Marzo, 2015
Era una noche tormentosa, y nadie se atrevía a salir con ese clima. Los relámpagos hacían su aparición cada tres minutos y los rayos partían el cielo como si hubiese una guerra celestial. Era una teoría ridícula pero el cielo oscuro se rasgaba por luces brillantes cada cierto tiempo haciendo que la tierra se estremeciera y rugiera como la tripa de un gigante.En un pequeño callejón de Sterling Park, Baltimore; un muchacho con atuendo negro cubierto por una capa y con la capucha puesta, cruzaba la calle asegurándose de que nadie le siguiera, a él no le importaba si llovía o había truenos, nada de eso le asustaba. Llevaba horas esperando a que anocheciera y la lluvia era una ventaja para él.Se dirigía a un pequeño bosquecillo al final de la calle. Sus botas salpicaban y se manchaba de lodo, siguió su camino sabiendo que era más de la media noche, pensando en que tal vez su compañero podría despertar y ver que no se encontraba ahí. Justo a la mitad de aquel oscuro bosque, mientras él detectaba todos los aromas para saber si la persona que buscaba se encontraba ahí (él había aprendido a desconfiar de las personas, y no confiaba en esa persona que lo había citado aun siendo uno de los agentes con el que había convivido hasta cierto punto), caminó derecho oyendo los minúsculos sonidos que acompañaba la noche de lluvia, de la nada… una sombra apareció detrás de él, sorprendiéndolo; pero él era uno de los mejores de su generación y aquella sombra, antes de poderle causar daño al muchacho, éste se encogió de dolor a causa del Lazo del Demonio que le fue lanzado, una cuerda negra que lo ató e iba apretándolo cada vez más hasta convertir esa sombra en un hombre delgado de piel oscura con varios tatuajes en un tono añil rodeando su delgado brazo, sus ojos verde jade resplandecían con un brillo singular solo para confundirlo más, puesto que sus ojos eran amarillentos.Él se sentía orgulloso ver al muchacho tener ese Don en particular, crear lazos con energía demoniaca combinada con aura limpia, era simplemente maravilloso.—Vaya, has mejorado desde la última vez que nos vimos, Exorcista.—Deberías dejar de intentar sorprenderme, Erick —dijo el muchacho con voz aterciopelada. Odiaba tener que hablar con el brujo.—Llegas tarde, El Duque no es alguien paciente y tú lo sabes —respondió éste deshaciéndose de la cuerda cuando el muchacho la aflojó.El hombre de nombre Erick, intentó verle el rostro pero con aquella capucha apenas lograba verle la mandíbula.—Pensé que solo vendrías tú —su voz sonó amarga y molesta.—Ha decidido venir.—Si quiere información ya la he dado toda. Ella no ha despertado sus poderes mayores —sonó más irritado—. ¿Qué más quiere? No puedo hacer más, la Orden está muy al pendiente de los asuntos de El Duque.Erick se encogió de hombros mientras jugaba con el agua que caía de las hojas; su cabello blanco no parecía mojarse y el muchacho, aun teniendo su capa tenía el cabello mojado y le resbalaba por la mandíbula. Erick no tenía la respuesta, él lo sabía y no podía hacer nada más por ellos; con dar información de La Orden Negra era arriesgado y tener que ver al enemigo cuando ellos estaban en una misión sonaba una misión suicida. Estaba bien que el Duque le encomendara esta tarea para valorar su trabajo pero no debía pedirle más.—Quiero que tú hagas que lo despierte. —Un hombre vestido de blanco salió de unos arbustos con una mujer con máscara de gato, creando una especie de paraguas invisible con una mano enguantada para que aquel hombre no se mojara.—Señor. —El muchacho pareció desconcertado ante tal petición.Miró al hombre que había aparecido para ver si bromeaba, pero recordó que él no era de hacer comentarios como aquellos.—Hijo, no me queda mucho. Necesito sus ojos, los míos ven cada vez menos —se justificó viéndolo como si se tratase de un anciano desamparado.—Pero, es arriesgado —comenzó a decir el joven—. ¿No puede esperar al menos los meses para ella despierte sus poderes de manera natural? La Orden puede sospechar.