Antes de continuar con el desenlace de la historia, vamos a conocer un poco sobre el pasado de Alek y Vlad para que puedan entender muchas cosas que vendrán en los capítulos siguientes. Prepárense para llorar como lo hice yo escribiendo el capítulo, ¿Ok? :c Pd: Las tqm, lloré también leyendo todos sus comentarios, gracias por tanto. :3
(Maratón 5/13) Alek Vólkov Años atrás... Abrí los ojos y miré todo con atención preguntándome dónde carajos estábamos. Intenté levantarme de la silla donde me encontraba sentado pero algo me lo impidió. Bajé la mirada hasta mi regazo y me alteré al ver como gruesas cadenas estaban alrededor de mis manos, impidiendo que pudiera moverlas. Y finalmente até cabos. Mamá. La huída. La preocupación de María. El viaje que haríamos a las supuestas vacaciones. Vlad. La ausencia de papá. Caos. Peligro. No, no, no, no. Miré a todos lados intentando encontrar lago que pudiera ayudarme a comprender dónde estábamos, pero solo logré alterarme aún más al notar como a unos pocos pasos de dónde me encontraba atado, también estaba Vlad en las mismas que yo. —¡Vlad! —le grité al notar como estaba dormido o, en el peor de los casos, muerto —¡Vlad respóndeme, por favor! —le grité nuevamente sin recibir respuesta alguna de su parte. Quería creer que estaba inconsciente, que los
(Maratón 5/13) Dasha Petrov Actualidad... El nudo que sentía en la garganta me impedía poder hablar para consolar a Alek como era debido, pero aún así lo hice, porque sabía que lo necesitaba. —Mirame —le pedí con la voz rota por el llanto que amenazaba con salir en cualquier momento. Pero él, como lo esperaba, solo me ignoró, limpió sus lágrimas y se abrazó más a mí plano vientre. Nuevamente se había cerrado en su propio mundo, lo había hecho como mecanismo de defensa para protegerse del dolor en ese momento, pues luego de contarme parte de su historia, se sentía vulnerable y según él y el mundo en el que se encontraba, eso era inaudito. —Mirame de una jodida vez, Alek Vólkov —le exigí está vez con voz dura y sin estar dispuesta a negociar con él. Estaba en juego su estabilidad emocional y luego de su confesión no dejaría que se cerrara nuevamente en su mundo, más bien estaba más que agradecida por la confianza que me tuvo al contarme toda aquella experiencia que vivió. Pasaro
(Maratón 6/13)Dasha Petrov Abrí los ojos despacio y los cerré casi al instante al sentir como la intensa luz que traspasaba por la ventana me cegaba. Coloqué mi mano derecha encima de mi cara evitando que la luz pudiera llegar nuevamente hasta mis ojos y me quedé así hasta el el sol comenzó a picar en mi piel. ¡Maldición! Quise quedarme en la cama durmiendo un poco más, pero las ganas de ir al baño a hacer mis necesidades me lo impidieron, así que no me quedó más remedio que sacar fuerzas de dónde no las tenía y, sobre todo, fuerza de voluntad para poder levantarme. E intenté hacerlo, pero los brazos de Alek estaban alrededor de mi cintura y su cabeza encima de mí pecho. Estábamos justo como nos habíamos quedado la noche anterior. Sus piernas se encontraban entrelazadas con las mías impidiendo que pudiera siquiera moverme un poco. Pero, mis ganas de ir al baño eran intensas, así que como pude, salí de la cama dejando en mi lugar una almohada. Reí bajito al notar como él abraza
(Maratón 7/13)Alek Vólkov 6 meses después —¡Sopla la vela! Los gritos de los invitados no se hicieron esperar y, aún en contra de mi voluntad, le dediqué una última mirada a Dasha antes soplar la vela del pastel que tenía frente a mí. Le pedí al fuego que se llevara todas las malas energías de mi vida y todo aquello que me hacía mal, eso era algo que mamá me había enseñado desde pequeño y que yo ponía en práctica.Ella decía que en vez de pedirle algo positivo al fuego, se debía pedirle era que se llevará todas las cosas negativas de nuestra vida, pues si le pedías algo positivo, igualmente se lo llevaría. Y, aunque no tenía por costumbre celebrar mi cumpleaños a menudo, decidí continuar con la tradición solo por Dasha, pues ella si quería que lo hiciera. No me gustaba celebrar mi cumpleaños, pero aún así ella había insistido en hacer y, luego de convencerme y prometer que no sería algo del otro mundo, aquí me encontraba yo, frente a mis amigos más íntimos y soplando la vela de
