Marianne POV Me detuve cuando vi a Edgard. Estaba para comérselo con su chaqueta de cuero y sus vaqueros ceñidos. Su cabello estaba cubierto por un gorro negro, que en comparación hacia que su piel pareciese blanca como la nieve. Debía de haberme oído porque volvió su rostro en mi dirección y sonrió. ¿Por qué me había comportado de aquella manera el otro día? Le amaba sin que importase nada más. Era perfecto como era. No tenía que cambiar, por mí o por cualquier otra persona. —¡Mira quien parece preparada para una tormenta de nieve!—Se burló Carl. Me sonrojé y agaché la cabeza.—Creo que estas adorable, querida.—Me alentó. —Gracias.—Dije con una risita. Caminé hacia Edgard y le tomé del brazo. —El taxi debería estar aquí de un momento a otro.—Se inclinó y suavemente me besó en la mejilla. Me ofrecí a conducir si los padres de Edgard me dejaban prestado un coche pero él llevaba razón cuando me dijo que yo no sabía dónde estaba nada y que él no sería de mucha ayuda. Tenía razón. Si
Marianne POVLa banda salió al escenario poco después y comenzó a tocar. Empezaron con una de sus canciones más populares.— Hay otro mundo dentro de mí que tú nunca veras. Hay secretos en esta vida que no puedo ocultar. En algún lugar de esta oscuridad hay una luz que no puedo encontrar. Quizá se halla demasiado lejos, tal vez simplemente estoy ciego… tal vez simplemente estoy ciego. Por lo tanto, abrázame cuando esté allí, simplemente ayúdame cuando esté mal, abrázame cuando esté asustado y ámame cuando me marche. Además seré quien querías que fuese. Nunca te decepcionaré, incluso si puedo dejarlo todo si es por tu bien. Así que abrázame cuando este allí. Simplemente ayúdame cuando esté mal. Puedes abrazarme cuando este asustado. No estarás allí para siempre así que ámame cuando me marche.Me moví incómoda en la silla, mordiéndome los labios. La expresión de Edgard era similar. Suspiró y agachó la cabeza, pasó los dedos por su sedoso y largo cabello. Su boca era una línea dura.Reso
Edgard POVNo quería tener esa discusión, jamás, pero cuando la canción comenzó a sonar y oí la letra gemí interiormente. Me tragué mi orgullo y decidí que era ahora o nunca. La levanté y la puse sobre mi regazo, probablemente mas cera de lo que debería haberla puesto. Tenía que escucharlo y tenía que escucharlo ahora.Echó abajo cada uno de mis argumentos, alejando mis preocupaciones, pero había una con la que no podría con facilidad.—¿Me seguirás amando si no lo hago?—No pude parar las lágrimas que salían de mis ojos inútiles.—¡Oh, Edgard! Por supuesto que sí. Te amaré pase lo que pase. Desearía… desearía que pudieses ver cuánto te quiero pero si no haré que lo sientas.— Y cuando noté sus manos sobre mis mejillas y sus labios en los míos me volqué en ella y en mis lágrimas.Ellas bajaron por mis mejillas rápido y con fuerza. La atraje lo más cerca posible para poder saborearla. Necesitaba sentir su amor y que ella sintiese el mío. Necesitaba sentir cada parte de ella.—Te quiero. M
Marianne POVMe desperté de repente. La habitación estaba a oscuras y yo desnuda. Me llevó un minuto recordar donde me encontraba y lo que había pasado. Sonreí para mí y miré a ver si Edgard estaba en la cama conmigo. Hice una mueca cuando vi que no era así. Aparté la sabana y rodé para salir de la cama.—¿Edgard?—Pregunté tranquilamente.No respondió y comencé a preocuparme.—Edgard ¿Dónde estás?—Dije un poco más alto.Edgard me agarró desde atrás y chillé. Me volví entre sus brazos y le di un manotazo en el hombro.—¿Qué?—Dijo alargando la palabra.—¡Me has dado un susto de la hostia!—Le pegué de nuevo mientras se reía.—Oh, lo siento. No quería acercarme a ti sigilosamente, de verdad.—Agachó la cabeza inocentemente y se mordió el labio.—Sí que querías.—Dije haciendo un puchero. No iba a dejar que se escapase tan fácilmente.—¡Vale… quizás un poco! Pero, para ser justos, es demasiado fácil.—Pasó los dedos por mi cara para ver cuán enfadada estaba. Hice que mi labio inferior sobresali