—No estás entendiendo, hijo mío —dijo el hombre como un padre le diría a su hijo de cinco años—. Quiero que causes el despertar de sus poderes y la lleves a la Orden, que la entrenen en el uso de su Don por mí. Necesitaré información acerca de su avance y cuando creas que ya está lista, tú, querido mío, me lo dirás. Ya he esperado suficiente ¿te hace gracia que haya dejado que creciera? No, eso es inaceptable.El muchacho no dijo nada, tenía razón; la había dejado vivir cuando en realidad merecía la muerte. Por culpa de esa chiquilla él había perdido lo que más quería.Pensó en lo arriesgado que sería todo aquello ¿Cómo iba a hacer que la chica despertara sus poderes? Además, la Orden había estado buscándola durante diez años y mientras él con su especialidad en rastreo ya debía haber dado con ella y si daba milagrosamente con ella luego de despertar sus poderes mayores del que ya poseía, los miembros de la Orden bien sospecharían en que algo había sucedido nuevamente. Así que, debía meterle la idea a su compañero de estudiar y esas cosas que hacían los humanos ordinarios para dar con ella más rápido antes de que esos otros dos la encontraran primero. De todas maneras, su compañero era un usuario de un Don poderoso. Además, él tenía cierta influencia en su compañero para hacer que aceptara su propuesta.Nada le saldría mal si planeaba bien su jugada.— ¿Qué tengo que hacer? —Preguntó decido, el Duque sonrió.—Tú sabes qué.— ¿Enamorarla? Eso no puede p***r.—Mejor aún. Mata a su única familia y has que te ame más que a nada en el mundo y luego la apuñalas por la espalda entregándomela, ya sabes.—Ella no amará a nadie.—Le gustará tu aura. Te lo aseguro, a mí me tienes encantado. Muchacho, nada te saldrá mal y tú eres el indicado para esto.— ¿Y qué pasará si ve lo que hay en mí? Si ella despertó sus poderes a temprana edad ¿no crees que pueda ver lo que otros no? Si llega a adquirir la Sempiternal ¿no crees que sospechará?—No lo hará, hijo. Yo te protejo y lo sabes. Ni siquiera Schlunk ni el viejo Shesina se ha dado cuenta.Lo meditó por un momento; ella había sido la culpable de todas sus desgracias por tener ese Don, ella debía pagar por todo lo que él había sufrido.—Muy bien. Me tengo que ir —aceptó dándose la vuelta y en ningún momento se quitó la capucha, pero el Duque pudo ver que éste tenía una sonrisa amarga en sus labios y su mirada era fría, como siempre que se veía desde aquella vez, hace diez años.— ¿Me la entregarás?—Te enviaré mensajes con ella. —El Duque sabía a quién se refería, la chica con máscara de gato, ella era simplemente maravillosa, así que solo sonrió en respuesta.El Duque le había lanzado uno de esos encantamientos con esos ojos rojos de serpiente que tenía para obtener su lealtad, aun en contra de su voluntad e hiciera todo lo que él le ordenara y cuando la muchacha lograra romper ese encantamiento con su poder, ésta simplemente sería su más fiel sirviente, era un efecto colateral que le encantaba al Duque. Se rio de aquello, disfrutaría ver ese momento en que la chica le diera un lugar en su corazón y él la apuñalara.El muchacho salió de aquel bosque pensando en lo que debía hacer para que aquella chica despertara los poderes que el Duque quería casi con desesperación; pero antes, tenía que volver a donde se estaba quedando con su compañero.Media hora más tarde entró al cuarto que compartía con su compañero, las luces estaban apagadas y no quiso encenderlas para que su amigo no se diera cuenta y por un momento le apareció la idea de matarlo mientras dormía. No supo por qué. Pero no podía hacer eso, se acercó a su cama mientras éste arrugaba las cejas, señal de que tenía una pesadilla y cuando éste despertó sobresaltado, él se hallaba a su lado.— ¿Qué pasa? —Preguntó sentándose al borde de la cama mientras su compañero respiraba con dificultad y con el rostro cubierto de sudor.—Volví a soñar con mi hermana, ella gritaba mi nombre y… —respondió el otro joven incorporándose y acostumbraba sus ojos a la oscuridad.—Y no pudiste salvarla, hombre, eras apenas un niño —dijo el muchacho viendo a su compañero. Éste lograba reponerse casi de inmediato cuando se daba cuenta de que era una tontería despertar sobresaltado por una pesadilla de su hermana siendo llevaba por los demonios que habían llegado a por ella siendo un Exorcista.— ¿A dónde fuiste? —Decidió cambiar de tema mientras se levantaba e iba a por un vaso de agua sin prender las luces, el chico solo podía ver su silueta desaparecer.