(Maratón 8/13)Alek Vólkov —...Y esa es la única solución que le encontramos al problema, Alek —terminó de explicar Vlad y quise matar al primero que se me pasara por el frente en ese jodido instante. Prefería todo antes que esa supuesta solución de mierda. —No lo haré —solté tajante y sin estar dispuesto a dar mi brazo a torcer. —Es necesario, Alek, así como Lukyan fue hasta México para poder hablar con esos tipos, nosotros debemos hacer lo mismo porque somos lo jodidos interesados —explicó tratando de hacerme entender la situación y, aunque sabía que tenía razón, no quería admitirlo. ¡No quería hacerlo, maldición! —¡No, carajo! ¡No viajaré a México y dejaré a mi mujer sola durante quién sabe cuánto tiempo! —grité de vuelta completamente enojado con todo el mundo. No quería irme y dejar a Dasha sola, no cuando no me había perdido ni un solo segundo de su embarazo y cuando más peligro podía correr si me tenía a su lado. Porque sí, las cosas habían comenzado a ponerse color de
(Maratón 9/13) Dasha Petrov Respiré tan hondo como mis pulmones me lo permitieron y me levanté de la cama. La inmensa barriga de apenas seis meses no me dejaba hacer muchas cosas normales, como por ejemplo, el poder levantarme de la cama con rapidez. Alek no estaba en la habitación, por lo que no podía ayudarme como siempre lo hacía, pero aún así me defendí como pude y sonreí victoriosa al lograr mi objetivo y levantarme de la cama sin morir en el intento. Acaricié mi barriga con cariño y comencé a caminar hasta la puerta de la habitación para ir a la cocina, pero el sonido de una llamada entrante en mi teléfono me hizo detener mis pasos y devolverme hasta la mesita de noche donde estaba el mismo. Lo tomé con rapidez y, al notar que se trataba de un número desconocido, atendí la llamada pero con dudas y mucha cautela. Esperé que fuese la otra persona del otro lado de la línea quién hablara primero, y así fue. —¿Hola? ¿Dasha? —¿Sergei? —pregunté confundida al comprender q
(Maratón 10/13) Alek Vólkov Mastique con fuerza y de un solo trago me bebí el café que tenía frente a mí, el mal humor que tenía era incontrolable y ni siquiera Dasha podía ayudarme a relajarme en ese momento. El idiota de Sergei la había hecho llorar con sus comentarios de mal gusto, algo que me juré no dejaría pasar por alto, pues no pensaba permitir que nada ni nadie dañara a mi mujer y menos embarazada. Sabía que las emociones fuertes para ella no eran buenas, por lo que me había preocupado más de lo normal al notar como lloraba desconsoladamente luego de haber colgado aquella llamada. Misma que había escuchado de principio a fin, solo que no quise interrumpir para poder tener todos los detalles para mandarlo al cielo. Y, gracias a Dios, tenía las razones suficientes como para hacerlo en un santiamén. Dasha había intentado aparentar que nada ocurría cuando finalmente había hablado, pero yo no era idiota y eso era algo que ella sabía, por lo que optó por la mejor opción.
(Maratón 11/13)Alek Vólkov Le hice una seña con las manos a mis guardias para que me esperaran cerca de los autos y sin más comencé a caminar hasta donde se encontraba aquel idiota. Había decidido no llamar a nadie más para hacer lo que tenía en mente, pues sabía que el idiota de Vlad solo lograría detenerme con sus discursos baratos solo porque estaba saliendo con la hermana del imbécil que tenía frente a mí. —Vaya, vaya, jamás imaginé que el mismísimo Alek Vólkov vendría a visitarme —dijo con sarcasmo una vez estuve lo suficientemente cerca de él como para partirle la cara de un solo golpe. Y, aunque ganas no me faltaban para hacerlo, me contuve porque debía ser más inteligente que él y no caer en sus provocaciones, por ahora. —Sabes perfectamente el motivo de mi visita, así que déjate de idioteces y no alarguemos más el asunto, Sergei —bramé con furia y sin un ápice de delicadeza, pues no estaba dispuesto a ser amable con ese idiota, no más. —Sabes perfectamente que frente a