El hombre rubio lanzó un grito de rabia al ver a su compañero en el piso con los ojos abierto, no había ninguna duda de que estaba muerto. Aún con el arma en la mano tomó a Claire del cabello gritándole a Boris
―Nos vamos.
Boris arrastró a Ivanna por el brazo, la hizo bajar las escaleras para seguir al rubio y a Claire, hasta el estacionamiento. Al salir de la casa Ivanna vio a los guardias tirados sobre el suelo.
―¿Están muertos? ―preguntó con preocupación.
―No, solo los drogué con un potente somnífero que agregué al termo de café que la señora Harrison nos preparó después de la cena.
―¿Y la señora Petrov y la señora Harrison también están drogadas?
―Sí. ¿Qué crees que ando matando mujeres? Esta tonta ―dijo señalando a Claire que caminaba delante con el r
Ivanna miró a su alrededor, el avión era lujoso, pero no se comparaba a la aeronave que la llevó a Suiza a los quince años, este era más pequeño. El espacio donde se encontraba parada sin saber qué hacer, parecía el salón de un pequeño y lujoso apartamento. Una gruesa alfombra cubría el piso, tenía dos áreas bien definidas, una con cuatro cómodos sillones blancos con una mesa pequeña en el centro y otra al final con dos asientos con una mesa entre ambos. Contaba además con minibar y un televisor grande para mayor comodidad de los pasajeros. Al final del salón había otra puerta posterior por donde el rubio se había llevado a ClaireIvanna estaba muy preocupada por la chica, se imaginó lo que el canalla le estaba haciendo y la rabia la inundó. Miró a su alrededor buscando un arma que pudiera usar, pero a excepción de lo
Gael se encontraba igual de desesperado que Blake, por enésima vez miró su móvil, necesitaba ver como la distancia entre su mujer y ellos se reducía. Aunque eso significaba que el avión donde se encontraba Ivanna y Claire no había despegado, la información no mitigaba ni un ápice su ansiedad. Hasta que no volviera a tener a su esposa sana y salva en sus brazos no podría respirar con normalidad. En ese momento su móvil sonó, era Bear para informarle que había llegado al aeropuerto. A ellos solo les faltaban pocas millas para llegar.Pasaron por las puertas sin vigilancia y se dirigieron a la pista, tal como le aseguró el motorizado el avión no había levantado vuelo aún. A pesar de que había varias aeronaves paradas en la pista, solo una tenía las luces encendidas y la puerta abierta. Por las siglas confirmaron que era el avión en el cual Vladimir
Ivanna y Gael llegaron a su casa cuando estaba amaneciendo, habían tenido que ir al hospital para un control médico antes de pasar por la policía para prestar declaración. El incidente tenía implicaciones políticas porque el gobierno ruso le otorgó a Vladimir Kuznetsov pasaporte diplomático en un intento de protegerlo de averiguaciones relacionadas con la corrupción y el lavado de dinero que eran parte de los negocios ilegales del oligarca.El cansancio y el estrés les estaban pasando factura, sobre todo a Ivanna que casi no podía mantenerse en pie. Al llegar encontraron todas las luces de la casa encendidas, los hombres habían despertado y estaban en sus puestos de vigilancia atentos a cualquier eventualidad. Gema se encontraba dormida en el sofá de uno de los salones, siendo cuidada por la señora Harrison y la señora Petrov, quienes se levantaron al verlos llegar.
