Despegamos y cuando el piloto nos dice que podemos levantarnos de nuestras sillas si lo deseamos, los niños se bajan de sus asientos y toman mis manos mientras sonríen a mi vientre. Algo que hace que bufe molesto Curthwulf.
— Vamos, mamá. Tú y mi hermano o hermana necesita descansar. — dice Lowell sonriente.— Jueguen mientras puedan. Que, aunque me odien, no pueden seguir con esto. — dice Curthwulf y Lowell gruñe.— Los dos, es suficiente. Tú no digas esas cosas delante de los niños y Lowell, respeta a tu padre. — digo firme y los dos giran sus miradas, pero, no se gruñen entre sí.— Está bien. — dicen los dos y yo confirmo que estoy rodeada de niños.Zaid me jala y yo lo sigo hacia la habitación donde los dos me ayudan a quitar los zapatos y acomodarme en la cama.— Necesitas descansar y no te preocupes por papá. Voy a hacer vigilancia. Si quiere ser el malo, yo seré el héroe, mamá. Quisiera decir que eso me tranquiliza, pero, no es así. Con lo que he visto de los lobos, son muy altivos y Lowell, es la versión miniatura de su padre. Así que, con actitudes tan similares, lo mejor es que evite un enfrentamiento innecesario.— Quédense aquí conmigo. Quiero dormir, pero, no quiero hacerlo sola.— Pero, mamá, debo hacer vigilancia.— Puedes hacerlo desde la cama. Además, la puerta tiene seguro, todo estará bien. Ven, acompáñame un rato hasta que me duerma.Los dos niños asienten y me abrazan hasta que finalmente se duermen y terminan abrazándose entre ellos, porque así es como duermen normalmente. Suspiro profundo y sin poder dormir, salgo de la habitación, es allí cuando veo a Curthwulf sentando en toda la puerta, mientras trabaja como si nada pasara.— Permiso, necesito salir.— ¿Dónde están los pequeños demonios? — pregunta y yo entrecierro mis ojos por como los llama.— No los llames así. No me gusta.— Bien, pero, básicamente son eso. Y lo peor es que me han tomado como objetivo. — dice levantándose de su silla. Cuando estoy por alejar la silla, él gira su cuerpo y coloca su mano en mi cadera, mientras hacemos una especie de baile, donde cada que me muevo para apartarme y seguir mi camino, él lo hace.— Déjame pasar, por favor. — digo seria.— Realmente no quiero que estemos así, no me gusta. Pero, entiéndeme. — dice Curthwulf y yo me siento agotada. Por lo que, llevo mis dedos a su mano y comienzo a enterrar mis uñas en su piel, pero, apenas lo siente, se aparta como si le quemara.— No hagas eso, no seas así de imprudente.— ¿No te molesta esto? — pregunto mientras uno de sus hombres le entrega una gasa con la que con cuidado limpia mis uñas, aunque ni siquiera lo hice sangrar.— No, no me molesta. Estoy bien con esto. Es mi papel como esposo, cuidarte — dice Curthwulf y yo suspiro profundo.— No hablo de limpiar mis manos. Hablo de lo molesto que es el no poder acercarme a tu sangre porque podría morir. Lo molesto que es que no pueda tener a tus hijos sin que eso amenace mi vida. Eso no es agradable.— Puedo vivir con eso. Puedo vivir estando al pendiente de no dejar que sangre mía llegue a tu cuerpo, incluso puedo vivir que no puedas tener a mis hijos, pero, no a lo que me pides aceptar.— ¿Por qué no me convertiste en lobo? ¿Por qué no dejaste que la transformación ocurriera? Si hubieses dejado que eso pasara cuando Lowell me mordió, todo el caos de ser una humana débil pudo evitarse.— No lo permití y no lo permitiré, entiende eso.— Entonces, tendré que decirle a Min que me convierta en vampiro. — digo y su mirada se centra en mis ojos. Es evidente que la idea no le agradó, sus ojos rojos lo decían, al igual de como apretaba con demasiada fuerzas mi mano.— ¿Qué acabas de decir?— Suéltame, me estas lastimando. — digo y él me suelta esa mano, para tomar la otra y llevarme al área donde está la cabina del piloto.