Salí del agua para tratar de trepar por las colinas, si conseguía perderme entre ese bosque, podría escapar de las garras de Athius.Fui ilusa de pensar que podría escaparme de un lobo de la manada real. El lobo saltó sobre mí sin que pudiera verlo siquiera, tumbándome, rasguñándome y cortando mi piel.—Te odio… ¡Los odio a todos! —grité, gruñendo, tratando de incorporarme para pelear.Percibí el ardor cerca de mi cuello. Las garras de Athius estaban manchadas con una poción.—Me has envenenado… —solté, no podía entender que era lo que estaba sucediéndome. —Eres un cobarde.La sensación de mareo me invadía. El tiempo se hacía lento y pesado. Mi cuerpo no respondía.—Lo siento. Es la única manera de que no te asesinen. —dijo él lobo negro, era tan enorme que me sentía indefensa cada vez que lo miraba. —Si peleas, mi padre te matará.—Como si te importara. Me han engañado, todos aquí… —murmuré con la poca fuerza que me quedaba.La poción era muy fuerte, no me dejaba pelear. La impotenci
Pov Athius—Debes dejar que viva. Te lo imploro si quieres… —comencé a decir, tratando de igualar el aura de mi padre.Yo era tan fuerte como él, pero su jerarquía era mayor que la mía. Era más sabio, poseía demasiados años. Yo lo apreciaba mucho, el me enseñó todo.—Un príncipe no suplica. —mi padre gruñó, sus ojos brillaron de furia.Su gruñido causó que la tierra temblara bajo nuestras patas.Estaba ofendido, que era peor que estuviese enfadado. Estos lobos de esta manada inferior lo habían ofendido.—Zathun morirá. Mataré a todos en esta asquerosa manada para mostrarles a todos lo que sucede cuando te burlas de mí. —rugió, con una potencia tan grande que sacudió las copas de los árboles.—No puedes… —una idea brilló en mi mente. —Recuerda que son anfitriones.—¡No me importa! —rugió, tratando de hacerme a un lado.Me resistí, gruñí con más fuerza.—Debes mostrarte implacable, pero no irracional. Consúltalo con Dun… —sugerí, me sentía extraño tratando de calmar a mi padre, nunca an
LumenFroté mis ojos para despertarme poco a poco, había tenido tantos sueños bonitos. Seguía en el bosque, entrenando, nadando, platicando con mis amigas.No me dormí mucho tiempo, abrí débilmente los ojos y casi de inmediato, volvieron a cerrarse.Escuchaba, como susurros en el viento, la voz de mi padre, la voz del rey alfa, los sollozos de mi madre.La debilidad se apoderó de mí y al despertar definitivamente, noté de inmediato que ya no me hallaba en mi hogar.—Lumen. —dijo una voz familiar para mí.Observé a mi alrededor. La habitación era tan lujosa que podía dejar sin palabras a cualquiera. Estaba recostada sobre una cama con cortinales pesados, con diseños en dorado y en blanco.El camisón de dormir que tenía puesto era delicado, blanco, mi figura se traslucía un poco.Miré a Wendy, pensando que esto se trataba solamente de otro sueño. No lo era, ella era real. Tenía grilletes en los pies, apenas si podía caminar.Me destapé los pies para ver si yo también los tenía. Para mi
El beso se estaba prolongando demasiado. Él era fuerte, también me mordió el labio inferior. Me sujetó con fuerza y estaba encima de mí, sentí como su erección rozaba mis piernas y el cosquilleo me invadió el cuerpo entero.¿Qué me sucedía? Estaba dejando que me besara. Era como si no quisiera que se detuviera incluso.—No. —dije, en voz alta, tratando de alejarme.El me miró con una sonrisa maliciosa. Esa sonrisa sarcástica que tenía me estaba fastidiando, parecía como si quisiera burlarse siempre de mí. Al mismo tiempo, me parecía que lo hacía ver todavía más guapo.El periodo de celo, me dije a mi misma, por eso me estaba comportando de esa manera. Por eso no podía evitar sentir atracción a pesar de que Seth era un imbécil al que odiaba.—¿No te parece injusto? —pregunté, apartándome a un costado de la cama.Eso lo sorprendió, no se lo esperaba. Me miró con los ojos abiertos, como si todo en mí lo sorprendiera.—¿Qué? —preguntó él, rascándose la cabeza, demostrando que se hallaba c
