable estar encerrada sin embargo John a gruñido como perro todo trayecto ya que no esta de acuerdo a que me “exponga” de ese modo. ¡Dios Santo me enloquece! — ¿Quieres dejar de gruñir? – niega. — No me gusta esta calma, me parece sospechosa – pongo los ojos en blanco. — Todo te parece sospechoso, no puedes llamarlo normal y ya está – niega de nuevo. — No porque no tiene nada de normal que hayamos mandado un séquito de hombres de la mafia Rusa a la cárcel y nadie se haya pronunciado aún – me observa con esos orbes azules ya oscuros, llenos de preocupación. — A este punto ya tendrían que habernos atacado Anette, así que ¡si! Para mí es sospechoso – concluye con el rostro arrugado. Se que lleva razón, yo misma ni siquiera lo había notado, pero para eso lo tengo a él ¿no? Damos otra vuelta alrededor del club mientras habla por el intercomunicador dictando las ordenes necesarias poni
Despierto sobresaltada, el corazón me golpea contra las costillas y el pulso me ahoga. Me encuentro entre sábanas de seda, el aroma es diferente al mío, pero conocido. Estoy en el ático de John. Poco a poco todos los recuerdos vuelven a mi mente como flashes. — Si tengo que amarrarla aquí, a la cama ¡lo haré, no lo dudes! – escucho la voz de mi gigantón o más bien de mi ex. No sé con quién habla, pero está enfadado. Ya parece ser el estado natural de John en estos días. Sin embargo yo siento que he quedado desprolija desde el momento que me informó no poder... ¡Dios Santo! ¿Qué me está pasando? — ¡Hola grandulón! – me mira con expresión seria al verme aparecer con su camisa blanca — ¿Qué pasa, qué hice ahora? – niega señalándome. — Nada, de cualquier forma es mi culpa porque me he descuidado – se levanta de la silla donde se encuentra al lado de la barra de la cocina e ingresa a ella. — ¿No estas siendo muy duro contigo? – indago preocupada en serio —. Tú mismo dijiste que esto p
Llegamos aún hangar o un andén horroroso y lúgubre del cual desconozco su ubicación pero que estoy segura de que mi guardaespaldas particular usa este sitio como lugar de interrogatorios para los pobres individuos que le caen mal. Porque el ojos de gato traicionero le cae mal. — ¿En serio en este lugar John? - lo miro y capto su hermosa sonrisa —. No creo que sea buena idea tener a este sujeto acá si no queremos que todo el departamento de policía de Nueva York nos caiga encima - no deja de sonreír y me parece que no me presta atención — ¿Siquiera escuchaste lo que te estoy diciendo? — Claro qué te estoy escuchando Anette y te puedo asegurar que el imbécil estará fuera de aquí antes que lo extrañen en el departamento de policía, no te preocupes por nada - siento que no me toma en serio y quiero golpearlo por eso. — ¡¿Qué no me preocupe?! – me detengo y giro para que me mire a la cara — ¿Tienes idea de cuántas infracciones estamos cometiendo con esto? – asiente. — Pensé que e
Pero solo hasta que hace lo que menos pensaba y se dirige hacia el ring para batirse en un duelo contra el moreno ¡ay Dios estoy excitada! — ¡John, espera! – los tacones me impiden correr y ese rubio loco no gira a mirarme — ¡maldita sea John! – grito y veo unas cabezas girar. Mi gigante particular voltea a verme con un sonrisa insolente y abre los brazos, pongo los ojos en blanco mentalmente porque parece un niño o mejor aún un tigre blanco marcando el territorio. ¡Y me pertenece! — ¿Me desearás suerte amor? – golpeo su pecho e inclino la cabeza hacia atrás para poder mirarlo a los ojos. — ¡Idiota, no es gracioso! – sonrío forzado — ¿qué coño harás? – alza las cejas. — ¿Y tú que crees? Pues pelear con un contrincante digno – niego. — Se harán daño – asiente. — Esa es la idea, nadie te lleva a la cueva del lobo y se va de rositas mientras yo exista – típico de un hombre como él y quiero azotarlo por ello, pero sus hermosos cielos me engullen — además voy a interrogarl
Ejecutiva y dueña de un consorcio de clubes nocturnos.Annette Valkimore; no es una chica común y corriente de esas que ves en la calle contoneando su cadera al ritmo de un andar cadencioso. Al contrario, su paso firme, mirada penetrante, cuerpo escultural y emociones controladas la hacen una bomba de tiempo a punto de estallar, una chica fuerte, dura, con un temple extraordinario y un plan entre manos, que necesita desarrollar y llevar a cabo mediante una venganza en contra de sus agresores. Esos que acabaron con su bienestar emocional y su cordura aquel maldito día en que la secuestraron.¡Si, Ahora ella tiene un plan y piensa dar un golpe!Pero no cualquier golpe, aun cuando no es una asesina, necesita exterminar un estorbo en su vida: ese lastre que lleva a rastras desde hace diez años y le imposibilita dormir, comer o sencillamente disfrutar del sexo en su expresi&
— ¡Anette, Anette, date prisa que papá está esperando! – gritó mi hermanita Annia casi sin aliento supongo por la carrera, la emoción y la premura con la cual mi padre la abrumó.Sonrío porque es su primera gala y está deseosa de experimentar, Annia es una hermosa chica y a pesar de su corta edad su silueta es ya de mujer. Completamente arreglada, me dispuse a bajar para que a mi pobre hermanita no se le pasen las ganas de salir a la presunta festividad que es un fastidio porque asisten un montón de personas que no conozco y adicional a eso debemos sonreír con todos.Pongo los ojos en blanco porque mi padre es de esos millonarios que aman a su familia hasta morir y trata de que lo acompañemos a todos los eventos. No es que me queje pero, los ejecutivos son unos tipos desagradables y babosos que nos miran como si fuéramos algo comestible
La noche pintaba magnifica, mis padres estaban como peces en el agua, Annia se divertía de lo lindo y yo estaba tomándome unos tragos. Platiqué con algunas personas importantes en el gremio y bailé dos piezas con un chico que no conozco pero que estaba bastante atractivo. Era alto y fornido, con unos ojos verdes preciosos y una elegancia sin igual, vestía un traje de tres piezas que en pocas ocasiones me ha llamado la atención en un hombre, en definitiva el chico está buenísimo. No sé su nombre pero lo que sí sé, es que no hay un chico aquí que llame la atención más que él. —¡Gracias de nuevo Srta.! Para mí ha sido un verdadero placer que me haya concedido el honor de esta pieza - ¿Por qué aunque seas una mujer rebelde, siempre babeas por un hombre con modales refinados? —¡El honor fue mío! ¡Gracias! – me hizo una inclinación con la cabeza y se fue dejándome en la mesa que compar
Al recobrar el sentido: no grité, no me resistí, estaba paralizada del miedo y tengo una opresión en el pecho, sé que este hombre va a lastimarme porque lo noto en su cara, su expresión y esos ojos que me gritan peligro.Me toca de nuevo, esta vez grito del dolor, mi garganta arde y mi cuerpo se resiente, entra el sujeto enorme y otro más, rasga mi vestido y reacciono golpeando y pataleando hasta que recibo una bofetada con la cual me voltea la cara y de inmediato siento el sabor metálico de la sangre.Su bragueta suena y se exactamente que viene, así que cierro los ojos y soporto el dolor de la agresión de esos hombres y la humillación de la violación. Separa mis piernas y penetra rompiéndome por completo, grito, chillo y trato de resistirme pero es imposible porque no puedo con él. Me duele la piel, las piernas y el vien