―Para seguir siendo el rey alfa, debe tener a un heredero. ―Lo miró a los ojos. ―No puede perder más el tiempo, su esposa debe concebir cuanto antes. ―Trevor asintió.
―Ya estamos en eso, mi mujer quedará embarazada antes de que puedan exigírmelo nuevamente. ―Ladeó su sonrisa. ―Y cuando eso pase, haremos una fiesta con todos los Lycan que estén aquí en el mundo humano. ―Los toques de la puerta interrumpió la conversación del anciano y del alfa de la jungla de concreto, como le dicen al mundo humano. ―Pase. ―Trevor Di Marco miró a la puerta.
―Señor, es su esposa. ―La mirada de Trevor se iluminó, no hay algo que le guste más que ver a su esposa en medio de un largo turno en el hospital.
―Bien, ¿Por qué la haces esperar? ―Caminó a la puerta, pero la mirada y el olor de la mujer lo dejó sin respiración.
―Ella ha tenido un terrible accidente, señor, está en una de las habitaciones… ―Trevor no esperó ni un segundo más y corrió por todo el hospital.
Escucha su corazón furioso latiendo en sus oídos, ¿Cómo era posible? Él había acabado de hablar con el amor de su vida, con la única mujer que había amado siempre, aun cuando no era su luna. La vida no podía estar haciéndole eso, el amor de su vida no puede perder la vida, ella no puede dejarlo solo. Al entrar a la habitación un grito salió de lo más profundo de su estómago, su ragazza meravigliosa estaba ahí, en la cama de una habitación de hospital, con sus preciosos ojos cerrados y su delicada piel pálida. Al tocarla su mano retrocedió, todavía sigue tan tibia como siempre.
―No… no puedes irte, no ahora. ―La tomó en brazos y se sentó al piso aferrado a ella. ―¡Vive mi ragazza meravigliosa! ―La sacudió con fuerza, el dolor que siente su corazón es algo que no puede expresar ni explicar. ―Amore mio, vuelve, te lo suplico. ―Las lágrimas de dolor y la agonía de aquellas súplicas estremeció el corazón del anciano.
―Alfa. ―Se acercó a él. ―Fue el enemigo, saben que si tiene descendencia usted seguirá en el poder. ―Intentó llamar su atención, pero Trevor no escuchaba nada, para él el mundo había desaparecido a su alrededor y solo estaba él y el cuerpo de su amor sin vida en una interminable oscuridad. ―Hay oportunidad, acaba de morir, su óvulo debe estar vivo, permítame sacarlo y fecundarlo para que pueda tener un hijo, el recuerdo de su amor. ―Trevor lo miró derrotado. ―Tendrá al hijo de su amada, ¿No es algo que desearía? ―Trevor acarició el rostro magullado de su mujer, ni siquiera la habían limpiado, está llena de sangre y sucia.
―No, no puede morir. ―La apretó con más fuerza. ―No quiero a nadie, yo solo quiero a mi amor…
―Hágame caso, debe buscar a una mujer lo antes posible, el óvulo solamente vivirá un día. Los lobos no somos como los humanos. ―Trevor se negó a soltar a su amor, él no quiere que nadie más tenga a sus hijos, quiere que su amor sea la que dé a luz a sus hijos, que sea en su vientre que el fruto de su amor crezca y se desarrolle. ―Si tarda más, ya no podrá tener lo que más desea. ―Trevor cerrando los ojos, asintió a pesar de su desgarrador dolor.
Karman Malfatti miraba con ilusión a los bebés y a las mujeres embarazadas, su sueño más grande y anhelado era ser madre, tener muchos hijos con el amor de su vida, pero él no estaba preparado para ser padre y por ello le pidió ponerse el DIU y evitar accidentes.
Esa petición la destrozó completamente, que el hombre que ama le dijera que no deseaba ser padre y tener una responsabilidad por el resto de su vida la destruyó por completo y aunque ponerse aquello puede dejarla estéril, lo ama demasiado y por eso es por lo que lo hará, pero también congelará dos de sus óvulos por si él cambia de opinión.
