Seis semanas después de la boda, Katerina jugaba en el jardín persiguiendo al pequeño Konstantin cuando se desmayó. Al despertar estaba en sus habitaciones. Vladimir estaba parado en una esquina mirándola, su expresión era de regocijo, Alexandra y Tatiana estaban sentadas en su cama, sonriendo.―¿Te sientes mejor? ―preguntó Alexandra con su amabilidad acostumbrada.―Estoy bien ¿Qué me sucedió? ―preguntó Katerina desconcertada―Te desmayaste jugando con los niños ―respondió Tatiana.―Nos asustaste, estuviste mucho tiempo inconsciente, llamamos al doctor y dijo que estás embarazada. ¿Cuándo fue tu último período?―Dos semanas antes de la boda ―respondió con timidez.Katerina lanzó una mirada de reojo a su esposo, su cara cubierta de rubor, se sentía avergonzada de tratar este tema delante de todos.―Sí, habrá un nuevo bebé en casa ―afirmó Alexandra con una sonrisa―, los dejaremos solos para que hablen, vámonos Tatiana.Katerina se sentó en la cama, no quiso permanecer acostada delante d
Tres semanas después de su parto ocurrieron dos cosas que vinieron a trastorcar el mundo de Katerina.La primera de ellas fue que Vladimir apareció un día en la casa con un bebé de dos meses y una niñera. Katerina y sus cuñadas estaban en la habitación de Alexa como llamaban a recién nacida cuando él entró con el niño en brazosKaterina palideció, su mirada se volvió feroz.―¡Oh, por Dios! Vladimir ¿cómo pudiste? ―exclamó Alexandra.Tatiana se dirigió a la niñera para quitarle el niño de los brazos.―Por favor, déjennos solos ―Pidió Katerina.Las mujeres se apresuraron a dejar la habitación de Alexa. Katerina miró a su hija dormida. Levantó sus ojos hacía Vladimir que la miraba esperando su respuesta.―Creo que merezco más respeto como tu esposa.―Mi hijo fue concebido antes de nuestra boda y soy un hombre responsable, nunca un hijo mío quedará desamparado.―Entiendo, pero no esperes que esté feliz con esta situación. ¿Qué pasó con la madre?―No tiene instinto maternal, solo desea din
Una semana después.Katerina se vistió con su ropa de hacer deporte y salió de la casa rumbo al gimnasio que había en la propiedad. La edificación queda a unos doscientos metros de la casa principal en lo que antes fueran las caballerizas de la antigua mansión. Por el momento solo saldría a caminar unos veinte minutos porque apenas había trascurrido un mes desde su parto. Cuando le dieron el alta en el hospital después del nacimiento de Alexa. Vladimir le preguntado a su doctora cuando podría su esposa volver a su rutina de ejercicios y esta le respondió que después del tercer mes con ejercicios aeróbicos y las pesas después de los seis meses. Katerina agradeció la deferencia, odiaba que Vladimir le impusiera dos horas diarias de ejercicio para tener el cuerpo que él deseaba. Una entrenadora personal se ocupaba de que hiciera los ejercicios necesarios para mantener un cuerpo bonito. Aunque la mujer no era desagradable con ella si era fría e impersonal y cumplía a rajatabla las instruc
Cinco años después…Alexander se casaba a finales de mes, había terminado la carrera de medicina, hizo la residencia y estaba estudiando un posgrado para especializarse en cirugía cardiaca. Durante esos años trató por todos los medios de postergar la boda lo más que pudiera, siempre alegando sus estudios. El padre de su prometida, un hombre poderoso del gobierno de Rusia no quería esperar más. Alexander había cumplido los veintiséis años y su prometida tenía veinte años. Fijaron la fecha de la boda, los nuevos esposos vivirían en Londres hasta que él terminara sus estudios, después regresarían a su país. Irina su prometida, era una chica hermosa y muy dulce, pero para Alexander era casi una desconocida, había vivido en Inglaterra desde los once años, lo que había ampliado su modo de pensar, no estaba de acuerdo con los matrimonios arreglados. Sin embargo, para él, su familia era lo más importante y cumpliría la promesa hecha por su padre.Katerina tenía sentimientos encontrados con re
