Fer se pasea nervioso por fuera del edificio de Diane, ella no quiso que la fuese a buscar hasta su departamento, así que no le queda más remedio que pasearse como león enjaulado esperando que ella baje.—Esta mujer me va a matar de un infarto, seguramente quiere que yo me caiga desmayado aquí en plena calle después de verla.En ese instante toma una piedra para desquitarse y comienza a patearla lejos de allí, hasta que escucha alguien aclararse la garganta, levanta la vista y se queda con una expresión por completo muy boba.Diane está parada en la entrada y se ve como una princesa.Además del vestido que la hace ver preciosa, va con un peinado con un moño alto que la estiliza por completo, unos aretes dorados y una cadena en donde un dije en forma de corazón cuelga en su cuello. El maquillaje es sencillo y suave, sin embargo, resalta perfectamente sus ojos azules, que a Fer lo dejan cautivado en menos de un segundo.Se acerca a ella rápidamente y le ofrece la mano para ayudarla a ba
—Diane… Te ves preciosa… —Ross intenta acercarse un poco más a ella, pero Diane retrocede de inmediato, puede ver la incomodidad en el rostro del hombre, quien sólo le dice, casi en tono lastimero—. ¿Será que podemos hablar un momento? ¿A solas?—Yo contigo nada tengo nada que hablar.—Por favor, hay muchas cosas que hace cuatro años nos quedaron pendientes.—Entre tú y yo no quedó nada pendiente, hazte un favor y mejor vete antes de que llegue alguien y te parta la cara.—¿Te refieres al tipo que estaba contigo? Se nota que él no es de tu mundo, no debería estar a tu lado, más parece un guardaespaldas que una pareja.—¿Y qué tendría de malo que yo me enamorase de una persona como él? Sería lo mejor que me podría pasar un hombre alejado de todo este asunto del poder y el dinero, que ve las cosas con más claridad y con más sencillez, que me da real protección, pero, sobre todo, que esté dispuesto a jugársela por mí.—Diane, por favor. Dame solo cinco minutos para poder decirte algo que
Madison toma asiento en uno de los sillones que están allí y Diane se deja guiar por Fer para sentarse frente a ella. Deja pasar unos breves segundos de silencio para tratar de calmar la tensión, pero en realidad eso lo hace mucho peor, así que sólo, suspira y comienza a contarle la verdad a la mujer.—Hace cinco años yo era mayor de edad, recién había comenzado la universidad y pretendía trabajar un poco más que sólo las vacaciones en la empresa de mi familia. Para entonces llegó un nuevo proyectista, uno que traía muy buenas referencias y que además daba la impresión de ser responsable y bastante bueno en su trabajo. Y, por supuesto, no decepcionó.«Ross se veía joven, pero maduro. Con el tiempo supe la edad que tenía, pero no me importó, me deslumbró y tal parece que yo también a él, así que comenzamos a salir, pero a escondidas de mis padres porque era demasiado mayor para mí.«Al inicio era algo inocente, tomarnos de las manos, un beso rápido… Hasta que una vez, en una oportunida
Para Fer despertarse con el cuerpo de Diane a su lado es lo más sublime, ya sea después de hacerle el amor o no, es simplemente lo mejor que le pudo pasar a su vida, por eso está dispuesto a lo que sea con tal de hacerla feliz, porque no se merece menos.Le deja un beso en el hombro y ella sonríe dormida, pero sólo se abraza más a una almohada y sigue durmiendo, como no si le dio una dosis triple para relajarla de una vez.Sale de la cama, se coloca un pantalón de pijama y sale a la cocina para preparar algo de comer. Está en eso cuando Sandy llega al departamento acompañada de Steve.—Dame cinco minutos y… —se queda callada en cuanto ve a su amigo allí en la cocina, con dos tazas de café vacías esperando a que el líquido esté listo de la máquina—. ¿Estás acompañado?Pero en lugar de responder Fer, lo hace Diane, quien sale con una camisa que le llega a la mitad de los muslos, despeinada y somnolienta, sin ver que a su hermano se le cae la quijada. Sandy mira a su amigo con esa cara d
Para cuando terminan su paseo, Fer la invita a cenar a un restaurante cerca del departamento de Diane, pero ella se niega.—Steve ya fue con el chisme a mis padres, así que estás cordialmente invitado a cenar a casa de los Moore.—No sé por qué, pero nunca en mi vida me había sentido tan intimidado como ahora —Diane se carcajea y se aferra a sus brazos, mientras siguen caminando hasta un lugar en donde tomar un taxi.—No lo hagas, te puedo asegurar que mi padre no es tan terrible como el señor Knox, sólo se tú mismo y responde con sinceridad todas las preguntas que te haga, sólo de esa manera mi padre llegará a confiar en ti.—¿Y tú? ¿Confías en mí? —los dos se detienen allí en la calle y enfrentan sus miradas. Diane lo ve directo a los ojos y le acaricia el rostro con ternura.—Sí, confío plenamente en ti… Es increíble, pero a pesar de la manera en que nos conocimos, resultaste ser el hombre más sincero y confiable de toda mi vida —en la cabeza, suavemente y pronto detienen un taxi.
