LENI—¡Suéltenme! —grito a todo pulmón. En esta ocasión, no me llevan al mismo lugar, no, como dijo Based, se trata de un laboratorio con la tecnología necesaria para experimentar cualquier cosa. No soy mucho de ciencia, pero lo que observo, me deja la sangre helada. Hay muchas personas encerradas en enormes jaulas al final de uno de los pasillos cubiertos por mesas con frascos reactivos, probetas. Varios hombres de bata blanca están presentes. No dejo de preguntarme si Ardian tiene conocimiento alguno de este sitio. —Por favor —suplico. Based se detiene, se voltea y me da una bofetada, provocando que arda la mitad de mi rostro. —Silencio, puta, no importa cuánto supliques, el final para ti, es el mismo —expresa sin emoción alguna. Tiene razón, es siempre igual. El miedo se apodera de mí, nublando mi buen juicio, empujándome a un abismo. Las imágenes de Ardian con Silver, no dejan de pasar por mi mente como los fragmentos de una película inconclusa. ¿A esto se refería cuando menc
ARDIANEl dolor intenso y constante se intensifica en mi cabeza, la boca la tengo seca, siento como si estuviera flotando en medio de la nada. Abro los ojos lentamente, mientras vienen a mí los recuerdos de mi último encuentro con Leni, su mirada, sus palabras, todo. La angustia surge en mi pecho cuando los fragmentos de la realidad se acomodan en mi mente. Abro los ojos, mi respiración se acelera, provocando que un mal presentimiento me invada.Trato de incorporarme, un hormigueo recorre cada una de mis extremidades, muevo el cuello con estrés, estoy desnudo, solo traigo el bóxer puesto, frunzo el ceño, lo último que recuerdo es hablar con Leni, irme, después discutí con Silver, la quise echar por haber entrado a mi habitación sin autorización. Una mano rodea mi torso desnudo y miro a mi izquierda. —Duerme otro rato más, eres el rey. Mi visión se vuelve roja, Silver está desnuda en mi cama, a mi lado, aparto su brazo de manera brusca y me pongo de pie, buscando los rastros de lo qu
NARRADOR OMNISCIENTELa rabia de Based podía sentirse por todo el reino de Tafaryen. Cada uno de los miembros de su manada, vivían la asfixiante necesidad de inclinar la cabeza al pasar entre sus filas, el aura que expedía, comprimía sus emociones, doblegaba su voluntad, aplastante, lacerante. El silencio ensordecedor les arrebataba el aliento, nadie quería ser visto por el nuevo rey alfa. Las hembras dejaban de respirar cuando él las observaba con lujuria, hace años que se corrían los rumores de que algunas mujeres desaparecían y nadie las volvía a ver, extrañamente afuera de sus casas, solo encontraban dos lingotes de oro con el sello real, a los hombres no les quedaba otra opción que guardar silencio y seguir con sus vidas, enfrentarse a alguien como el rey, era el equivalente de una muerte segura. Subiendo al estrado desde el que podía ser visto, rodeado de guardias y de algunos miembros del consejo lunar a sus espaldas, Based sonrió. —Me complace que todos estén aquí —comenzó—
LENI—Ella nos trajo en bandeja de plata al maldito Ardian King. A medida que soy consciente del peso de sus palabras, la realidad me cae encima como un mundo entero. ¿Qué acabo de hacer? Lo he traído a la cueva del lobo sin pensar en las consecuencias, pero al verlo en el suelo, ensangrentado, y a pesar de la brecha que se ha abierto entre los dos, no pude dejarlo. Sé que, en mi interior, aún estoy conectada a él. Los ojos de Dax se oscurecen al enfocarse en Ardian; no es necesario que diga algo, el ambiente se intensifica de manera gradual. —Deberíamos matarlo ahora que tenemos la oportunidad —propone uno de los pelirrojos. Por impulso, dejando que mi instinto de protección brote, hago un movimiento que no he aprendido de nadie, logro quitarle una daga a uno de los hombres que nos escoltaron hasta el castillo Lancaster, interponiéndome en su camino al ver que se acerca. —Nadie le va a hacer daño —espeto con tanta firmeza como puedo. Mis palabras y acciones no hacen más q
