Jacob.-
La tenue luz de la lámpara junto a la soledad como mi única compañera finalizo el boceto del diseño del auto que mostraré a los inversionistas el día de mañana, me he trazado mi propio camino a pesar de mi apellido aunque ser el presidente del imperio de los Morgan no estaría mal podría convencer a la abuela Clara de invertir en mi empresa, pero como solo soy un adoptado no se me considera digno para ejercer el cargo.
Pese a eso desde siempre me he enfocado en cumplir cada una de mis metas sin distracciones, tengo mi empresa no es tan grande como las de mi familia, pero todo lo que he conseguido gracias a mi esfuerzo.
La única pesadilla en todo esto es mi madre sé que solo busca que sea exitoso y quiere que trabaje en conjunto con su sobrino Derek el niño bonito y engreído, el preferido, pero primero muerto antes que trabajar con ese idiota.
Todas la vida hemos sido rivales aunque por ser adoptado no tuve la misma atención que él, mi madre Caroline se casó a muy temprana edad, pero el fracaso en su matrimonio apareció cuando no pudo tener hijos, su esposo la abandonó y ella en un viaje a Italia donde pensaba matar su despecho se topó con un accidente automovilístico donde quedé huérfano, sin dudarlo me convirtió en su hijo.
Me ha llenado de cariño y me brindó una estabilidad económica, como toda madre busca lo mejor para mí, me impulsa aunque a veces me saca de quicio, es ella la que en mi nombre ha batallado para que yo tenga el puesto de CEO del imperio de los Morgan, el celular comienza a vibrar sobre mi escritorio y hablando de la reina de roma.
— Madre –Respondí observando el boceto a detalle.
— ¡Hijo mío ingrato! –Suelta con un poco de dramatismo. –Si no te llamo tú te olvidas por completo de mí.
— No exageres he estado ocupado
— ¿Ocupado para tu madre? –Me separo el teléfono de la oreja mirándolo con fastidio. –Bueno me alegra saber que por lo menos estás vivo, te tengo una noticia –Dice con emoción. –Conversé con mi madre y me indicó que están buscando afianzar el imperio Morgan y que siempre quede en familia
— Perfecto ¿Y? –Le respondo sin darle importancia a su parloteo.
— Tu abuela está decidida a dejarle la presidencia al nieto que se establezca con una esposa y eche raíces, que siente cabeza pues –Abrí la boca sorprendido antes de soltar una carcajada.
— ¡Pues entonces los Morgan estamos jodidos! –Seguí riéndome. –Madre Derek y yo lo único que tenemos en común es que no queremos atarnos a una sola mujer.
— Pues tanto tu abuela como yo lo haremos una obligación –Reconocía ese tono de voz, uno terco no dispuesto a dar su brazo a torcer.
— ¿Qué quieres decir? Madre ¡NO! voy a casarme olvídalo.
— Pues lo lamento ya estoy en busca de una esposa para ti y vas a ser un caballero, ya es hora, no estoy dispuesta a perder mi herencia por la obstinación de dos cabezotas.
— ¡Madre no te atrevas! –Le advierto soltando un gruñido.
— ¿O que Jacob Alexander? Te recuerdo que fui yo quien te dio la mitad del dinero para iniciar tu empresa como un préstamo, como tú exigiste, puedo obligarte a cumplir las cláusulas de pago de manera legal.
— Me amas demasiado para hacer algo así –Alegué al amor de madre que siempre la ablandaba.
— Sí, te amo, pero ya es hora y tienes la edad para comprometerte y darme nietos.
Justo cuando iba replicar ella colgó la llamada, odiaba cuando mi madre me obligaba a hacer algo, forzarme a invitar a una chica a un baile de graduación fue una cosa, pero obligarme a atarme al lado de una mujer, pasar mi vida acompañado de alguien que no quiero esto es llegar al límite y caballero una m****a, a cualquiera que escoja la haré vivir un infierno.
— ¡Al diablo los Morgan!