—¿Tiene que ser ahora? —preguntó Seth, con un tono molesto.—Es una urgencia. —la voz femenina volvió a responder. —Seth, voy a pasar.—Que ni se te ocurra, Astrid. —gruñó él, mirándome con posesión y luego, tapándome con la manta para cubrir mi desnudez.Todavía sentía mi corazón latiendo muy fuerte. Esto que me ocurría no era para nada fácil de explicar.Seth soltó un rugido estrepitoso para mostrar superioridad. Se vistió y salió de allí sin decirme nada. No era comunicativo conmigo. Su manera de comportarse era muy extraña cuando estaba a mi lado.Apenas salió, busqué ropa para cubrirme. Encontré un vestido sencillo de color celeste. No poseía un guardarropa tan grande como el que tenía en casa.Wendy ingresó nuevamente. Esta vez, traía en sus manos una bandeja con un desayuno completo.Me sentí un poco mal de que me trajera el desayuno como si fuera mi sirvienta.—Soy la esclava a cargo de atenderte a ti y a Seth. —dijo ella, con un tono triste. —Debo estar al pendiente de lo que
Narrador—Algo ocurre, tengo un… Un presentimiento extraño. —Kyra sujetó con fuerza la mano de su esposo, el rey.Belcekar entrecerró a los ojos. Caminó de un lado a otro de la habitación matrimonial, que era del tamaño de tres habitaciones normales.—Por supuesto que algo no está bien. He mostrado piedad, la piedad es un símbolo de debilidad. —Belcekar soltó un resoplo de fastidio. —Athius me hizo perdonarlos. No me ha dicho la verdad. No quería que esa chica pagara por sus crímenes.—La compañera de Seth. —se apresuró a aclarar Kyra. —Es la mate de Seth. ¿No es así? Si es suya, no tenemos que preocuparnos.Kyra se mostró un poco más calmada al recordar ese detalle. En la manada real todos se conocían bien. Seth era como su sobrino, porque era hijo de Dun. Era uno de los lobos más fuertes y un guerrero valioso, pero era extremadamente insensible. No poseía un carácter romántico. Todas sus novias anteriores habían sufrido de corazones rotos y abandonos terribles. Era frío, muy frío. A
PoV Athius—¿Para qué me mandaste a llamar? —preguntó Seth, visiblemente molesto.No tenía camisa puesta y eso me fastidió. Sentí el aroma de Lumen en él, habían estado muy cerca y eso me provocó unos celos que me calaron hasta lo profundo.—Tienes que entrenar conmigo y con Jimmy. —mentí, no quería que estuviera con ella.Mi lobo estaba enfadado, se comportaba de una manera extraña. No podía entender mis propios sentimientos.—Entrenen solo ustedes. Ahora tengo otras cosas que hacer. —Seth se atrevió a desafiarme.Gruñí.—No puedes negarte. —rugí, mientras comenzaba a perder la paciencia.Él sonrió con malicia.—¿Que te sucede? Actúas de una manera temperamental. —su maldita voz sonaba irónica.—Buen día. —Jimmy caminó hacia nosotros.No estaba en su forma de lobo todavía. Usualmente, no nos transformábamos hasta que estuviéramos afuera. Jimmy parecía de buen humor. El era un guerrero de linaje medio, no tenía tanto poder, pero era un buen rastreador y también era hábil en altura, pa
LumenElla volcó el zumo sobre mi cara y no hice nada para evitarlo. Nunca antes algo así me había sucedido, esa debilidad, esta sumisión, no era nada a lo cual estaba acostumbrada. Todos en mi manada siempre me respetaron, como hija del alfa, como futura alfa.Mis ojos se llenaron de lágrimas.—¿Vas a llorar? —preguntó Astrid, soltando una carcajada estridente.Me empujó hacia un costado, con fuerza, para marcar mi lugar. Luego, se puso de pie y caminó hacia mi armario.—Es ropa muy fina para una sucia esclava. —Astrid abrió la puerta del armario y comenzó a arrojar los vestidos y prendas al suelo.Volcó mi desayuno en toda la ropa. Luego, me miró nuevamente, iba a venir a atacarme de nuevo.—Te pondrás esto cada día, esclava. —dijo ella, con los ojos chispeantes.Le gustaba hacerme sufrir y no comprendía porqué. Wendy dijo que a ella le gustaba Seth y debía estar enfadada conmigo porque me escogió. Yo no tenía la culpa.Debía resistir. No contraatacar, no, ahora sería solo una sente