LENIHan pasado dos días desde que llegué al castillo Lancaster, bajo la protección de Dax. Dos noches en las que no he podido dormir bien, debido a las pesadillas que me atormentan, en las que Based King es el protagonista que emplea el papel de mi verdugo. La piel se me eriza al pensar en que estuve en sus manos. Ya he probado su tiranía de primera mano y puedo decir que es alguien con quien no quisiera volver a cruzarme en el camino.No he hablado con nadie; los miembros de la manada Yelkov siguen viéndome como una intrusa, un bicho que debe ser aplastado. En cuanto a Dax, trato de mantener toda la distancia posible entre nosotros. Sentí el deseo de sangre latente en su sistema la última vez que hablamos de Ardian, así que hago lo posible por evitarlo.Hasta ahora, en el comedor, a diferencia de los King, Dax tiene la costumbre de comer con algunos miembros de su manada dentro del castillo, en el gran comedor. Es acogedor, si no estuviera al otro lado de esta situación.Mientras me
LENIArdian se queda en silencio, procesando toda la información que acaba de recibir. —No lo voy a permitir —espeto. —¿Cómo puedes estar tan segura? —la suave voz de Melisa resuena por cada rincón de la estancia—. No podrás convencer a Dax de que no lo haga. —Hablaré con él —me muerdo el labio inferior—. No me puede negar esto. Melisa frunce el ceño. —Cuánta seguridad —ironiza. —No se trata de eso —evito la mirada inquisidora de Ardian. —Sé que eres importante para Dax, pero esta vez dudo que haga lo que le pides; la rivalidad que tiene contra Ardian King supera cualquier enamoramiento —sisea, enfatizando las últimas palabras de su mordaz comentario—. Más si eso significa quitar de su camino al único que podría arrebatarle lo que más desea. Algo malicioso brilla en su mirada; ahora estoy convencida, tengo que mantener la distancia entre ella y yo. —Dax quiere que estés a su lado —sigue. —Eso no es verdad. Sus ojos se enfocan en Ardian. —Tú lo sabes —se dirige
ARDIANEn mi mente hay demasiadas cosas. Leni, quien encabeza la lista de los problemas que tengo que resolver, me ha dejado a solas con Melisa, y aunque no tengo nada en contra de esta chica, debo admitir que hay algo en ella que llama mi atención. —Está molesta —su voz me empuja a la realidad. No le respondo. —Siento causar molestias, pero mi vida también corría peligro. Dejo de ver en la dirección que tomó Leni, volteo, veo que Melisa parece agitada; su pecho sube y baja, y observo cómo pequeñas gotas de sudor inundan su frente. —No me siento muy bien —dice en un tono apenas audible. Conozco esos síntomas: sus pupilas se dilatan, remoja sus labios y sus ojos negros adquieren un color verde intenso, casi fosforescente. —Tienes… —Lo siento —no me deja terminar de hablar. En menos de un pestañeo, ella me empuja contra la corteza de un árbol y aplasta sus labios en los míos. Por reflejo, la aparto de mí; al instante, me doy cuenta de que Leni nos mira al otro lado; se
LENIUna ráfaga helada azota mis mejillas mientras observo a lo lejos al grupo de personas con las que estaré viajando. Nadav, el Beta más fuerte de la manada de Dax, se nos unió poco después de que él y los gemelos decidieran no regresar. Entre los gemelos, él, Dax y Melisa, aumentan el fallo de las pocas probabilidades que tenía de encontrar las respuestas a mis verdaderos orígenes. Se suponía que solo éramos Ardian y yo. —No pareces muy contenta. Volteo a ver a Melisa, con una nueva muda de ropa en las manos. —Es para Ardian —sus mejillas adquieren un color rojo carmín—. Pensé que la ropa que trae puesta no es muy cómoda. Guardo silencio; sigue habiendo algo en ella que no termina de convencerme por completo. —Iré a dársela —está a punto de irse. —No es necesario —intervengo, quitándosela—. Yo se la daré. Ya no es necesario que estés tan apegada a nosotros; después de todo, ahora Dax está aquí, ellos son parte de tu manada. —Solo trato de ser amable —me dispara una mortífera