Permanecieron en el sitio por un par de horas mas, tiempo en el que no se separó de ella ni un instante mientras recibía invitados y clientes.—Voy a despedirme —le dijo Helena al ver a Jason en la entrada de la cocina solo y revisando unas notas.—Vamos —respondió Damián aún con el pesar de ella, quien no lo disimuló y puso los ojos en blanco en señal de fastidio.—¿Todo bien? —Le preguntó al acercarse con cautela.—Sí, nena, todo muy bien —respondió con una enorme sonrisa —todos se fueron contentos y tenemos bastantes reservas ya para las siguientes semanas.Helena dio saltitos de emoción y lo abrazó con emoción —te lo dije, nos irá de maravilla.—Te creo —respondió Jason sin soltarla de aquel abrazo y con aquella sonrisa hermosa en su rostro.Damián carraspeó para hacerse notar y dio un par de pasos adelante para llegar a Helena y tomarla por la cintura —Es tarde —le dijo y ella se separó de Jason —debemos irnos.—Te presento a Damián —le dijo a Jason y este le tendió la mano pa
Le separó las piernas con algo de violencia y se frotó las manos a la vez que hacía un gesto que denotaba deleite, luego dio una suave palmada en el sexo húmedo y palpitante, lo cual hizo que Helena dejara salir un par de jadeos mas.Hundió su rostro entre sus piernas, dejó que su lengua le enseñara aquella lección que Damián deseaba que aprendiera. Ella elevó un poco las caderas para dejarle mayor acceso y Damián la hizo bajar de nuevo, no sería a su manera, debía entender que esas no eran formas de tratarle y que era preciso que las corrigiera.De igual manera llegó a tocar el cielo y Damián abandonó aquel rincón solo para deshacerse con prisa de su ropa mientras ella aún se retorcía de placer entre jadeos y sábanas blancas, entre sudor y caricias, entre lo placentero y lo prohibido. A pesar de estar disfrutando plenamente de aquel momento, no dejaban de pensar en lo que pasaría al abrir aquella puerta y salir al mundo, ninguno de los dos iba a poder disimular lo que pasaba y sabía
En ese momento vio a través de la ventana y un auto negro se paraba en la acera de enfrente, de él descendió Damián y se paró frente al auto dirigiendo su mirada a la entrada del local.—Y ve, lo invocaste —se quejó ella.—Deja de complicarte —le tomó el rostro entre sus manos y le dejó un suave beso en los labios —y déjate llevar, este beso jamás lo sentirás como uno suyo y eso debe decirte mucho.Helena hizo una mueca en un intento por sonreír, tomo su bolso y salió del lugar, Jason se quedó ahí mirando y sonrió para si mismo cuando la vio llegar hasta donde estaba Damián, este la recibió con un beso de aquellos que no se le dan a cualquiera, vio como posó sus manos en sus caderas y ella en ningún momento le rechazó, los vio decirse algo y luego de una caricia de parte de Damián a ella le abrió la puerta para que subiera al auto y se fueron.—¿Qué quieres hacer? —Le preguntó Damián al subir al auto, quería pasar tiempo con ella antes de volver a la hacienda, quería conocerla.—Ir a
Al llegar la mañana, Damián se levantó temprano y salió a preparar algo para desayunar, tenía los boletos de avión para la tarde y aún no se lo había dicho a Helena.—Buenos días —le saludó al oírla andar por la sala.—Buenos días —respondió sin emoción alguna.—Ven a desayunar —le dijo poniendo el plato con pollo asado frente a ella, sirvió también una taza de café que le ofreció. Se acercó y se sentó frente a él en silencio —el vuelo sale a las cinco, hay que estar a tiempo, ya lo sabes.—¿Perdón? —habló sin entender sus palabras.—Que te apures a comer porque tenemos que irnos.—Damián, ya te dije que tengo cosas que hacer, tú no puedes venir aquí como si nada y pretender gobernar mi vida, no quiero volver.—Si tengo que llevarte a rastras, lo haré, pero tú vuelves conmigo, eso no debes dudarlo, nena.Tal como Damián lo anunció, esa tarde volaron de regreso a México y a la mañana siguiente estaban en la Hacienda otra vez.—Hermana —le saludó Benjamín con un efusivo abrazo al verla
