Jason no se separó de Helena en ningún momento. Aunque Prudencia estuviera lejos no confiaba en ella.—¡Señorita Helena! —Le saludó Lulú de manera efusiva y fue a abrazarla, a lo que Helena respondió con el mismo gesto y una enorme sonrisa —¿Cómo está el señor?—Mejor. Va mejorando poco a poco —respondió con gesto serio y buscó cambiar de tema al momento. —Necesito que me pongas al día, pero primero llama a mi oficina a quien se haya encargado del contrato de Marissa —le guiñó un ojo y Lulú sonrió complacida ante lo que evidentemente pretendía hacer su jefa.—Claro que sí, ya me ocupo de todo y enseguida paso a su oficina. Helena caminó con Jason a su lado y él le iba haciendo todo tipo de bromas sobre la acción que iba a tomar sobre Marissa y ella solo le siguió el juego de risas y bromas.A los pocos minutos de que ellos entraron tocaron a la puerta y Helena le dio el acceso.—Buen día, señorita. Me mandó llamar —le dijo con una gentil sonrisa aquel hombre de unos treinta y cinco a
Helena pasó la tarde en aquella habitación con Damián, contestaba las preguntas que él de manera curiosa hacía y las respuestas le generaban más y más inquietudes. —¿Cómo terminamos juntos? —Le preguntó con curiosidad. —Nos conocimos por mera casualidad en Los Ángeles —le dice Helena al recordar aquella noche —esa noche no te di mi número ni nada y luego volvimos a coincidir, pasamos la noche juntos y la siguiente vez que te vi fue aquí, y creí que éramos hermanos.—Pero no lo somos —dijo convencido y Helena agachó la mirada, recordó que solo dijeron que se harían la prueba de ADN y no lo hicieron, la duda seguía latente y peor aún, ahora había un bebé en camino.—Tu madre afirma que sí lo somos —le dijo Helena entre risas nerviosas. —Te aseguro que no —respondió él seguro de sus palabras —no somos hermanos y me gustaría no sabes cuánto, probar tus labios.El corazón de Helena se agitó con violencia al escuchar aquellas palabras. Ella también lo deseaba, era una necesidad de su ser
Tocó la habitación de Jason y él de inmediato abrió, la vio llorando y supo que algo había pasado, así que la recibió en sus brazos y trató de darle un poco de calma. -¿Qué tienes? Algo te hicieron ¿verdad?Helena le dio rienda suelta al llanto y no pudo responder, solo gimoteaba entre los brazos de Jason. Después de unos minutos finalmente habló de lo sucedido. -Pasó justo lo que temía, vinieron esas arpías y Damián las dejará quedarse. -¡Hijo de puta! ¿Nunca sera será capaz de darte tu lugar?-No quiero quedarme a averiguarlo, Jason. Quiero irme, no deseo pasar un día mas en este lugar.-Vámonos entonces. No voy a dejar que amarguen tu embarazo, ahora mas que nunca debes cuidar de este bebé -le cubrió el vientre con sus manos y Helena lo hizo callar de inmediato. -No vuelvas a mencionarlo. Damián no merece saberlo, es incapaz de defender a la madre de su hijo y eso basta para saber que no merece estar en su vida.Marissa escuchaba atentamente del otro lado de la puerta y se llev
Al día siguiente desayunaron pronto y se encaminaron a buscar la dirección que les dio Fernanda. -Está algo retirada del hotel -observó Helena en su GPS -poco más de una hora en auto.Pidieron un uber y luego de un largo y tedioso camino que el tráfico hizo así llegaron.-Deberías dedicarte a cobrar herencias -le dijo Jason en tono de broma y en respuesta recibió un codazo de Helena. -No vengo a eso, lo sabes. Es mas no sé qué diablos hacemos aquí -dijo y se dio la media vuelta para irse de ahí, de pronto se arrepintió de haber ido.-A conocer a tu otra familia -le respondió Jason mientras la tomaba de la mano para evitar que se fuera y con la otra tocaba el timbre -ya estamos aquí, lo peor que puede pasar es que no nos reciban.Una mujer de unos cuarenta años vestida de manera muy conservadora se acercó a la reja, llevaba una falda gris que llegaba un poco más abajo de las rodillas y una camisa blanca de manga larga, encima un chaleco gris, del mismo tono que su falda y el cabello
