-Vamos, ponte de pie, tengo que ponerte las esposas para que vayas a la sala de visitas. No puedes hacerte de rogar.
Afino a punta que acabo de doblar y reviso con la mirada al idiota de Shon, el cual es nuevo, tiene a penas un mes trabajando aquí, y parece haberse olvidado momentáneamente de con quién está hablando.
-Aún no respondes mi pregunta, ¿quién querría verme? Se supone que éste lugar es algo así como ultra secreto, por lo que, quien sea mi visitante, es obvio que tiene mucho poder, así que dime, ¿qué persona en ese rango, vendría específicamente aquí a verme a mí? Y más aún siendo tan tarde...
-Menos preguntas y mejor muévete.
-Respuesta incorrecta.
Antes de que pueda procesar mis palabras, arrojo la pequeña cuchilla de papel que he hecho, la cual tiene una punta bastante afilada y, tal y como espero, ésta hace un corte en su mejilla, el cual inmediatamente empieza a sangrar, haciendo que el idiota se lleve la mano al rostro para cubrir el pequeño aunque doloroso corte. Su mirada sorprendida me sigue mientras me pongo de pie y me acomodo las cortas mechas color sangre, observándolo por entre ellas con gesto un tanto divertido.
-No olvides con quién estás hablando, ¿sí? Será mejor para tu supervivencia.
Con eso dicho, me volteo acomodando mis brazos para que me coloque las esposas y salimos de mi celda en camino hacia la sala donde me esperan. Me produce cierto grado de curiosidad el saber quién solicita mi presencia, porque no he tenido compañía en absoluto en el casi año que llevo aquí dentro.
A decir verdad, éste sitio no está tan mal, después de todo, vivo tranquila, sin preocuparme de nada, sin tener que ver por encima de mi hombro por mi cuello, porque todos saben quién soy y nadie se atreve a siquiera mirarme por más de unos pocos segundos (sobre todo si saben que los he visto hacerlo), tengo una vida medianamente sana de ejercicios, comidas pasables y tiempo para mis esparcimientos... Podría ser peor.
Avanzamos en silencio por los pasillos y los que tienen solo rejas en lugar de puertas blindadas, como es mi caso, revisan mi "desfile de pasarela" hacia nuestro destino, imagino que preguntándose qué es lo que ocurre o por qué me sacan de mi aislamiento.
Pobres idiotas...
Finalmente, alcanzamos la sala de visitas y Shon me hace entrar, sorprendiéndome un poco más (aunque permanezco con mi rostro neutro), cuando entiendo que, quien está del otro lado de la mesa, no es otro que el presidente mismo. ¿Y éste qué hace aquí? Ahora sí que estoy interesada en esto.
Me acomodo en la silla frente a él y al que imagino que es su secretario y los observo a la espera de que alguno diga algo, aunque ya que estamos en presencia del "Señor Presidente de los Estados Unidos"... quizás deba retomar un poco la cortesía, ¿no?
-Sr. Presidente, ¿qué lo trae a éste pútrido agujero del demonio al que llamo hogar temporalmente?
-Hela Agatha Romanovitch...
-Hacía mucho que no escuchaba mi nombre completo...
-Veintidós años, oriunda de Rusia, alto coeficiente intelectual, experta en todo tipo de armas y con una sentencia de cadena perpetua por el asesinato del jefe de la cámara del congreso y acusada de más de setenta muertes en los últimos tres años.
-Todas sin pruebas reales para ser sustentadas...
Lo que no quiere decir que sean mentira, de hecho, son muchas más, pero ¿para qué decirlo? El Presidente cierra la carpeta frente a él y me observa, esperando algún tipo de reacción de mi parte, a lo que me limito a alzar las cejas a la espera de que continúe; me estoy aburriendo.
-Gran currículum, aunque no es precisamente un cumplido, si todo lo que dice es cierto.
-¿Sabe algo? Ésta "charla" está perdiendo mi interés, y si eso pasa, me retiraré a mi celda, así que, ¿por qué no mejor me dice qué es lo que hago aquí de una? Las idas por las ramas me molestan y resultan inútiles.
-Correcto, supongo que es lo mejor. Tengo una misión para ti.
-¿En serio?
-Si la cumples, serás recompensada.
-¿Y qué podría ofrecerme que fuera atractivo para mí?
-Si consigues el objetivo, te sacaré de aquí.
Me río sin poder evitarlo, lo cual parece desconcertarlo, por lo que decido explicarme.
