Coloqué los alimentos sobre la mesa, saque un poco de jugo de naranja y lo coloqué en la mesa.Llamé a Star al igual que a Queen y Cloe quienes debían comer sus croquetas con pollo y verduras.Me gustó el resultado de la peluquería canina, Cloe lucía radiante en su traje deportivo rosa, mientras Queen era una pequeña cosa adorable con ese suéter negro tejido de estambre y su gorrito. Si bien el invierno estaba próximo y las noches empezaban a ser muy frías.La pliblanca apareció ya vestida con un pantalón de chándal negro que usaba para hacer ejercicio, por lo que veo tuvo que hacerle un gran nudo a lado. Arriba una camiseta roja con el logo de la serie Flash.- Son huevos revueltos con jamón, pan tostado con cajeta, me gusta acompañarlo con fresas, no sabía si te gustaban así que las puse en un tazón a lado, también hay jugo por si te apetece.Se llevó un bocado a la boca, pareció disfrutarlo hasta que un llanto desbordó de su presencia.- ¿De verdad cocino tan mal?- ahora me sentía
Prometo pasear contigo todas las mañanas.*Confiando*Desperté al sentir unas lambiditas, al abrir los ojos me sobresalté un poco.—Admito que eres linda —sonreí incorporándome sobre la cama y tomando en brazos a la pequeña chihuahua. ¡Realmente es pequeña!.Sus ojos eran enormes, como dos aceitunas negras y brillantes. Miré de lado y ahí estaba su compañera, dulcemente durmiendo.—Y creo que tú eres la floja de la casa, ¿no? —dejé de nuevo a la tan Queen sobre la cama. Respiré profundo observando todo a mí alrededor, la habitación era muy grande y sofisticada, me sorprendía lo limpio que estaba cada lugar, esquina, inclusive algunos marcos con fotografías de paisajes brillaban sin una pizca de polvo.Me levanté con cuidado de la cama, no sabía cuánto había dormido, sin embargo por el gran ventanal se podía apreciar el sol en su punto más alto. Mordí mi labio inferior al empezar a caminar, me dolía cada paso que daba pero… había soportado dolores peores que este.Giré el pomo de la pu
Prometo encontrar la salida a todos tus males.*Especial*Durante la cena, noté que Alexander se encontraba demasiado serio. No me miraba a los ojos y eso me hacía sentir nerviosa. ¿Estará enfadado conmigo?. El ambiente era tenso, y una capa fría de viento se coló desde el exterior de la casa, pronto se escucharon truenos y lluvia.Hacía tanto tiempo que no miraba la lluvia caer, tanto tiempo que no la olía. Me levanté de la mesa bajo la mirada pérdida del médico. Caminé hacía la gran ventana de la sala y abrí las cortinas. Ver las gotas caer y golpear el ventanal me emocionaron más de lo que alguna vez creí posible.—¿Te gusta la lluvia?—su pregunta rompió el silencio que interpuso durante horas atrás.—No la recordaba—susurré. Me estremecí al sentir su toque en mi cintura. Me guío hasta la salida de su casa, abriendo la puerta. El viento fresco y la humedad golpearon mi rostro, respiré profundo, queriendo llenar de aire fresco mis pulmones.Había pasado tanto desde que no olía a tie
Respiré profundo. El cansancio en mí era notorio. En realidad, no deseaba hacer otra cosa más que quedarme sobre la cama. El médico que me atendió de forma privada y secreta, Alexander, me dió algunas vitaminas y tranquilizantes que le harían bien a mi sistema durante el viaje en altamar. Para los demás, esto se podría tratar solamente de un crucero, de una viaje lujoso hacía un destino borroso. Para mí, solo se trataba de una cosa; Giovanny. Eran aproximadamente las seis de la mañana cuando mi alarma sonó. Amanda aún seguía roncando al otro extremo de la cama. Empecé a prepararme, desde colocarme la peluca adecuadamente hasta el maquillaje, está vez el clima se encontraba estable, en estas costas la nueve y frío habían quedado atrás, algo un poco incómodo ya que necesitaba de los suéter holgados para cubrir mi embarazo. —y no es como si se notará demasiado— apenas estaba por cumplir los cuatro meses. — Amanda despierta. Hoy el barco llega a su destino— anuncié. — Si pero eso será