— Señor…— ¿Está en automático?— Sí, señor. Ya trazamos la ruta. — dice el piloto.— ¿Hay algún peligro de que el modo automático se desactive? — preguntó Curthwulf mirándome seriamente.— No, señor. No por lo menos en cinco kilómetro.— Bien, salgan ahora mismo — dice Curthwulf y los dos hombres se marchan mientras yo abro mi boca para decirle que no hagan caso, pero, la orden viene de un alfa, claro que van a hacer caso de inmediato.— Curthwulf, no hagas una locura. Recuerda que estamos en el aire, no es buena idea que saquemos al piloto de su lugar de trabajo.— Necesito hablar contigo y en la habitación, no es posible. Así que, toco este lugar. Ahora, repite lo que acabas de decirme hace poco.— ¿Sobre qué?— Tú sabes a que me refiero. — dice Curthwulf serio y yo finjo demencia.— ¿Qué no es buena idea que saquemos al piloto de su lugar de trabajo? — pregunto y Curthwulf sonríe.— Sigue fingiendo que eres tonta y vas a quedarte así. — dice Curthwulf y yo deseo ofenderme, pero, no puedo. Por lo que, sonrío como tonta.— Es que no sé de qué me hablas.— Ahora mismo voy a hacerte recordar. — dice Curthwulf llevándome a una silla que podría decir que es para una azafata, porque queda detrás de los asientos de piloto y copiloto.El hombre que amo y me hace enojar, se sienta y me coloca con mi entre sobre sus piernas, de una forma tan rápida, que me sorprende. Pero, lo que más me sorprende es que me rompa la ropa y me deje con el trasero al aire libre.— ¿Qué estás haciendo?— ¿Qué fue lo que me dijiste hace poco? — pregunta Curthwulf y yo intento no contener la risa por lo chistoso que se ve intentando ser un padre que está corrigiendo a su hija. — Habla — ordena.— No recuerdo. — murmuro y él sonríe dándome una nalgada donde no pensé que me lo daría.De inmediato, gimo por la sensación y él sonríe victorioso por ello.— ¿Creíste que te nalguearía en los glúteos? — pregunta sonriente.— Bueno, de eso se tratan los castigos, ¿no?— De padres sí, pero, soy tu marido y sé que el mejor castigo debe tener algo de erotismo o excitación.— ¿Por eso has nalgueado mi entrada?— Sé que por el deseo el golpe se expande en tu interior y no te atrevas a negarlo, porque puedo ver como humedeces desde aquí. — dice Curthwulf nalgueándome nuevamente, haciendo que tensione mis piernas, para evitar que me abrumen las sensaciones.— No sé de qué hablas. — murmuro con la voz entrecortada.— Oh, cariño, sé que, si sabes y por eso, voy a darte unas cuantas nalgadas hasta que tengas el valor de repetir eso de ser vampiro.— ¿Qué pasa? Podría ser una buena vampira. — murmuro sonriente y ello hace que el hombre que desea torturarme, me de tantas nalgadas seguidas que no puedo evitar dejarme llevar.— ¿Y tienes el gran descaro de tener un orgasmo? Si que no sabes soportar nada, nena. — dice Curthwulf mientras apenas yo me recupero de los espasmos.— Yo…— El castigo apenas comienza, hoy te voy a dejar claro porque no tienes permitido ser vampira. Así que, atenta a la lección o la haré hasta que lo entiendas.Vaya, en la escuela prestaba atención para aprender, pero, ¿Por qué aquí no quiero hacerlo, aunque estoy enojada con él? Es evidente que soy débil ante él y eso, ahora no me molesta, sino que, me excita.¿Cómo podía ignorar que estaba molesta con él por algo tan importante solo porque me nalguea? Y lo peor, es que yo era de las mujeres que desaprobaba cualquier tipo de golpe, aunque fuera en el acto sexual y consensuado.Y aquí estoy, tragándome mis desapruebo, porque me ha gustado que me nalguee, al punto de tener un orgasmo. Vaya, sí que debo ser tonta para perder la fuerza de voluntad tan rápido.Una nalgada fuerte esta vez en mis glúteos, me hace volver a la realidad y levantar mi vista hacia el hombre que me observa con su mirada roja y no precisamente por tener rabia. — ¿Por qué no puedo serlo? No quiero seguir siendo una débil humana.— Débil o no, eres mía y no voy a permitir que cometas la locura de ser una vampira, menos cuando estas embarazada, Charlotte— Entonces, conviérteme en lobo. Es fácil. — murmuro y Curthwulf me aparta de sus piernas y me toma de los brazos.— Aunque existiera esa posibilidad, los bebés no podrían sobrevivir a algo así, por lo que, no es buena ide