-Eso no es algo que realmente me interese, porque si quisiera huir de éste sitio, hace mucho que ya no estaría aquí.
-Estás en una cárcel de máxima seguridad, en aislamiento, siendo vigilada las veinticuatro horas del día. Incluso ahora estás esposada, ¿cómo podrías haberte ido como dices?
Con una ceja alzada, simplemente saco las manos de la espalda y dejo caer hacia ellos las esposas que antes sostenían mis manos y que, obviamente, no representan reto alguno para mí, lo cual los deja a ambos sorprendidos y hace bufar a Shon, el cual me mira con mala cara cuando le sonrío sobradora y me acomodo en la silla, cruzando las piernas sobre la mesa.
-Como dije, si quisiera, ya me habría ido, así que, si quiere que haga algo por usted, es mejor que me ofrezca algo mucho más tentador para mí. Incluso, si la misión es lo suficientemente llamativa, eso podría ser lo que haga que acepte, así que, ¿cuál es?
Aún un tanto aturdido, el presidente abre nuevamente la carpeta frente a él, solo que ésta vez, lo que saca parece ser una foto y la desliza sobre la mesa hacia mí. En cuanto la tomo, siento que me han empezado a hacer una broma.
-¿Por qué alguien hizo photoshop con mi foto? El cabello rubio y largo me hace parecer tonta...
-No eres tú y no es tonta en lo absoluto.
-¿A no? ¿Y entonces quién es?
-Ella es mi hija, Mailena.
-¿Es un chiste?
-No, por raro que parezca, mi hija es exactamente igual a ti, excepto por detalles estéticos como el color de cabello, los tatuajes y las perforaciones.
-¿Y qué es exactamente lo que quieren con esto?
-En el último mes, alguien ha estado tratando de secuestrarla; hace unas horas fue el intento más reciente, la golpearon por resistirse y cada ataque es más fuerte, por lo que me preocupa que el servicio secreto no pueda realmente protegerla y no quiero que ella tenga que vivir encerrada lo que resta de mi mandato, solo porque un desgraciado quiere llevársela para manipularme a su antojo.
-¿Y me necesita específicamente para...? Déjeme adivinar, ¿quiere que lo atrape y/o lo mate?
-Algo por el estilo. Quiero que te hagas pasar por mi hija hasta que quien quiere llevársela caiga. Aunque no es precisamente un cumplido a mi parecer, estás clasificada como una de las asesinas más mortíferas e implacables conocidas hasta la fecha, aún con tu juventud, por lo que imagino que, si te haces pasar por ella y, quien quiere llevársela, ve lo que haces y cree que Mailena puede defenderse, podrían finalmente desistir o, en su defecto, te podrías encargar del tema.-¿Y por qué haría eso? ¿Qué podría llegar a tener de llamativo para mí? P
Paso las hojas una por una, leyendo que ese maldito está siendo bastante persistente y tendré que averiguar si ésta chica es la primera o si tiene a alguna otra persona bajo sus garras. Si lo que planea es lo mismo que hace años, entonces una de dos, o tiene a más o está intentando llevarse a varias a la vez.Me parece increíble que no desista, y bastante patético, si me lo preguntan, como si realmente fuera a conseguir su objetivo, solo le falta decir que desea conquistar el mundo... Me recuerda a ese ratón blanco de caricatura, con sus planes de todas las noches para conseguir su objetivo. Obviamente todos fallaban siempre y con éste infeliz no va a ser diferente. Soy una asesina, no una "heroína" de caricatura o comic, sin embargo, tengo cuentas qué saldar con ese desgraciado y un deber que he dejado bastante de lado últimamente.No importa, ese idiota morirá
-Así que la Primera Dama no está feliz, ¿no es así?-Hela...-Bien, ya estoy previendo lo que va a pasar. Por la forma en la que reaccionó cuando su asistente le avisó, usted es un pollerudo, ella es quien lo domina, y lo más probable es que le insistirá para quitarme de esto y que desista de éste plan, pero le comento una cosa, soy su mejor opción para encargarse de ese infeliz. Cualquier otra persona la va a tener prácticamente imposible para eliminar la amenaza, mas yo no, y como extra, no pienso dejar que nadie más me quite el placer de matar a ese desgraciado, así que como consejo, le diré que, antes de que ésta cosa aterrice, será mejor que haya encontrado sus bolas y las reacomode en su lugar, porque si deja que su esposa gane y yo no intercambio lugar con su hija, su destino no va a ser precisamente feliz cuando Demetrius se la lleve. Usted decide, y