Alessandro De Andes. La miré removerse sobre la cama. Por fin estaba despierta. Hoy era mi último día aquí en Alemania. Y lo iba a disfrutar inmensamente, la idea de dejarla, me estaba ocasionando un hueco ardiente en el corazón, como si la sensación de separarme de ella, me estuviese asfixiando. Abrió sus hermoso ojos, los restregó con sus dedos para después enfocar la vista en mí. —¿Qué haces?— Habló con la voz un poco enróquesesida. Intentó estirarse, allí se dió cuenta que se encontraba amarrada de las muñecas. — ¿Me ataste a la cama? — Asentí sin decir una sola palabra. Bajé completamente la colcha. Había disminuido la temperatura de la calefacción para que estuviese frío en el interior de la habitación. Reprochó al inicio. — Aless. ¿Qué haces?— Inquirió con un tono de burla. «Oh pequeño cuervo. Dejarás de pensar que es gracioso en poco tiempo» Iba a disfrutar de su cuerpo, iba a tomarla como un malnacido infeliz. Pero lo amaría. ... Busqué en el gabinete la caja donde
“El alma de las personas es corrompida por la eterna, y egoísta, espiritualidad de quienes creen, el poder brinda la felicidad" -OdetteDejé que el humo del cigarrillo escapara de mis labios, lancé el desperdicio hacia un lado de la terraza. Me encontraba sola en un departamento de lujo. Sola, como había estado toda mi vida. No era algo nuevo, se me volvió costumbre sentir el dolor en el pecho, en ocasiones, prefería contratar a una enfermera que me suministrará calmantes, solo de esa manera, encontraba paz. «Un alma atormentada» Decidí refugiarme del frío, entré al interior del departamento, todo parecía completamente ordenado en mi cabeza, aunque no era así. Conforme avanzaba, la escena perfecta pasaba a convertiste en un desastre, desde muebles acuchillados, floreros rotos, cosas tiradas y espejos en pedazos. —Odette, Odette. Mira lo que haz hecho pequeña. — ¿A caso importa padre? — Gruñí viéndolo reflejado en el exterior de un espejo. — ¿Hasta cuándo Odette? ¿Hasta cuándo Od
Odette — No entiendo porque tenía que ser yo tu compañera papá— Rodé los ojos. — Últimamente no me he sentido bien de salud. A parte te recompensaré con bolsos caros. — Claro, como los bolsos costosos me dan tanta felicidad— Exclamé una vez entramos al evento. — A veces parece que si. Ahora calla— Espetó. Italia no parecía ser lo que me imaginaba. Aunque últimamente ya nada me satisfacía. Todo me daba igual, no le encontraba ningún tipo de interés. Ningún viaje, ningún evento de ricos. La música rellenó mi atención, encontrandola menos despreciable que la mayoría de hombres, quienes no dejaban de verme el trasero. Aunque tampoco es como si no me hubiese enfocado en mostrarlo. — ¿Quién es él?— pregunté apuntando al chico de cabellos dorados. — Su padre es dueño de una gran compañía, aumentó sus ganancias diez veces este mes. Seguro su empresa será la nueva franquicia millonaria de Europa. Ese es su hijo. Giovanny Arcuri.. — Así que dices veces más— Susurré. Solté el bra
Un bebé en camino. Odette. — Lamento mucho la muerte de tu padre— Escucho a mis espaldas. Sonrío de manera cínica. «Yo no la siento» Solamente había sido un negocio más para él, encontrar a una hija cuya existencia sabía en su mente desde que nací, desde que fui puesta en ese horrible lugar. Él tanto como mi madre, estaban manchados de suciedad. — Gracias. Pero es mejor así. Estaba sufriendo mucho. Encontrar el cáncer en él, fue una noticia devastadora, ahora comprendía la disminución de su razón para tomar decisiones, ello le trajo la ruina. No podía permitir que los demás se dieran cuenta de ello, estaba a nada de la quiebra. Al ser la única hija biológica, las propiedades también pasaban a ser mías. Pero, de la misma forma, las deudas. El funeral fue algo simple pero costoso, no sabía la cantidad de amistades que mi padre poseía en el medio hasta que la iglesia se llenó. Algunos para dejar sus condolencias, otros para asegurarse de que su camino en la industria estuviese va