Natalia.-
Masajeo la parte baja de mi espalda una vez terminado de limpiar todos los platos, pase el pañuelo por mi frente limpiando el sudor, ya podía irme a mi habitación y cerrar mis ojos hasta el día de mañana.
Claro ese anhelo fue opacado por la voz de mi tía Fedora llamándome mientras entraba en la cocina.
— Natalia –Escuché el sonido de sus tacones sobre el precioso mármol italiano recién pulido por Ermita y yo el día de hoy antes de su fiesta del té.
— Dígame tía –El tono de mi voz salió con desgano.
— Mañana te llevaré conmigo de compras y al salón de belleza –Ella notó el desconcierto y la sorpresa expresada en mis ojos. –Verás después de todo acogerte en mi techo va a resultar beneficioso, hemos escuchado que uno de los nietos de Clara Morgan está en busca de una esposa digna y tú figuras entre las candidatas.
— ¿Qué? –La esperanza fue evidente en mi pregunta, un matrimonio, por fin podría librarme de estas cadenas.
— No te emociones no creas que porque la señora Morgan te elija te irás de aquí sin pagarnos todos estos años en los que te hemos dado de comer y techo, además de pagar tus estudios, pasado mañana Caroline Morgan vendrá a conocer a la heredera de los Redmond y serás educada, elegante y carismática, le sacaremos provecho a la belleza que heredaste de tu madre –Se acerca tomando entre sus dedos un mechón de mi cabello rubio. –Sí lo hiciste con un pobre diablo en el pasado puedes hacerlo ahora, recuerda que solo yo sé dónde se encuentra tu hija, mañana te quiero levantada y lista para salir a las siete.
Mis ojos se llenan de lágrimas al recordar a mi bebita, esa que mis tíos me arrebataron de los brazos al nacer sin ninguna piedad hace dos años. Mis padres murieron cuando tenía diez años, con una diferencia en meses, mi madre murió de cáncer en el cerebro y mi padre se hundió en la depresión de haberla perdido, no tenía más familia más que mi tía Fedora y su marido, todo el dinero de mi padre según mis tíos fue a parar en los pagos de los gastos médicos de mi madre y sus cuidados, él descuidó todo su negocio para atenderla dejándonos en quiebra, aunque me cuesta creerlo era muy bueno administrando, pero qué más da.
Mis tíos me acogieron, pero para ser su criada a cambio de las tres comidas y un techo y el pago de mis estudios, me sacaron de la escuela privada donde había estudiado toda mi vida y me metieron en la escuela pública no tenían hijos, pero nadaban en dinero gracias al bufete del marido de Fedora.
Ahora tenía la oportunidad de hacer mi propia vida, pero bajo sus condiciones ¿Cómo podre ocultar mi pasado? “Jacob Morgan” el nombre hizo eco en mi mente, si es un buen hombre tal vez pueda conseguir una solución y obligar a mi tía a que me diga donde escondió a mi hija.
