Capítulo 68

Las manos de Katerina estaban frías cuando el Vladimir las tomó entre las suyas, la llevó a un lado de la cama, el cubrecama ya estaba corrido mostrando unas sábanas a juego. Su esposo desató su bata, dejándola caer al piso deleitándose en el joven cuerpo de su nueva esposa. Katerina temblaba de los nervios, lo que provocó en Vladimir una leve sonrisa de satisfacción. Subió las manos por sus brazos hasta situarlas en sus hombros, bajó los tiros del camisón lentamente dejando sus pechos al descubierto, poco a poco. La prenda cayó al suelo, sus manos subieron a sus senos, acariciándolos, apretándolos levemente, midiendo su peso.

―Eres más hermosa de lo que pensé, me encantan tus amplias caderas y generosos pechos, eres un delicioso bocado.

Katerina no quería que la mirara, no quería que la tocara, solo quería desaparecer y estar lejos de allí. Aunque su tía le había dicho que era su deber de esposa complacer a su marido, no colaboraría, permanecería inmóvil, en la medida de lo posible
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