El sonido de su celular interrumpió sus sueños, se removió somnoliento y aún aturdido entre las sábanas de seda que su cubrían su cuerpo, fue incorporándose lentamente para alcanzar el aparatajo. Frunció el ceño al notar que el número telefónico era privado y prosiguió a deslizar su pulgar por la pantalla para contestar.—¿Quién?— soltó con voz ronca y adormilada.—¿Hablo con el señor Jonathan Larsen Treider ?— una voz masculina se encontraba al otro lado de la línea. En el tiempo que se debatía en preguntar quién lo llamaba miró de reojo el reloj, eran las cuatro y media de la mañana, sin duda haber llegado después de media noche a su departamento no había sido buena idea, pero cuando Marlene lo invitó a su casa por un rato, le fue inevitable el no acceder.—¿Hola?— La voz de nuevo lo sacó de sus pensamientos, carraspeo un tanto intrigado.—¿Quién habla?—Michael Walas, soy médico personal del Sr. Emmanuel Larsen.Sin duda aquello lo confundió, no había escuchado el nombre de su padr
— ¿A dónde vamos señor?— preguntó Iván una vez llegaron al aeropuerto de España, Jonathan ni siquiera sabía con qué cara llegaría a la mansión Larsen.— Tomaremos un taxi- Exclamó caminando hacía los autos de color amarillo y de aspecto viejo. El pelirrojo se quedó con la boca abierta, en los años que llevaba trabajando con él nunca había pedido un taxi.—¿No prefiere que le pida un Uber? Debe haber aquí— dijo buscando en su móvil, su jefe negó con la cabeza y volvió a señalar el área de taxis.Subieron al auto, olía a cigarrillos y aceite, esto le trajo muchos recuerdos buenos. Recuerdos que deseaba revivir.— ¿A dónde queréis que los lleve?— El taxista era un hombre mayor y de aspectos descuidado.— ¿Conoce la mansión Larsen?— preguntó Iván mirando un mapa y buscándola, Jonathan sonrió con su inocencia, estaba verdaderamente preocupado por llevar a su jefe hasta su destino.— ¿La casa de esos riquillos?, si sé en dónde está, pero dudo que los dejen entrar, ese tipo de personas son u
Mi madre me tomaba fuertemente de la mano. Su mirada solamente reflejaba dolor, la entendía, lo hacía de verdad. Ver al amor de su vida en esa caja, siendo puesto metros bajo tierra, era la última vez que estaría cerca de él, está es la despedida.Fue como si pudiese ser testigo de cómo miles de momentos pasaban por sus pupilas. Años de experiencias, de complementarse el uno al otro. Yo no quería decirle adiós aún, sentía que no estaba lista para despedirme, y es que durante mi vida nadie me preparó para este instante, nadie me dijo que un día de la nada perdería a mi mejor amigo, a mi amor fiel, a la única persona que jamás me ha roto el corazón. Mi padre.A veces creemos que llegará y nos dará tiempo para todo, pero no es así.La muerte es un soplo silencioso, un susurro ligero y vano, te toma una sola vez sin soltarte hasta que, apaga tu escancia igual que el soplar una vela.El día no era nublado ni lluvioso como en todos los entierros de las películas, al contrario, el sol estaba
Los días transcurrieron rápidamente, cada hora que pasaba se sentía que el nudo en mi garganta iba disminuyendo. Mañana volvería a la universidad, estaba ansiosa por ello, ya que necesitaba despejarme un poco del ambiente en casa. Hace unos días mamá cobró el seguro de vida de mi padre, no fue lo que pensamos que sería, él trabajó durante mucho tiempo en una empresa como ejecutivo de ventas, aquí mismo en Atlanta, ahora mi madre debía conseguir un trabajo, estudió diseño de interiores, justo ahí conoció al que sería su esposo.Ayer hablamos con Paloma, ella se dispuso a cuidar a los gemelos y llevarlos al colegio mientras yo estaba en la universidad. Pensamos en mis abuelos pero, por su edad no podían cuidar al par de diablillos.Mañana empezaríamos una nueva vida, un camino sin él.—Gabriela, tienes visitas— anuncia mi madre asomándose por el umbral de la puerta.No esperaba que nadie me visitará, bajo las escaleras encontrándome con Amara, la pelinegra se abre paso hasta mí y me ab
