Capitulo 3

Elizabeth Durán

Segovia / España Mayo- Viernes 20:10

Llegamos por fin al lugar, aquel edificio histórico del siglo XVIII, que fue restaurado y adaptado para volverse un hotel era impresionante, Paul salió primero del auto y se apresuró para abrir mi puerta y ayudarme a salir.

Paul conocía a la gran mayoría de los invitados que estarían en este lugar, muchos de ellos nos habían contratado para "solucionar un problema" entre bandos o recuperar objetos perdidos pero en todos y cada uno de nuestros trabajos Paul era el rostro del negocio y yo era la ejecutora. Llene mis pulmones con aire y sin dejarlo salir caminé hacía esas inmensas escaleras, aquello parecía una alfombra roja de los premios del año, había tantos reporteros y luces alrededor que pronto me sentí abrumada el flash de las cámaras se disparaba con desesperación cada que alguien llegaba a la entrada del salón. Me sentí un poco avergonzada observaba los vestidos de muchas mujeres se veían costosos y elegantes mientras que yo traía uno que fue modificado por mi hermana menor en en viejo ático de una casa muy deplorable.

—No es la ropa cariño— susurro Paul cerca de mi oído, me había leído la mente como siempre

—¿Entonces que es?— dije sin dejar de mirar el desfile de mujeres adineradas entrando al lugar

— Es la seguridad con la que lo portas— dijo con animo —Te mostraré, arregla tu postura—. Ajusto mi mano a su brazo y camino hacia las luces

En cuanto llegamos a la primer cámara los Flash se hicieron presentes destellando sin parar uno detrás del otro, el sonido de las cámaras al tomar las fotos arremetió contra mis oídos y las voces de todos los camarógrafos y periodistas hablando al mismo tiempo me abrumaron rápidamente

—¡Que belleza! — exclamó uno de los periodistas acercándose a mi

—¿De dónde salió esta hermosa creación?—dijo otro que se emparejó con el primer periodista y muchos más se acercaron a mí preguntando lo mismo, esperando mi presentación.

—¡Señoras y señores tenemos aquí a la más bella dama de la noche — dijo un reportero tomando mi mano

Y más fotógrafos se concentraron en mi

Sabía que para los hombres yo era demasiado atractiva, eso había hecho mi trabajo mucho más sencillo a lo largo de los años, hacer que un hombre cayera ante mi rostro o mi cuerpo era sencillo para mí pero tener tanta atención en un lugar desconocido me estaba poniendo muy nerviosa, no entendía como los artistas podían vivir con algo así todo el tiempo, esas luces me estaban provocando migraña y tantas miradas sobre mi inspeccionado cada parte de mi cuerpo era incómodo. Paul noto mi rostro de auxilio y se acercó a mi

—Bueno señores regresen a mi acompañante o nos dejarán fuera del evento — dijo bromista y los camarógrafos abrieron paso sin dejar de fotografiar cada paso que daba.

Dentro del salón podía notar una combinación de elementos arquitectónicos históricos con un diseño interior elegante y sofisticado, en colores vintage, repleto de flores de diversos colores claros, creando un ambiente acogedor y refinado. El aroma a champagne invadió mi nariz, el chocar de las copas de apoderó de mis oídos y el destellar de joyas y vestidos brillantes domino mi vista. Paul me tomo con fuerza y rápidamente gire a mirarlo.

— Aún no está aquí— respondió llevando su mirada por todo el salón

—¿Como lo sabes?— cuestioné sorprendida de que supiera tanto

— Cuando llegue lo sabrás — dijo caminado hacia un mesero que rápidamente nos ofreció una copa de champagne

—¡Caramba si viniste!— dijo un hombre de mediana edad vistiendo un elegante traje gris.

—Claro que si, no podía perderme una fiesta tan importante— dijo Paul chocando su copa con el hombre

—¿Y esa belleza de dónde la sacaste?— dijo mirándome de los pies a la cabeza

Su mirada era lascivia y provocadora, a mí me provocaba náuseas pero sabía que a él yo le provocaba muchas pajas mentales como a cualquiera otro asqueroso hombre.

—Necesito un poco de aire— dije acercándome al oído de Paul, él sonrió y me hizo una seña para alejarme.

Caminé hacia la primer terraza que note disponible, pero para esto tenía que atravesar todo el salón, cuando iba por la mitad de mi recorrido un bullicio estallo en la entrada del salón. Mi corazón dio un salto cuando note lo que entraba por esas enormes puertas, por fin había llegado y podía entender por qué Paul me había indicado que no tardaría en notar su presencia, aquel enorme hombre irradeaba una belleza descomunal, su castaño cabello perfectamente peinado y su elegante traje blanco que enmarcaba un cuerpo atlético era una hermosura para la vista. Era un hombre mucho más alto que varios de los invitados dentro del salón quizás dos metros o un poco menos pero era enorme.

Me quedé observando como conforme caminaba un séquito de mujeres le pisaba los talones. Di un trago a mi copa y decidí seguir a mi destino, después de todo en verdad necesitaba aire.

No podía entender por qué las mujeres parecían querer ponerse de alfombra para ese hombre, era atractivo claro que sí, pero muchos otros también lo eran así que esa sumisión y dispocisión de tantas mujeres me repugnaba muchísimo, después de todo un hombre tan bello seguramente era arrogante y patán como todos.

