Su abuelo la miró con el ceño fruncido y sin siquiera caminar siguió su camino. Gema se lo quedó mirando hasta que se subió al ascensor que ella había dejado abierto.―Pasa, Gema, llegaste temprano ―afirmó Jelena.―¿Qué quería ese hombre? ―preguntó Gema con preocupación―¿Mi padre? ―dijo Jelena rehuyendo su mirada.―Sí, ¿qué demonios quería después de haberte ignorado todos estos años? ―preguntó fijando en su mente las facciones de su “abuelo”.―No quiero hablar de él, estoy preocupada por ti. ¿Qué pasó que tienes los ojos hinchados?Gema abrió la boca para contarle a Jelena, pero no pudo hablar, las lágrimas comenzaron a rodar de nuevo por sus mejillas y llorando abrazó a su tía. Un maullido las separó, estaba aplastando a su nuevo gato.―Algo acaba de maullar en tu bolso.Gema metió la mano y sacó a su nuevo amigo.―Lo encontré esta mañana en la basura, como comprenderás no podía dejarlo allí así que lo traje conmigo ―respondió hipando ―Lo llamé Herbie.―Hola, Herbie ―saludo Jelena
Konstantin no sabía cómo presentarse ante Gema y decirle que la boda había sido cancelada y que no tendría un hijo, que todo había sido una treta de Sophie para atraparlo. Se sentía un tonto por haberle creído, debió de llevarla al médico desde el primer día, pero estaba tan abatido que la dejó salirse con la suya. ¿Acaso pensó que podría engañarlo para siempre? Menos mal que su deseo por ella estaba muerto y que no accedió a tener relaciones si no su paternidad pudo haberse convertido en real. Y por mucho que la odiara por haberlo engañado de esa manera, se hubiese quedado por su hijo. Y por haber sido tan idiota de volverse a acostar con ella.Estaba asustado porque cada vez que pensaba que podía tener una relación con Gema, algo sucedía y la perdía. Necesitaba tener todos los cabos atados antes de volver a ella.Necesitaba un plan.Eran las siete de la tarde cuando tocó la puerta de la casa, le preocupó un poco llegar si anunciarse, pero tenía la esperanza de ser bien recibido o al
Gema estaba aburrida, o quizás impaciente, lo cierto es que sabía que tenía que salir de su casa esa noche porque si no la tentación de ir por Konstantin y darle un tortazo en la cabeza no se le pasaría. La invitación de sus padres de acompañarlos a ver una obra teatral en Picadilly Circus le vino como anillo al dedo, de seguro había sido idea de su madre. Había hablado con ella el día en que se descubrió el engaño de Sophie y todos los días desde entonces. Su mamá la conocía mejor que nadie y sabía que la paciencia no era una de sus virtudes por lo que la invitó a salir. Quedaron en pasar a buscarla a las siete de la tarde. Estaba lista dando vueltas en su apartamento como león enjaulado o mejor dicho como leona, esperando que llegaran sus padres por ella, tenía ganas de meterse entre ambos y dejarse consentir. Por otra parte, había visto la cara de preocupación de su padre toda la semana y quiso salir con ellos para calmarlo.Aún estaba furiosa por los escuetos mensajes de Konstant
Después de la cena, Konstantin llevó a Gema a su apartamento. Habían estado acompañados toda la noche y no habían tenido oportunidad de hablar. En cuanto la puerta se cerró su prometido, que no era su prometido, la abrazó.―Te extrañé muchísimo ―dijo emocionado.―No lo parecía. Te tardaste cuatro días en venir por mí ―refunfuñó Gema.―Pensaba retrasarlo un mes, hasta que la prensa se calmara o estallara otro escándalo que opacara el mío. No quería que fueras acosada por ella, que dijeran de ti que le robaste el novio a otra mujer, pero tu mamá me dijo que ni se me ocurriera hacer eso, que tú no tenías mucha paciencia y me lo harías pagar.―Konstantin, soy fanática de la prensa amarillista, me parece muy divertida y mamá tenía razón, te quedaban tres días de plazo para buscarme, si no lo pagarías.―Ahora lo sé, tu mamá me dijo lo de la prensa, así que me dije que si iban a hablar que fuera a lo grande ―sonrió Konstantin ―. Puedo saber… ¿qué tenías planeado para mí?―¿Viste la película
