Durante los siguientes tres años, con el apoyo de Bogdan y principalmente de Vladimir, Iván acumuló una enorme fortuna entrando en el selecto grupo de los muy ricos. Iván compró una mansión que más que un hogar parecía un gran hotel, con tanta servidumbre que era casi imposible tener un momento de intimidad. Su padre daba grandes fiestas donde se hacían negocios y se estrechaban lazos con otras familias de la alta sociedad rusa. Fueron muchas las oportunidades donde Katerina se encontró con Alexander y Dimitri. Los chicos aunque eran corteses con ella, distaban mucho de ser tan espontáneos y amigables como lo fueron la noche en la que se conocieron. Katerina miraba a Alexander desde lejos sin atreverse a acercarse y soñando con que algún día él se enamoraría de ella.
Por su parte, Alexander intentaba mantener la distancia, pero era una tarea titánica el logra
Las celebraciones de la boda comenzaron con la despedida de soltera de Katerina. Gunila se proclamó como la organizadora del evento, y como Katya y Katerina estaban en contra de la boda, no les importó dejarlo todo en manos de la prima de Vladimir. La mujer apareció un día en casa de la novia con una asistente, y ante la indiferente mirada de Katerina comenzó a planear la despedida de soltera.Iván Smirnov no escatimó en gastos para hacer de la boda de su hija un acontecimiento de lujo, no por amor a Katerina, sino porque pensaba que cuanto más lujosa fuese la celebración más crecería su prestigio ante sus socios y conocidos de negocios.Los trajes de Katerina y de Katya, para todos los eventos a los que asistieron relacionado con el matrimonio fueron realizados por una famosa diseñadora parisina. La comida hecha por los mejoren chef traídos desde Francia. Los regalos y detalles para los invitados fueron impresionantes.Sus parientes comentaban emocionados lo lujoso de la boda. Las ch
Al terminar la ceremonia, el fotógrafo comenzó a tomar las fotos de rigor. Las últimas fueron tomadas a la salida de la iglesia. La sesión fue larga, hacía calor por ser verano, el vestido pesaba una tonelada y Katerina había dejado de comer unos días atrás. Empezó a ver puntos negros por lo que no tuvo más remedio que aferrarse al brazo de Vladimir. Él miró su cara y dio por concluida la sesión. La tomó de la cintura y con disimuló la ayudo a llegar a la limusina que estaba aparcada en la puerta de la iglesia. Cuando el chofer cerró la puerta del vehículo se giró hacia ella y preguntó:―¿Qué tienes, preciosa mía? Estás pálida.―Estoy mareada, había mucho calor y como estaba nerviosa no comí esta mañana.Vladimir se acercó a la neverita de la limusina y sacó una botella de jugo, la abrió y le puso una pajilla.―Tómate esto, te sentirás mejor.Katerina se tomó el jugo a grandes sorbos, y recobró un poco el color de su semblante.Vladimir la tomó de la mano y se dio un suave beso en la
Las manos de Katerina estaban frías cuando el Vladimir las tomó entre las suyas, la llevó a un lado de la cama, el cubrecama ya estaba corrido mostrando unas sábanas a juego. Su esposo desató su bata, dejándola caer al piso deleitándose en el joven cuerpo de su nueva esposa. Katerina temblaba de los nervios, lo que provocó en Vladimir una leve sonrisa de satisfacción. Subió las manos por sus brazos hasta situarlas en sus hombros, bajó los tiros del camisón lentamente dejando sus pechos al descubierto, poco a poco. La prenda cayó al suelo, sus manos subieron a sus senos, acariciándolos, apretándolos levemente, midiendo su peso.―Eres más hermosa de lo que pensé, me encantan tus amplias caderas y generosos pechos, eres un delicioso bocado.Katerina no quería que la mirara, no quería que la tocara, solo quería desaparecer y estar lejos de allí. Aunque su tía le había dicho que era su deber de esposa complacer a su marido, no colaboraría, permanecería inmóvil, en la medida de lo posible
Seis semanas después de la boda, Katerina jugaba en el jardín persiguiendo al pequeño Konstantin cuando se desmayó. Al despertar estaba en sus habitaciones. Vladimir estaba parado en una esquina mirándola, su expresión era de regocijo, Alexandra y Tatiana estaban sentadas en su cama, sonriendo.―¿Te sientes mejor? ―preguntó Alexandra con su amabilidad acostumbrada.―Estoy bien ¿Qué me sucedió? ―preguntó Katerina desconcertada―Te desmayaste jugando con los niños ―respondió Tatiana.―Nos asustaste, estuviste mucho tiempo inconsciente, llamamos al doctor y dijo que estás embarazada. ¿Cuándo fue tu último período?―Dos semanas antes de la boda ―respondió con timidez.Katerina lanzó una mirada de reojo a su esposo, su cara cubierta de rubor, se sentía avergonzada de tratar este tema delante de todos.―Sí, habrá un nuevo bebé en casa ―afirmó Alexandra con una sonrisa―, los dejaremos solos para que hablen, vámonos Tatiana.Katerina se sentó en la cama, no quiso permanecer acostada delante d