—Salí a caminar y a meditar. Y pensé que quizá hemos estado buscando los lugares incorrectos.— ¿Qué sugieres? —Regresó bebiéndose el agua en un vaso desechable.—Ir a su lugar de origen. Quizá podemos encontrar más pistas—Eso estaba pensando cuando me fui a dormir, amigo. —Nada podía salirle mal si él había pensado en eso.Sonrió, pero no dijo nada, solo fingió estar sopesando aquella insinuación.—Entonces, ¿Leesburg? —Preguntó su compañero.—Leesburg —respondió sonriendo, nada le saldría mal y le gustaría poder ver qué tan especial era ella para que el Duque la quisiera tanto cuando lo único que sentía él era odio.Me subí al auto del abuelo sin decir nada, abrochándome el cinturón de seguridad solo para no hacerlo enfadar más de lo que ya estaba, sabía que llegando a casa me reñiría como lo hacía siempre que me metía en problemas.Él se hacía cargo de mí desde que mamá murió, todavía me costaba olvidar que ella había tratado de matarme, bueno. Ella no haría eso (ninguna madre haría eso ¿o sí?), según mi abuelo, ella estaba poseída por un demonio, él le disparó en la pierna al tratar de salvarme y la llevó a un convento donde un cura la exorcizó. No quedó del todo bien. Murió a las dos semanas mientras yo apenas salía del hospital al pasar cinco días en la UCI, realmente no pienso que haya tenido una infancia difícil, simplemente hay hechos que no se dan por olvidado. Que tu madre intentara matarte mientras estaba siendo poseída por un demonio, que no haya soportado ser exorcizada y que haya quedado con delirios y que gritara en las noches no era el recuerdo que querías tener de
—Dicen que son de Baltimore —decía Nery mientras nos encaminábamos al aula de Biología, martes en la mañana, nada podía arruinar mi día comenzándolo con ella.— ¿Quiénes?—¿Me pusiste atención cuando te dije por teléfono anoche, que ayer, cuando tú noqueabas a Ashton Wilson, que llegaron dos chicos que los transfirieron a esta escuela y uno de ellos, la primera clase que tuvo fue el de la mía?—Lo siento. No recuerdo haber oído de ellos.—Eres una ingrata —se molestó entrecerrando los ojos. Tenía el cabello recogido en una coleta, ella era unos centímetros más alta que yo, con una fantástica piel bronceada, esos rizos dorados con mechas rosas y verdes, su mirada coqueta con ese delineado negro que contrastaba con esos ojos azul grisáceo, al lado de ella era una chica simple y sin estilo.—Se llama Demian Passmore. Condenadamente sexy, su voz era… sus ojos…oh, sus labios, me lo hubiera comido a besos, todo él era una escultura tallada por los dioses del amor
John Anthony Reynolds Marzo 2, 1928-Abril 21, 2015“Toca tu corazón y encuentra tu alma”Descansa en Paz.Te tendremos siempre en nuestros corazones.Así rezaba el túmulo donde yacería el cuerpo de mi abuelo. A los cuatro años lo recordaba llevándome a la escuela y comprándome un helado. A los seis años me enseñó a manejar el triciclo. A los ocho años tomó la completa responsabilidad de mí después de la muerte de mamá. A los nueve estuvo presente en todos los eventos que el colegio montaba y me regaló mis primeros libros: Harry Potter. A los diez años tuvo que explicarme que necesitaba ir al psicólogo porque seguía teniendo pesadillas con mi madre y tenía que tomar esos asquerosos antisicóticos. A los quince me organizó un cumpleaños inolvidable con la ayuda de Cameron y Nerissa Bower; mi antisocial y muy rebelde amiga, y como regalo me enseñó a conducir a Sonia y así obtener mi permiso para conducir aun
Abrí los ojos por el sonido de un mosquito que andaba revoloteando a unos centímetros de mi cara y en un acto reflejo lo atrapé con el dedo índice y pulgar, podía oír el molesto sonido que hacía mientras lo tenía entre mis dedos. Lo aplasté. Me incorporé poco a poco, estaba en mi cama; ellos me habían dejado ahí y no solo eso, Nery estaba acostada a un lado de mí, en el sofá que tenía junto a la ventana estaba unas sábanas con el que seguro, Cameron se cubrió y se había pasado la noche velando por mí. Una sonrisa amarga me apareció en los labios.Pero, aparte de eso, había un no sé qué en el aire que llegaba a mis fosas nasales, los primeros rayos del sol, los sonidos de unas sandalias arrastrándose por la sala y alguien sorbiendo café, las pequeñas motitas en la alfombra que había en la entrada, el claro sonido de los pájaros que estaban a varios metros de casa, el taladrar de una termita en el techo de la casa; era simplemente maravilloso. Podía ver con c