Cuando Ferdinand se queda solo con Mía en la sala, los dos se quedan hablando de diversas cosas, entre ellas de qué es lo que hace cuando no tiene trabajo en la organización de James.—Descanso. Me gusta dormir, salir a caminar, hacer ejercicio, aprovecho de hacer todo eso mientras no tengo que cuidar traseros y espaldas —Mía se ríe de él. En ese momento llegan Nathan y Diane, él con una expresión seria.—Papá, déjame presentarte a mi novio —Fer se pone de pie rápidamente y abraza a Diane—. Ahora sí, oficialmente, ya lo conoces, pero quiero que sepas de nuestra relación.—Mm… creo que las cosas cambian ahora —Nathan mira a Fer fijamente y le pregunta con seriedad—. ¿Cuáles son sus intenciones con mi hija?—Las mejores del mundo y todas las que ella me permita, señor.—¿Ya te la llevaste a la cama? —Fer abre los ojos y Diane trata de no reírse.—Eh… no creo que deba responder eso, señor… por respeto a su hija, no diré nada sobre eso.—O sea, que sí… bien, ¿están usando protección al me
En ese momento, Ferdinand siente el verdadero terror… Naaaa jajaja—Tengo que cortarte, mi mujer acaba de despertarse y quiere saber qué tengo que decirle, así que dame unos minutos y luego te llamaré para responderte si aceptaré o no el trabajo.—¡Oye, esa no es opción…! —pero Fer no termina de escuchar el reclamo de su compañero, corta la llamada, mete el móvil en una cómoda y se acerca a Diane para atraerla a su cuerpo y abrazarla.—¿Cómo dormiste princesa? —le dice con tono seductor.—Ferdinand Kast, no vas a zafarte de mi pregunta, quiero que me digas ¿qué es lo que tienes que decirme?—Me llamaron del trabajo —le dice con un suspiro desinflado—, necesitan que corte mis vacaciones porque tienen un trabajo para mí.—¿Y eso es muy malo? Te conocí trabajando, Ferdinand, no veo cuál es el problema en que debas cortar tus vacaciones para cumplir con él. De todas maneras, nosotros seguiremos en contacto, no es que estemos en la edad de las piedras.Fer la mira fijamente y se da cuenta
Para Fer, tomar ese avión y viajar a más de tres mil doscientos kilómetros, a un poco más de cuatro horas de vuelo, es la muerte misma.Nunca sintió ese miedo, el vacío de su corazón instalarse de esa manera al dejar a una mujer, siempre fue todo lo contrario, casi como un nuevo trofeo para su larga trayectoria conquistadora, pero Diane fue distinta desde que la vio ese día en la oficina.Las horas lejos de ella se le vuelven lentamente una eternidad, le pesan y eso se le nota al caminar.Cuando llega con uno de los agentes a cargo de la logística, este lo mira y silba escandalosamente al ver la expresión de Fer.—Quién te viera y quién te ve… no puedo creer que esté frente a mí el gran Ferdinand Kast enamorado de una mujer… una sola.—Déjame en paz, Gómez —le gruñe Fer y el hombre se ríe más.—Te pegaron dudo, hombre… en fin, vamos con el trabajo.Los dos se sumergen en lo que Ferdinand debe hacer de ahora en adelante para proteger a Faviana y evitar que se meta en problemas.Poco a