Las dos chicas se van escabullendo en medio de las obstáculos para esconderse y también para ir buscando a los enemigos. Pero no solamente deben cuidarse de ellos, sino que dentro del campo también hay peligros reales de los que se deben cuidar. De pronto, Lía se queda atrás escondida y comienza a observar los movimientos de Sandy. Se da cuenta que la chica es realmente rápida y letal, por un momento se queda allí, sumida en sus pensamientos viendo la manera tan ligera en la que se mueve y agradece que sea ella quien cuide de su hermano. Sandy se da cuenta que Lía se ha quedado atrás y le hace un gesto para que avance. Rodean uno de los obstáculos, el cual consiste en varios contenedores de petróleo vacío amontonados, justo antes de salir a campo abierto se encuentran de cara con dos hombres del equipo contrario. Sandy reduce de tres disparos mientras que Lía le vacía un cargador completo al otro. —La siento Laius… —le dice Sandy a uno de ellos con una sonrisa y sigue su camino.
Poco a poco los invitados van llegando y Lía se va viendo rodeada por gente que en verdad la aprecia. Sandy trata de mantenerse al margen, aunque está allí como una chaperona de Steve y no deja de ser una empleada más.Se queda de pie al lado de un seto, en un lugar algo oscuro, va mirando los movimientos de Steve y también de aquellas mujeres que se acercan a saludarlo, algunas manoseándolo más de la cuenta.—No deberías estar aquí, querida —la voz dulce de mía le llega y se gira para verla. La mujer la está mirando con una sonrisa y se engancha de su brazo—. Mi hijo nos contó que estás aquí para evitarle precisamente eso, que alguna se quede más de la cuenta a su lado.—Sí, primero me gusta analizar la situación y ya que tengo que entrar en papel… Tengo que ver quién se merece que le quiebre la nariz y quién que le arranque los cabellos falsos —Mía deja salir una carcajada y le da unos golpecitos en el brazo.—No necesitas hacer nada de eso, por hoy sólo disfruta la fiesta y si algu
A lo largo de esos seis años, cada una de las mujeres que se lanzaron a besar a Steve Moore, terminaron con algo mucho más serio e intenso que un beso. Sin embargo, en ese momento Steve no tiene idea de qué hacer ni menos cómo reaccionar.Si le responde el beso, muere.Si la abraza, muere.Si se aleja de ella… muere.Así que, sea cual sea el resultado, como se va a morir, decide rodearla con sus brazos y pegarla a su cuerpo. Le responde el beso y Sandy no se retira, ambos disfrutan de aquel contacto y es como si todo el mundo a su alrededor desapareciera.Por primera vez Sandy se siente mareada y no tiene nada que ver con el champán que se tomó anteriormente, es algo nuevo, distinto, una sensación que la embarga y se siente tan abrumadora.Mientras que Steve intenta saborear no sólo la boca de Sandy que le sabe a gloria, sino que también se memoriza su cuerpo de esa manera, para no olvidar cómo es tocar el cielo en la tierra.Cuando Sandy al fin logra separarse de Steve, lo mira direc
Cuando Sandy sale al fin al pasillo, se da cuenta de que sólo hay una persona, mientras que Fer se queda a su lado apuntando también al extraño.Frente a ella se encuentra a un hombre alto, de hermosos ojos azules, bastante ancho y que tiene cara amable, pero cuerpo de maleante.—¡¡Arriba las manos y aléjate de la puerta!! —le ordena Sandy, quien está atenta, sin embargo, el hombre la mira incrédulo. Hace lo que le pide con una expresión de diversión—. ¿Qué es lo que te parece tan gracioso?—¿Ustedes? —Sandy le gruñe y con un gesto de la cabeza le ordena a Fer que lo revise.Fer se acerca al hombre para revisar que no vaya armado, de pronto la puerta se abre del departamento de Steve y este se queda allí estupefacto. Su vista va de Sandy al hombre que está frente a él y luego a Fer que sólo va con bóxer.Y eso definitivamente no le gusta.De pronto, el extraño le hace un gesto con el rostro y se acerca a él para abrazarlo.—¡Sobrino no tenía idea que tenían acorralado!—Tío Steven… —l
