Pero Pavel, se puso furioso al enterarse de que su hijo había acabado con la mafia de los Gutiérrez sin siquiera consultárselo. Para el jefe de los hijos del escorpión, el haber actuado sin su aprobación fue una insubordinación por parte de su hijo predilecto, y lo consideró como una falta de respeto hacia él y hacia la organización. Así que, no perdió tiempo y llamó a Derek para tener una fuerte discusión.
El teléfono de Derek sonó y vio en la pantalla que era Pavel quien llamaba. Contestó con un tono de voz sereno, pero en su interior sentía una profunda incomodidad.
—¿Qué sucede, Pavel?—preguntó Derek con calma.
Pavel le soltó una andanada de palabrotas, Derek ni se inmutó.
—¿Cómo pudiste hacer esto sin consultarme? ¿Acaso piensa
Desde el primer momento, Derek tuvo un plan que requirió una precisión milimétrica. Siempre fue consciente de que Pavel no se lo pondría fácil su padre detestaba que alguien se atreviera a contradecir sus órdenes, por eso Derek decidió trazar su estrategia con sumo cuidado, dispuesto a llevar a cabo cada uno de sus movimientos con la máxima cautela y determinación. No podía permitirse el lujo de fallar.Y así, con la astucia de un felino acechando a su presa, Derek movió sus hilos con habilidad, alejando a Pavel de su camino, y para ello, creó una cortina de humo que lo hizo parecer menos interesado en el negocio de la familia. Co su insubordinación, logró que Pavel lo relegara a las sombras para tratar de matar su liderazgo, era el método que él siempre utilizaba y eso era exactamente lo que Derek deseaba por el momento.Él tenía algo más importante que hacer, la lista que tenía Ariam era muy importante, los patrocinadores de los Yakuza era un tesoro muy deseado en la mafia, porque a
Ariam y Derek regresaron a los Estados Unidos con un aire de victoria en su espíritu. La muerte de Kenji Tanaka era un duro golpe para los Yakuza, quienes se sintieron atónitos y desconcertados. Kechiche, el jefe de los Yakuza, decidió enviar a Harú a la India para recopilar información sobre la muerte de Tanaka.Harú se desplazó rápidamente por la selva, a su llegada el hombre se adentró en el lugar para inspeccionar los alrededores. Buscó en cada rincón, examinó la casa de Tanaka, y revisó el perímetro con detenimiento, tratando de encontrar cualquier pista que pudiera llevarle al paradero de los asesinos de Tanaka.Mientras inspeccionaba la zona, Harú notó algo extraño. Descubrió unas huellas sospechosas que no pertenecían a ninguno de los presentes en la propiedad la noche del asesinato. Harú tenía la certeza de que estas huellas lo llevarían directamente a los culpables.Los expertos en informática de la mafia japonesa analizaron las huellas y descubrieron que las huellas perten
Ariam había esperado por este momento durante mucho tiempo. Desde que había visto a su padre sufrir en manos Haru, desde entonces había soñado con la oportunidad de vengarlo. Ahora, después de todo este tiempo, finalmente había llegado el momento de hacer justicia.Derek decidió darle la oportunidad de cobrarse la venganza que tanto había anhelado. Después de asegurarse de que Haru estuviera en su poder, lo llevaron al cuarto de tortura de la mansión. Allí, Derek le dio a Ariam la oportunidad de hacer lo que quisiera con él.Ariam miró fijamente a Haru, el hombre que había torturado y matado a su padre. No podía creer que finalmente lo tenía en sus manos. Durante años había soñado con este momento, había imaginado cómo sería, y ahora estaba frente a ella.—¿Cómo quieres hacerlo?— preguntó Derek, esperando su respuesta.Ariam tomó una profunda bocanada de aire, intentando controlar sus emociones. Sabía que no podía dejar que su ira la controlara, que debía hacerlo de manera fría y calc
El testigo llamado John era un hombre mayor, de piel curtida por el sol y las arrugas del tiempo. Sus manos, ásperas y callosas, denotaban años de trabajo duro. A pesar de su edad, su figura era todavía robusta y su porte, imponente. Vestía una camisa de cuadros gastada y unos pantalones de mezclilla desgastados. Antes de narrarle lo sucedido a Ariam, se tomó su tiempo para preparar el café, con una destreza que denotaba su habilidad para la preparación de la bebida. El aroma del café recién hecho invadió la pequeña habitación en la que se encontraban, añadiendo un toque acogedor a la conversación.Después de prepararle una taza de café a Ariam, John se sentó junto a ella y comenzó a narrarle lo que había visto aquella noche. Su voz era ronca y pausada, cargada de un acento sureño que le daba un aire de sabiduría y experiencia. Los dedos arrugados del hombre jugueteaban con la taza mientras hablaba, y sus ojos oscuros se clavaban en los de Ariam como si quisieran transmitirle la verd