Curthwulf se levantó de su asiento y mirándonos con enojo, nos dijo tantas cosas, pero, yo tomé la mano de Lowell y me alejé antes de que dijera algo. Ya había hablado y solo lo había hecho para herir a los demás, así que, no iba a permitírselo.— Vamos a sentarnos. Dejemos a tu papá donde sea que haya enviado las cosas de la cas ay nosotros nos iremos a Italia, ¿les parece?— Estas loca si crees que voy a permitir que te vayas para Italia.— Entonces, ven con nosotros, estoy seguro de que habrá italianas que te hagan feliz y no las mates por solo morderlas o que ellas te arañen — digo con frialdad.Lo amo, Dios es testigo que lo amo, pero, ya he tenido suficiente del odio hacia los bebés. Así que, no voy a caer como lo hice cuando me estaba dando nalgadas. No puedo ser débil. no cuando peleo por algo grande.— Vamos a sentarnos, estoy cansada. — digo sentándome lo más lejos del asiento de Curthwulf.— Podrán evitarme todo lo que quieran, pero, así estén en un bosque, solo necesitan l
Me preparo para el impacto, mientras imploro que mis hijos se encuentren bien después de ello. Sin embargo, el golpe no es fuerte como lo pensé, sino que, parece que he caído sobre un gran oso de peluche. Incluso, puedo sentir su pelaje con olor a manzanilla.— ¡Charlotte, ¿estas bien?! — pregunta Carlos mientras se transforma en humano.— Yo… ¿estas bien tú?— Me transformé en gato y caí bien, pero, ¿Qué hay de ti? — dice Carlos y como puedo me levanto, mientras el lobo debajo de mí gimotea, para después levantarse.Sus ojos amarillos, mostraban preocupación, pero, no era por el dolor que le había causado la caída a él, si no, por mí. Podía sentirlo. Eso era lo que quería decirme con su mirada.— ¿Eres tú, Retmus? — pregunto y el lobo asiente.— Debemos irnos. — dice Carlos mientras escucha los disparos.— Gracias por salvarme. — murmuro y el lobo me cubre mientras con su hocico que empuja para que camine.Sorprendida, subo al auto y es allí cuando Retmus se transforma en humano y sa
El auto nos deja en una gran casa donde por fortuna, no somos recibidos con disparos. Apenas llegamos, Lowell se transforma en lobo, mientras yo cargo a Zaid, sin intenciones de entregarlo a alguien.Si algo he entendido es que no puedo alejarme de los niños por mucho tiempo, porque pasa algo. Preocupada, soy escoltada hacia el interior de la casa donde un hombre ya nos espera con apósitos y otras herramientas de medicina.— ¿Quién es usted y que piensa darle? — pregunto cuando el hombre saca una pastilla para Zaid.Lowell gruñe y aunque no me agrada que siempre este a la defensiva Lowell siendo solo un niño, me alegra tener su respaldo. — Solo es medicamento para el dolor. Aunque no fue un corte demasiado profundo, debemos darle medicamento para que no se le infecte.Dudo de sus intenciones y aunque él me entrega el empaque que me hace confirmar que es antibiótico, no soy capaz de darle eso a mi pequeño. Aunque quiero que lo atiendan, con este atentado, desconfío de cualquier person
