Los días pasaron más rápido de lo que Helena pensaba, ya tenía su identificación oficial en sus manos, el resultado del ADN, el documento que le daba la naturalización como mexicana, pasaporte, incluso su clave de nacimiento. No faltaba nada. Ese último día en la Ciudad de México fueron de compras, Fer le dijo que en Tuxtla el clima era un poco mas caluroso y que debido a que estaría allá por un tiempo sería conveniente que usara ropa más casual.—¿Sabes montar? —Le preguntó su nueva amiga.—Sí, vivimos un tiempo en un rancho ganadero y aprendí a hacerlo, tenía como siete cuando me subí por primera vez a un caballo.—Que padre, te encantará la Hacienda entonces, hay un montón de caballos y puedes salir a montar por todo el monte, no terminas jamás de recorrerlo.—¿Tan grande es? —Preguntó Helena con asombro.—¿Y entonces? Por algo Prudencia no dejó que te encontraran.Helena hizo solo una mueca como si comprendiera.Entraron a varias tiendas y optó por blusas ligeras, tipo top y maxi
La examinaba de arriba a abajo, la rodeó en repetidas ocasiones buscando algo malo en ella y lo único que encontró fue una mujer igual de arrogante que ella.—Dime cuánto quieres por largarte de aquí. Helena soltó una carcajada y miró a la vieja con desdén, ya veía que todo lo que Carlos y Fer le contaron era verdad, esa mujer era la bruja del cuento.—No vengo por eso, vine en busca de la verdad. Vine a cumplir la voluntad de mi padre, aquel que tú me arrebataste sin derecho.—Mi hijo estaba ciego, no entendía que tu madre no le convenía, que debía poner sus ojos en alguien de su nivel, no una simple campesina.—Es la primera y última vez que te diré esto, a mi madre la respetas o si no haré que la respetes, tú ni con todo tu dinero podrás compararte con ella. Y bueno, que ahora una simple campesina es la dueña de esto, y tú solo eres una arrimada.Prudencia levantó el bastón enérgicamente para golpear a Helena, pensó que haría lo mismo que una vez hizo con Margarita, solo que Helen
Al día siguiente se puso en camino a Tuxtla, necesitaba su teléfono y hablar con su amigo. —¿Me estás jodiendo? ¿Cómo crees que el mexicano de aquella noche es tu hermano? —Preguntó Jason con un asombro que casi parecía mas bien escandalizado. —Lo es, no jugaría con algo tan delicado. —Y entonces ¿Qué harás? ¿Cómo estarás con él sin follartelo de nuevo? —Jason, no hay pérdida. Anoche entré a mi recámara y me besó, me tomó por sorpresa y me asustó al punto que lancé mi teléfono, estuvimos a punto de hacerlo de nuevo, pero por fortuna la cordura ganó. —Vaya, esto es delicado, sabiendo ya de su lazo familiar y te besa y se insinúa de esa manera, debes ponerle un límite claro.—Lo se —respiró frustrada, se moría de ganas por repetirlo y esa culpa la estaba matando, no era sano una relación entre hermanos, aunque eventualmente solo medios hermanos. —¿Regresarás? —No lo se, no puedo mandar todo al diablo e irme, debo estar un año y además irme sería doblegarme ante Prudencia y eso no
Helena se enfureció al escuchar eso, no respondió nada, pero hizo que el caballo se parara de manos haciendo caer a Damián, quien por fortuna cayó de pie pero enojado le reclamó. —¡¿Estás loca o qué demonios te pasa?! ¡Pudiste matarme!Helena le dio la vuelta al caballo y con porte y altivez lo miró para abajo, como menospreciando su existencia —Pude, pero no quise y no porque no me dieras motivos, sino porque no soy tan baja como ustedes. Me doy cuenta que eres un patán, un imbécil con todas sus letras y no se en qué concepto me tienes y francamente no me importa, solo una cosa te diré Damián, no te metas conmigo porque te va a pesar.Se dio vuelta y echó a galopar al caballo, le soltó toda la rienda y Damián se quedó ahí parado gritándole que volviera, fue en vano porque no se detuvo ni por un momento. Mientras tanto, Helena rompió en llanto por las palabras de su hermano, tan mal pensaba de ella que quizá su estancia ahí sería un infierno, de los tres solo Benjamín la aceptaba y
