Mauricio la miró con ojos suplicantes y ella sintió el dolor en aquella mirada. Ese hombre estaba sufriendo y estaba segura de que le pediría que lo ayudara a buscar a su familia. Le dolía el alma de solo pensar en negarle la ayuda.—Alex, voy a contarte todo lo que sé, lo que le dijeron a mis padres cuando me adoptaron. Ellos intentaron todo para conseguir información, pero no lograron nada, sobre todo porque ellos mismos hicieron lo posible por borrar todo lo que quedaba sobre mí en ese lugar, que ya no existe. Al parecer, el hospicio donde me llevaron incurrió en irregularidades y lo cerraron. Todo desapareció con ellos. Mi madre me dio lo poco que tienen y nada, es como si yo nunca hubiera existido. Déjame contarte la historia completa…A partir de ese momento Mauricio abrió su corazón y le dijo sobre sus pesadillas, su colapso, los médicos que lo estuvieron tratando, de su bloqueo de memoria y todo lo que sus padres recordaban.Largo rato lo escuchó en silencio mientras él dejaba
Al despertar Manuel esa mañana, se vió allí, en la cama con Alex. Durante la noche, habría sentido frio y se metió bajo las cobijas, porque fue toda una sorpresa descubrirse cómodamente acostado al lado de ella, con su brazo sobre la cintura femenina, quien dormía de espaldas a él. Su otro brazo, estaba bajo la cabeza de ella y si intentaba sacarlo, la despertaría.Esperó un momento a que se moviera y poder retirar su brazo pero el sueño de Alex era profundo.Manuel decidió intentar moverse lentamente pero aun así despertó a la chica.Ella se volvió hacia él sin entender bien lo que pasaba, hasta que finalmente reaccionó.—¿Qué haces tú aquí?—Nos quedamos dormidos hablando.—¡Ja! Si que somos aburridos, mira que dormirnos así. ¿Por qué tu brazo está sobre mí? No intentes sobrepasarte conmigo —advirtió con una sonrisa— Eso cuesta más que una taza de té.—¿Qué tanto? —preguntó él siguiendo la broma.—Mucho más… no sé si tengas lo necesario…—¿Te interesa averiguarlo…?—dijo él sugestiv
La elegante dama se presentó en el salón donde se encontraban Manuel y Alex y se detuvo frente a Manuel.—¿Por qué te anuncias? Esta es tu casa también.—“Era” mi casa. Ahora es la tuya y como no estaba segura de sí querrías verme, debía anunciarme.Alex notó la tensión que había entre Astrid y Manuel, lo que le hizo considerar el dejarlos solos. Tenían cosas muy personales que hablar y lo mejor era que se retirara.Se puso de pie tras colocar la taza que tenía en su mano sobre la bandeja.—Los dejaré solos para que hablen. —comentó mirando a Manuel.—Por favor, quédate. Debes estar aquí, sobre todo ahora...que eres mi esposa.Alex lo miró sin saber qué hacer. Se suponía que nadie más sabría de su casamiento hasta la audiencia.Astrid dirigió su mirada de uno al otro, sin comprender lo que pasaba y Manuel ante su confusión, le aclaró:—Alex y yo nos acabamos de casar, no quisimos hacerlo público pero ya que se trata de ti, no hay problema.—¿Se casaron? ¿Desde cuándo lo tenían previst
Ese martes, Manuel y Alex estaban puntuales en el juzgado para la hora fijada para la audiencia. Al ser una petición de custodia con acuerdo de ambos padres, debería resolverse de inmediato, por lo cual el juez podría concederle la custodia total de Rebecca a Manuel.Alex permaneció entre los escasos asistentes al lugar, cuando la sesión se dio por comenzada con la llegada del juez al despacho.Manuel se sentó adelante con su abogado y un rato después se presentó Isis con el suyo y se saludaron cortésmente.El secretario del tribunal de Menores procedió a la lectura de la solicitud y el juez escuchó atentamente lo que se leía, en relación a las partes. Una vez terminada la lectura, se procedió con el caso. El juez comenzó con los interrogatorios de ambos padres.Inició con Isis, quien era la que estaba cediendo sus derechos sobre la niña.—Señora Alvarado, según lo que indica la solicitud, usted está de acuerdo con ceder la custodia de su hija al padre, el señor García. ¿Está tomando