Querida Elisa:Si estás leyendo esta carta, significa que has despertado tus poderes. Y es momento de que sepas algunas cosas detrás de éstas.Seré breve, nosotros descendemos de una antigua raza; y de una asociación llamada Exorcistas de la Orden Negra ¿Cómo empezó todo? Pues bien. En ninguna parte de la Biblia lo menciona. Te diré solo lo que necesites saber; San Lucas y San Mateo fundaron o crearon a los Exorcistas con la única intención de librar a la tierra de todo el mal que había en ella, así que con doce simples hombres comenzaron a practicar lo que antes llamaban hechicería, pero ellos no eran brujos ni hechiceros que se apoyaban con grimorios o libros paganos, ellos se apoyaban con la Biblia para echar a los demonios que tomaban posesión de los cuerpos humanos.Según nos contaron, que a lo largo del tiempo ellos fueron tomando los años de los Grandes Demonios que mataban, y poco a poco éstos pupilos de San Lucas y San Mateo fueron
No quise ir a la escuela al iniciar la semana, y aunque Cam, como el Viejo Cam, me obligara, lo logró persuadirme y me mantuve dentro de casa todos esos días en los que Nery iba y venía de la escuela, contándome de esos chicos nuevos y trayéndome las nuevas noticias del colegio, de quién se había peleado con quién y quién salía con quién.Tuve que asistir a clases el lunes de la otra semana en la mañana, me puse mitones para cubrir el tatuaje antes de salir y con el permiso de conducir, Nery y yo nos fuimos al colegio con Sonia. Se sentía bien ir en un auto aparte a estar soportando todo el bullicio del autobús escolar. Pero, el auto parecía querer hacerme daño al encenderse la radio en la estación favorita del abuelo. Y el dolor regresaba; al menos había dejado de llorar o quizá me quedé seca, como decía Nery y ella trataba de acostumbrarse a verme nostálgica. Era una chica rebelde pero comprensiva.Aparqué a Sonia justo al lado de una Toyota Rav4 en color negro, del modelo m
La noche de ese mismo día, el chico de nombre Mitchell llegó para recoger a Nery, pero, por desgracia, su compañero también llegaba con él. Y lo peor no fue eso, sino que traían palomitas y varias películas que habían rentado. Y para rematar, fui yo quien abrió la puerta estando en pijamas; un pants rosa a cuadros y una camiseta de Jack Skellington y unas pantuflas de conejitos con enormes ojitos negros y nariz rosa. Era las siete y media, Cameron se había ido a despedir de su amigo hippie, Shaquille. Lo había visto en el entierro pero no pude memorizar su aspecto, pero se parecía a Cameron, solo que éste tenía el cabello como un rastafari. Aunque en otra ocasión me pudo haber caído de maravilla, de alguna manera ellos tenían una vibra salvaje y llena de historias acerca de sus viajes.Oí el timbre y mientras Nery se ponía lápiz labial de un tono Berry Vamp, yo bajé para abrir la puerta. En realidad, había oído el rugir del motor de su camioneta y que él bajaba de ella para luego
Les miré, ellos también me miraban con la luz de la pantalla de la televisión iluminándoles el rostro, Nery comprendió lo que traté de decir. Me mordí los labios, prendí la luz algo nerviosa, se cubrieron los ojos y protestaron al mismo tiempo.Mi corazón no podía controlar sus latidos, sentía miedo y emoción y algo más que hacía que mis manos sintieran calambres.—Un momento —dije a los que estaban en la entrada mientras me dirigía hacia la puerta.Pusieron pausa a la película y con los nervios de punta, abrí la puerta. Tenían puestas sus gafas negras como los Hombres de Negro. Parecían iguales a ellos, bueno, solo que los dos eran de piel oscura, uno era alto y delgado, el otro era corpulento, calvo y con barba en candado.—Buenas noches —saludó el corpulento, su voz era rasposa y magnánima—. Tú debes ser Anna Elisa Walker—S-sí. Sí, soy yo —titubeé.Pude oír que los chicos se ponían de pie y ambos, Mitchell y Demian, se decían algo en voz baja, en un