-Solo habla, Hela, las cosas están ya bastante tensas como para que te pongas en modo sarcástica. Los guardias ya me advirtieron sobre tu forma de ser.-Uy, qué amargo. En fin, supongo que será lo mejor.-¿Y bien?-Sencillo: primero que nada, como dije, hablando de inútiles, no quiero que esos me estén fastidiando. Tu hija será una florecita indefensa que los necesita por si se rompe una uña, pero yo soy capaz de romperme un brazo o recibir una bala en el cuerpo y asistirme sola, así que no los quiero rondándome ni molestando por lo que sea que haga. Pueden acompañarme como a ella y fingir que hacen su trabajo, sin embargo, en lo que a mí respecta, si se meten en mi camino, recibirán lo suyo como cualquier otro... No trabajo en equipo, no le necesito, solo están para la fachada, no para estorbar, ¿estamos en claro?-Supongo que es ac
La cara que me devuelve la mirada desde el espejo la reconozco, salvo por las cejas ahora rubias, pero el resto, ni por asomo...Cabello rubio, piel limpia de tatuajes, perforaciones vacías... Dios mío, realmente he desaparecido bajo de la imagen de una niña hija de papi. Me acabo de deprimir.-Wow, realmente el parecido es asombroso, aunque hay algo que hace que no pueda creer aún que es la Señorita.-Eso es porque tú fuiste quien me tiñó el cabello y tapó las obras de arte de mi piel.-No es eso, es algo en sus ojos... Algo obscuro. No sé bien qué, pero ahí está.-Si hubieras vivido lo que yo, créeme que estarías igual.-Puedo creerlo... vi lo que oculta ahí atrás.Eso me pone en alerta y la observo a través del espejo con gesto serio, a lo que ella alza las manos como disculpándose.
Camino por el pasillo, la sonrisa que me generó enfrentarme a esa mujer (ahora mucho más pequeña), no se borra de mi rostro, y reviso el camino, memorizándolo e intentando ignorar la molestia de estar con trajeados al frente y a mi espalda. ¡VAMOS! Lo más peligroso aquí soy yo y no voy a lastimar a nadie... A menos de que alguien me moleste lo suficiente, ¿es necesario que estén rodeándonos? Empiezo a sentir claustrofobia. ¿Cómo es que al presidente y a su hija no les molesta esto? ¿Los escoltan incluso al baño? Un poco de privacidad, por favor.Finalmente llegamos a nuestro destino, el cuarto de la princesita, el cual (por suerte para mí quizás) no tendré que usar normalmente, tendré mi propia habitación, mas debo conocer a fondo por si alguien viene. Intentaré a toda costa que eso no ocurra, no quiero tener que fingir ser esta debilucha
Me delineo como he visto que hace Mailena y me observo en el espejo, si no supiera que soy yo, en serio podría llegar a pensar que estoy viendo una foto de ella y no mi reflejo en el espejo. Me he pasado los últimos seis días me los he pasado estudiando sus maneras, sus ademanes, sus respuestas, y he interrogado a sus guardaespaldas para que me dijeran la verdad. No importa cómo se comporte con su familia o en público, todos tenemos dos caras, y ellos conocen ambas, por lo que los presioné para que me contaran cómo se comporta con sus amigos y conocidos para que nadie pueda sospechar de quién soy.Resulta que con sus amigas en un tanto odiosa, del tipo que tiene arranques idiotas de molestar a otros por su posición, lo cual va a joderme al tener que hacerlo porque solía golpear a personas como ella. Me costará no sacar a flote la ira al ver a sus amiguitas haciendo esas estupideces, porque tend
-No creo que alguien pueda decir que no estás lista.-Si puedo engañar a sus propios padres, creo que nadie más dudará que soy ella, ¿no?-Imagino que no. Pero eso no quiere decir que no debas una disculpa.-¿Por qué? ¿Por hacer mi trabajo bien? ¿O por demostrar, a quien dudó de mí y me insultó, que soy mucho mejor de lo que creen?-Tienes que admitir, que te pasaste de la raya.-Yo no le dije que viniera a defenderme a mí, ¿o sí? Fue su elección, tan convencida estaba de que yo no podría jamás imitar correctamente a su hija. Lo hice tan bien, que ni ella no supo quién era quién y hasta me eligió a mí. No veo una necesidad de una disculpa por hacer lo que debo y hacerlo perfecto.El Presidente suspira y simplemente niega con la cabeza, sabiendo que tengo razón en lo que d