—¿Estás bien Gaby?, Has estado muy callada—. Pregunta Conny con curiosidad.Asiento con la cabeza, no he dejado de pensar en lo que escuché hace unas horas. En las últimas clases solo recordaba el aura misteriosa que envolvía a Ruslan. Aquí es cuando me daba cuenta que la vida de todos es tan peculiar, ves a las personas caminar de un lado a otro sin imaginarte lo que pasa por sus cabezas o si quiera lo que sienten.—¿Tienes que recoger a los gemelos verdad?— asentí con la cabeza. Ya habíamos salido de nuestra última clase, nada nuevo a decir verdad, solo un puñado de trabajos por hacer y tareas de relleno.—Te acompaño, debo pasar a comprar nuevos listones a la tienda de Maka— Comentó Amara.Adoraba usar listones de diferentes colores en el cabello, le quedaban muy bien, era el tipo de chica que no importarse lo que usará, todo le quedaba estupendo.Al salir de la universidad los chicos del edificio “A” terminaron sus clases, algunos disfrutaban de su libertad, otros simplemente se p
Frunció el ceño cuando se miró al espejo, sin duda alguna le costaría un poco más ocultar el morado que se formó por la noche. Maldijo a Emiliano una y mil veces. Suspiró tomando los productos de maquillaje de su estuche. No podía evitarlo, era sencillamente complicado tratar de dialogar con su actual novio.Lo quería demasiado como para aceptar que su relación no era la más sana de todas, aunque, muy en el fondo existía otro sentimiento, el miedo.Una vez terminó sonrió con tristeza, al principio creyó que se había equivocado, la primera vez lo perdonó casi de inmediato, la segunda dudó, la tercera se lamentó, pues creyó que era su culpa, las demás veces hasta el día de hoy no encontraba alguna causa. Simplemente lo dejaba ser.Tomó su bolso y antes de salir de su habitación le dejó un pequeño beso a Simón, su gato de color café.—¿Saldrás con Dona?— Preguntó su padre trabajando en su computador a lado de la sala.—Si, iré con ella al centro por unas cosas, ya le había mencionado a m
Alberto enterró su pena por medio del trabajo, mientras que Ximena pasaba sus días en las cuatro paredes de esa habitación acompañada de una cuna y varios peluches. Los primeros meses fueron los más difíciles, ni siquiera salía de la estancia, ahora, tan solo pasaba una hora recordando.Angie acompañó a Dona hasta el local donde vendían uniformes escolares, recogió el pedido de su hermano, que previamente ya había costeado.—Bueno, ¿Ahora que quieres hacer?, ¿vamos a las maquinitas? — regresó su amiga. Se lo pensó un instante, la idea no le disgusto para nada, antes de asentir con la cabeza recordó que la biblioteca cerraba temprano los domingos.—Si, pero primero vamos a la biblioteca, no quiero que cierren sin conseguir un nuevo libro de química, el que tenía lo extravié en el laboratorio— Bufó, era la segunda ocasión que perdía algo en una semana. Tenía una suerte horrenda para conservar los objetos, especialmente escolares.—¿Crees que el suplente sea tan estricto como Garza?— Ang
—¿Estás segura de hacer esto Sera? — Claro que estoy segura. Es la única manera. En los últimos días no había hecho más que darle vueltas al asunto de mi supuesta identidad. La vigilancia por parte de Giovanny había incrementado el doble. Mi padre, utilizaba el tiempo que tenía para visitarme — el cual era casi siempre— para tomarme fotografías, huellas y datos que servirían para hacer los pasaportes falsos, por ahora, la moral y ética debía quedar a un paso atrás, al menos hasta que el asunto con la isla quedará resuelto. Estaba nerviosa hasta lo más profundo de mi ser. ¿Y como no estarlo? El temor a ser descubierta iba más atrás de tener problemas con la justicia. Si me descubrían, podía afectarme en el caso abierto de la directora del Orfanato. Poner en riesgo mi vida, la de mi bebé, y sobre todo, afectar en la relación que tengo con Giovanny. Las extensiones de color negro azabache fueron colocadas una por una en las hebras de mi cabello, resoplé al tener que cubrir mi dorado c