La única alegría en la vida de Katerina era su hija Alexa. Una niña hermosa, feliz, llena de vida y muy inteligente. Desde muy pequeña, Amelia Davies, la instructora de inglés de los niños y ella, se esforzaron en enseñarle el idioma. Alexa absorbía los conocimientos, a pesar de solo tener cinco años, leía en inglés mejor que sus hermanos. Su compañero de juego era su hermano Damien, con quien solo se llevaba un par de meses de diferencia, corrían por los jardines haciendo travesuras y persiguiendo a sus hermanos mayores. Vladimir sonreía indulgente, ante las quejas de sus hermanas de las travesuras que ese par era capaz de hacer.Después de aquella noche en la que Vladimir la pateó, Katerina se volvió un témpano de hielo con su esposo. A pesar de que él intentó ganársela no había modo de que ella pudiera perdonarlo, ni sentir el más mínimo afecto hacia él. Vladimir entendió que las palabras que ella le gritó esa noche era la más absoluta verdad.Katerina nunca podría amarlo.El renco
Faltaban un par de meses para que Alexander culminara el post grado de cardiología, cuando su esposa le comunicó que estaba embarazada. Estaba tranquilo de que su hijo naciera en Inglaterra porque tendría mejores cuidados médicos. Pidió a una colega en la que confiaba que atendiera el embarazo y parto de su esposa. Al inicio de la primavera durante las vacaciones de pascua volvieron a Rusia para visitar a la familia. Al ser la única niña entre varios hermanos varones, Irina había sido muy consentida.La madre de Irina estaba encantada con la noticia del embarazo, lamentó que estuviese tan lejos para cuidarla por lo que convenció a su hija para tener al bebé en Rusia donde estaría rodeada de su familia. Irina se comprometió a hablar con Alexander para persuadirlo, alrededor del quinto mes empezó su campaña para convencerlo, tras mucha insistencia y como todo iba normal en su embarazo, él la complació.Al llegar de nuevo a Rusia buscó una ginecóloga que pudiera atender el parto de su e
―Katerina, tengo grandes noticias para ti ―anunció Alexandra ―Vladimir aprobó que seas tú la que crie a Ignati.La noticia arrancó una gran sonrisa a Katerina, que corrió hacia Alexandra para abrazarla.―Gracias, gracias, gracias, Alexandra no sabes lo feliz que me haces.La soltó para tomar al bebé de los brazos de la niñera que entró detrás de su cuñada. Eufórica lo cubrió de besos. ―Por favor, déjanos sola ―pidió Katerina a la niñera.La mujer salió cerrando la puerta al salir.―Ahora dime cuales fueron las condiciones de Vladimir para acceder.―Conoces bien a mi hermano ―dijo su cuñada ―En primer lugar, tienes carta blanca para tomar las decisiones que consideres pertinentes para el cuidado de Ignati siempre y cuando Alexander no se oponga.―¿Eso incluye cambiar de niñera?―Sí, ya le comenté que seguramente solo se confiarías a Olga, debido a la buena experiencia que tuvimos con ella como niñera de Alexa.―Bien.―La segunda condición fue que deberás dejarlo conmigo o con la niñer
La primera fiebre importante de Ignati, sorprendió a Katerina en la madrugada. Olga la llamó preocupada porque el niño estaba muy inquieto y caliente, al tomarlo en brazos se alarmó. Con la mayor rapidez buscó el termómetro de oído y se lo colocó, la temperatura marcaba los cuarenta grados centígrados. Asustada le pidió a Olga que llenara la bañera del bebé con agua tibia, y envió a Fedora a buscar a Alexander, pidiéndole que trajera su maletín. Cuando Alexander llegó a la habitación de su hijo, Katerina estaba con el cabello suelto y en bata bañando al bebé, mojaba su cabecita con agua tibia y pasaba una esponja por todo el cuerpo para refrescarlo. Alexander tomó su temperatura treinta y nueve coma cinco grados, siguieron bañándolo por veinte minutos más, hasta llevar la temperatura a treinta y ocho grados. Alexander le dio un antipirético y procedió a examinarlo, tenía la garganta enrojecida. Llamaron al pediatra de la familia, quien diagnóstico que tenía una amigdalitis, le recetó