Luego de un par de días ya Damián estaba bien de su pie y quiso reunirse con sus hermanos para discutir asuntos del manejo de la empresa y demás cosas que habían cambiado tras la muerte de su padre.Santiago solo requirió de reposo y antiinflamatorios, no fue nada grave el golpe y aunque Helena quiso visitarlo y saber como estaba, este fue muy grosero con ella y le impidió que entrara a su habitación y solo por el menor de sus hermanos, Benjamín, fue que supo que solo estaba exagerando para hacerla sentir mal.Para ir a la empresa, Helena fue acompañada por Benjamín, ya que desconocía las instalaciones y no quería llegar tarde. Apenas llegar y todo mundo murmuraba sobre la recién aparecida, por lo que su hermano tuvo que callar las voces presentándola como la nueva heredera y por tanto, jefa directa de todos los presentes.—El mismo trato que se nos ha dado a mis hermanos y a mi, es lo que pido para nuestra hermana, ella desde hoy estará al frente de esta empresa junto con Damián ,
Helena se dio la vuelta para irse de aquel lugar y Damián fue rápido al detenerla poniendo su mano al rededor de su cintura y atraerla hacia él, la espalda de ella estaba pegada al pecho de Damián que saltaba de emoción en sus adentros, por fin estaban a solas y lejos de terceras personas.—No te vayas —le susurró al oído y Helena se estremeció al sentir su aliento tan cerca —déjame estar un momento mas así. —No debemos, lo sabes.—Me importa poco si debemos o no, lo deseamos ¿o no? —Helena guardó silencio y por un instante se escuchaba solo su respiración agitada y la noche envolviendo aquellos cuerpos. Damián desplazó poco a poco su mano derecha hacia arriba y le regaló unas caricias a sus senos que se alzaban de manera gloriosa encima de aquel cuerpo perfecto y curvilíneo en una exquisita proporción —Solo dime que no y te podrás ir, pero tu cuerpo me está dando la respuesta, está respondiendo a cada uno de mis estímulos, tu piel se eriza ante mi respiración, tu aliento es entre
Helena se quedó pensativa y entre tanto pasó por su cabeza que eso sería bueno, irse unos días y dejar que la calma volviera, tenía el pretexto perfecto para irse. —Tomaré esa salida —le comunicó —en L.A. tengo un negocio en sociedad con un amigo y creo que ir a ocuparme de eso será bueno. —Adelante, pero no dejes de avisar cómo estás. —Claro, gracias Fer. Nos vemos pronto —se acercó para despedirse con un efusivo abrazo que Fer correspondió dudosa. —¿Te vas ahora? —Preguntó sin creerlo. —Sí, ahora busco un vuelo y creo que de Cancún me sale mas cerca. —Estás muy loca. Ve con cuidado ¿Si? —Gracias, muchas gracias en verdad. Por suerte encontró un vuelo para el siguiente día a las diez de la mañana, hacía escala en la Ciudad de México pero no importaba, pagó un hotel para de ahí salir y a la tarde siguiente ya estaba comiendo con Jason en un restaurante cercano a su casa. Lo puso al día de su situación y le pidió no hablar mas de eso, por lo que se centraron en el trabajo.
Damián le tomó el rostro con una mano y pegó su boca lo más que pudo a la de ella, apenas rosando los labios de una manera tan sensual y provocativa que Helena se sintió incapaz de resistir y se agarró con fuerza al saco de Damián, su respiración era errática y pesada, moría porque aquel hombre dejara ir su boca contra la de ella y más, lo que resultara en ese momento y ella deseaba dar ese paso, pero fue más grande el miedo que el propio deseo. El beso llegó, ardiente, posesivo, demandante y liberador, pero por parte de Damián que fue el que no pudo resistir más la tortura de tenerla lejos de su piel y de sus labios.—Todo lo que tenga que ver contigo es mi asunto —le dijo retirándose un poco de sus labios, pero manteniendo la frente pegada a la suya —y no quiero pensar que las cosas que tenías que hacer sean precisamente venir con ese tipo que estabas.—Damián … por favor… —le pidió casi en una súplica y ni siquiera sabía qué era lo que deseaba pedirle, no tenía claridad de nada en