•Rosas blancas•-Te ves hermosa Adriana- Murmuró mi hermana entrando a mi habitación. Suspiré, me sentía hermosa, era hermosa, pero justo hoy, la poca o mucha belleza que otros dijeran que tenía, no venía para nada bien.«¿De qué sirve ser linda sí el nunca se fijó en mí?»Mordí mi labio inferior dándome la vuelta. Ya no quería verme en el espejo. Y no es que el vestido color lila fuese feo, o mucho menos mi recogido extravagante que había costado más que la prenda que lucía. Era simplemente que hoy me arreglaba para ver ser feliz a la persona que amaba con otra que no era yo.-El tío Jack nos está esperando. Te veo afuera. Vaya que calor hace. Estamos justo en otoño y casi treinta grados. ¡El invierno será una locura!- Bárbara salió de la habitación colocándose las arracadas que mamá usó en su boda con papá.Recogí mi cartera triste, bajé por las escaleras hasta cruzar la sala de estar. El reloj de cucú que la abuela Evangeline le había regalado a mi padre seguía en la pared después
Paso de largo hasta la otra fila, planeo ir con papá y mamá, quienes parecen muy contentos hablando con los padres del rubio. Escarlata, una de las amigas de la víbora mayor. -Porque así es como llamo a Susan-. Me repasa de pies a cabeza, le murmura algo a las demás y solo las noto sonreír y carcajear. Retengo el aire en mis pulmones soltándolo una vez me encuentro en frente de mis padres. Mamá viste un atuendo negro que Bárbara escogió. De hecho ella tomó las decisiones de qué nos pondríamos el día de hoy.-Hija ¿Qué haces aquí? Ya van a entrar los novios. ¿Te ibas a quedar conBárbara no? – Asiento con la cabeza negando al mismo tiempo. -Si pero, bueno pensé que sería mejor si me quedaba con ustedes- Traté de formular una falsa sonrisa. Mi mamá achinó sus ojos. Hizo un ademán restándole importancia.Ellos sabían que era muy diferente a mi hermana mayor. Más de lo que debería.-¡Aquí vienen los novios!- Gritaron desde la entrada. Fabián caminó en un elegante esmoquin. Sus ojos brilla
El sonido de su celular interrumpió sus sueños, se removió somnoliento y aún aturdido entre las sábanas de seda que su cubrían su cuerpo, fue incorporándose lentamente para alcanzar el aparatajo. Frunció el ceño al notar que el número telefónico era privado y prosiguió a deslizar su pulgar por la pantalla para contestar.—¿Quién?— soltó con voz ronca y adormilada.—¿Hablo con el señor Jonathan Larsen Treider ?— una voz masculina se encontraba al otro lado de la línea. En el tiempo que se debatía en preguntar quién lo llamaba miró de reojo el reloj, eran las cuatro y media de la mañana, sin duda haber llegado después de media noche a su departamento no había sido buena idea, pero cuando Marlene lo invitó a su casa por un rato, le fue inevitable el no acceder.—¿Hola?— La voz de nuevo lo sacó de sus pensamientos, carraspeo un tanto intrigado.—¿Quién habla?—Michael Walas, soy médico personal del Sr. Emmanuel Larsen.Sin duda aquello lo confundió, no había escuchado el nombre de su padr
— ¿A dónde vamos señor?— preguntó Iván una vez llegaron al aeropuerto de España, Jonathan ni siquiera sabía con qué cara llegaría a la mansión Larsen.— Tomaremos un taxi- Exclamó caminando hacía los autos de color amarillo y de aspecto viejo. El pelirrojo se quedó con la boca abierta, en los años que llevaba trabajando con él nunca había pedido un taxi.—¿No prefiere que le pida un Uber? Debe haber aquí— dijo buscando en su móvil, su jefe negó con la cabeza y volvió a señalar el área de taxis.Subieron al auto, olía a cigarrillos y aceite, esto le trajo muchos recuerdos buenos. Recuerdos que deseaba revivir.— ¿A dónde queréis que los lleve?— El taxista era un hombre mayor y de aspectos descuidado.— ¿Conoce la mansión Larsen?— preguntó Iván mirando un mapa y buscándola, Jonathan sonrió con su inocencia, estaba verdaderamente preocupado por llevar a su jefe hasta su destino.— ¿La casa de esos riquillos?, si sé en dónde está, pero dudo que los dejen entrar, ese tipo de personas son u