Jacob.-La reunión con los alemanes interesados en invertir en el nuevo boceto salió a pedir de boca, quedaron fascinados y el negocio se cerró con éxito, lástima que fuera una celebración agridulce, la conversación con mi madre anoche no me dejó dormir cuando se empeña en algo lo consigue, el adelanto del pago de los alemanes por el diseño del sedán de lujo sería suficiente para pagarle su préstamo, pero debemos comenzar con el ensamblaje y los gastos operativos.— ¿Qué fue lo que pasó? –Irrumpe en mis pensamientos mi asistente y amiga Ronie. –Acabamos de cerrar un estupendo negocio y pusiste tu sonrisa diplomática ¿Qué pasa contigo?— Lo siento es solo que anoche mi madre conversó conmigo, la abuela Clara decidió darle la presidencia de las empresas al nieto que primero se case y tenga un heredero.— ¿Qué? –Preguntó alzando la voz con seriedad. – ¿Casarte?— Si Ronie casarme y mi madre ya está en busca de la candidata perfecta, me dijo que si no aceptaba me obligaría a pagarle el pr
Jacob.-— Jacob tenemos un problema –Ronie entró a mi oficina con el rostro pálido. –Nos robaron el diseño de los alemanes, mira –Me mostró un artículo donde la McLaren mostraba el boceto de mi sedan como su próximo lanzamiento. –Los alemanes llamaron furiosos quieren que le devolvamos el adelanto que nos dieron.— ¡Maldita sea! –Golpee con mi puño cerrado el escritorio causando que Ronie diera un respingo. – ¿Cómo mierdas pasó esto? ¡SOLO TÚ Y YO CONOCIAMOS EL BOCETO! –Grité con la furia apoderándose de cada centímetro de mi cuerpo.— ¡No lo sé! Tal vez alguien en el restaurante, espero que no pienses que fui yo Jacob –Expresó indignada con los ojos brillantes al borde del llanto.— ¿Sabes lo que esto significa? –Caminé de un lado a otro. –Tendremos que devolver ese anticipo y rogar porque los alemanes no piensen que quisimos jugarle una pasada, primero trata de convencerlos para enseñarle otro diseño me comprometo a entregarlo mañana mismo y rezaré porque lo acepten, ve –Le ordené,
Jacob.-Al llegar a la entrada fui recibido por una mujer mayor, me miraba embelesada y sonriente “Se amable, se amable Jacob” me repetía mentalmente.— Buen día señora, mi madre Caroline Morgan me espera –Le ofrecí mi sonrisa diplomática, que hizo que la anciana se sonrojara.— Por supuesto joven, adelante –Pasé por su lado arrastrando los pies con las manos en los bolsillos, escuché la risa de mi madre y eso era un mal augurio para mí, me detuve cuando escuché su comentario.— ¡Aaaw! Eres hermosa, elegante y adorable si mi hijo no se enamora de ti es un completo idiota –Rodé los ojos, era momento de hacer acto de presencia.— Yo también te quiero madre –Las tres mujeres giraron simultáneamente, pero solo una captó mi atención por completo, sus ojos verdes claros estaban fijos en los míos, eran hipnotizantes, profundos y llenos de vida, un rostro hermoso que parecía estar esculpido por un artista, cada rasgo desde su nariz delicada hasta sus labios carnosos estaban perfectamente cont
Natalia.-Después de ver salir a Jacob Morgan reaccioné y mis nervios se apoderaron de mí, mi tía seguramente se enojaría por no aceptar su propuesta, pero no me importa, porque en el fondo si ese hombre llega a descubrir que tengo una hija producto de una noche de copas me humillaría mi objetivo es conseguir a alguien que me ayude a encontrar a mi hija no que me juzgue y que se vuelva mi enemigo.(…)Estaba nerviosa caminando de un lado a otro por mi habitación, esperando la reacción de Fedora y no tuve que esperar mucho cuando la puerta se abrió de golpe la primera bofetada me tomó desprevenida dejándome en shock y con la mejilla ardiendo del dolor.— ¡¿Qué FUE LO QUE LE HICISTE A JACOB MORGAN?! ¡LO ARRUINASTE! –Me emparejó la otra mejilla con otra bofetada. –Gasté mucho dinero en ti para nada.— Tía –Las lágrimas se deslizaban por mis mejillas sin parar. –Ese hombre no es un tonto, él no quiere casarse me lo dejó muy claro.— ¡Tú solo tenías que seducirlo! –Sentí sus uñas clavándos