Steve se encuentra tirado en el sofá de la sala de su departamento total y plenamente aburrido. Esa semana el trabajo fue arduo y se negó a trabajar el fin de semana. Sin embargo, el no tener nada que hacer en casa lo tiene al borde del colapso.Se pone de pie y camina hasta la cocina para ver qué es lo que puede comer, pero no tiene nada, así que decide salir a comprar. En cuanto abre la puerta, se encuentra con la figura de Fer, con la misma cara de aburrimiento.—Tengo hambre, iré de compras —es todo lo que dice, Fer asiente y le avisa a Sandy que saldrán a comprar. En menos de cinco segundos, la chica sale y Steve se dirige al ascensor.—¿No hay ningún panorama para esta noche? —le pregunta ella divertida.—¿Dejarás que me porte mal?—¡Pero por supuesto que… no! —se ríe ella y Steve rueda los ojos—. El día está precioso, deberíamos ir a algún lugar…—¡Eso! Nos iremos de paseo.—¿No deberíamos volver por algo a la casa?—No, compraremos todo en el camino. Prepara tu séquito, nos va
Y nuevamente ese intento de beso en la playa queda en el olvido, al menos en sus bocas, porque en sus pensamientos es muy diferente. Desde ese día Sandy se siente extraña y no sabe qué hacer, por lo que decide hablar con la única persona que le dirá lo correcto y no lo que quiere escuchar. Toma su teléfono y llama a su padre, quien le responde en el primer repique. —Princesa, ¿cómo estás? Que gusto escucharte. —Hola, papi… en realidad no sé cómo estoy. —Te oigo desinflada, ¿te pasó algo? ¿No has podido golpear a nadie, es eso? —No, papá —se ríe ella—. Es… es un chico —James, que está sentado con unos clientes se pone de pie y sale de allí sin importarle nada, se encierra en su oficina y Sandy se pone ansiosa—. Papi, ¿estás ahí todavía? —Sí, me vine a mi oficina para poder maldecir a gusto al idiota que me tiene a mi princesa desinflada. —Él no me ha hecho nada, padre… pero tengo miedo. Nunca me sentí así antes y en verdad me da terror lo que estoy sintiendo, más por un hombre as
Lentamente, Sandy se acerca a al rostro de Steve y deja un suave beso en su frente hirviendo. Al separarse, él la mira con el ceño fruncido, mientras que la chica se ríe con gesto pícaro.—Me mentiste, me dijiste que me darías un besito si me tomaba la pastilla.—¡Y te lo di! ¿O no? —le dice ella con gesto inocente.—Pero…—¿Dónde demonios crees que te iba a dar un beso? —le pregunta a ella poniéndose las manos en la cintura y Steve baja la mirada—. ¿En la boca? Noooo… ¿Tú quieres que me enferme?—Eres una malvada ilusionaste a este pobre hombre enfermo, pero si te enfermaras, yo te cuidaría.—Enfermo estarás, pero de pobre, no tienes nada… además, no es que estés en condiciones de cuidar a nadie —Steve se mueve un poco y ella vuelve a anotar su desnudez—. ¡Demonios, ¿es que acaso no conoces los pijamas?! —lo regaña tratando de cubrirlo un poco.—No me gusta, los pijamas son incómodos.—Bueno, ahora una pequeña parte del equipo va a conocerte completico, porque van a meterte a la tina
Sus labios cálidos por la fiebre no se detienen ante aquel roce. Una mano débil y temblorosa de Sandy, sube hasta su nuca para que no se aleje de ella, Steve entra como en un estado de frenesí y se devora a Sandy lo mejor que puede.Cuando se separa de ella, Sandy mantiene los ojos cerrados y Steve le acaricia el rostro.—Eres tan hermosa… —susurra Steve sin poder creer que la tenga allí.Unos minutos después, cuando siente que la temperatura ha bajado, la saca de la tina y la deja en su cama envuelta con las toallas. Tratando de no mirar, le quita la ropa mojada y le coloca de la suya, Sandy se coloca de lado y abraza una almohada, emitiendo un leve quejido de dolor.Steve decide salir al pasillo y llamar a Ferdinand.—¿Señor Moore, pasa algo? —le dice algo adormilado y Steve sonríe al ver que va con pijama—. ¿No se supone que Sandy está con usted?—Sandy también se enfermó. Necesito que llames al médico para que venga a inyectarla.—¡Maldición! Lo hago enseguida —escribe un mensaje