—Hola, Alex…—dijo simplemente Manuel al entrar en casa de su amiga con un rostro más serio de lo acostumbrado.—Hola Manuel ¿Por qué ese rostro? ¿Pasa algo? —preguntó intrigada la chica.—La bebé ya va a nacer. Isis acaba de llamarme.—¿Tan pronto?—Si, se adelantó. Algo sobre la placenta y que deben adelantar el nacimiento.—Pero eso no es para que tengas esa cara de funeral. Todo va a estar bien, te lo aseguro. No te preocupes.—Alex…estoy aterrado. —su voz era apenas un susurro.La joven se acercó a Manuel, tomó su mano y lo miró a los ojos.—Has sido un hombre fuerte siempre, has sobrevivido a cosas terribles. Créelo, podrás con esto. No es tan complicado.—Hasta hace un momento era un temor sin sentido. Pero cuando la niña esté aquí, ya nada será igual. Es una responsabilidad enorme y no sé si voy a saber hacer lo correcto.—Eres el señor Corrección, te las arreglarás para descubrirlo. Confía en ti, Manuel, como yo lo hago.—¿Podrías…podrías estar conmigo allá? Necesito tu apoyo
Rato después, la niña fue llevada de nuevo a la sala neonatal y Manuel se acercó a verla a través del cristal. Alex se detuvo detrás de él y lo observó embelesado con aquella criatura. Luego se recostó contra su espalda y miró a la nena por un costado de él, quien con su estatura y corpulencia hacía ver a Alex muy pequeña, porque le alcanzaba apenas por debajo del hombro.—¿Ya la tuviste en brazos? —preguntó ella con una sonrisa.—Si…—¿Y qué tal?—Fue como tú dijiste, algo que no se puede definir ni explicar, pero es como un vínculo invisible, te juro que esa pequeñita se sentía como una prolongación de mí. Fue…inexplicable.—Me alegra. Ahora ya no tendrás dudas sobre si serás un buen padre. Simplemente tu instinto te guiará para hacer lo mejor. Por supuesto que cometerás errores, solo eres humano aunque actúes como robot, pero saldrás adelante. Aprenderás en el camino. Estoy segura de que estarás bien.Manuel se volvió a mirarla a los ojos y vio un brillo extraño en ellos.—Alex… ¿c
Los días pasaban y cada uno se mantenía en sus rutinas. Manuel le dijo a Alex que había conseguido una casa para Isis y Rebecca. También le contó que al menos por unos días estaría acompañándolas para ayudarle a instalarse. En la medida que Manuel se apegaba más a su hija, lo veía con menos frecuencia y eso confirmó su temor de que su amistad cambiaría y que se alejaría de ella.Era cierto que la llamaba con cierta frecuencia, pero Alex lo extrañaba. Sin embargo, nunca se lo diría. Él estaba haciendo lo correcto y ella se sentía feliz por él.También temía que aquella cercanía con Isis desembocara en una relación más sólida entre la pareja porque eso si definiría el fin de su amistad y de sus esperanzas en relación a sus sentimientos por él.El tiempo diría lo que pasaría.Mientras tanto, tomaría medidas sobre su propia vida y por eso arregló con una agente inmobiliaria para que se encargara de la venta de su casa.En ocasiones, Alex hablaba con Ariana, quien estaba intentando llegar
Manuel y Alex estuvieron viendo muebles y accesorios para redecorar las habitaciones, sobre todo escogiendo lo que pondrían en la habitación de Rebecca. Un par de veces los confundieron con una pareja buscado muebles para su futuro bebé y eso generó una agradable y cálida sensación en la chica, que le hizo pensar si alguna vez viviría esa experiencia. Un ligero suspiro escapó del pecho de Alex que no pasó desapercibido para Manuel.—¿Qué fue eso? Disculpa, en ocasiones no me doy cuenta de que podría estar robándote tu tiempo. Simplemente doy por hecho que te interesa tanto como a mí lo que hago por Rebecca.—Te equivocas, me alegra compartir este momento contigo. Sólo tuve un acceso temporal de maternidad frustrada, no te preocupes. Es lindo hacer esto y me sentí bien, es todo.—Puedo decirte que yo estaba más renuente que tú, pero ahora, mi hija me llena los días. Deseo estar con ella y ya quiero que crezca para poder tenerla en casa. Es incómodo cuando tengo que verla junto a su mad
