CAPÍTULO 71: CASI TE RECLAMOThane la tenía ya entre sus brazos, sus cuerpos estaban tan cerca que el calor de ambos se fusionaba en el aire tenso de la habitación. Akira, con el rostro apenas separado del de él, podía sentir el latido furioso de su corazón como un eco del suyo propio. Habían llegado a este punto muchas veces, pero esta vez había algo diferente.El Alfa la sostuvo con fuerza, sus manos la envolvieron como si no pudiera dejarla ir. No había necesidad de cruzar distancias; estaban tan cerca que parecían ser una sola sombra. El silencio entre ellos no era incómodo, la tensión sexu4l entre los dos crecía con cada respiración y mirada.Akira sentía la presión creciente de su control desmoronándose. Thane la observó con una mirada intensa, casi desesperada, como si estuviera a punto de perder algo más que su autocontrol. Ella sabía que debía apartarse, que ceder a sus deseos en ese momento podría tener consecuencias devastadoras para ambos, pero el tirón entre ellos era dem
CAPÍTULO 72: UN ENCUENTRO INESPERADOAkira huyó de aquella habitación mientras las lágrimas le corrían por las mejillas. Estaba harta de sufrir, harta de no ser reclamada ni tampoco rechaza por Thane, harta de que Kael la usase y de sentirse indefensa.Lo único que ella quería era vengar a su hermana, y ahora que sabía la verdad de lo que había ocurrido, la única cosa que podía hacer era impedir ese sacrificio y terminar con la magia oscura con la que el Rey estaba jugando.Se echó en la cama y pronto se quedó dormida de tanto llorar. Sin embargo, despertó de golpe, con el cuerpo cubierto de un sudor frío mientras las imágenes de una nueva visión latían con fuerza en su mente. La luna, grande y brillante, había estado más cerca que nunca, su luz cegadora reveló lo que hasta ahora había permanecido oculto en las sombras. Esta vez, la visión no fue confusa ni fragmentada; todo se desplegó con una claridad abrumadora.En el centro de aquella cueva en la montaña una joven loba de cabello
CAPÍTULO 73: EL LÍMITE DE LA TOLERANCIAThane la miró un momento más, pero ya no había furia en sus ojos, solo confusión y un destello de vulnerabilidad que rápidamente se disipó cuando giró la cabeza, incapaz de sostener su mirada por más tiempo.—No sé qué me está pasando… —susurró, casi para sí mismo. La voz de Thane sonaba rota, llena de un dolor que apenas comprendía.Akira quiso acercarse, tocar su mano, mostrarle que no estaba solo, pero sabía que cualquier gesto en ese momento podría malinterpretarse.Por un momento pareció que iba a decir algo más, pero en lugar de eso, se alejó de la habitación, ahora era él quien la dejaba sola.Akira apretó los puños. No podía seguir esperando a que Thane decidiera confiar en ella o a que resolviera sus propios demonios. El sacrificio estaba demasiado cerca, y si él no la ayudaría, ella debía tomar las riendas de la situación por su cuenta. Thane no veía el peligro, pero Akira sí lo hacía con una claridad aterradora.Con un nuevo plan en m
CAPÍTULO 74: PELEA DE HERMANOSLa furia brillaba en los ojos de Thane como un incendio incontrolable. Su respiración se aceleraba mientras observaba a Kael con una rabia que apenas podía contener. Akira se quedó inmóvil, atrapada entre ambos, viendo cómo la tensión crecía hasta un punto insostenible.—¡Tocar a una concubina se castiga con la muerte! —rugió Thane lleno de furia. El eco de sus palabras resonó en la estancia, como una sentencia definitiva. Su cuerpo temblaba, y sus ojos, que siempre habían mantenido una distancia fría con el mundo, ahora ardían con un odio visceral.Kael, lejos de mostrarse intimidado, esbozó una sonrisa calculadora. No era la primera vez que jugaba con los límites de su hermano, y parecía disfrutar del peligro que eso implicaba.—¿Serías capaz de matarme? —respondió Kael, sus palabras llenas de cizaña se disfrazan con burla—. Hazlo entonces. Declara de una vez que aceptarás a esta Omega como tu Mate.Las palabras cayeron como un trueno entre ellos. Akir