Entretanto, Derek se veía incapaz de quitarle los ojos hambrientos de encima a Ariam. Su adorado cuerpo era una maravilla y sus mejillas coloradas lo ponían duro, duro y más duro. Era increíble que, pese a todo lo que habían hecho de mil maneras diferentes, Ariam todavía se veía tímida y tierna como si fuera su primera vez en esto.Él estaba duro como una piedra y la humedad de Ariam se expandía entre sus entrepiernas, ella estaba más que preparada para darle otra vez una bienvenida, con su pulso acelerándose sin contemplaciones. El olor de su excitación le volaba la mente a Derek, su sangre hervía porque su cuerpo no podía esperar a enredarse con el suyo.Después de desnudarse de una vez por todas, se recostó en la cama de nuevo, de espaldas, atrajo a Ariam a él para capturar sus labios.—Deseo cada centímetro que tienes para darme, nenaLa voz provocó ronca de Derek escalofríos agradables atravesaran su cuerpo, devorándolo con viveza y ansias—Móntate sobre mí, quiero que me cabalg
Cuando salieron del club, Nilvia tenía una sonrisa traviesa en su rostro.—¡Vamos a la siguiente parada!—, dijo emocionada, mientras arrastraba a Ariam hacia un sex shop cercano.Desde el momento en que entraron, el olor distintivo a látex y aceite de masaje inundó sus sentidos. Las paredes estaban adornadas con estantes que contenían una variedad de juguetes sexuales y artilugios que Ariam nunca antes había visto. Vibradores de todos los tamaños, consoladores realistas, lencería erótica, esposas y fustas, todo estaba allí, dispuesto de manera ordenada en las vitrinas.Ariam observaba con curiosidad los juguetes sexuales expuestos en las vitrinas mientras Nilvia navegaba por los pasillos con confianza, parecía en su elemento.—Mira, Ariam, ¡este es mi vibrador favorito!— exclamó Nilvia, sosteniendo un pequeño vibrador de color rosa. —Es genial para el clítoris, ¡te va a encantar!.Ariam sonrió un poco apenada, pero la curiosidad podía más. Nilvia la llevó a la sección de vibradores y
Después de una emocionante sesión de buceo, Ariam y Derek decidieron recorrer la pintoresca isla de Bora Bora para explorar todo lo que tenía para ofrecer. El sol brillaba en lo alto, y la brisa del mar traía consigo un aroma a sal y flores tropicales. En el puerto, los barcos estaban amarrados y los turistas paseaban por la orilla del mar.Comenzaron por las calles del centro, repletas de pequeñas tiendas que vendían artesanías locales, como joyas de conchas, tapices de algodón y pareos de colores brillantes. También visitaron algunos restaurantes donde probaron la deliciosa gastronomía polinesia, como el famoso poisson cru (pescado crudo marinado en leche de coco y jugo de limón).Llegaron a una playa solitaria de arena blanca y las aguas cristalinas que se extendían ante sus ojos parecían sacados de un sueño. Sin pensarlo dos veces, Ariam decidió que quería bañarse allí mismo y comenzó a quitarse la ropa. Su traje de baño, una diminuta prenda que tenía toda la intención de seducir
Entraron por la puerta del bungalow fundido en un apasionado beso. Ella había estado esperándolo todo el día y estaba a punto de explotar de deseo. Necesitaba que él estuviera dentro de ella ya. Él le quitó el bolso del hombro y lo tiró al suelo, la cogió por la cintura y la levantó para que rodeara la suya con las piernas. Caminaron por el centro de la enorme habitación.—Te necesito con urgencia en la cama —Le dijo Derek en un tono ronco que excitó al máximo a Ariam, por el camino ella se iba quitando las sandalias, una vez llegaron a la cama la dejó a los pies de la cama.—Date la vuelta —le pidió él con ternura para que le diera acceso a la espalda de su vestido.—Dime que no llevas ropa interior.—No llevo absolutamente, estoy lista para ti —Él soltó un largo suspiro de alivio, le quitó el vestido por la cabeza y lo dejó caer al suelo.Ella se volvió para verle la cara. Él tenía la boca relajada y los ojos entrecerrados. Estaba tan desesperado como ella. Él acercó la mano y, des