SeleneResignada, caminé de regreso a la aldea hasta llegar a la cabaña de Kaiya. Entré al lugar y fui directo a mi cama.—¿Dónde estabas? —preguntó adormilada, tallándose los ojos.—Salí a dar un paseo —dije, mintiendo a medias—. Dios, estoy tan confundida. —Suspiré, dándome cuenta de que lo había expresado en voz alta. Esperaba que no hubiera prestado atención.—Te sientes así por el Alfa, ¿cierto?—Sí —confesé sin poder ocultarlo más. Necesitaba desesperadamente hablar con alguien que pudiera responder y aconsejarme—. No sé qué me está pasando con él, solo quiero verlo, tenerlo cerca… besarlo —susurré avergonzada.Me quedé esperando una carcajada de su parte, una burla ante mi tonta declaración, pero Kaiya suspiró y extendió su mano para tomar la mía. Nuestras camas quedaban la una junto a la otra y nos colocamos de costado para poder vernos frente a frente.—Estás enamorada de él —concluyó.—Nooo —me negué alargando la palabra, y me senté en la orilla de la cama de un solo movimien
SeleneEl día comenzó como cualquier otro en la manada. Me levanté y tomé el desayuno junto a Kaiya, ambas nos preparamos para una larga jornada de trabajo. Me vestí con uno de mis nuevos trajes que había elaborado con la piel de oso que una de las hembras de la manada me había hecho llegar de manera misteriosa.De repente, fui muy consciente de mi apariencia: llevaba una falda corta hasta la mitad de mis muslos con una abertura en mi pierna derecha, mientras que mi blusa cubría gran parte de mi abdomen, dejando solo una franja de piel al descubierto.Cada vez lograba hacer mejor mi trabajo en la aldea, por lo que las lobas estaban contentas con mi desempeño y me recompensaban con obsequios como pieles cada vez más grandes y bonitas, con las que podía confeccionar diseños menos reveladores y más cómodos.Nunca me había importado en absoluto mi apariencia ni había puesto demasiado empeño en lucir bien, pero ahora era diferente; sentía la necesidad de verme presentable, de verme linda p
SeleneUna semana pasó lenta y tortuosa en la aldea. Desde que Ainara me había confiado la confección de su vestido, mis actividades se habían limitado únicamente a ello; dejé de ayudar a Kaiya en otras labores y ya extrañaba salir con los cachorros a pasear, lavar la ropa en el río y cosechar vegetales. Prefería mil veces ser humillada por el padre de Ilan que tener que elaborar con mis propias manos el vestido que sería testigo de la peor de mis tragedias.Era medianoche cuando terminé de bordar la última cuenta de río que Ainara había pedido en el escote de su vestido y dejé la prenda junto a mi cama para ir a descansar.Con la vista agotada y mis manos hechas pedazos, me recosté sin siquiera haber probado la cena que Kaiya me había dejado en la mesita. Según ella, pronto comenzaría la temporada de celo, e Ilan regresaría en cualquier momento.Lo había extrañado cada día y cada noche desde que desapareció de la aldea, pero el pensar que regresaría solo para unir su alma a la de otr
SeleneUn escalofrío atravesó mi cuerpo al escuchar al lobo detrás de mí, era el mismo con el que había conversado la otra noche en el huerto y, aunque había sido amable conmigo en aquella ocasión, aún me provocaba un extraño estremecimiento con su sola presencia. Me volteé hacia él sintiéndome completamente expuesta al verlo a mitad del muelle, obstruyendo el único camino de regreso a la aldea, a menos que quisiera cruzar el río nadando, cosa que no quería hacer.Nuestros ojos se encontraron y me fue imposible ignorar la cicatriz sobre su ojo que lo hacía ver siniestro; una sonrisa incisiva se ensanchó en su rostro al darse cuenta de mi temor, por lo que me apuré a bajar la cabeza sin querer ser grosera.—¿Acaso me tienes miedo, humana?, pensé que había sido amable contigo —espetó llegando a mi lado—. ¿Puedo sentarme? —Señaló el espacio junto a mí, dejándose caer al suelo sin esperar mi respuesta.—P-perdón —balbuceé avergonzada por mi reacción—. No esperaba a nadie, me sorprendiste.
