Capítulo 31

Las horas pasan y siento que me volveré loco, solo espero a que Abel venga y me exija que le firme el divorcio a Nat, pero no lo haré, las cosas esta vez no serán como él las decida, solo por esta vez seré yo quien sujete la soga a su cuello. En poco tiempo cierro los ojos y me quedo dormido, al menos hasta que me despiertan y me hacen salir de la habitación, soy escoltado por una enfermera casi anciana, a la que no trato mal solo por el hecho de que las personas mayores me hacían respetarlas.

—Esta es el salón de recreación, aquí pasarás las tardes libres, en una hora se servirá el almuerzo en el comedor —me indica la mujer y se marcha.

El salón era una enorme área que contaba con algunas mesas con sillas en las que los pacient

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