En los días siguientes Alex vio poco a Mauricio y aunque extrañaba su alegría y su sonrisa contagiosa, supuso que esa distancia era lo adecuado para ellos, al menos hasta que aclarara sus razones para buscarla.Manuel mejoraba rápidamente y el médico le recomendó comenzar la fisioterapia dirigida por un especialista, por lo cual, cuando Adrián finalmente le permitió regresar a su trabajo coincidió con las sesiones de terapia de Manuel. No había problema con que se quedara solo en casa. Se apoyaba en las muletas y tenía mucho mejor desempeño por sí solo. Alex insistió en que se quedara por unos días más hasta que se sintiera más seguro de sus movimientos y Manuel aceptó. La fisioterapeuta venía a la casa para atenderlo y en ocasiones, al llegar se encontraba con Carlota o con ese otro abogado que le presentó en algún momento.Alex sentía curiosidad por lo que trataba con esas personas pero nunca se atrevió a preguntarle. Si él deseara que ella lo supiera, se lo habría dicho.Con frecue
—¿A qué te refieres con eso, Manuel? —preguntó Alberto Estrada confundido ante la solicitud de Manuel.En los meses que habían transcurrido desde que conociera a Manuel, Alberto había aprendido a sentir un profundo respeto por Manuel y la amistad que lo unía a Carlota desde su juventud, fundamentó el aprecio que sentía por él.Manuel comenzó a asumir algunas funciones en los consejos directivos de las empresas, pero a pesar de la insistencia de Carlota para que abandonara el cargo en su oficina de intendencia, deseaba mantener esa fachada por un tiempo más.—Es simple, Alberto. Necesito que alguien le siga los pasos a Isis Alvarado y me informen de todo lo que hace.—¿Por qué te interesa tanto saber todo de ella? —preguntó Carlota con curiosidad.—Porque va a tener un hijo que se presume que sea mío y quiero estar seguro de lo que hace.—¿Un hijo? ¿Por qué no nos habías dicho nada sobre eso? —exclamó sorprendida ante la noticia.—Te lo estoy diciendo ahora. —respondió cortante.—¿No c
Tras acompañar a Isis a su control prenatal, Manuel se dirigió a su oficina. Ya se encontraba recuperado de su accidente y decidió reincorporarse a sus obligaciones.Durante todo el trayecto estuvo en silencio excepto alguna respuesta ocasional a algo que le decía la mujer a su lado, que cada vez sentía más opuesta a su forma de ser. No cesaba de hablar de los planes para el nacimiento del bebé y de cómo cambiarían sus vidas. En ese momento le planteaba la necesidad de cambiarse de vivienda, porque su apartamento era pequeño y no habría lugar para el niño.—Me ocuparé de eso, Isis. Si lo deseas, consigue algún lugar que te parezca adecuado y yo me encargaré del resto. —por algún motivo sentía que Isis traía esos temas a colación con un propósito, pero no lograba descifrarlo. En ocasiones se preguntaba si la mujer se habría enterado de su nueva posición y si lo pensaba, no era descabellado, ella se movía en el mundo de las finanzas y tenía muchos contactos, sin embargo, jamás le había
—Ariana…necesito hablar contigo. ¿podrías venir a casa esta noche? O si lo prefieres, salir a tomar algo juntas.Alex habló en el teléfono con firmeza y rápidamente para no dejarle opciones a su amiga. Ya era el momento de que hablaran y Ariana le dijera la razón por la cual la estaba sacando de su vida y no iba a aceptar más excusas.—No sé si pueda, Rojita. Tengo algo pendiente y voy a estar ocupada.—¿Tanto como para no poder dedicarme un rato de tu tiempo? Te desconozco, Ari. Déjame decirte que si no nos vemos esta noche voy a montar un campamento frente a tu edificio. En algún momento tienes que ir allá. Así que es hoy o cuando logre encontrarte y sabes que lo haré. Te doy la opción de vernos o juro que voy a hackear todas tus redes sociales y publicaré las fotos más vergonzosas que puedas imaginar. Escoge.—Alex, de verdad, tengo una cita importante esta noche.—Ok, entonces me obligarás a tomar el control de tus redes. Eres excelente programadora, pero tienes conciencia social.