CAPÍTULO 75: UN PODER ANCESTRALMucho tiempo antes de que Akira, el reino de los lobos o humanos existiera, antes de que cualquier criatura viva pudiese recordar y con el mundo aún joven, existió una era de caos.Donde la luz y la oscuridad, fuerzas poderosas que chocaban sin cesar, eran incapaces de hallar un equilibrio. La luz, brillante y cegadora, representaba al Sol, mientras que la oscuridad, profunda y envolvente, pertenecía a la Luna. Ambas entidades eran antiguas, eternas, pero a pesar de su poder, ninguna podía tomar el control absoluto de la Tierra.Con el tiempo, la lucha se volvió insostenible. La tierra se estremecía bajo el peso de sus batallas, y las criaturas que habitaban el mundo joven no podían prosperar en medio de ese conflicto. Fue entonces cuando el Sol y la Luna tomaron una decisión que cambiaría el destino del universo para siempre: procrearían hijos que los representarían en la Tierra y llevarían su lucha en su lugar.El Sol, resplandeciente y majestuoso, en
CAPÍTULO 76: EL TRATO DE VIDAEl dragón respiraba con dificultad, su cuerpo, antaño majestuoso, se retorcía en la penumbra de la cueva. Sus escamas doradas ahora estaban apagadas y rotas, caían de su cuerpo como trozos de metal oxidado, y su aliento, antes ardiente, se había convertido en un susurro débil y cargado de muerte. La oscuridad envolvía su cueva, pero no podía apagar su orgullo ni su furia. Aquel lobo, el hijo de la Luna, había sellado su destino, pero el dragón no iba a permitir que el final llegara tan fácilmente. No moriría. No cuando aún quedaba algo de fuego en su interior, aunque fuera una chispa agonizante.Mientras se revolvía, buscando en vano una salida de su miseria, un sonido rompió el silencio. Pasos. Alguien se adentraba en la cueva, arrastrándose. El dragón, con sus ojos aun brillando tenuemente, dirigió su mirada hacia la entrada. Un hombre lobo, cubierto de sangre, avanzaba con dificultad. A su alrededor yacía el cuerpo sin vida de otro lobo, uno que eviden
CAPÍTULO 77: TÚ ERES LA CARNADAAkira permanecía en la oscuridad de la biblioteca, con las manos temblorosas sobre las páginas del antiguo libro que intentaba descifrar. Las letras, escritas en una lengua arcaica, parecían cambiar de forma bajo la luz parpadeante de las velas, volviéndose ininteligibles cada vez que creía entender algo. Había pasado horas intentando encontrar una clave, una solución, pero todo esfuerzo parecía inútil. El sacrificio se acercaba, y no había nada claro sobre cómo detenerlo.Los pasos suaves y calculados de Kael resonaron en el pasillo, haciendo eco en la silenciosa biblioteca. Akira se tensó al sentir su presencia antes de verlo. Kael siempre traía consigo un aire de peligro y frialdad, uno que se volvía más amenazante con cada interacción. Cuando entró, sus ojos afilados como cuchillas se posaron inmediatamente en ella, y una sonrisa calculadora asomó en sus labios.—¿Has encontrado algo? —preguntó con suavidad, aunque el tono de su voz no admitía error
CAPÍTULO 78: UN OBSTÁCULO FUERAEl rey no podía correr riesgos. Las tensiones se habían disparado tras la pelea entre Thane y Kael. Los ecos de los gruñidos y los golpes aún vibraban en su mente. Sabía que la excusa perfecta para actuar estaba ante él, y no pensaba desaprovecharla.Sabía que algo no estaba bien, que las piezas no encajaban como deberían. Thane, su hijo, el guerrero más poderoso del reino, había demostrado signos de rebeldía. Aunque no lo había hecho de forma abierta, la tensión entre ellos era demasiado evidente, ya lo había desafiado una vez por esa Omega. Alaric había visto en sus ojos la duda, la traición. En la mente del rey, él podría ser el lobo que había tomado el libro prohibido.Cuando entró en la celda subterránea, Thane estaba sentado en el suelo, encadenado con grilletes hechos de una aleación especial, robada de los cazadores. Las cadenas no solo lo inmovilizaban, sino que también drenaban parte de su poder, dejándolo más débil de lo que había estado jamá