A medida que avanzaba la tarde la música se fue haciendo más fuerte y la gente empezaba a bailar. La presencia de Ariam no había cambiado el curso de la noche, ella seguía siendo el centro de atracción y el enojo de Cecil no disminuyó en ningún momento.

Cecil caminó por el lugar, tramando la manera de desquitarse de Ariam.

Sus ojos brillaron cuando vio a Alonso Gutiérrez dentro de la piscina bebiendo su cóctel mientras coqueteaba con las chicas que se encontraban a su alrededor. La sensación de ver a su ex amante después de tanto tiempo la hizo sentir un escalofrío recorrer su cuerpo. Recordaba sus noches juntos y los oscuros gustos que Alonso tenía dentro de la alcoba.

El gutierrito así le decían obtenía todo lo que deseaba sin esfuerzo, pues el padre de este era uno de los mayores capos de México, y su único hijo era considerado una joya preciosa. Alonso no tenía escrúpulos lo que quería lo conseguía, sin importarle quien tuviera que pagar el precio. Cecil sabía que Alonso era un