Steve se encuentra tirado en el sofá de la sala de su departamento total y plenamente aburrido. Esa semana el trabajo fue arduo y se negó a trabajar el fin de semana. Sin embargo, el no tener nada que hacer en casa lo tiene al borde del colapso.Se pone de pie y camina hasta la cocina para ver qué es lo que puede comer, pero no tiene nada, así que decide salir a comprar. En cuanto abre la puerta, se encuentra con la figura de Fer, con la misma cara de aburrimiento.—Tengo hambre, iré de compras —es todo lo que dice, Fer asiente y le avisa a Sandy que saldrán a comprar. En menos de cinco segundos, la chica sale y Steve se dirige al ascensor.—¿No hay ningún panorama para esta noche? —le pregunta ella divertida.—¿Dejarás que me porte mal?—¡Pero por supuesto que… no! —se ríe ella y Steve rueda los ojos—. El día está precioso, deberíamos ir a algún lugar…—¡Eso! Nos iremos de paseo.—¿No deberíamos volver por algo a la casa?—No, compraremos todo en el camino. Prepara tu séquito, nos va
Y nuevamente ese intento de beso en la playa queda en el olvido, al menos en sus bocas, porque en sus pensamientos es muy diferente. Desde ese día Sandy se siente extraña y no sabe qué hacer, por lo que decide hablar con la única persona que le dirá lo correcto y no lo que quiere escuchar. Toma su teléfono y llama a su padre, quien le responde en el primer repique. —Princesa, ¿cómo estás? Que gusto escucharte. —Hola, papi… en realidad no sé cómo estoy. —Te oigo desinflada, ¿te pasó algo? ¿No has podido golpear a nadie, es eso? —No, papá —se ríe ella—. Es… es un chico —James, que está sentado con unos clientes se pone de pie y sale de allí sin importarle nada, se encierra en su oficina y Sandy se pone ansiosa—. Papi, ¿estás ahí todavía? —Sí, me vine a mi oficina para poder maldecir a gusto al idiota que me tiene a mi princesa desinflada. —Él no me ha hecho nada, padre… pero tengo miedo. Nunca me sentí así antes y en verdad me da terror lo que estoy sintiendo, más por un hombre as
Lentamente, Sandy se acerca a al rostro de Steve y deja un suave beso en su frente hirviendo. Al separarse, él la mira con el ceño fruncido, mientras que la chica se ríe con gesto pícaro.—Me mentiste, me dijiste que me darías un besito si me tomaba la pastilla.—¡Y te lo di! ¿O no? —le dice ella con gesto inocente.—Pero…—¿Dónde demonios crees que te iba a dar un beso? —le pregunta a ella poniéndose las manos en la cintura y Steve baja la mirada—. ¿En la boca? Noooo… ¿Tú quieres que me enferme?—Eres una malvada ilusionaste a este pobre hombre enfermo, pero si te enfermaras, yo te cuidaría.—Enfermo estarás, pero de pobre, no tienes nada… además, no es que estés en condiciones de cuidar a nadie —Steve se mueve un poco y ella vuelve a anotar su desnudez—. ¡Demonios, ¿es que acaso no conoces los pijamas?! —lo regaña tratando de cubrirlo un poco.—No me gusta, los pijamas son incómodos.—Bueno, ahora una pequeña parte del equipo va a conocerte completico, porque van a meterte a la tina
Sus labios cálidos por la fiebre no se detienen ante aquel roce. Una mano débil y temblorosa de Sandy, sube hasta su nuca para que no se aleje de ella, Steve entra como en un estado de frenesí y se devora a Sandy lo mejor que puede.Cuando se separa de ella, Sandy mantiene los ojos cerrados y Steve le acaricia el rostro.—Eres tan hermosa… —susurra Steve sin poder creer que la tenga allí.Unos minutos después, cuando siente que la temperatura ha bajado, la saca de la tina y la deja en su cama envuelta con las toallas. Tratando de no mirar, le quita la ropa mojada y le coloca de la suya, Sandy se coloca de lado y abraza una almohada, emitiendo un leve quejido de dolor.Steve decide salir al pasillo y llamar a Ferdinand.—¿Señor Moore, pasa algo? —le dice algo adormilado y Steve sonríe al ver que va con pijama—. ¿No se supone que Sandy está con usted?—Sandy también se enfermó. Necesito que llames al médico para que venga a inyectarla.—¡Maldición! Lo hago enseguida —escribe un mensaje
