Ivanna estaba parada en la puerta despidiendo a su familia. No quería que se fueran, le daba miedo despertar y ver que todo fue un sueño. No tuvo suficientes abrazos ni confidencias, su hermana era un fantasma de la niña que creció con ella. Le constaba reconocer en esa mujer seria y formal a la niña risueña y traviesa que fue en el pasado. Su corazón dolía al pensar en todo lo que tuvo que sufrir para cambiar tanto. Sentía un peso en el corazón cada vez que la veía sonreír y darse cuenta de que la sonrisa jamás le llegaba a los ojos. ¿Qué le había hecho Vladimir para quebrarla? Porque estaba segura de que solo cuando alguien se rompe es que es posible transformarse en otra persona tan diferente.
―Volverán mañana, amor mío ―dijo Gael.
―Mi ser consciente está segura de que volverán, pero por dentro tengo miedo de que desapare
Katerina miraba por la ventana sumida en sus pensamientos, el camino hacia la finca de los suegros de su hermana en Bristol era largo, pero tan hermoso que no se le hizo pesado. Los días se pasaron volando con el torrente de actividades que había realizado al lado de su madre, su hermana y su sobrina. Cada noche, ella y Alexa llegaban al ático agotadas.Había visto poco a Alexander, al parecer él también había estado muy ocupado arreglando las cosas para la estadía en Bristol. Él se había postulado para el puesto de cardiocirujano en el hospital Saint Thomas y obtuvo el cargo. También estaba en la búsqueda de colegios para Alexa, Ignati y sus hermanos más pequeños. Una casa nueva y un montón de cosas más porque todos los hermanos Kuznetsov a excepción de Dimitri se mudarían a Inglaterra. Estaba contenta de que la familia se mantuviera unida, ten&
Katerina tenía catorce años la primera vez que vio a Alexander Kuznetsov. No sabía quién era, pero le pareció el joven más guapo y que había visto en su corta y protegida vida. Charlaba con Ivanna y varias de sus primas, cuando él entró al salón de baile de la casa de su tío Bogdan en Moscú. Sus miradas se encontraron y los ojos verdes del chico la evaluaron de arriba abajo para después regresar hasta a sus ojos. Le regaló una gran sonrisa antes de girarse y desaparecer por donde había llegado. Katerina sintió que todos los sonidos se desvanecieron a su alrededor, antes de regresar con más intensidad. Las chicas reían coquetas buscando un chico que las sacase a bailar, muchas como Ivanna y ella misma, era la primera vez que acudían a una fiesta formal. En sus trajes largos se sentían como jóvenes princesas en busca de un príncipe q
Durante los siguientes tres años, con el apoyo de Bogdan y principalmente de Vladimir, Iván acumuló una enorme fortuna entrando en el selecto grupo de los muy ricos. Iván compró una mansión que más que un hogar parecía un gran hotel, con tanta servidumbre que era casi imposible tener un momento de intimidad. Su padre daba grandes fiestas donde se hacían negocios y se estrechaban lazos con otras familias de la alta sociedad rusa. Fueron muchas las oportunidades donde Katerina se encontró con Alexander y Dimitri. Los chicos aunque eran corteses con ella, distaban mucho de ser tan espontáneos y amigables como lo fueron la noche en la que se conocieron. Katerina miraba a Alexander desde lejos sin atreverse a acercarse y soñando con que algún día él se enamoraría de ella.Por su parte, Alexander intentaba mantener la distancia, pero era una tarea titánica el logra
Las celebraciones de la boda comenzaron con la despedida de soltera de Katerina. Gunila se proclamó como la organizadora del evento, y como Katya y Katerina estaban en contra de la boda, no les importó dejarlo todo en manos de la prima de Vladimir. La mujer apareció un día en casa de la novia con una asistente, y ante la indiferente mirada de Katerina comenzó a planear la despedida de soltera.Iván Smirnov no escatimó en gastos para hacer de la boda de su hija un acontecimiento de lujo, no por amor a Katerina, sino porque pensaba que cuanto más lujosa fuese la celebración más crecería su prestigio ante sus socios y conocidos de negocios.Los trajes de Katerina y de Katya, para todos los eventos a los que asistieron relacionado con el matrimonio fueron realizados por una famosa diseñadora parisina. La comida hecha por los mejoren chef traídos desde Francia. Los regalos y detalles para los invitados fueron impresionantes.Sus parientes comentaban emocionados lo lujoso de la boda. Las ch
