Lentamente, Sandy se acerca a al rostro de Steve y deja un suave beso en su frente hirviendo. Al separarse, él la mira con el ceño fruncido, mientras que la chica se ríe con gesto pícaro.—Me mentiste, me dijiste que me darías un besito si me tomaba la pastilla.—¡Y te lo di! ¿O no? —le dice ella con gesto inocente.—Pero…—¿Dónde demonios crees que te iba a dar un beso? —le pregunta a ella poniéndose las manos en la cintura y Steve baja la mirada—. ¿En la boca? Noooo… ¿Tú quieres que me enferme?—Eres una malvada ilusionaste a este pobre hombre enfermo, pero si te enfermaras, yo te cuidaría.—Enfermo estarás, pero de pobre, no tienes nada… además, no es que estés en condiciones de cuidar a nadie —Steve se mueve un poco y ella vuelve a anotar su desnudez—. ¡Demonios, ¿es que acaso no conoces los pijamas?! —lo regaña tratando de cubrirlo un poco.—No me gusta, los pijamas son incómodos.—Bueno, ahora una pequeña parte del equipo va a conocerte completico, porque van a meterte a la tina
Sus labios cálidos por la fiebre no se detienen ante aquel roce. Una mano débil y temblorosa de Sandy, sube hasta su nuca para que no se aleje de ella, Steve entra como en un estado de frenesí y se devora a Sandy lo mejor que puede.Cuando se separa de ella, Sandy mantiene los ojos cerrados y Steve le acaricia el rostro.—Eres tan hermosa… —susurra Steve sin poder creer que la tenga allí.Unos minutos después, cuando siente que la temperatura ha bajado, la saca de la tina y la deja en su cama envuelta con las toallas. Tratando de no mirar, le quita la ropa mojada y le coloca de la suya, Sandy se coloca de lado y abraza una almohada, emitiendo un leve quejido de dolor.Steve decide salir al pasillo y llamar a Ferdinand.—¿Señor Moore, pasa algo? —le dice algo adormilado y Steve sonríe al ver que va con pijama—. ¿No se supone que Sandy está con usted?—Sandy también se enfermó. Necesito que llames al médico para que venga a inyectarla.—¡Maldición! Lo hago enseguida —escribe un mensaje
Steve se despierta mucho más repuesto de la faringitis, salta de la cama y se queda unos segundos admirando cómo esa mujer duerme plácidamente en su cama. Se mete a la ducha para quitarse el sudor de la enfermedad, sale con una toalla rodeando su cintura y con otra más pequeña secándose el cabello, por eso no se da cuenta de que Sandy está despierta.—¿Te costaba mucho vestirte en el baño? —lo regaña Sandy y Steve se ríe sin mirarla.—Lo siento, no pensé que te despertarías antes de que saliera —toma una playera y se la coloca, para luego acercarse a la cama—. ¿Cómo te sientes?—Mejor, sólo me duele la cabeza y las articulaciones, pero mi garganta está mejor.—Bien, hoy tampoco nos moveremos de la casa, así que te quedarás en cama —sentencia él sacando un bóxer de su cómoda y Sandy abre los ojos antes de mirar a otro lado cuando él deja caer la toalla—. Ay, no te hagas, si ya me conoces completito, ¡me has visto dos veces!—¡Pero eso no quiere decir que tenga que seguir viéndote! ¡¡Te
Sandy se recuperó satisfactoriamente de la faringitis que la atacó y regresó a ser la misma de siempre, letal, seria y con la actitud a punto de patearle el trasero a Steve.Entra a la oficina de Steve para entregarle su almuerzo, porque tiene tanto trabajo acumulado que no quiere salir de la oficina, al verlo con el teléfono pegado a la oreja y el ceño fruncido, piensa que es algo serio, pero cuando se despide y suspira cansado sabe que es algo que no quiere hacer.—¿Malas noticias? —le dice dejando su comida en una esquina.—Depende de cómo lo veas… esta noche tengo que ir a un evento.—¿Y no quieres ir? —él niega con un puchero y Sandy se ríe—. Pero tienes que ir.—Shi —dice estirando el labio inferior como si fuera un niño y Sandy suelta la carcajada.—¿Puedo saber por qué? ¿Estará aburrido, irá alguien a quien no quieres ver, tienes mucho trabajo?—Aburrido para nada, irán muchas personas que no quiero ver y sí, tengo demasiado trabajo.—Bueno, lo del trabajo podrás avanzar en lo