—Hola, Alex…—dijo simplemente Manuel al entrar en casa de su amiga con un rostro más serio de lo acostumbrado.—Hola Manuel ¿Por qué ese rostro? ¿Pasa algo? —preguntó intrigada la chica.—La bebé ya va a nacer. Isis acaba de llamarme.—¿Tan pronto?—Si, se adelantó. Algo sobre la placenta y que deben adelantar el nacimiento.—Pero eso no es para que tengas esa cara de funeral. Todo va a estar bien, te lo aseguro. No te preocupes.—Alex…estoy aterrado. —su voz era apenas un susurro.La joven se acercó a Manuel, tomó su mano y lo miró a los ojos.—Has sido un hombre fuerte siempre, has sobrevivido a cosas terribles. Créelo, podrás con esto. No es tan complicado.—Hasta hace un momento era un temor sin sentido. Pero cuando la niña esté aquí, ya nada será igual. Es una responsabilidad enorme y no sé si voy a saber hacer lo correcto.—Eres el señor Corrección, te las arreglarás para descubrirlo. Confía en ti, Manuel, como yo lo hago.—¿Podrías…podrías estar conmigo allá? Necesito tu apoyo
Rato después, la niña fue llevada de nuevo a la sala neonatal y Manuel se acercó a verla a través del cristal. Alex se detuvo detrás de él y lo observó embelesado con aquella criatura. Luego se recostó contra su espalda y miró a la nena por un costado de él, quien con su estatura y corpulencia hacía ver a Alex muy pequeña, porque le alcanzaba apenas por debajo del hombro.—¿Ya la tuviste en brazos? —preguntó ella con una sonrisa.—Si…—¿Y qué tal?—Fue como tú dijiste, algo que no se puede definir ni explicar, pero es como un vínculo invisible, te juro que esa pequeñita se sentía como una prolongación de mí. Fue…inexplicable.—Me alegra. Ahora ya no tendrás dudas sobre si serás un buen padre. Simplemente tu instinto te guiará para hacer lo mejor. Por supuesto que cometerás errores, solo eres humano aunque actúes como robot, pero saldrás adelante. Aprenderás en el camino. Estoy segura de que estarás bien.Manuel se volvió a mirarla a los ojos y vio un brillo extraño en ellos.—Alex… ¿c
Los días pasaban y cada uno se mantenía en sus rutinas. Manuel le dijo a Alex que había conseguido una casa para Isis y Rebecca. También le contó que al menos por unos días estaría acompañándolas para ayudarle a instalarse. En la medida que Manuel se apegaba más a su hija, lo veía con menos frecuencia y eso confirmó su temor de que su amistad cambiaría y que se alejaría de ella.Era cierto que la llamaba con cierta frecuencia, pero Alex lo extrañaba. Sin embargo, nunca se lo diría. Él estaba haciendo lo correcto y ella se sentía feliz por él.También temía que aquella cercanía con Isis desembocara en una relación más sólida entre la pareja porque eso si definiría el fin de su amistad y de sus esperanzas en relación a sus sentimientos por él.El tiempo diría lo que pasaría.Mientras tanto, tomaría medidas sobre su propia vida y por eso arregló con una agente inmobiliaria para que se encargara de la venta de su casa.En ocasiones, Alex hablaba con Ariana, quien estaba intentando llegar
Manuel y Alex estuvieron viendo muebles y accesorios para redecorar las habitaciones, sobre todo escogiendo lo que pondrían en la habitación de Rebecca. Un par de veces los confundieron con una pareja buscado muebles para su futuro bebé y eso generó una agradable y cálida sensación en la chica, que le hizo pensar si alguna vez viviría esa experiencia. Un ligero suspiro escapó del pecho de Alex que no pasó desapercibido para Manuel.—¿Qué fue eso? Disculpa, en ocasiones no me doy cuenta de que podría estar robándote tu tiempo. Simplemente doy por hecho que te interesa tanto como a mí lo que hago por Rebecca.—Te equivocas, me alegra compartir este momento contigo. Sólo tuve un acceso temporal de maternidad frustrada, no te preocupes. Es lindo hacer esto y me sentí bien, es todo.—Puedo decirte que yo estaba más renuente que tú, pero ahora, mi hija me llena los días. Deseo estar con ella y ya quiero que crezca para poder tenerla en casa. Es incómodo cuando tengo que verla junto a su mad