SeleneMe dejé caer al pasto, observando la laguna que resplandecía bajo un cielo cargado de estrellas; el agua permanecía tranquila a pesar del chisporroteo constante de la cascada y de pronto me nacieron unas enormes ganas de nadar.«¿Por qué no?», me dije a mí misma y me levanté, decidida a refrescar mi mente con toda esta nueva situación con Ilan. No sabía qué haría el tenerlo de frente, pero en este momento era lo último en lo que quería pensar.Me despojé de mi ropa, pues no quería regresar empapada a la aldea, y entré al agua un paso a la vez. Estaba fresca y serena como una manta. Me adentré hasta llegar a la cascada y me coloqué bajo el chorro del agua, sonriendo como una niña al sentir las cosquillas en mi piel. Aproveché para nadar un poco y jugar con la luz de la luna como Kaiya me había enseñado.Un ruido entre los arbustos me puso alerta de inmediato y mi corazón se desbocó dentro de mi pecho. Me encontraba sola en medio del bosque sin que nadie supiera de mi desaparició
IlanMe dolía en el alma tener que dejar a Selene después de lo que acabábamos de hacer, después de haberla hecho mía de la manera más perfecta que pude haber soñado. Sus caricias aún cosquilleaban en mi piel y el olor de su cuerpo me tenía completamente embriagado, pero los gritos que venían de la aldea cada vez sonaban más desesperados y temí que algo verdaderamente devastador estuviera sucediendo a mi manada.—Estarás más segura aquí —dije, rogando a la luna para que fuera cierto—. Volveré por ti, ¿está bien? Debo ir a ayudar, pero volveré. —Besé sus dulces labios y me separé de ella para verla; sus hermosos ojos me devolvían la mirada y la duda impresa en su expresión me hizo desear abrazarla con todas mis fuerzas y no tener que soltarla nunca. En cambio, me armé de valor y dije—: Te amo.Me salió desde el fondo del alma. Nunca lo había dicho antes y me sorprendió la forma en que simplemente las palabras salieron disparadas de mis labios, sin un ápice de duda.A Nami nunca se lo d
IlanLas últimas horas de la madrugada aún oscurecían el cielo cuando mis hermanos se agruparon, listos para la batalla. El celo podría comenzar en cualquier momento y, de ser así, no sabía hasta dónde podría llegar la ambición de Adrik. Aunque siempre fue un lobo justo y honorable, no dudaba que eso hubiera cambiado con el paso del tiempo. Si fuera el mismo Adrik que recordaba, jamás se hubiera atrevido a violentar la privacidad de su pueblo, y mucho menos a agredir a quienes una vez fuimos sus hermanos.—¿Están listos? —pregunté. La preocupación por el bienestar de Selene me tenía dando vueltas la cabeza, pero no podía permitirme ser débil en un momento como este.—Cuando ordenes, hermano —dijo Garo.Las madres de las lobas desaparecidas lloraban por sus hijas, mientras que sus padres y hermanos yacían a mi lado, mostrando toda la valentía que les era posible. Yo me preparaba mentalmente para salir a buscar y cazar a quien había sido mi hermano.No existía un recuerdo de mi infancia
SeleneSeleneLa mañana ya se encontraba en todo su esplendor cuando llegamos al que, supuse, era el territorio de Adrik. No sabía qué esperar de este lugar; parecía una aldea humana abandonada repentinamente. Incluso había juguetes regados por las calles y ropas tendidas en los patios traseros de las casas como si algo o alguien hubiera aterrorizado a toda la población, obligándolos a huir de sus viviendas y, por la faceta que acababa de descubrir de Adrik, ya tenía una ligera idea de lo que pudo haber sucedido.—¿En dónde estamos? —pregunté, con mi voz ronca por haber gritado durante el camino. Estaba tan cansada y adolorida que simplemente me dejé caer en el suelo una vez que él me dejó sobre mis pies dentro de una de las tantas casas vacías de la aldea.—Bienvenida a mi aldea, pequeña humana —espetó Adrik con sarcasmo—. Como verás, le hace falta algunas remodelaciones, pero pronto quedará perfecta; solo necesito el visto bueno de mi nueva compañera para comenzar a hacer los cambio