Al terminar la ceremonia, el fotógrafo comenzó a tomar las fotos de rigor. Las últimas fueron tomadas a la salida de la iglesia. La sesión fue larga, hacía calor por ser verano, el vestido pesaba una tonelada y Katerina había dejado de comer unos días atrás. Empezó a ver puntos negros por lo que no tuvo más remedio que aferrarse al brazo de Vladimir. Él miró su cara y dio por concluida la sesión. La tomó de la cintura y con disimuló la ayudo a llegar a la limusina que estaba aparcada en la puerta de la iglesia. Cuando el chofer cerró la puerta del vehículo se giró hacia ella y preguntó:―¿Qué tienes, preciosa mía? Estás pálida.―Estoy mareada, había mucho calor y como estaba nerviosa no comí esta mañana.Vladimir se acercó a la neverita de la limusina y sacó una botella de jugo, la abrió y le puso una pajilla.―Tómate esto, te sentirás mejor.Katerina se tomó el jugo a grandes sorbos, y recobró un poco el color de su semblante.Vladimir la tomó de la mano y se dio un suave beso en la
Las manos de Katerina estaban frías cuando el Vladimir las tomó entre las suyas, la llevó a un lado de la cama, el cubrecama ya estaba corrido mostrando unas sábanas a juego. Su esposo desató su bata, dejándola caer al piso deleitándose en el joven cuerpo de su nueva esposa. Katerina temblaba de los nervios, lo que provocó en Vladimir una leve sonrisa de satisfacción. Subió las manos por sus brazos hasta situarlas en sus hombros, bajó los tiros del camisón lentamente dejando sus pechos al descubierto, poco a poco. La prenda cayó al suelo, sus manos subieron a sus senos, acariciándolos, apretándolos levemente, midiendo su peso.―Eres más hermosa de lo que pensé, me encantan tus amplias caderas y generosos pechos, eres un delicioso bocado.Katerina no quería que la mirara, no quería que la tocara, solo quería desaparecer y estar lejos de allí. Aunque su tía le había dicho que era su deber de esposa complacer a su marido, no colaboraría, permanecería inmóvil, en la medida de lo posible
Seis semanas después de la boda, Katerina jugaba en el jardín persiguiendo al pequeño Konstantin cuando se desmayó. Al despertar estaba en sus habitaciones. Vladimir estaba parado en una esquina mirándola, su expresión era de regocijo, Alexandra y Tatiana estaban sentadas en su cama, sonriendo.―¿Te sientes mejor? ―preguntó Alexandra con su amabilidad acostumbrada.―Estoy bien ¿Qué me sucedió? ―preguntó Katerina desconcertada―Te desmayaste jugando con los niños ―respondió Tatiana.―Nos asustaste, estuviste mucho tiempo inconsciente, llamamos al doctor y dijo que estás embarazada. ¿Cuándo fue tu último período?―Dos semanas antes de la boda ―respondió con timidez.Katerina lanzó una mirada de reojo a su esposo, su cara cubierta de rubor, se sentía avergonzada de tratar este tema delante de todos.―Sí, habrá un nuevo bebé en casa ―afirmó Alexandra con una sonrisa―, los dejaremos solos para que hablen, vámonos Tatiana.Katerina se sentó en la cama, no quiso permanecer acostada delante d
Tres semanas después de su parto ocurrieron dos cosas que vinieron a trastorcar el mundo de Katerina.La primera de ellas fue que Vladimir apareció un día en la casa con un bebé de dos meses y una niñera. Katerina y sus cuñadas estaban en la habitación de Alexa como llamaban a recién nacida cuando él entró con el niño en brazosKaterina palideció, su mirada se volvió feroz.―¡Oh, por Dios! Vladimir ¿cómo pudiste? ―exclamó Alexandra.Tatiana se dirigió a la niñera para quitarle el niño de los brazos.―Por favor, déjennos solos ―Pidió Katerina.Las mujeres se apresuraron a dejar la habitación de Alexa. Katerina miró a su hija dormida. Levantó sus ojos hacía Vladimir que la miraba esperando su respuesta.―Creo que merezco más respeto como tu esposa.―Mi hijo fue concebido antes de nuestra boda y soy un hombre responsable, nunca un hijo mío quedará desamparado.―Entiendo, pero no esperes que esté feliz con esta situación. ¿Qué pasó con la madre?―No tiene instinto maternal, solo desea din