Solo tú y yo

Se levantó despacio y fue hasta ella, le abrió los brazos y Helena se acercó con cautela.

—Perdón, mi amor, perdón te asusté —le abrazó con la mano sana y le besó por la coronilla.

—Aquí está lo que pidió, señorita.

—Gracias, ponlo ahí —le señaló la mesa y tomó a Damián de la mano ilesa para llevarlo a sentar, arrastró otra silla frente a él y sacó unas gasas y agua oxigenada, también un frasco con isodine y comenzó a limpiar la herida. El silencio dominaba aquel lugar, solo el suave roce de las gasas sobre la lastimada piel de Damián hacían un ruido apenas perceptible. Se percató de un leve sollozo de parte de Helena y se maldijo a si mismo, él tenía que ser el que cuidara de ella y no quien le causara mas preocupaciones.

Helena terminó de limpiar y puso un par de vendoletes en la zona afectada, luego cubrió con una gasa y le dio un par de vueltas con una venda delgada.

—Listo, igual debe revisarte un doctor para que te mande algo para el dolor y para prevenir una infección.

—Lo s
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