Débil

Salí del agua para tratar de trepar por las colinas, si conseguía perderme entre ese bosque, podría escapar de las garras de Athius.

Fui ilusa de pensar que podría escaparme de un lobo de la manada real. El lobo saltó sobre mí sin que pudiera verlo siquiera, tumbándome, rasguñándome y cortando mi piel.

—Te odio… ¡Los odio a todos! —grité, gruñendo, tratando de incorporarme para pelear.

Percibí el ardor cerca de mi cuello. Las garras de Athius estaban manchadas con una poción.

—Me has envenenado… —solté, no podía entender que era lo que estaba sucediéndome. —Eres un cobarde.

La sensación de mareo me invadía. El tiempo se hacía lento y pesado. Mi cuerpo no respondía.

—Lo siento. Es la única manera de que no te asesinen. —dijo él lobo negro, era tan enorme que me sentía indefensa cada vez que lo miraba. —Si peleas, mi padre te matará.

—Como si te importara. Me han engañado, todos aquí… —murmuré con la poca fuerza que me quedaba.

La poción era muy fuerte, no me dejaba pelear. La impotenci
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