Tres semanas después de su parto ocurrieron dos cosas que vinieron a trastorcar el mundo de Katerina.La primera de ellas fue que Vladimir apareció un día en la casa con un bebé de dos meses y una niñera. Katerina y sus cuñadas estaban en la habitación de Alexa como llamaban a recién nacida cuando él entró con el niño en brazosKaterina palideció, su mirada se volvió feroz.―¡Oh, por Dios! Vladimir ¿cómo pudiste? ―exclamó Alexandra.Tatiana se dirigió a la niñera para quitarle el niño de los brazos.―Por favor, déjennos solos ―Pidió Katerina.Las mujeres se apresuraron a dejar la habitación de Alexa. Katerina miró a su hija dormida. Levantó sus ojos hacía Vladimir que la miraba esperando su respuesta.―Creo que merezco más respeto como tu esposa.―Mi hijo fue concebido antes de nuestra boda y soy un hombre responsable, nunca un hijo mío quedará desamparado.―Entiendo, pero no esperes que esté feliz con esta situación. ¿Qué pasó con la madre?―No tiene instinto maternal, solo desea din
Una semana después.Katerina se vistió con su ropa de hacer deporte y salió de la casa rumbo al gimnasio que había en la propiedad. La edificación queda a unos doscientos metros de la casa principal en lo que antes fueran las caballerizas de la antigua mansión. Por el momento solo saldría a caminar unos veinte minutos porque apenas había trascurrido un mes desde su parto. Cuando le dieron el alta en el hospital después del nacimiento de Alexa. Vladimir le preguntado a su doctora cuando podría su esposa volver a su rutina de ejercicios y esta le respondió que después del tercer mes con ejercicios aeróbicos y las pesas después de los seis meses. Katerina agradeció la deferencia, odiaba que Vladimir le impusiera dos horas diarias de ejercicio para tener el cuerpo que él deseaba. Una entrenadora personal se ocupaba de que hiciera los ejercicios necesarios para mantener un cuerpo bonito. Aunque la mujer no era desagradable con ella si era fría e impersonal y cumplía a rajatabla las instruc
Cinco años después…Alexander se casaba a finales de mes, había terminado la carrera de medicina, hizo la residencia y estaba estudiando un posgrado para especializarse en cirugía cardiaca. Durante esos años trató por todos los medios de postergar la boda lo más que pudiera, siempre alegando sus estudios. El padre de su prometida, un hombre poderoso del gobierno de Rusia no quería esperar más. Alexander había cumplido los veintiséis años y su prometida tenía veinte años. Fijaron la fecha de la boda, los nuevos esposos vivirían en Londres hasta que él terminara sus estudios, después regresarían a su país. Irina su prometida, era una chica hermosa y muy dulce, pero para Alexander era casi una desconocida, había vivido en Inglaterra desde los once años, lo que había ampliado su modo de pensar, no estaba de acuerdo con los matrimonios arreglados. Sin embargo, para él, su familia era lo más importante y cumpliría la promesa hecha por su padre.Katerina tenía sentimientos encontrados con re
La única alegría en la vida de Katerina era su hija Alexa. Una niña hermosa, feliz, llena de vida y muy inteligente. Desde muy pequeña, Amelia Davies, la instructora de inglés de los niños y ella, se esforzaron en enseñarle el idioma. Alexa absorbía los conocimientos, a pesar de solo tener cinco años, leía en inglés mejor que sus hermanos. Su compañero de juego era su hermano Damien, con quien solo se llevaba un par de meses de diferencia, corrían por los jardines haciendo travesuras y persiguiendo a sus hermanos mayores. Vladimir sonreía indulgente, ante las quejas de sus hermanas de las travesuras que ese par era capaz de hacer.Después de aquella noche en la que Vladimir la pateó, Katerina se volvió un témpano de hielo con su esposo. A pesar de que él intentó ganársela no había modo de que ella pudiera perdonarlo, ni sentir el más mínimo afecto hacia él. Vladimir entendió que las palabras que ella le gritó esa noche era la más absoluta verdad.Katerina nunca podría amarlo.El renco