Helena fue a su habitación y dio un portazo apenas estar dentro, se comenzó a desvestir de manera violenta y lanzó cada prenda con rabia al suelo, un fuerte coraje la consumía por dentro, a la vez que ella misma se decía que debía tranquilizarse, pero es que le molestó demasiado ver a la mujer esa ahí y con tal descaro decir que es la novia de Damián, se fue para no echarla fuera arrastrada del cabello. Se conocía tan bien y sabía que era muy capaz de hacerlo, lo que no sabía era el motivo de sus pensamientos y esos arranques de rabia, o mas bien sí lo sabía, simplemente le costaba admitirlo. Se metió a la ducha y se dio un baño minucioso, sentía que traía tierra hasta en las pestañas y luego de rato salió y se puso una pijama de satín, no pensaba salir mas. Estaba cepillando su cabello cuando tocaron la puerta.—Señorita Helena, el joven Benjamín manda avisar que ya se va a servir la cena.—Gracias, dile que estoy un poco indispuesta y que cenaré aquí.—Sí señorita, enseguida le subo
Aquel frenesí se vio interrumpido por la repentina y sorpresiva presencia del menor de los hermanos, que ante aquella escena quedó boquiabierto. —Se toca antes de entrar —le reprochó Damián de manera socarrona, restando importancia al acto en si y Benjamín terminó de pasar y cerró la puerta a sus espaldas. —¿Qué demonios es esto, Damián? —Le cuestionó con confusión y enfado, para él era mas que evidente lo que estaba sucediendo, pero pensó que quizá se equivocó o estaría dando una interpretación errónea a aquello frente a sus ojos.Helena con nerviosismo se plantó frente a Benjamín y lo miró con ojos de súplica mientras intentaba explicarle lo ocurrido.—Helena, basta —le indicó Damián con autoridad —yo hablaré con él, pero no aquí —se dirigió a Benjamín y le indicó con la mano extendida para que salieran —ahora vuelvo, nena —le dijo a Helena a manera de explicación y le dejó un beso en los labios antes de salir tras su hermano.Damián abrió la puerta de su habitación y lo invitó a
Mientras tanto en la Hacienda había un alboroto en la habitación de Damián. —¿Dónde estabas? Nos tenías preocupadas —le reprendió con molestia su madre, quien era la mas interesada en saber dónde había pasado la noche. —Dormido ¿dónde iba a estar?—Eso no responde a mi pregunta, Damián ¿Dónde pasaste la noche? —Exigió molesta.—En una de las habitaciones del otro lado, mamá, ya que tú tuviste a bien instalar a Marissa en mi recámara sin siquiera consultarme.—No recuerdo que te molestara mi presencia —admitió con un pesar fingido buscando solo ser la víctima a los ojos de Damián. —No me molesta, Marissa —le respondió con una sonrisa apenas superficial, su relación terminó sin escándalos y de buena manera, tenían hasta cierto punto una buena relación, pero de eso a que se instalara en su casa había un mundo de diferencia —es solo que no somos pareja ya y no es correcto que duermas aquí, hay mucho espacio y si es porque mi habitación en especial te gusta pues no hay problema, te la c
Le gustaba esa actitud suya, así que no refutó nada y fue a su escritorio para comenzar a revisar mientras Damián se quedó para hacer unas llamadas y sin darse cuenta ya eran las tres de la tarde y estaba sin comer.—Pensé que te habías ido, tuve que salir a una reunión con el secretario de turismo y te vi tan concentrada que no quise molestarte, regreso y me dicen que sigues aquí. —Ven, quiero mostrarte algo —le dijo, ignorando por completo el comentario que hizo Damián. Se acercó hasta ella y le mostró las carpetas con varias notitas en algunas hojas, tenían escritas fechas y cantidades.—¿Qué es?—Los informes mensuales, son los últimos seis meses.—Ajá —dijo Damián como indicando que siguiera. —Me pediste que revisara esta área, lo hago y encuentro errores que parecen otra cosa —le explica con calma —mira, por ejemplo aquí —le señala con su dedo índice en la primer carpeta —hay un gasto que no está comprobado, es la primera quincena y hay perdida una factura de cerca de doscien