Residencia Kilen / Chicago. Elizabeth Volkova. Siento que mi cuerpo reposa sobre suaves nieves esponjosas, siento tanta paz. y felicidad, supongo que así se siente morir, todo deja de importar. De pronto soy absorbida por una masa invisible que le arroja con fuerza al presente, un presente del que no me arrepiento pero que si me asusta. La saliva regresa por mi garganta haciendo que me ahogue, rápidamente despierto, no puedo creer que dormí tan profundamente que hasta termine con la boca abierta. Intento levantarme pero una carga pesada contra mi torso me lo impide. Observo que un brazo dormido me rodea y cuánto más intento moverme más presión egrese. Detallo por primera vez el enorme tatuaje que adorna su piel, es una figura de la Hidra, las cabezas recubren todo su bíceps, decorado por diversas letras en rusas, calaveras, rosas marchitas y demás figuras extrañas, elevo mi vista hacia su rostro, está completamente dormido, tan pacífico y tranquilo, me parece gracioso ver por primera
Residencia Kilen/ChicagoElizabeth Volkova Llevamos más de cinco horas sentados alrededor de la enorme mesa de Victoria, Aleksander está dando algunas instrucciones a Paul quien hace un trabajo perfecto ignorandome, concentrado en lo que explica mi prometido, Por su lado Francisco no puede hacer lo mismo, ya que no quita su mirada de mi en ningun segundo, intento evadirlo, mirar hacia otro lado, ignorarlo pero aun siento su mirada sobre mi. Aleksander se percata de eso sin embargo no hace ningún comentario, algo que me intriga demasiado. Aun no lo conozco como desearía y aunque deseo creer en sus palabras no se cual es el verdadero lugar que tengo en su vida más allá de ser su esposa. —¿Elizabeth?—Escucho la voz de Aleksander pero he metido tanto en mis pensamientos que no reaccionó hasta que me sostiene de la barbilla atrayendo mi rostro frente al suyo.—¿Estás bien?— pregunta preocupado, su mirada grisácea me acelera el ritmo cardíaco y por un momento quiero estar solo con el, sin
Chicago Elizabeth Volkova —Las chicas están teniendo una fiesta en la playa y nos invitaron — dice Victoria emocionada.—¿Cuáles chicas?— pregunto mirando disimuladamente al retrovisor, en efecto Francisco está mirándome y su gesto no es nada amistoso.—Las esposas de los socios, pero tú tranquila Samantha y Sandra no vendrán — dice intentando calmarme.—Victoria pero yo no tengo traje de baño ni dinero para comprarlos—digo angustiada.—Lo olvidaba, Aleksander me encargo que te diera esto— dice sacando un pequeño sobre de su bolsa.Tomo el sobre entre mis manos y procedo a abrirlo, dentro está una tarjeta totalmente negra, en la esquina inferior derecha lleva escrita la palabra "Elizabeth Volkov" con letras doradas, es prácticamente la misma que me entrego en el centro comercial pero esta tiene mi nombre en ella.—Increible, a mi Dan no me quiere dar una y eso que ya le rogué por muchos años —dice mirando el plástico entre mis dedos.—¿Que es?— pregunto confundida.—Es una tarjeta, e
Aleksander Volkov Segovia / España Mayo- Viernes 16:40 El calor de las velas fue incrementado la temperatura en la habitación, el aroma a vainilla y canela rodea todo mi alrededor, los gritos de Norah son silenciados por la almohada debajo de su rostro que mantiene mordiendo con fuerza, sus manos atadas detrás de su espalda hacen un esfuerzo por soltarse y las cuerdas negras que rodean sus muñecas dejan marcas tan rojas que parecen comenzar a sangrar. Su espalda se arquea como si deseara partirse en dos, la parte trasera de su cuello visible entre su castaña cabellera que apenas toca sus hombros y la pálida piel de su culo roja como la sangre debido a los azotes con esa posición en cuatro perfectamente expuesta para recibir mi devastador falo que tanto le encanta. Para un hombre como yo esa es una vista fantástica que puedo tener de una mujer. Tomo la carne de sus glúteos con fuerza haciendo que mis dedos se hundan en ella dejando marcas que se, tardarán días en desaparecer. Mis e