Tras la difícil primera noche de Becca en casa, que extrañaba el lugar y no estar con su madre, fueron acoplando sus horarios a los de la nena.Durante esa noche en la que Becca lloró y se negaba a alimentarse, Manuel y Alex estuvieron con ella, tratando de ofrecerle calma hasta que se acostumbrara a ellos y al nuevo hogar.La cargaban y paseaban por turnos. Alex la arrullaba en brazos, sentada en la mecedora y era la manera como la niña lograba dormir un poco.Fue una larga jornada en la que durmieron solo minutos, en la cama que estaba al lado de la cuna, alternándose el cuidado de la niña. Finalmente, lograron tras mucho esfuerzo que tomara su biberón y tras cambiarle el pañal, Becca se durmió casi al amanecer.La acomodaron en su cuna temerosos de que despertara de nuevo y sintiendo aun el temor y la inseguridad de ser padres inexpertos en esas lides. La bebé se movió un poco y luego volvió a rendirse al sueño.Manuel vio por la ventana que ya casi salía el sol y le dijo a Alex qu
Isis se había marchado. Vino el último día a despedirse de Rebecca y Alex prefirió dejar que Paula la acompañara en la visita. Manuel se encontraba en casa pero las dejó a solas para que disfrutaran el momento juntas.Alex tomaba mucho de su tiempo para pasear con Rebecca, llevarla al parque y a tomar el sol. Los fines de semana se iba con Manuel y la niña a la playa y pasaban horas divirtiéndose juntos. Vivían los días como una hermosa familia feliz y ante todos, lo eran, aunque ambos sabían dentro de sí que no era cierto por más que desearan que hubiera algo de realidad en esa relación.Cada noche acostaban juntos a Becca y se turnaban para arrullarla hasta que se durmiera. Podían pasar horas junto a esa cuna velando el sueño de la niña y sonreían como atontados por lo que sentían ante esa criaturita.Alex se dio cuenta de que reducir sus horarios de trabajo mientras la nena se adaptaba a ellos, era agradable y no significó un sacrificio para ella. No abandonó su empleo, pero comenz
—¡Llegó papá, Rebecca! Vayamos a recibirlo.— Alex tomó a la niña en brazos y bajó con ella las escaleras para esperar a Manuel en la entrada.Había visto desde la terraza que el auto negro que traía a Manuel del aeropuerto entraba por el camino de la glorieta y pensó que sería agradable ver que lo esperaban.Al abrirse la puerta, la chica sentía genuino gozo por su llegada y esperaba que al verlas ahí él sintiera lo mismo al volver a casa, pero el rostro sombrío de Manuel tiró por tierra sus deseos. Él solo la miró con los ojos oscurecidos y ni siquiera al tomar a la nena en sus brazos su expresión cambió. Saludó a su hija, le habló por unos segundos y se la devolvió a Alex.La chica extrañada con su actitud, tan diferente de los días anteriores preguntó con cautela:—¿Qué sucede? Estás extraño. ¿Salió algo mal en las juntas que tuviste?—Las juntas estuvieron bien. Por favor llama a Paula para que atienda a Becca. Tenemos que hablar.Esas horribles palabras no presagiaban nada bueno
Nada que pudiera decir cualquier persona en el mundo podría haber tenido el impacto de esas ocho palabras de Mauricio. El rostro de Manuel iba de uno a otro, mirando sin lograr comprender nada. Astrid estaba en shock y por más que intentaba decir algo, no salía ningún sonido de su garganta. Alex se encontraba en medio de todos sin saber cómo intervenir en aquella situación.Pasaron al menos dos minutos antes de que Manuel reaccionara a lo dicho por Mauricio y con tono incrédulo y titubeante le respondió.—No tienes…no tienes idea …de lo que dices. No sé de dónde sacas eso, pero tú no eres Aurelio. ¿Qué pretendes al decir eso? ¿Cómo sabes sobre mi hermano…? Alex…¿tú le contaste algo de eso?—Por supuesto que no… créeme, Manuel. Jamás haría algo así.—Escucha bien, Villarreal…si esto es lo que consideras algún tipo de broma, te aconsejo que desistas porque no me está resultando gracioso.—Escúchame tú a mí, Manuel. Esto no me gusta más que a ti. Esta discusión va a tener que esperar par