Steve se despierta mucho más repuesto de la faringitis, salta de la cama y se queda unos segundos admirando cómo esa mujer duerme plácidamente en su cama. Se mete a la ducha para quitarse el sudor de la enfermedad, sale con una toalla rodeando su cintura y con otra más pequeña secándose el cabello, por eso no se da cuenta de que Sandy está despierta.—¿Te costaba mucho vestirte en el baño? —lo regaña Sandy y Steve se ríe sin mirarla.—Lo siento, no pensé que te despertarías antes de que saliera —toma una playera y se la coloca, para luego acercarse a la cama—. ¿Cómo te sientes?—Mejor, sólo me duele la cabeza y las articulaciones, pero mi garganta está mejor.—Bien, hoy tampoco nos moveremos de la casa, así que te quedarás en cama —sentencia él sacando un bóxer de su cómoda y Sandy abre los ojos antes de mirar a otro lado cuando él deja caer la toalla—. Ay, no te hagas, si ya me conoces completito, ¡me has visto dos veces!—¡Pero eso no quiere decir que tenga que seguir viéndote! ¡¡Te
Sandy se recuperó satisfactoriamente de la faringitis que la atacó y regresó a ser la misma de siempre, letal, seria y con la actitud a punto de patearle el trasero a Steve.Entra a la oficina de Steve para entregarle su almuerzo, porque tiene tanto trabajo acumulado que no quiere salir de la oficina, al verlo con el teléfono pegado a la oreja y el ceño fruncido, piensa que es algo serio, pero cuando se despide y suspira cansado sabe que es algo que no quiere hacer.—¿Malas noticias? —le dice dejando su comida en una esquina.—Depende de cómo lo veas… esta noche tengo que ir a un evento.—¿Y no quieres ir? —él niega con un puchero y Sandy se ríe—. Pero tienes que ir.—Shi —dice estirando el labio inferior como si fuera un niño y Sandy suelta la carcajada.—¿Puedo saber por qué? ¿Estará aburrido, irá alguien a quien no quieres ver, tienes mucho trabajo?—Aburrido para nada, irán muchas personas que no quiero ver y sí, tengo demasiado trabajo.—Bueno, lo del trabajo podrás avanzar en lo
Sandy la toma del cabello y la saca lejos de Steve, se para entre los dos en modo protector y la mira como si estuviera a punto de matarla.—¡¿Qué te pasa, loca?! —grita histérica la mujer, llamando la atención de un par de personas que están cerca. Fer llega con ellos por si debe contener a Sandy.—Es evidente que el caballero no quiere que lo beses —sisea furiosa Sandy, acercándose peligrosamente a ella.—¡Eso no es lo que me demostró mientras bailaba conmigo! —le dice la mujer furiosa.—¿Qué dijiste? ¡¿Crees que por ese baile ya te le puedes lanzar encima?! ¡Él en ningún momento te tocó! —la mujer abre la boca para protestar, pero se calla frunciendo el ceño.—Cómo sea —dice ordenándose la ropa—, ese hombre yo lo vi primero, no te metas en lo que no te importa.—Déjame decirte, rubia plástica, que él viene conmigo, este hombre es mío y no te permito que lo manosees —Steve se queda viendo a Sandy con intensidad, aunque no puede verle el rostro, se imagina que sus ojos deben estar ce
Al llegar al departamento, Ferdinand tuvo que ponerse en modo padre tóxico en clara representación de James, porque el par de tórtolos no quería separarse. Una vez en el departamento, a Sandy le importó un pepino que en Nueva York fueran las dos de la mañana, llamó a James para contarle que tiene novio porque la emoción no la dejaba hacer nada menos que eso.Por supuesto que James dejó escapar las mil maldiciones luego de cortar y cuando Elizabeth lo vio vestirse para partir a Chicago, le dijo que se metiera a la cama o estaría castigado un mes.Y como la intimidación podía esperar, pues se metió a dormir de nuevo con su mujer.Ya por la mañana, Steve sale al pasillo en pijama, el cabello revuelto, una enorme sonrisa y dos tazas de café, pero la sonrisa se le borra cuando se da cuenta de que están sacando varias cosas del departamento de Sandy, deja las tazas en la mesita al lado de su puerta y se mete corriendo.—Se me va la mujer… —dice casi sin aliento y se mete al departamento par