Entramos al gran jardín donde la velada se llevaría a cabo. Estaba todo decorado muy bonito, guirnaldas de flores, fuentes de agua, toda clase de adornos en cada mesa. Mi madre se esmeraba mucho en que las decoraciones fueran enteramente perfectas y armoniosas. Los colores eran armoniosos. Me sentí tranquila al ver que todo estaba impecable, las personas comentaban sobre lo bonito del lugar, felicitando a los decoradores y encargados.Me quedé apreciando la belleza del jardín mientras Wendy se adelantaba a la mesa que nos correspondía. Yo tendría que saludar a muchos invitados de honor, como la hija del alfa y la luna.La rosa que crecía era de un color blanco tan bello. Me acerqué para admirarla.Alguien estaba detrás de mí. Giré para enfrentar a la persona que se acercó tanto a mí, tanto que sentí su mano pasando por arriba de mi hombro para cortar la rosa.El chico tenía el cabello rizado, los ojos verdes aceitunados y una mirada extraña. Era atractivo, fuerte, peligroso, se sentía
—Veo que eres fuerte. Puedo sentirlo. Eres una guerrera. —dijo, sonriendo, los hoyuelos se marcaron en sus perfectas mejillas. —¿Has entrenado duro?—Sí, hasta el último minuto. —dije, sonriendo también, sin poder evitarlo. —Bueno, no hasta el último minuto. Ahora estoy perdiendo el tiempo aquí.—Estas ceremonias son un mero evento para los chismosos. No hay mucho para hacer aquí. —sonrió, mirando al cielo. —Pero es una bonita noche despejada. ¿No? Si no te aterra, podrías entrenar conmigo.Me quedé sin ninguna clase de palabras para decir, estaba muda. El príncipe me acababa de ofrecer entrenar conmigo ahora mismo. Mi loba casi aúlla por la emoción.—Eres la loba plateada que vi el otro día en el bosque. Me llamó la atención tu color de pelaje, es muy especial. —Athius me observó y luego, empezó a alejarse en dirección hacia el bosque.Se estaba yendo para entrenar. Eso quería decir que ahora yo tenía dos opciones, seguirlo o quedarme y hacer como si nada hubiera sucedido. Diosa luna
El aullido era de amor, los dos lobos que se enamoraron eran bastante jóvenes. La diosa luna les otorgó su bendición. Todos estaban festejando, brindando, felicitándolos.Logré vestirme antes de que terminara el evento y llegar junto a mis padres. Ellos estaban conmocionados al verme.—Lumen, estás mojada. —dijo mi madre, apretándome del brazo. —Ve a secarte de inmediato.—¿Qué ocurre mamá? —pregunté, sin comprender el porqué de su hostilidad.Vi a mi padre hablando con el chico que no me agradó para nada. Observé como estaba de pálido mi padre. No era normal, esto no era algo bueno. Sentí que me ponía en alerta.—Ve a casa a cambiarte. —Mi madre me apretó de nuevo el brazo y noté, que estaba a punto de llorar. Luego, me abrazó con fuerza, aferrándose a mí.Lloraba, estaba muy apenada.—¿Qué le haces a mis padres? —pregunté, enfrentándome a Seth con la mirada llena de rabia.Él sonrió. Mi padre hizo un paso hacia atrás, retrocediendo. Estaba casi sometiéndose. No comprendía nada de lo
Salí del agua para tratar de trepar por las colinas, si conseguía perderme entre ese bosque, podría escapar de las garras de Athius.Fui ilusa de pensar que podría escaparme de un lobo de la manada real. El lobo saltó sobre mí sin que pudiera verlo siquiera, tumbándome, rasguñándome y cortando mi piel.—Te odio… ¡Los odio a todos! —grité, gruñendo, tratando de incorporarme para pelear.Percibí el ardor cerca de mi cuello. Las garras de Athius estaban manchadas con una poción.—Me has envenenado… —solté, no podía entender que era lo que estaba sucediéndome. —Eres un cobarde.La sensación de mareo me invadía. El tiempo se hacía lento y pesado. Mi cuerpo no respondía.—Lo siento. Es la única manera de que no te asesinen. —dijo él lobo negro, era tan enorme que me sentía indefensa cada vez que lo miraba. —Si peleas, mi padre te matará.—Como si te importara. Me han engañado, todos aquí… —murmuré con la poca fuerza que me quedaba.La poción era muy fuerte, no me dejaba pelear. La impotenci
