Capítulo 6: Dar la noticia

Estaba lista para subirme al auto, cuando Curthwulf apareció con su rostro completamente enojado y su mirada roja. Era evidente que no había aceptado mi decisión, pero, no iba a pensar en él, cuando él no pensaba en los bebés.

— Charlotte, por favor.

— Creo que ya hablamos suficiente. Min, ¿puedes llevarme a casa? Necesito ir por los niños.

— Ni tú ni los niños se van a ir  quien sabe a dónde con ese hombre. 

— No me dejas otra opción, no puedo quedarme en casa de alguien que incluso contra mi voluntad, quiere que pierda a los bebés. 

— Lo digo por tu bien. — insiste Curthwulf.

— Creo que ya estoy lo suficientemente grande para saber qué es lo que quiero. Así que, no sigas molestando con algo que no va a hacerme cambiar de parecer.

— Bien, hagamos algo. Puedes quedarte en una de las propiedades que tenemos y te aseguro que nadie va a atreverse a tocarte sin tu consentimiento.

— Ellos me respetan, Curthwulf. Pero, cuando ambos damos una orden, van a acatar la tuya y no me molesta, porque al final eres el alfa y yo… jamás podría estar en tu nivel de mando.

>> Pero, eso me deja claro que al tú ordenar que me hagan algo para perder los bebés, lo harían. Así que, no puedo confiar en ti. Yo no estaría cómoda quedándome en tus propiedades. 

— No me atrevería a dañarlos si eso te causa más daño a ti. Si quieres, puedes decirle a este hombre que te proteja. Los vampiros son muy resistentes. Pero, por favor, quédate donde pueda verte.

— ¿Para qué? ¿Quieres planear cuando atacar?

— No, lo digo porque Gustav sigue fuera y no sé si sea buena idea alejarse, cuando el peligro puede estar en cualquier parte. Lo digo por tu bien y también por el mío.

Es verdad. Aunque odie que tenga razón, no puedo cometer el error de marcharme y exponer a los niños y a mí por ser terca.

— Está bien. Pero, yo voy a escoger donde vivir y no quiero que ningún lobo se me acerque. No confío en ellos cuando su jefe desea que aborte. — digo seria y Curthwulf asiente con resignación

— Está bien como lo deseas. Ahora, vámonos, los niños deben estar preguntándose donde estamos.

— Y los niños estarán conmigo. Los dos — digo firme.

— Claro que sí. Eres su madre. Si deben estar con alguien, es contigo. — dice Curthwulf y mi corazón late emocionado.

Han pasado varios meses desde que un hombre con ojos rojos me dijo que su hijo me había escogido como su madre y aunque en ese tiempo, me parecía una locura, ahora cada vez que lo menciona, mi corazón crece de orgullo.

Asiento y lo sigo cuando me escolta hasta uno de los autos, donde uno de los hombres de Min nos acompaña, aunque eso no le agrada a Curthwulf. Su mirada está perdida y como muchas veces, quiero saber qué es lo que pasa por su mente. Pero, obviamente, no me dirá.

— Lamento complicar tanto las cosas, pero, realmente quiero a estos bebés. — murmuro y Curthwulf suspira profundo

— En otras circunstancias, sería el hombre lobo más feliz del mundo. pero, no es posible cariño. No quiero ser el malo, pero, debo protegerte.

— No voy a hablar más de eso. — digo firme y él guarda silencio durante todo el recorrido.

Apenas llegamos al aeropuerto, veo a los niños jugando un juego de mesa y celebrando cada pequeño triunfo. Apenas llego a un metro de ellos, los dos levantan su mirada y corren a abrazarme.

— Qué bueno que estes bien, mamá. — dice Lowell y yo miró hacia Curthwulf.

— Sí, cariño. Estoy bien.

— Yo los voy a cuidar. Zaid también lo hará, ¿verdad?

— ¿Qué voy a hacer? — pregunta Zaid preocupado.

— Nada, mi amor. Sigan jugando. Ya estamos por irnos.