Mi madre me tomaba fuertemente de la mano. Su mirada solamente reflejaba dolor, la entendía, lo hacía de verdad. Ver al amor de su vida en esa caja, siendo puesto metros bajo tierra, era la última vez que estaría cerca de él, está es la despedida.Fue como si pudiese ser testigo de cómo miles de momentos pasaban por sus pupilas. Años de experiencias, de complementarse el uno al otro. Yo no quería decirle adiós aún, sentía que no estaba lista para despedirme, y es que durante mi vida nadie me preparó para este instante, nadie me dijo que un día de la nada perdería a mi mejor amigo, a mi amor fiel, a la única persona que jamás me ha roto el corazón. Mi padre.A veces creemos que llegará y nos dará tiempo para todo, pero no es así.La muerte es un soplo silencioso, un susurro ligero y vano, te toma una sola vez sin soltarte hasta que, apaga tu escancia igual que el soplar una vela.El día no era nublado ni lluvioso como en todos los entierros de las películas, al contrario, el sol estaba
Los días transcurrieron rápidamente, cada hora que pasaba se sentía que el nudo en mi garganta iba disminuyendo. Mañana volvería a la universidad, estaba ansiosa por ello, ya que necesitaba despejarme un poco del ambiente en casa. Hace unos días mamá cobró el seguro de vida de mi padre, no fue lo que pensamos que sería, él trabajó durante mucho tiempo en una empresa como ejecutivo de ventas, aquí mismo en Atlanta, ahora mi madre debía conseguir un trabajo, estudió diseño de interiores, justo ahí conoció al que sería su esposo.Ayer hablamos con Paloma, ella se dispuso a cuidar a los gemelos y llevarlos al colegio mientras yo estaba en la universidad. Pensamos en mis abuelos pero, por su edad no podían cuidar al par de diablillos.Mañana empezaríamos una nueva vida, un camino sin él.—Gabriela, tienes visitas— anuncia mi madre asomándose por el umbral de la puerta.No esperaba que nadie me visitará, bajo las escaleras encontrándome con Amara, la pelinegra se abre paso hasta mí y me ab
—¿Estás bien Gaby?, Has estado muy callada—. Pregunta Conny con curiosidad.Asiento con la cabeza, no he dejado de pensar en lo que escuché hace unas horas. En las últimas clases solo recordaba el aura misteriosa que envolvía a Ruslan. Aquí es cuando me daba cuenta que la vida de todos es tan peculiar, ves a las personas caminar de un lado a otro sin imaginarte lo que pasa por sus cabezas o si quiera lo que sienten.—¿Tienes que recoger a los gemelos verdad?— asentí con la cabeza. Ya habíamos salido de nuestra última clase, nada nuevo a decir verdad, solo un puñado de trabajos por hacer y tareas de relleno.—Te acompaño, debo pasar a comprar nuevos listones a la tienda de Maka— Comentó Amara.Adoraba usar listones de diferentes colores en el cabello, le quedaban muy bien, era el tipo de chica que no importarse lo que usará, todo le quedaba estupendo.Al salir de la universidad los chicos del edificio “A” terminaron sus clases, algunos disfrutaban de su libertad, otros simplemente se p
Frunció el ceño cuando se miró al espejo, sin duda alguna le costaría un poco más ocultar el morado que se formó por la noche. Maldijo a Emiliano una y mil veces. Suspiró tomando los productos de maquillaje de su estuche. No podía evitarlo, era sencillamente complicado tratar de dialogar con su actual novio.Lo quería demasiado como para aceptar que su relación no era la más sana de todas, aunque, muy en el fondo existía otro sentimiento, el miedo.Una vez terminó sonrió con tristeza, al principio creyó que se había equivocado, la primera vez lo perdonó casi de inmediato, la segunda dudó, la tercera se lamentó, pues creyó que era su culpa, las demás veces hasta el día de hoy no encontraba alguna causa. Simplemente lo dejaba ser.Tomó su bolso y antes de salir de su habitación le dejó un pequeño beso a Simón, su gato de color café.—¿Saldrás con Dona?— Preguntó su padre trabajando en su computador a lado de la sala.—Si, iré con ella al centro por unas cosas, ya le había mencionado a m