El aire Impacto con fuerza sobre mi rostro, pronto deje de sentirme tan agobiada, el plan ya estaba en marcha, Paul estaba aquí conmigo, seguramente Francisco y Adam ya estaban en sus puestos y yo lo único que hacía era dudar como una novata. Tenia que crear una estrategia rápida para poder atraer a ese hombre y hacerlo llevarme a su habitación para poder extraer esa m*****a joya y terminar con esto. Miente viajo en un sin fin de posibilidades haciendo que rápidamente saliera de mi realidad.

—Era verdad lo que decían afuera— escuché detrás de mi una voz fuerte pero amable con un acento peculiar al hablar y pronto entendí quien era. Solté el aire contenido en mi garganta y gire mi rostro con cautela y sensualidad

En efecto el ruso se mantenía detrás de mi con una copa en la mano y mirándome con intensidad. Me había ahorrado la primera parte de mi plan que era atraerlo, ya estaba aquí y ahora necesitaba retenerlo.

—¿Podría explicarme a qué se refiere caballero?— Endulce mi voz y pude notar como el castaño tragaba saliva. Lo estaba logrando

—Dijeron que había llegado la dama más bella de la noche y quise confirmarlo —dijo con delicadeza sin dejar de mirarme

Gire mi cuerpo por completo para colocarme frente a el, incline mi cabeza como si fuera víctima de un poco de vergüenza por su comentario, lentamente lleve mi mano derecha hacia mi pecho y retire cabello del hombro. Él ruso dio un paso hacía mi completamente hipnotizado por mis sutiles movimientos. Cuando estuvo cerca pude notar con más detalle su rostro ancho, con pómulos prominentes, una nariz griega y unos preciosos ojos grises como el cielo anunciando tormenta.

—Y dígame ¿Acaso lo he decepcionado?— pregunté con cautela, tratando de sonar tierna y sumisa.

El hombre llevo su mano hacia su cuello y ligeramente aflojó un poco su corbata negra

—Claro que no, puedo decir que se quedaron cortos con la descripción— dijo con tono nervioso

Lo observé con atención, sus ojos recorrían mi rostro, no mi cuerpo como el resto de los hombres, su mirada era tierna e inexperta, me intrigaba que no veía el deseo que mostraban siempre cuando me miraban con esa actitud, creo que el no me deseaba como el resto y eso era un problema.

—¿Dónde está su acompañante? — pregunto con cautela y su acento me estaba gustando mucho

—¿Dónde está la suya?— respondí con una sonrisa cautivadora y el parpadeó impresionado.

—N-No tengo...— dijo nervioso

—Hay varias damas detrás de usted— dije mirando por un costado de su cuerpo, un grupo de chicas nos miraban y hablaban entre ellas

—Hay varios caballeros detrás de usted—repitió mi comentario y yo volví a sonreír

— Yo no tengo un grupo tras de mi esperando impaciente que termine está conversación— dije desviando un poco la mirada para luego llevar con lentitud la copa a mis labios y dar un sorbo ligero y elegante sin dejar de mirarlo a los ojos.

—¿Y si no termino está conversación? —dice el castaño dando un trago largo a su copa

—Entonces yo ya podría decir que tengo un acompañante— dije con sutileza

—Pero llegó con alguien ¿No es así?— cuestiono el hombre

—Pero nadie en esta fiesta tendría problema si yo, la dama más bella de la noche estoy con el caballero más atractivo de la fiesta— dije en un tono poco atrevido mientras llevaba mi dedo índice hacia mi labio inferior para jugar un poco con el

—¿Te parezco el más atractivo?— pregunto tragando de nuevo saliva

—Como a todas ellas — afirme señalando detrás suyo.

Aquellas mujeres estaban que hervian en cólera al notar que por más que esperaban y nos miraban el ruso no parecía querer moverse de mi lado. No podía culparlas, ese hombre era muy atractivo y recordado la foto que me había mostrado Paul pude notar que lo juzgue de mala manera, en esas fotografías y reportes de la prensa parecía un maldito, un mujeriego sin escrúpulos pero hablar con el de estaba volviendo bastante interesante. Su nerviosismo cuando lo miraba me estaba divirtiendo bastante. Quizás esté robo sería mucho más fácil de lo que creía.

—Creo que es momento para presentarme—interrumpió el ruso entregándome una sonrisa amable pero seductora

—Yo se bien quien eres...— dije siguiendo su método de coqueteo

—¿Es así?

—Claro que si, el poderoso Aleksander Volkov no puede pasar desapercibido

Los ojos grises del ruso se abrieron ante mi sorpresa y una sonrisa tímida se formó en sus labios

—¿Yo, Alekander Volkov? —pregunto sorprendido

—¿No es así? — pregunté un poco nerviosa, el ruso parpadeó con sorpresa y luego mostró una sonrisa amplia

—Claro que lo soy, solo no sabía que era tan famoso —dijo en un tono asombrado

—Pero eso me pone en una gran desventaja porque yo no sé cuál es tu nombre — dijo colocandose a un lado mío

—¿Y si deseara dejar mi nombre en una incógnita?—pregunté dando un sorbo más a mi copa sin romper la conexión de nuestras miradas

—Seria el pretexto perfecto para estar junto a ti y lograr obtenerlo —dijo llevando su enorme mano hacia mi rostro, dónde con cuidado y delicadeza posicionó su dedo pulgar sobre mi pómulo derecho y acaricio con lentitud formando un círculo desde mi característico lunar hasta mi barbilla.

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