— Charlotte, si deseas, puedes ir conmigo en el avión — dice Min y de inmediato, Lowell gruñe.

— Identifícate, ¿amigo o enemigo? — pregunta Lowell mostrando sus dientes y gruñendo.

— Vaya, tranquilo, amigo. Soy un buen amigo de tu mamá. No necesitas ser hostil conmigo. — dice Min y mi corazón duele al ver como unos niños que deberían estar disfrutando de su niñez, están pendiente de algún enemigo por todo lo que han pasado.

— ¿En serio, mami?

— Sí, mi amor. Es un amigo de mamá. Ahora, vamos a sentarnos, van a despegar y gracias, Min, estaré bien aquí.

— Está bien, nos vemos más tarde. — dice Min y se marcha.

Respiro profundo, mientras ignoro las miradas asesinas de los tres hombres de mi vida, porque hasta Zaid se ha vuelto posesivo. Suspiro profundo y me siento esperando el despegue.

Cuando Curthwulf está por sentarse frente a mí, Lowell se sienta en el mismo y Zaid se coloca al lado mío. Cuando Curthwulf intenta sentarse al lado de su hijo, este se convierte en lobo y ocupa los dos puestos como si nada.

— ¿Ahora soy el enemigo? — pregunta Curthwulf molesto y su hijo lo mira fijamente. — Bien, lo entiendo. — dice Curthwulf marchándose.

De inmediato, Lowell se transforma en lobo mirando mal a su padre mientras se cruza de brazos.

— ¿Qué le dijiste a tu padre?

— Solo que no estuviera aquí. Porque somos la familia que si quiere ser mucho más grande y no queremos malos hombres que dicen cosas que no son correctas.

— No deberías hablarle así a tu papá. Además, ¿Cómo sabes lo que sucede?

— Retmus estaba pensando sobre ello y yo lo escuché. Hombre malo, es mi papá, pero, es un hombre malo.

Retiro lo dicho sobre que sería agradable poder comunicarse con la mente, eso deja expuesto muchos pensamientos que no quiero que alguien más sepa. — murmuro mentalmente.

— Cariño, aunque no estes de acuerdo con las cosas que descubres, no puedes ser grosero con tu padre. Recuerda que es tu familia, no tu enemigo.

— Mi tío trató de matarme y en ese momento, vi a mi padre como mi héroe, pero, es claro que papá no es un héroe y no puedo no ser hostil con él, cuando lo es con mis hermanos. — dice Lowell serio y yo suspiro profundo.

— ¿Hermanos? ¿Estas esperando un bebé mamá… tía? — pregunta Zaid con tristeza.

Oh, es cierto. Una cosa es como lo tome Lowell y otra, como lo tome Zaid. Él es un niño que básicamente esta sin sus padres y que aparezca un nuevo bebé o en este caso, cinco, no es algo que deba gustarle. Pero, debo decirle, es algo que no se puede ocultar.

— Sí, cariño. En mi vientre crece vida.

— Oh, entiendo — dice Zaid bajando su mirada.

— Pero, cariño, no te pongas triste, serás un hermano mayor, serás como Lowell es para ti, ¿no te parece grandioso?

— Pero, lo amarás más a él que a mí. Porque si será tu bebé. — dice Zaid con tristeza y yo suspiro profundo.

— ¿Amas tanto a tu madre que no me amas a mí?

— No, las amo a las dos, pareciéndose físicamente o no, las amo a las dos. 

— Bueno, yo también te amare y a Lowell sin importar cuantos bebés tenga. Porque son mis niños grandes. Siempre los voy a amar, aunque ya sean unos niños grandes que no quieran estar cerca de mamá.

— Eso no va a pasar. Siempre estaré contigo. Papá que siga viajando donde quiera, porque nosotros cuidaremos de ti y nuestro hermano pequeño, ¿cierto, Zaid?

— Cierto. Cuidaré de ellos porque soy el hermano mayor — dice Zaid más alegre y yo sonrío al tener a mis dos pequeños de acuerdo con mi embarazo, aunque hay un lobo que gruñe molesto por no tener a alguien de su lado.

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