Cuatro años después…Gema miró fijamente el palito que le diría si sería madre. Mentalmente contaba los segundos, iba por doscientos cuarenta y dos cuando apareció la primera raya y dejó de respirar. Cuando la segunda hizo su aparición para confirmar sus sospechas aspiró profundamente llenando sus pulmones de aire. Estaba feliz, muy feliz, su relación con Konstantinera lo mejor que le había pasado en la vida. Llevaban cuatro años viviendo juntos y se amaban más que el primer día, habían superado el período de enamoramiento y pasado al del amor, de ese que perdura en el tiempo.Solo había una cosa que enturbiaba su felicidad y era que Konstantinhabía dejado de pedirle que se casara con él. Cada año, después de su famosa propuesta en Picadilly Circus, él le había pedido matrimonio. Durante tres años lo había hecho y ella le había dado largas. Ese año se quedó esperando la cuarta pedida dispuesta a darle el sí, pero esta no llegó. El día en que pensaba estar preparada había llegado, ya
La alarma del reloj despertador sacó a Ivanna de un profundo sueño. Su mano se extendió hasta apagar el ruidoso aparato que le perforaba la cabeza, estaba agotada, sin ganas de mover un solo músculo de su cuerpo, se sentía pesada y la cama caliente no ayudó a despertarla. Se arrebujó debajo de su manta y se quedó dormida de nuevo.Una risita acompañada de un beso la despertó de un sueño profundo.Con pesadez levantó sus párpados para mirar los preciosos ojos azules de su hija. Una sonrisa asomó a sus labios.―Buenos días, mami, que lindo es despertar y ver que aún estás aquí.Las palabras de Gema despertaron sus alarmas. Ella no debía estar allí a esa hora, asustada saltó de la cama―Me quedé dormida, ¿qué hora es? ―preguntó a su hija.―Son las siete de la mañana
―¿No puedo quedarme con la señora Petrov? Ella ha cuidado de mí desde que era un bebé, para mí es como mi abuela ―preguntó Gema.Su voz dejó traslucir un dejo de esperanza y puso ojos de cachorro, eso casi siempre funcionaba. La policía la miró con ternura.―Sí, señora, déjela conmigo, yo la cuidaré ―apoyó la señora Petrov ―. Su madre estará más tranquila, ella continuaría en su misma escuela, es un genio. ¿Sabe? Va a un colegio especial.―¿Son familia? ―preguntó implacable la trabajadora social.―No, pero es como si lo fuéramos, porque nos queremos como tal, además yo cuido de Gema e Ivanna cuida de mí.―No es posible, señora Petrov, si fuesen familia la consideraríamos como una opción, pero por su edad no califica como padre temporal, además de que los t
―¡Oh, querida!, todo estará bien, tu mamá mejorará pronto y estarán juntas de nuevo, te buscaré un buen hogar para que te cuiden, verás que el tiempo pasa volando ―exclamó la señora enternecida por la hermosa niña.Gema se acercó y la abrazó. La trabajadora social le dio unas palmaditas de consuelo en la espalda. La niña se separó y le dedicó una sonrisa tierna―Gracias, señora Brown, es usted una persona muy buena y amable ―dijo Gema con adulación ―Queda un poco de jugo de naranja en el refrigerador y tengo sed, ¿puedo tomar un poco? Por favor. No sé si en el hogar al que voy habrá jugo del que me gusta.La mirada triste de la niña le rompió el corazón.―Sí, claro, querida, yo esperaré ―. Así le daría tiempo de calmarse un poco, sí, «podría perder un