-Esto es para ti -le dijo su abuelo mientras deslizaba una carpeta sobre el escritorio. -¿Qué es? -Preguntó Helena un tanto intrigada y abrió aquella carpeta para leer los documentos que contenía. -Es lo que les corresponde a ti y a tu madre -le dijo con tranquilidad -es una cuenta a tu nombre de la que puedes disponer ahora mismo si así lo deseas.Eran demasiados ceros, ahí confirmó que la cerveza y el tabaco eran negocio de verdad. -No vine buscando esto -le dijo con rostro serio -ni lo quiero, ni lo necesito. Yo solo quería conocer a mi familia, saber a dónde pertenecía y ya.-Pero es tu derecho -refutó el abuelo.-Espero entiendas que si lo tomo estaría fallándole a mi madre y de paso a mi abuela. No fue un reproche, pero sintió que lo era y solo agachó la mirada ante lo que él creía que era el juicio de su nieta.-¿Qué quieres hacer con ese dinero?-Puedes repartirlo entre mis sobrinos, creo que sería buena idea. -Como tú lo desees, Helena. Yo solo quiero tener en ti lo que
-¡Ahí viene! -Le avisó Helena y él tomó su posición a la vuelta del pasillo.Fernanda vio a Helena entre las demás personas y se encaminó hacia ella, un poco de desilusión se dejó ver en su rostro porque Jason le dijo que no podría ir él a recogerla porque tenía mucho trabajo en el restaurante y se conformó con laidea de que a partir de ese día estarían juntos sin descanso.-¡Bienvenida! -Le dijo y la abrazó con fuerza, ambas estaban contentas de verse nuevamente. -Gracias por venir.-¿Aunque sea yo? -Le preguntó con una sonrisa.-No, me alegra que seas tú ¿Cómo vas? -Le preguntó mientras le acariciaba la pancita, le habían contado apenas la semana anterior y estaba contenta y a la vez se sentía mal de ocultarle algo así a Damián. -Creo que creciendo poco a poquito.-Te vas a ver preciosa cuando esa pancita esté enorme, me dejarás hacerte un body paint ¿cierto?-Por supuesto. Vamos, te ayudo con una -le dijo tomando la asa de la maleta y arrastrándola sobre sus ruedas para avanzar.
Fueron al restaurante por mas cerca y Helena lo llevó a la oficina de arriba, donde aquella vez de la inauguración tuvieron un acalorado encuentro. -He estado antes aquí -le dijo con seguridad -estas paredes, este pasillo me es familiar.Ella guardó silencio y evitó que sus emociones salieran a flote, quería mantenerse firme y no dejarse llevar por todo aquello en ese hombre que la hacía perder la cabeza.-Pasa -le indicó en la puerta y Damián entró ancho de orgullo al notar la manera en que la afectaba su presencia. -Es mi hijo -le dijo en los labios cuando apenas entrar la tomó por la cintura con una mano y la pegó a la pared y con la otra le sostenía la cara con suavidad -no necesito palabras que lo confirmen, lo veo en tus ojos, lo siento en tu respiración agitada, te mueres por mí, igual que yo por ti y alguien que siente esto que proyectas tú, alguien a quien la han poseído en su totalidad como seguramente hice contigo no puede entregarse a nadie mas.Helena no niega, pero lad
-Damián -le habló por el pasillo al no verlo en la cama esa mañana.Avanzó descalza y llegó a la habitación de Alonso y tampoco lo encontró ahí. Bajó las escaleras y en la cocina escuchó una algarabía y fue a ver.-¿Han visto a Damián?-Salió, señora. Llevaba a Alonsito a montar y dijo que le avisáramos que al medio día regresaban, que esté preparada para salir.-¡Vaya con el señor! -Dijo riendo -tengo tiempo entonces para el desayuno.Se sentó con ellos en la cocina y tomó un café y un pan mientras escuchaba los chismes matutinos de los trabajadores.Luego del desayuno fue de vuelta a su recámara, cuando Damián la invitaba a salir era a solas y siempre le dejaba la ropa que quería que usara.Entró al vestidor y encontró la caja negra con listón rojo que siempre le dejaba con las prendas dentro.La abrió y descubrió un vestido rojo de finos tirantes tipo espagueti y ligeramente holgado, unas zapatillas de tiras plateadas y el conjunto de lencería en un color rojo pasión, casi mismo to