Todos habíamos sido atendidos y ya estábamos en la sala pensando en una solución para mi seguridad sin que esto no estuviera relacionado con Min y yo viviendo en una casa. Pero, no teníamos muchas opciones.— Deberías darte por vencido. Siempre van a estar atacándote o tú estarás respondiendo a las provocaciones, así que, debes aceptar que vas a dejarme sola con los niños y que Min es la mejor opción. — digo y él niega de inmediato.— No es la mejor opción, porque tenemos a Carlos. — dice Curthwulf mientras el gato comienza a lamer su pierna.Confundida, miro hacia el gato que supuestamente es Carlos y Curthwulf sigue mi mirada, suspirando profundo y marchándose para al minuto más tarde, traer a Carlos, quien viene con una copa de vino en su mano.— ¿No eras tú ese gato? —pregunto confundida— Bueno, muchas veces cuando están discutiendo sobre algo que no me importa o simplemente no quiero ser parte de la conversación, coloco un gato idéntico a mí mientras escucho a lo lejos lo que su
Narrador omnipresenteLa muerte estaba cerca, sabía que en la sala estaba el ambiente tan pesado que un ataque de uno de los presentes, llevaría a por lo menos uno moriría. Porque en seres como ellos, el enojo era como una fuga de gas donde en cualquier momento ocurriría una chispa que terminaría con una explosión y esa chispa era Curthwulf.— ¿Qué acabas de decir? — pregunta Curthwulf con enojo.— Seamos sinceros, yo la conozco desde hace años y nunca la lastimé o llevé al peligro como tú lo has hecho. De camino aquí, supe todo lo que ella ha vivido por tu culpa y eso, no me agrada.— ¿Por qué me investigaste? — pregunta Charlotte confundida.— Bueno, debía saber quién te quitó mi sello. Fue por eso, que vine— ¿Sello? ¿De qué sello hablas? — pregunta Curthwulf.— Supe que ella tenía una conexión poco saludable para ella con los hombres lobos, así que, en una galleta sellé su esencia. — informa Seok Min y todos se observan confundidos.— Es imposible, yo percibí su aroma cuando la co
Mientras Lowell sonríe y muestra cada detalle a Zaid, quien está en silla de ruedas, porque Curthwulf así lo ordenó, aunque era lógicamente innecesario. Los dos niños se alejan y yo los sigo para no perderlos de vista al ver que el castillo al que apenas hemos llegado, parece un laberinto.—Vaya, hay mucho que ver aquí. — dice Zaid sonriendo.—Es un castillo creado hace más de tres siglos. Por lo que, hay mucho que ver. — informa Seok Min.—¿Si es seguro que estemos aquí? No quiero que en un descuido se nos caiga una de las paredes encima. Además, los niños tienden a jugar mucho y no quiero estar preocupado porque por un salto se caiga el piso o algo así. — dice Curthwulf mostrando problemas en la casa para poder marcharse.Sabía que Charlotte tomaba muy en cuenta la seguridad de los niños y aunque veía a Seok Min como alguien en quien podía confiar, no podía hacerlo si los niños estarían en algún peligro al quedarse.—Si esta así de deteriorado, entonces, yo no… — comienza a
Al día siguienteCharlotte no despertaba. Aunque no había tenido mala noche, seguía durmiendo como si el lugar no fuera desconocido para ella. Algo que molestaba a Curthwulf, quien la ve demasiado cómoda para su gusto.Serio, se marcha de la habitación y camina hacia las afueras del castillo, con intensión de comunicarse con su gente. Debido a su resumida manada y todos los problemas que ha enfrentado, ha tenido que recurrir a sus antiguos métodos.—¿Qué noticias me tienes? — pregunta Curthwulf en el teléfono mientras los vampiros de bajo rango vigilan la propiedad.—Tenemos al menos cincuenta hombres que quieren hacerlo.—No muerdan o den su sangre a personas que no desean ser transformados. Díganles las consecuencias si ocurre o no el cambio. Aunque deseo que mi manada crezca, no puedo hacer las cosas impulsivas o Charlotte me mataría por estar aniquilando su especie. — dice Curthwulf.—Todos los que han aceptado, no tienen nada que perder. Estamos tomando a los suicidas q