Sandy la toma del cabello y la saca lejos de Steve, se para entre los dos en modo protector y la mira como si estuviera a punto de matarla.—¡¿Qué te pasa, loca?! —grita histérica la mujer, llamando la atención de un par de personas que están cerca. Fer llega con ellos por si debe contener a Sandy.—Es evidente que el caballero no quiere que lo beses —sisea furiosa Sandy, acercándose peligrosamente a ella.—¡Eso no es lo que me demostró mientras bailaba conmigo! —le dice la mujer furiosa.—¿Qué dijiste? ¡¿Crees que por ese baile ya te le puedes lanzar encima?! ¡Él en ningún momento te tocó! —la mujer abre la boca para protestar, pero se calla frunciendo el ceño.—Cómo sea —dice ordenándose la ropa—, ese hombre yo lo vi primero, no te metas en lo que no te importa.—Déjame decirte, rubia plástica, que él viene conmigo, este hombre es mío y no te permito que lo manosees —Steve se queda viendo a Sandy con intensidad, aunque no puede verle el rostro, se imagina que sus ojos deben estar ce
Al llegar al departamento, Ferdinand tuvo que ponerse en modo padre tóxico en clara representación de James, porque el par de tórtolos no quería separarse. Una vez en el departamento, a Sandy le importó un pepino que en Nueva York fueran las dos de la mañana, llamó a James para contarle que tiene novio porque la emoción no la dejaba hacer nada menos que eso.Por supuesto que James dejó escapar las mil maldiciones luego de cortar y cuando Elizabeth lo vio vestirse para partir a Chicago, le dijo que se metiera a la cama o estaría castigado un mes.Y como la intimidación podía esperar, pues se metió a dormir de nuevo con su mujer.Ya por la mañana, Steve sale al pasillo en pijama, el cabello revuelto, una enorme sonrisa y dos tazas de café, pero la sonrisa se le borra cuando se da cuenta de que están sacando varias cosas del departamento de Sandy, deja las tazas en la mesita al lado de su puerta y se mete corriendo.—Se me va la mujer… —dice casi sin aliento y se mete al departamento par
En Nueva York, James se pasea de un lado a otro en su despacho, pensando cómo rayos viajar sin que Elizabeth lo mate. Le prohibió ir a intimidar a Steve como lo ha hecho con los pretendientes de sus otras dos princesas, básicamente porque es el primer novio de Sandy así, de manera oficial.—Yo tengo que ir a asegurarme de que es el correcto, pero ¿cómo lo hago?De pronto, la puerta se abre y ve entrar a Dan*, quien tiene una sonrisa de esas que dicen que hay algo interesante.—James, pareces león enjaulado, ¿estás bien?—No… mi niña, mi princesita bella, ¡está saliendo con un put0 profesional!—¡¿Se enamoró de un gigoló?!—¡Ni para eso le alcanza, porque no cobra el infeliz! —Dan se quiere reír, pero se aguanta porque él también tiene hija y no le gustaría pasar por algo así.—Yo creo que ya era hora, Sandy tiene ¿veinticuatro años?—¡Y el tipo tiene veintiocho! ¡¡Es un viejo zorro experimentado!! —Dan podría decirle que sólo son cuatro años, mientras que todos los demás del grupo tie
James se despide de su hija en el pasillo y le dice que al día siguiente irá a visitarla de nuevo.—¡Oye, Moore! Mañana vengo por ti, más te vale que sepas pescar —le advierte James y él levanta los pulgares.Después de aquella respuesta a su amenaza tan de macho Alfa, pecho peludo, músculos de acero, James sólo pudo sentir respeto por él y asentir.Ninguna de las nenitas frágiles a las que intimidó antes le respondió de esa manera, por lo que se ganó la mitad del camino. Pero, como todos los pretendientes varones, debe pasar la segunda prueba: la tropa de amigos desquiciados.Y no es porque sea ajeno a ellos, ya que incluso Ethan Finnick* debió pasar su prueba para estar con Victoria Collins**.—Papi, no seas duro con él, le basta conmigo.—Te prometo que yo no haré nada, pero no puedo comprometer a los chicos.—¡¿Qué?! ¡¿Trajiste a los locos de tus amigos?!—En mi defensa, ellos me trajeron aquí, a pescar —James se encoge de hombros y le da un abrazo a su hija—. Te veo feliz y sólo