Poco a poco los Evans volvieron a su rutina. Su nombre no fue asociado al secuestro porque los hijos de Vladimir se habían movido con suficiente rapidez para tapar el escándalo. El gobierno de Rusia informó que el oligarca había muerto en un secuestro dando a entender que él había sido la víctima. Gael aceptó esas declaraciones con la condición de que dejaran el nombre de su familia fuera de las noticias y que no hubiese más atentados por parte de los Kuznetsov. En caso de querer cobrar venganza por la muerte de su padre, Gael sacaría las pruebas de lo que realmente sucedió. A través de un abogado Alexander y Dimitri los hijos mayores de Vladimir firmaron un acuerdo que exoneraba a los Evans de la responsabilidad de la muerte de su progenitor a cambio de silencio.Unas semanas después Ivanna descubrió que estaba embarazada. Darle la noticia a Gael fue una de las cosas m&aa
Segunda ParteKaterina estaba nerviosa, en ese momento no sabía si quería ver a su hermana después de tantos años. Al principio estaba furiosa con ella, sentía que la había obligado a vivir su destino, después al pensar en frío las cosas, se dio cuenta de que Ivanna no podía saber lo que ocurriría y su ira pasó. Aunque aún no estaba segura de que decirle cuando se vieran, había pasado tanto tiempo desde que eran unas niñas pequeñas que todo se lo contaban. Su hermana había sido su mejor amiga en su niñez y ahora tenía dudas de cómo tratarla, para ella era una completa extraña, una desconocida. Si bien era cierto que la había extrañado un mundo cuando se marchó, ahora no sabía qué sentir con respecto a Ivanna. Después de casarse con Vladimir el rencor anidó en su pecho durante
Katerina lloró largo rato, sus sollozos fueron bajando de intensidad hasta que solo hipó, se sentía agotada, pero en calma la tormenta había pasado. Levantó su cabeza y se dio cuenta de que estaba recostada en las piernas de su hermana, mientras esta acariciaba su cabello. Se tensó por haber perdido el control, durante un segundo pensó que Vladimir se enfadaría. Al recordar que estaba muerto y de que estaba con su madre y con Ivanna se relajó. Katya le acercó un vaso con agua, se sentó para tomarlo y de inmediato un gato naranja, se subió y se acomodó entre ella y su hermana, sorprendiéndola.―No te preocupes por él, es Sasha, el gato de Gema y mi eterno protector ―explicó Ivanna acariciándolo por el lomo.―Es hermoso ―dijo Katerina acariciándolo con suavidad.―¿Te sientes mejor? ―preguntó Ivanna, en su mirada se reflejaba l
En el estudio de su casa, Gael, miraba al hombre sentado frente así con recelo, pensaba que este era el hijo del hombre que secuestró a su mujer y aterrorizó a su hija. Alexander le devolvió la mirada con la misma desconfianza, por su parte, pensaba que Gael debía odiarlo por como actuó Vladimir con su familia.―Mis hermanos y yo no participamos en las acciones de nuestro padre, ni nos enteramos de sus intenciones. De haberlo sabido habríamos hecho todo lo posible por evitarlo ―soltó Alexander de repente.―Es bueno saberlo ―contestó Gael suspirando―, es difícil para mí no estar a la defensiva después del secuestro de mi mujer y la muerte de tu padre. Cuando asumiste la posición de cabeza de familia te investigué. Sé que estudiaste en un internado en Inglaterra desde los once años, te graduaste de medicina en Oxford con honores, acababas de terminar la especia
Ivanna estaba parada en la puerta despidiendo a su familia. No quería que se fueran, le daba miedo despertar y ver que todo fue un sueño. No tuvo suficientes abrazos ni confidencias, su hermana era un fantasma de la niña que creció con ella. Le constaba reconocer en esa mujer seria y formal a la niña risueña y traviesa que fue en el pasado. Su corazón dolía al pensar en todo lo que tuvo que sufrir para cambiar tanto. Sentía un peso en el corazón cada vez que la veía sonreír y darse cuenta de que la sonrisa jamás le llegaba a los ojos. ¿Qué le había hecho Vladimir para quebrarla? Porque estaba segura de que solo cuando alguien se rompe es que es posible transformarse en otra persona tan diferente.―Volverán mañana, amor mío ―dijo Gael.―Mi ser consciente está segura de que volverán, pero por dentro tengo miedo de que desapare