Elizabeth Durán Segovia / España Mayo- Viernes 17:35 Mi respiración está agitada, tengo la adrenalina a mil por hora, siento como el sudor me recorre el cuerpo, estoy expectante ante cualquier movimiento, mis manos defendiendo mi guardia, hasta el momento voy invicta aunque Mariana ya tiene la ceja rota la sangre le está dificultando la visión. Ella se acerca a mi levantando su pierna derecha con intención de golpear mi costado, doy un salto hacia atrás y apenas rosa mi piel, se aleja de mi —¡Vamos mi amor, tu puedes!— grita Francisco y yo sonrió al escucharlo, siempre me demuestra su apoyo, es mi fan número uno Mariana se acerca y lanza su puño izquierdo contra mi pero el mi brazo derecho rápidamente me cubre el rostro, aprovecho la abertura en su guardia y estiró mi brazo derecho y siento como mi puño conecta con su mandíbula, si cabeza se ve hacia atrás y yo soy un paso alejándome de ella. No es una pelea a matarnos, nos hemos contenido en fuerza pero se que ese golpe le
Elizabeth Durán Segovia / España Mayo- Viernes 20:10 Llegamos por fin al lugar, aquel edificio histórico del siglo XVIII, que fue restaurado y adaptado para volverse un hotel era impresionante, Paul salió primero del auto y se apresuró para abrir mi puerta y ayudarme a salir. Paul conocía a la gran mayoría de los invitados que estarían en este lugar, muchos de ellos nos habían contratado para "solucionar un problema" entre bandos o recuperar objetos perdidos pero en todos y cada uno de nuestros trabajos Paul era el rostro del negocio y yo era la ejecutora. Llene mis pulmones con aire y sin dejarlo salir caminé hacía esas inmensas escaleras, aquello parecía una alfombra roja de los premios del año, había tantos reporteros y luces alrededor que pronto me sentí abrumada el flash de las cámaras se disparaba con desesperación cada que alguien llegaba a la entrada del salón. Me sentí un poco avergonzada observaba los vestidos de muchas mujeres se veían costosos y elegantes mientras que y
Elizabeth Durán Segovia / España Mayo-Viernes 20:46 Lo mire directamente a los ojos y me aterre al notar que esa mirada gris no provocaba dentro de mi lo que hacían muchas otras cuando estaba en una misión. Fui participé en un sin fin de acuerdos entre Paul y sus contactos para encargarme de la desaparición de muchos tantos. A Paul le llegaban las órdenes de robo, vigilancia o asesinato y yo siempre fui su fiel verdugo. Por mi cuerpo habían pasado un sinfín de caricias, ya no podía contar cuántas bocas se habían apoderado de mis labios con intención de volverme suya, pero todos perdían la vida al momento perfecto, Paul me había enseñado bien, me habia obligado a afrontar mis miedos y convertirlos en mi fuerza, a lo largo de los años había perdido la toda habilidad de sentir, tanto asco como deseo. Me había convertido en una muñeca de porcelana, fria y hueca. Yo ya no sentía nada. Hasta Francisco era víctima de ese entrenamiento tan hostil, habíamos iniciado una relación nada ser
Aleksander Volkov Segovia /España Mayo. Viernes 3 20:00 —¿Dónde está mi hermano? — digo arrebatando la taza de té de la mano de Sara, la mujer que a estado a mi lado desde el día de mi nacimiento así como el de todos mis hermanos. Que yace en la enorme cocina de la mansión. La mujer eleva su celeste mirada por arriba de su gafas y yo me quedo un momento observando como su rostro arrugado y su cabello blanco le dieron un aspecto adorable sin embargo ella seguía siendo fuerte y mandona. Hace una nueva como si mi pregunta fuera la más estúpida del mundo y en cierto modo lo es, después de todo tengo muchos hermanos pero quiero poner a prueba el conocimiento que tiene sobre los miembros de la familia Volkov. —Salió desde hace cuarenta minutos —dijo sin vacilar, yo sonrió y le doy un gran sorbo a su taza tomando casi todo el té, se la devuelvo en forma de burla —Sarah ¿Sabes donde dejo mi ropa? —¿Que ropa?—pregunta la anciana —La que usaré en la fiesta de los españoles, Norah estab