Pov Athius—Debes dejar que viva. Te lo imploro si quieres… —comencé a decir, tratando de igualar el aura de mi padre.Yo era tan fuerte como él, pero su jerarquía era mayor que la mía. Era más sabio, poseía demasiados años. Yo lo apreciaba mucho, el me enseñó todo.—Un príncipe no suplica. —mi padre gruñó, sus ojos brillaron de furia.Su gruñido causó que la tierra temblara bajo nuestras patas.Estaba ofendido, que era peor que estuviese enfadado. Estos lobos de esta manada inferior lo habían ofendido.—Zathun morirá. Mataré a todos en esta asquerosa manada para mostrarles a todos lo que sucede cuando te burlas de mí. —rugió, con una potencia tan grande que sacudió las copas de los árboles.—No puedes… —una idea brilló en mi mente. —Recuerda que son anfitriones.—¡No me importa! —rugió, tratando de hacerme a un lado.Me resistí, gruñí con más fuerza.—Debes mostrarte implacable, pero no irracional. Consúltalo con Dun… —sugerí, me sentía extraño tratando de calmar a mi padre, nunca an
LumenFroté mis ojos para despertarme poco a poco, había tenido tantos sueños bonitos. Seguía en el bosque, entrenando, nadando, platicando con mis amigas.No me dormí mucho tiempo, abrí débilmente los ojos y casi de inmediato, volvieron a cerrarse.Escuchaba, como susurros en el viento, la voz de mi padre, la voz del rey alfa, los sollozos de mi madre.La debilidad se apoderó de mí y al despertar definitivamente, noté de inmediato que ya no me hallaba en mi hogar.—Lumen. —dijo una voz familiar para mí.Observé a mi alrededor. La habitación era tan lujosa que podía dejar sin palabras a cualquiera. Estaba recostada sobre una cama con cortinales pesados, con diseños en dorado y en blanco.El camisón de dormir que tenía puesto era delicado, blanco, mi figura se traslucía un poco.Miré a Wendy, pensando que esto se trataba solamente de otro sueño. No lo era, ella era real. Tenía grilletes en los pies, apenas si podía caminar.Me destapé los pies para ver si yo también los tenía. Para mi
El beso se estaba prolongando demasiado. Él era fuerte, también me mordió el labio inferior. Me sujetó con fuerza y estaba encima de mí, sentí como su erección rozaba mis piernas y el cosquilleo me invadió el cuerpo entero.¿Qué me sucedía? Estaba dejando que me besara. Era como si no quisiera que se detuviera incluso.—No. —dije, en voz alta, tratando de alejarme.El me miró con una sonrisa maliciosa. Esa sonrisa sarcástica que tenía me estaba fastidiando, parecía como si quisiera burlarse siempre de mí. Al mismo tiempo, me parecía que lo hacía ver todavía más guapo.El periodo de celo, me dije a mi misma, por eso me estaba comportando de esa manera. Por eso no podía evitar sentir atracción a pesar de que Seth era un imbécil al que odiaba.—¿No te parece injusto? —pregunté, apartándome a un costado de la cama.Eso lo sorprendió, no se lo esperaba. Me miró con los ojos abiertos, como si todo en mí lo sorprendiera.—¿Qué? —preguntó él, rascándose la cabeza, demostrando que se hallaba c
—¿Tiene que ser ahora? —preguntó Seth, con un tono molesto.—Es una urgencia. —la voz femenina volvió a responder. —Seth, voy a pasar.—Que ni se te ocurra, Astrid. —gruñó él, mirándome con posesión y luego, tapándome con la manta para cubrir mi desnudez.Todavía sentía mi corazón latiendo muy fuerte. Esto que me ocurría no era para nada fácil de explicar.Seth soltó un rugido estrepitoso para mostrar superioridad. Se vistió y salió de allí sin decirme nada. No era comunicativo conmigo. Su manera de comportarse era muy extraña cuando estaba a mi lado.Apenas salió, busqué ropa para cubrirme. Encontré un vestido sencillo de color celeste. No poseía un guardarropa tan grande como el que tenía en casa.Wendy ingresó nuevamente. Esta vez, traía en sus manos una bandeja con un desayuno completo.Me sentí un poco mal de que me trajera el desayuno como si fuera mi sirvienta.—Soy la esclava a cargo de atenderte a ti y a Seth. —dijo ella, con un tono triste. —Debo estar al pendiente de lo que