—¿Qué es eso tan urgente de lo que quieres hablarme? —preguntó Manuel aún molesto cuando entró a la casa de Isis.—Es algo …complicado de explicar. —respondió ella titubeante—Te escucho.—Siéntate, te pediré un café. —le señaló un sofá.Manuel accedió aunque su paciencia se estaba acabando, estaba harto de las escenas de Isis y eso iba a terminar en ese momento.—Verás, Manuel…creo que recuerdas que te dije que yo deseaba continuar con mi carrera cuando Rebecca tuviera edad…—Tiene cinco meses, Isis. Eso no es “edad” es una bebé aún. Entiendo que desees continuar trabajando, lo respeto, es tu derecho pero creo que podrías esperar un poco porque no es algo que requieras para vivir. Al menos unos meses más… No me siento cómodo con la idea de dejar a Becca con otras personas tan pronto, sé que tienes una buena niñera, pero es tan pequeña aún…—Me llamaron de la empresa y me ofrecieron un nuevo cargo, mucho mejor que el anterior… un excelente cargo, de hecho.—Entiendo…quizás podamos lle
La mañana llegó y con ella la resaca para Manuel.Alex se levantó antes y preparó café fuerte para cuando él bajara, lo cual sucedió poco después. Con el cabello aún húmedo y ya totalmente vestido, Manuel se detuvo en la puerta de la cocina y miró a la chica.—¿Puedo pedirte un favor? —dijo con voz ronca.—Claro. Lo que quieras.—Si vuelvo a tomar a esa velocidad, pégame un tiro, es más misericordioso. Se me está partiendo la cabeza y no bebí tanto. Es cierto que no acostumbro hacerlo, pero tampoco me tomé una botella.—Cariño, te tomaste al menos seis tragos dobles uno detrás de otro. Agradece que estás vivo porque lo demás es ganancia. Ven a desayunar algo. Siéntate.—No puedo comer nada.—Claro que lo vas a hacer, luego de que tomes este extraordinario jugo anti resaca. Es delicioso y te va a regular los electrolitos, te sentirás como nuevo. —le entregó el vaso y lo miró. — Hasta el fondo. No se aceptan réplicas.Manuel aceptó y tomó la bebida, que estaba fresca y deliciosa.—Está
—¿Hicieron qué? —Mauricio quería entender lo que le decían sus padres pero su cabeza parecía dar vueltas.—Te adoptamos, Mauricio. Por años tratamos de todas las formas posibles tener una familia, pero no lo logramos y decidimos adoptar un niño. Fuimos a ese hospicio y por casualidad, no sé si llamarlo así, te cruzaste delante de mí y cuando te vi, supe que eras el indicado, supe que eras el hijo que soñaba. Hasta te parecías un poco a Rodrigo y no busqué más. Le dije a tu padre que eras un regalo del cielo, llenamos todos los requisitos y poco después fuiste con nosotros a tu nuevo hogar. No nos dieron mucha información sobre ti, solo nos dijeron que tus padres habían muerto.El rostro de Mauricio había perdido por completo el color. Dejó de comprender cuando escuchó la palabra adopción. Todo lo que vino después de eso, solo era ruido.Miró a sus padres con ojos atónitos sin poder formular las preguntas que venían a su cabeza y muy lentamente pudo hablar.—¿Me… me están diciendo que
Manuel entró a la casa de Alex preocupado. La había estado llamando y no obtuvo respuesta, algo inusual en ella.La encontró en medio de un desorden de cajas y cosas por todas partes.—¿Por qué no respondes tu teléfono?—No logro encontrarlo, está aquí en alguna parte, debajo de toda esta locura. Estoy separando las cosas que quiero donar, no tenía idea de que en esta casa había tanta variedad de absurdos. ¿Sabes que descubrí en el ático armarios completos de ropa de cama en sus paquetes? Creo que mi mamá tuvo más accesos de locura de lo que recordaba. Tengo que sacar todo eso. Hacía años que no entraba al ático, ni a la casa del jardinero. Juro que sólo desearía tomar mis ordenadores y desaparecer de aquí. Esto ha removido recuerdos que no son nada gratos. Todo este tiempo evité entrar a las habitaciones de mis padres, sólo para limpiar y nada más. Nunca quise sacar sus cosas de los cajones y ahora entiendo por qué.—Si realmente quieres salir de todo esto, solo toma lo que quieres c