Marianne POV—Y, yo a ti.—Dije pasando los dedos por su mejilla. Se inclinó hacia la palma de mi mano y la besó con suavidad.La ducha fue larga y agradable. No me sorprendería que hubiésemos utilizado todo el agua caliente del hotel. Casi me había vuelto una pasa cuando salimos. Nos vestimos con la ropa de la noche anterior.—Marianne, ángel ¿Quieres venir a Navy Pier conmigo?—Me preguntó mientras me ayudaba a ponerme la chaqueta.—¿Qué es Navy Pier?—No sé si lo sabías pero hay una noria. Por lo visto, no puedes perdértelo. Eso es el Navy Pier?Se puso las gafas por primera vez en catorce horas. Suspiré tristemente pero me incliné para besar sus labios.—Suena divertido.—Intenté decir a la ligera.****Edgard POV—¿Qué va mal?—Las gafas. Echaré de menos mirarte a los ojos.—Admitió suavemente.Suspiré para mí y me las quité, guardando las gafas en el bolsillo.—¿Mejor?—No quiero que este incomodo por mí.—No quiero que estés triste por mí.—Contrarresté.Sacó las gafas de mi bolsillo
Edgard POV—Se siente muy bien. No es nada en comparación con tu piel desnuda…—Sonreí burlonamente y bajé mi boca a la suya.—Pero, bastará, por ahora.—La besé con suavidad.—Edgard ¿Estas tratando de seducirme?—Bromeó.—Siempre.—Le seguí el juego mientras le hacía cosquillas. Se rió tontamente y se meneó en mis brazos.—Vamos, vayamos a comer.—Dijo llevándome a la cocina, tratando de distraerme de mi divertido asalto.—¿Qué quieres que haga?—Preguntó dulcemente.—No tienes por qué cocinar, podemos encargar algo.—Todavía era temprano, sobre las seis. Quizás tardásemos en conseguir algo de comida pero no me importaba demasiado.—¡No! Me mimas mucho. A demás, pensaba que te gustaba mi forma de cocinar.—Por supuesto que sí.—Reí entre dientes. Yo la había llevado a cenar fuera los dos días anteriores. No creo que le gustase mucho que me gastase mi dinero en ella. Pero ella tenía su propia forma de mimarme, lo aceptaba. Me encantaba como cocinaba.Abrió la puerta de la nevera con un suave p
Edgard POVYo estaba entre sus piernas totalmente asombrado por lo que acababa de hacer y lo que ella decía. Supongo que en cierto modo tenía razón, pero yo no podía hacerme cargo de todo. Sin embargo, me gustaría. Aunque lo que acababa de pasar me hacía sentir bien.Me alegró de que no sucediese nada más durante la cena. Marianne siempre conseguía sorprenderme con sus deliciosas comidas. El olor ya era suficiente para hacerme la boca agua.—Entonces ¿Viste lo que mi madre nos ha dejado?—Pregunté cuando terminamos de cenar.—No. ¿Por qué?—Preguntó confundida.Sonreí y fui a la nevera. Sabía perfectamente lo que nos había dejado. Ella quería que esta noche fuese especial para nosotros y ya que no íbamos a salir no tenía inconveniente en que bebiésemos en casa. Lo había comprado especialmente para nosotros.—¡Oh dios mío! ¿Dom Perignon? ¿Sabes lo caro que es?—Soltó y oí como se tapaba la boca con la mano provocando un débil pop.Reí entre dientes.—Marianne… sinceramente querida, relájat
Marianne POV Él sonrió alegremente por el beso pero se aclaró la garganta y comenzó a pasar los dedos por los puntos en relieve.—¿Os amo? Déjame enumerar las formas…—Prácticamente me derretí con el sonido de su voz, cada vez estaba más perdida y más cómoda. El dolor de mi estómago desapareció cuando me centré en él y en su voz aterciopelada. Cerré los ojos y me empapé de ella.Cuando aterrizamos de dio la impresión de que el vuelo había sido demasiado corto. Sinceramente, no quería moverme de mi cómodo sitio, pero sabía que debía hacerlo. Cuando salimos de la estación había un gran coche negro esperando para llevarnos a casa.Debía de estar lista para llegar, pero no lo estaba. Aunque había echado de menos a mis amigos.Cuando llegamos la camioneta de Jason estaba allí. Sonreí cuando pensé en enseñarle a Amanda toda mi ropa nueva. Sabía que el encantaría.Tanto Edgard como yo cogimos un par de maletas, junto con su nueva guitarra que se la echó al hombro. Anduvimos por el corto cami