―Karman Malfatti. ―El doctor frunció el ceño, parece nombre de hombre y no se acostumbra.
―Sí, soy yo. ―Se levantó con una sonrisa en los labios. ―Oh, lo siento mucho. ―Trevor miró a la rubia de ojos verdes tan claros que parecen gris, aquella belleza y la dulzura que desprende le alteró el corazón, el parecido al amor de su vida es único.
―No hay problema. ―Trevor miró al doctor, sabía exactamente lo que debía hacer.
Karman entró al consultorio con los sentimientos revolucionado y contradictorios, ama a su novio y es por eso por lo que está ahí, pero no puede evitar imaginarse como sería si esa visita fuera para controlar su embarazo.
―¿Ha traído los exámenes? ―Karman se los tendió. ―Bien, todo está bien, podremos congelar sus óvulos y después pondremos el DIU, ¿Está de acuerdo? ―La miró a los ojos.
―Sí. ―Respondió ella con una sombra de tristeza en sus relucientes ojos. ―Estoy lista. ―El doctor suspiró, conoce muy bien esa mirada.
―¿Está segura? ―La cuestionó como en la cita anterior. ―Si se coloca ese dispositivo puede quedar estéril, la salud de su útero no es tan fuerte, es muy joven, hay otros métodos anticonceptivos y…
―Debo ponerme este. ―Lo cortó. ―Por favor, ¿Puede solamente hacerlo? ―Doctor asintió.
―Bien, en la sala sur la están esperando para la lectura de los resultados y programar la cita para extraerle los óvulos. ―Le hizo una nota. ―Entréguele esto al doctor a cargo, después viene conmigo para concertar la cita y finalmente colocarle el dispositivo. ―Karman tomó el papel en manos y salió del lugar.
Trevor miró a su médico, odia cuando lo cuestionan y le piden explicación para todo, es el dueño del put0 hospital, todos deberían obedecerle de una vez sin pensarlo más de medio segundo.
―Es una orden, doctor. ―El hombre suspiró y asintió finalmente.
―Bien, el zigoto será implantado en la paciente Karman Malfatti. ―Lo miró a los ojos. ―Pero recuerde que no es seguro que logre sobrevivir, ¿De acuerdo? ―Trevor asintió, sabe que su cachorro, lo único que le queda del amor de su vida, lo logrará.
Tener un hijo de su amor es lo único que quiere, no volverá a entregarle su corazón a nadie más, él se quedará solo el resto de su vida y solo se esforzará en hacer pagar a quienes le hicieron eso a su mujer.
Karman miró un lugar fijo, ella debería estar siendo revisada para saber cómo estaba su bebé, no concertando una cita para congelar sus óvulos, todo era tan surreal que le daba tristeza, pero pensar en su hombre todo se le pasaba, tiene esperanzas de que él cambiará de opinión, él la ama tanto como ella él.
En ese instante lo único que deseaba era tenerlo a su lado, pero como el hombre ocupado que es no pudo hacerlo.
La sonrisa que se dibujó en los labios de Karman llenó su corazón, el solo pensar en esos ojos negros, todo su mundo se llena de color.
Leonardo para ella lo es todo, se conocen desde niños, él fue su único apoyo cuando su nonna murió.
Desde entonces han sido inseparables, sus suegros la trataron como a una hija y el amor que creció entre ella y Leonardo fue tan grande que decidieron iniciar su relación en la adolescencia.
Si hay un hombre bueno en el mundo, ese es su Leo, comprensivo, amoroso y detallista. Por eso decidió colocarse el DIU, porque eso es lo que él quiere ahora y si misión como su pareja es cumplirlo.
Y cuando él cambie de idea, lo sorprenderá con que pueden ser padres y esa será su mayor sorpresa, está convencida de eso.