Jacob.-Hoy mi día había empezado pésimo con la visita de mi madre y su cantaleta por haberme ido de la casa de Natalia Redmond de manera en como lo hice, apenas si pude dormir dos horas, tenía mi mente hecha un lío en como cancelar las cuentas de la empresa este mes, realizar un nuevo diseño para venderlo y… que no deje de pensar en ella… esa chica que ojos verdes y cabello dorado que se atrevió a rechazarme como si fuera menos y que se adueñó gran parte de mi noche.Por lo que hoy elegí caminar hasta la oficina vivía solo a unos pocos minutos del lugar en el que se ubicaban las oficinas de mi empresa, el clima en Nueva York estaba frío, pronto comenzaría a nevar y era justo lo que necesitaba para aclarar mi mente, por eso amaba esta ciudad, al entrar veo a Ronie conversando con una mujer rubia y mi corazón se detiene.— ¿Será posible? –Avancé rápidamente hasta llegar hasta ellas.— ¿Qué está pasando aquí? –Gloria mi recepcionista y Ronie fijaron su mirada en mí, pero la rubia no mov
Natalia.-Comienzo a creer que fue una muy mala idea venir a este lugar, debí citarlo en una cafetería, cuando el café caliente se derramó sobre mi piel, una oleada de dolor agudo me atravesó en mi abdomen, vi de inmediato la enorme mancha roja en mi piel, necesitaba calmar el calor de la herida abría la llave de agua fría al sentirla sentí solo un breve alivio, estaba furiosa, ¿Qué es lo que le pasa a esa mujer? Eso no fue un accidente ¿Cuál es su problema conmigo?Busqué dentro del botiquín y por suerte hallé una pomada, coloqué el tubo debajo del chorro de agua fría y luego la apliqué sobre la zona afectada el sudor comenzó a brotar en mi frente, recordándome la fragilidad de mi piel, vi la mancha de café en el vestido traté de quitarla, pero el vestido estaba arruinado.— ¡Genial! Ahora una cifra más para acumular en mi larga deuda que tengo con mi tía, pegué un brinco cuando escuche que tocaban la puerta.— Natalia, tengo un vestido aquí –Dijo Jacob del otro lado. –Creo que es de
Natalia.-— Uhm…No de verdad no hace falta, no puedo recibirle esto –Dije apenada al ver el precioso celular color rosa que ahora mi prometido me tendía. — ¿Te sentirías mejor si te lo descuento de tu sueldo? — Pues a decir verdad, sí — Bien, ya tienes mi número registrado, te avisaré esta noche la hora en la que iré por ti a tu casa, tengo asuntos que resolver en la oficina, no puedo llevarte a tu casa. — No hay problema ya hiciste mucho por mi hoy –Le sonreí sin mirarlo, cada vez que veo esos ojos mi mente comienza a imaginarse cosas que no deberían, lo veo alejarse en su auto, las mujeres que pasan a su lado se lo comen con la mirada, frunzo mi ceño con algo de molestia. — ¿Desde cuando eres celosa Natalia? –Ruedo mis ojos debo enfocarme en mi propósito este matrimonio es para conseguir a mi hija, debo sacar el máximo provecho de ese empleo, dividiré el sueldo entre la deuda con mis tíos y reunir para contratar a un investigador. Que fácil sería si recordara el nombre d
Jacob.- Me decepcionó un poco la respuesta tan vaga de Natalia, revisé el ok de Leticia mi abogada es en la única persona en quien confío para redactar mi acuerdo matrimonial, sé que la información en sus manos será un secreto.Al llegar a mi oficina me deshago del saco y el olor a manzana mezclado con el aroma del jazmín y rosas quedó impregnado en mi oficina, el olor a ella una fragancia exquisita que la definía a la perfección, la puerta se abrió de golpe sacándome de mis pensamientos.— ¡Llegaste! –Ronie soltó con seriedad, podía ver su ceño fruncido seguía enojada, pero ya era hora de ponerle un alto y dejar todo en claro.— Debemos hablar, siéntate por favor –Le ordené.— Me parece bien, no me gustó para nada que me gritaras como un troglodita, me faltaste el respeto y… –Alcé la mano silenciándola de inmediato.— Te iba a dar una oportunidad para que te disculparas— ¿Y yo por qué tenía que disculparme? –Preguntó alterada.— Le lanzaste el café encima a mi prometida –Se quedó e